lunes, 4 de febrero de 2013

Carta al político íntegro.




Estimado señor político honrado y, previsiblemente, amigo:

Permítame que me dirija a usted desde este medio, pues no sé muy bien donde vive, donde está y como hacerle llagar este carta. Aunque estoy convencido de que usted existe, a pesar de todo lo que se dice, del alejamiento del pueblo de la clase política, de su mala fama y el sin fin de vilezas que han cometido, y siguen cometiendo, sus colegas. Creo sinceramente que usted ha de encontrarse en algún lugar de este país. Seguro que su vocación es de servicio a la ciudadanía, su motivación la justicia social y su deseo ejercer por delegación la soberanía popular. Quiero pensar que es usted un adalid de la democracia que tanto nos costó traer a los de nuestra generación, aunque con las limitaciones de aquel parto forzado, en un pacto de conveniencia, que permitió salir de rositas a los adeptos al viejo régimen y facultó a sus hijos ideológicos para ocupar la derecha política del país, bajo el lema “pelillos a la mar” y todo queda igual, incluso los muertos en sus cunetas.

Claro que como no sé dónde está, me voy a permitir pedirle algunas cosillas de poca monta con la esperanza e ilusión, espero que no ilusa, de conseguir que me lea. Yo sé que es difícil, para los que se han acomodado en la poltrona, hacer saltar su conciencia acomodaticia para defender la democracia y la decencia del político, pues han pervertido el oficio hasta desprenderlo de la dignidad sublime de tan bella profesión, que le debería convertir en paladín de la justicia social y en el defensor a ultranza de los derechos de la ciudadanía en un sistema democrático moderno.

Pues bien, me gustaría, si no le es mucha molestia, que diera usted la cara, que se convirtiera en defensor de la honorabilidad de su clase política, que denunciara y recriminara los atropellos que se dan por parte de sus colegas, la corrupción, la insidia, la falsedad y la engañifa que nos presentan sus camaradas, que luchara para apartar de la actividad política a las manzanas podridas que acabarán pudriendo todo el cesto. Nosotros estamos desarmados y nuestro voto, que es el arma y el poder que le damos a usted para que nos represente, no vale nada si no es bien usado en defensa de quien lo emite, del pueblo soberano.  A usted se le eligió para legislar y, a través de ello, conseguir que la justicia imperara. También se le otorgó poder para gestionar la cosa pública. Dedíquese a ello, a reclamar que se cumplan esas leyes, que sean efectivas y no burladas por los espabilados de las altas esferas y sufridas, inexorablemente, sin paliativo alguno, por las clases trabajadoras. Haga una ley justa, en beneficios de la comunidad en general y no de unos cuantos. Emplee el sentido común, la lógica más simple para ver con claridad el eje principal de las cosas.

El Estado está para servir al ciudadano desde la implicación de este, y todos sus miembros, en su desarrollo y actuación. Usted, como gestor del mismo es el responsable de que la ciudadanía se encuentre a gusto en ese marco. No me venga luego diciendo que algunos se quieren ir y renunciar a la españolidad, cuando ustedes van sembrando el desafecto. Esta especie de disociación entre la ciudadanía y sus representantes solo puede llevar al caos, al descontento y a la muerte paulatina del sistema democrático, al no alimentarlo desde la confianza entre el representante y el representado, así como a la desmembración de un Estado donde reina el descontento. Créame, la mayoría de la ciudadanía está convencida de que su clase política está repleta de mediocridades apoltronadas y de espabilados que practican el nepotismo y el abuso de poder en beneficio propio, carentes de ideales y de compromiso social.

Por tanto, me atrevo a solicitarle estas diez cosillas, que:
1.     Dé la cara e identifíquese como político honrado. Porque usted existe… ¿verdad? Queremos verlo y conocerlo.
2.     Denuncie y luche contra los corruptos, especialmente sin son de su propio partido.
3.     Alíese con el pueblo pisoteado y maltratado.
4.     Condene los abusos del dinero, la banca y la especulación financiera.
5.     Evidencie la tramoya, maquinación, tejemaneje y componenda que estamos observando.
6.     Luche por limpiar la imagen del ejercicio político y de la democracia real.
7.     Dé ejemplo de honradez, de sentido común, con su intachable proceder y su mente abierta.
8.     Sea digno de nuestra confianza para poder creer en algo que sustente el sistema democrático y sentirnos representados.
9.     No nos engañe con la retórica cínica que nos trata como a niños y díganos la verdad para que podamos entender sus actos y corresponsabilizarnos.
10.                       Deje la mediocridad y abrace el idealismo humanista que le haga un verdadero líder que aglutine los intereses de la ciudadanía. Sea el adalid de la justicia y la democracia real.

Ya sabe, o ellos o nosotros. Pueden ser los dos, ¿por qué no? Pero siempre el Estado al servicio de la ciudadanía, el ser humano antes que el dinero. No sé si seré incauto cuando espero de usted tantas cosas que entiendo son su verdadera función... Mi fe en la política merece ser rescatada, porque la política es necesaria e inevitable, pero solo la buena política crea adeptos, ciudadanos ejemplares y solidarios, convencidos de que los problemas se resuelven entre todos, codo con codo, cuando hay justicia y compromiso social. Señor político honrado, si existe, SALGA DE SU ESCONDRIJO…


13 comentarios:

auroalas@hotmail.com dijo...

