Hace
unos días que quiero escribir algo sobre las importantes elecciones que se han
producido en la vecina Francia. Importantes porque ya sabemos como funciona ese
invento de la UE. Nos hemos sometidos a su dictado económico, a su moneda única
y a sus consecuencias. Hemos perdido democracia, se nos ha arrebatado la
posibilidad de decidir sobre nuestra economía y quedamos al amparo de las
decisiones de otros más poderosos. Europa no es como pudiera parecer una
hermandad de comunión de intereses, sino un ente donde domina el acaudalado y
doblega al otro a base de poder económico. Los alemanes eligen a su gobierno,
pero nosotros no podemos opinar, aunque, luego, eso gobierno nos gobierne a
nosotros también de una u otra forma. El poder alemán lo gestiona la señora
Merkel, apellido que suena a mercado, aunque no lo signifique en alemán, y nos
andan sometiendo a los dictados del mismo.
No
nos engañemos. Ya sabemos por donde van los tiros y las posibilidades mínimas
que se tienen, para reconducir la situación, si no hay una verdadera oposición
a la política neoliberal que sustenta esta señora, poco adepta a los pepinos
españoles. En el fondo estamos atrapados en una situación de difícil salida no
traumática. Bajo mi punto de vista, sin romper el sistema, hay dos salidas bien
diferenciadas basadas en el tratamiento del sistema capitalista y de mercado:
La neoliberal fundamentada en el liberalismo económico, dejar hacer (laissez
faire) de Adams Smiht (Ver) y
Milton Friedman (ver), que
lo cimientan todo en el mercado, sometiendo a la propia política a sus reglas,
con lo que dejan fuera de juego la verdadera democracia, en tanto las
decisiones del mercado están por encima de las decisiones políticas y el Estado
solo debería velar por dejar libertad y facilitar las normas para que dicho
mercado actuara a sus anchas en una libre competencia de dudosa moralidad. Para
ello, el Estado ha de ser mínimo, sin competencias en la gestión de recursos, dejando
esa actividad a los mercados y las empresas que los conforman.
Por
otro lado esta la política económica del modelo keynesiano - Keynne (Ver) – que entiende a los
Estados como motores y reguladores de la economía. Si un Estado invierte en
producir algo, ese algo genera el recurso económico que costó producir ese
elemento, lo que hace la circulación del dinero que soportó el gasto para producirlo.
La justificación económica para actuar
de esta manera, parte sobre todo, del efecto multiplicador que se produce ante
un incremento en la demanda agregada. Por tanto, como decía, el Estado asume el
papel de motor de la economía mediante un proceso de inversión productiva que,
valorando el coste de oportunidad, permite un mayor crecimiento del patrimonio
público a la vez que, al calentar la economía, arrastra la actividad privada y
dinamiza las inversiones. Para ello es lógico un control de los recursos
financieros y su reorientación a la financiación de proyectos productivos
eficientes. La deuda pública, siendo importante, es un instrumento de
crecimiento que genera recursos económicos a medio plazo, y que la amortizan
por una mayor actividad económica y de crecimiento. El Estado, así, crece en
infraestructuras y patrimonio, hasta implicarse más en la actividad de
servicios que cumplimenten los derechos constitucionales y faciliten el
desarrollo del país.
Pero
si el Estado somos todos y lo gestionamos a través del voto, con mayor o menor
acierto en la elección de los gobernantes, nuestro interés debería estar en
tener un Estado fuerte, poderoso, controlador de los recursos básicos, capaz de
redistribuir las plusvalías y ganancias que se generaran a través de la
actividad económica y de controlar la ética y moral empresarial, yugular las
injusticias distributivas entre salarios y capital y velar por el cumplimiento
de los derechos y deberes que afectan a la ciudadanía. O sea, con un gobierno
enfocado al bien general, al común, y relegando a segundo lugar los intereses
personales o de grupos de poder económico.
En
resumen: En el primer caso procurarán un Estado débil, desarrollando sus
competencias legislativas orientadas a dar libertad de acción a los grupos
empresariales y económicos, lo que genera estrategias de ingeniería financiera y
políticas discriminatorias basadas en intereses de grupo y organizaciones que
dominen y controlen el mercado. Esto conlleva asfixiar al Estado protector del
ciudadano, el Estado del Bienestar, y dejar en manos privadas la cobertura de
los servicios reconocidos en las constituciones, a los que debería tener
derecho la ciudadanía por ley, mermando el concepto de solidaridad social. Es
decir: ciudadano con más recursos económicos, más acceso a los servicios;
ciudadano más pobre, más marginado de los mismos… Es la ley del mercado!!! Esta
es la idea neoliberal, la que defienden los magnates que están ganando la
guerra en esta crisis y sus ideologías afines, que andan en la mayoría de los
gobiernos europeos, como es el caso Sra. Merkel y su extinto, políticamente
hablando, amigo Sarkozy. Recortar para morir, para eliminar, para vender luego a
bajo precio y pagar la deuda pública y dejar al Estado anoréxico, esquelético,
con la función de recaudar impuestos para pagar los servicios a que están
obligados y que provean las empresas. Este es el modelo que defiende la derecha
en su concepción neoconservadora. No gastar más de lo que se ingresa implica
enfriar la economía y entrar en el círculo de “reducir inversión implica
reducir crecimiento y con ello reducir ingresos” entrando en le tobogán del
déficit público.
En
este sentido, las políticas de ajuste, llamadas de equilibrio presupuestario,
enfrían la economía hasta bloquear el crecimiento, entrando en una espiral de
recesión e involución, dejando el mecanismo regulador en manos del propio
mercado y del capital que lo maneja. Mercado laboral, de finanzas, se salud, de
educación, de servicios, etc. Así, la ley de la oferta y la demanda,
debidamente manipulada, hará que el salario baje ante el paro, se especule con
los dineros, se limite la asistencia sanitaria, se complique el acceso a la
educación, se recorten los servicios…
Si
bien esa es la idea de la teoría clásica de Smiht
y, posteriormente de Friedman, Keynes la refuta planteando otro sistema de desarrollo
amparado en la acción dinamizadora de los Estados. En este sentido, recorte y
crecimiento no se dan la mano, no es muy compatible la idea de ajuste
presupuestario con la creación de riqueza y, por ende, una mayor actividad
productiva que genere empleo y caliente la economía, sin entrar en la demencial
espiral del globo inmobiliario que hemos padecido. Por tanto, aun a riesgo de
incrementar el déficit público, al menos de momento, es imprescindible una
política económica expansionista, de inversión y crecimiento, bajo el objetivo
de crear una estructura industrial y productiva enfocada al desarrollo
sostenible, aunque para ello fuese necesario recurrir a la devaluación
monetaria. Ahora bien, si el Estado invierte grande cantidades de dinero en
sanear la banca y esta, a su vez, no hace fluir ese dinero apoyando la
inversión, estamos ante el principio del fin, alimentando a la zorra que se
acabará comiendo a las gallinas…
Entiendo,
pues, que la política económica de corte social tiene más que ver con la idea
keinesiana que con la teoría clásica y, tal vez, sea una de las pocas
tendencias que puedan asumir los partidos de izquierdas sin romper la baraja. Por
otro lado, creo que es importante hacer un Estado fuerte, con dominio sobre los
recursos básicos que sustentan el buen funcionamiento del país y dotarse de
poder para garantizar la viabilidad de los designios del pueblo soberano a
través del desarrollo de la democracia real y no de la pantomima que estamos
viviendo de la mano del histrionismo político que nos ha tocado vivir.
En
este sentido, como posible oponente a la señora Merkel y defensor de una
alternativa más realista y dinamizadora de la economía, habrá que darle la
bienvenida al señor Hollande. Tal vez el señor de los recortes de los viernes
encuentre, en el fondo, una alianza con su oponente ideológico gobernando el
país vecino… Lo que son las cosas!!! A ver si Hollande pone en su sitio a la
Merkel y el cumplimiento del déficit se relaja, salvando el culo de nuestro
presidente y sus incumplimientos programáticos, aunque ande echando balones
fuera con lo de la herencia, como si ellos no hubieran gobernado la mayoría de
las autonomías.
Eso
sí, nada de esto tendrá sentido si no se hace una política de austeridad, empezando
por los políticos y su derroche, por los gastos superfluos y por la desmedida
usura de las empresas, sobre todo la banca que, como en el caso Bankia, vuelven
a cargar sus arcas del erario público y premian a sus jefes en huída con
ingentes cantidades de dinero en concepto de no sé que artimaña.
Por
tanto, señor Hollande, como se canta en los estadios, A POR ELLOS!!! Si se
atreve y no nos defrauda, nosotros no hemos perdido la esperanza…
8 comentarios:
Tal y como dije en mi blog sobre este asunto, merkel nos lleva directamente al desastre.
Y repito, no sólo un desastre económico, sino una involución democrática terrible.
Estamos en la antesala de los fascismos del siglo XXI.
saludos
Txema, comparto tu opinión... No sé si al fascismo clásico, o más bien a la dictadura de los mercados, que es otra forma tan mala como la otra, en tanto existe un componente mafioso dentro de su funcionamiento.
Un saludo
Que ese discurso maravilloso de Hollande se haga materia entre las gentes. Que no decaiga, que no dejemos de sonreír, que volvamos a la utopía, que empecemos a cantar en los estadios. Un abrazo.
Excelente explicación, Antonio: breve, directa, sin complicaciones innecesarias y con lenguaje claro. Y es que, en realidad, así de claras son las cosas.
Un saludo.
Joven Cuervo, creo que a la Merkel solo le puede parar otro país importante de la UE como es Francia o los propios alemanes con sus votos si es que han aprendido la lección.
Un abrazo
Gracias, Roberto.
Un saludo
Muy claro lo que has escrito y coincide con otras opiniones que van en la misma dirección y yo me pregunto, si tantos sabemos que vamos en el camino equivocado y que el buen camino es otro, porque seguimos en la pasividad? te pareceré ilusa y en cierto modo infantil pero... es lógico que la gente siga aceptando una fatalidad impuesta sin hacer nada?
no se como contestarme
Antonio, me gusta mucho y lo quiero leer deleitándome, volveré cuando esté tranquilita. Hasta luego.
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