Muy bueno Antonio, yo también quiero pensar que existen personas honradas que participan en la sociedad con principios democráticos. En estos momentos supongo que estarán como tantas otras personas "impactadas" con tantos retrocesos sociales, recortes económicos y desmanes contra los más débiles. Yo creo profundamente en la democracia así que no tenemos otra que renovarnos, buscar a gente honrada y comprometida que trabaje por los demás y apoyarles. Hay gente honrada, existen, tienen que hacerse visibles, ... tendrán nuestro apoyo. ¿quién, cómo, ... cuándo?
Mientras... y durante ... nos queda la poesía.
Un fuerte abrazo, Aurora

Myriam dijo...

Ahí donde quiera que él esté, deseo Antonio, que te escuche y ponga en práctica tus peticiones.

Besos

Prudencio dijo...

Los buenos políticos, seguro que los hay, no deben esperar más y salir a la palestra pública a ejercer de representantes de los electores.
Que tengan coraje y desesmascaren a los aprovechados del puesto
La política lo impregna todo. Los necesitamos. Las instituciones los necesitan.
Bien gobernados los paises dan grandes pasos de progresos.
No tarden. Hay 6 millones de parados.
Amigo Antonio, si estos no saben como empezar basta con que lean tu artículo.
Un abrazo.

Cayetano dijo...

Por muy honrado que fuese -y me consta que los hay- no sería político al uso si hiciera eso, porque deben estricta obediencia a su partido. Ese es el problema. Aunque soy de los que piensan que la única manera digna de sacar a este país del atolladero es si en coalición o bajo la forma de concentración nacional, se uniesen todos los políticos honrados con un programa mínimo donde el primer objetivo es ofrecer a los ciudadanos una gestión limpia y transparente. Ya habría tiempo después para los matices ideológicos.
Un saludo.

Jesús Herrera Peña dijo...

Antonio, yo creo que conozco a ese político desconocido al que te diriges con este escrito.
Creo que eres tú mismo (y no no eres tú, se te parece mucho, ¡mucho!).

Gracias y saludos,

RGAlmazán dijo...

Haberlos haylos, y te puedo decir que conozco algunos, pero es verdad que son pocos de ellos los que llegan a poder --casi ninguno--, quizá por aquello intrínsecamente negativo que tiene el poder y que convierte a la mayoría de ellos en una casta independiente de quienes le han erigido.
Salud y República

Modesto Reina dijo...

Amigo Antonio, claro que existe el político al que aludes ,y afortunadamente más de los que creemos. Pero sabes que la disciplina del partido, no sólo los aborega sino que terminan fuera o sin voz de la política.Es lastimoso e impensable en nuestros tiempos lo que está pasando. Sigo con los pies en la tierra pensando y luchando en que la situación se arreglará,y cada vez queda menos, ya sabemos que la codicia, el ansia de poder y la stulticia de estos elementos que pasan como bien dices tu del humanismo, no tiene límites.Pienso, que el cerebro y consecuentemente las actuaciones de su funcionamiento individualmente, tendran una contra partida y funcionamiento a nivel global, humano y natural en cuanto a la tierra/naturaleza se refiere; y creo que este pensamiento global tiene sus ciclos. Ya estamos más cerca de la catarsis, por resumirlo de alguna manera que ponga cada situación y proceso es su sitio. Yo creo que nosotros avistaremos el principio.
Un abrazo amigo.

elsillóndepapá dijo...

Me sumo a la carta de ruego, y con tu permiso, me gustaría firmarla con todo mi apoyo, y si algún día, veo, conozco o me entero dónde hay uno pues te mando la dirección. Un abrazo

Abuela Ciber dijo...

Sabes Antonio?? conozco un politico asi, pero es lamentable que nadie lo tenga en cuenta, en su propia colectividad su ascenso siempre es lentisimo.

En realidad la clase politica sin importar cual sea el partido o color, necesita de la POCA HONESTIDAD

Cariños

Abuela Ciber dijo...

Ah y si sos ladron y asesino a mayor cargos ascenderás.

Antonio dijo...

Gracias, amigos y amigas, no tengo mucho que decir a vuestros comentarios, solo agradeceros las aportaciones y el saber que compartimos, la inmensa mayoría, la idea de que la política debe ser necesariamente honrada.
Un abrazp

Chelo Buriz dijo...

Gracias Antonio, estas muy acertado en tú petición .... si existen....y menos mal....
un abrazooooooo

Chelo Buriz dijo...

Gracias Antonio...como siempre estas muy acertado.....
si hay politicos honrrados ..yo conozco algunos.....por suerte todavia quedan personas que entienden lo qu es servir a los demás....
Un abrazooooo
chelo

Me embarga el estupor ante los hechos

  Opinión | TRIBUNA Antonio Porras Cabrera Profesor jubilado de la UMA Publicado en La Opinión de Málaga el 10 FEB 2024 7:00  ======...