Hoy ha sido un día especial. Como cada año espero que florezcan los almendros para ir a visitarlos, para hacer fotografías de ellos cargados con sus flores, adornando los campos de mi pueblo, Cuevas de San Marcos. Los japoneses tienen especial predilección por la flor del cerezo. Nosotros disfrutamos de ese espectáculo tan maravilloso en muchos lugares de nuestra geografía, pero sobre todo en el valle del Jerte y, en mi tierra, en Alfarnate y Alfarnatejo. Francamente, yo lo conozco y es una maravilla, algo inolvidable que deja su impronta en tu retina de por vida. Pero para ello debemos esperar un poco, pues no es el tiempo aún de que florezca el cerezo.
Sin embargo, existe otra flor, otra floración tan espectacular e impresionante como esa y que se presenta con antelación. Me refiero, claro está, al almendro. El almendro es un árbol típico mediterráneo, con un fruto muy apreciado y utilizado en gastronomía, sobretodo repostería, en toda la cuenca mediterránea. Turrones, alfajores, mazapán, mantecados, polvorones, incluso leche y aceite de almendra y un largo etc. avalan su utilidad y aportación nutricional a la apetitosa mesa de la referida cuenca.
El almendro es un árbol que exhala optimismo. Cuando asoma el nuevo año ya anda él intentando hacer acto de presencia, romper el sortilegio del invierno, de forma prematura, y mostrar la futura primavera por adelantado. Hace un requiebro al frío y crudo ambiente invernal y, montado en flamantes rayos de sol, se permite retarlo con su flor. Rompe el maleficio del otoño que se llevó su caduca hoja y llama, en un grito de esperanza, a la primavera, aliándose con ella para volver a crear vida, para retomar el ciclo que le ofrece la madre tierra con sus nutrientes, regados por la bendita agua que el cielo le arrojó. Esto es optimismo e ilusión transmisible al observador.
Este año ha sido especial en el sur de España, en Andalucía. La lluvia fue copiosa y el generoso cielo se volcó en alimentar la tierra con la esencia de la vida, con el agua. No olvidemos que somos el 73% agua y que ella es la savia de nuestra existencia. Nuestros embalses están llenos, los campos bien regados, el subsuelo con acuíferos colmados; arroyos, ríos y riachuelos danzan por sus cuencas cantándole, en agradecimiento, a la madre naturaleza con su ritmo trepidante y saltarín, regando sus orillas y regalando vida por doquier.
Y yo, con la candidez y la inocencia del niño, voy al encuentro del almendro para emocionarme con el espectáculo de su floración. Pero, como esa imagen fugaz pierde su esplendor cuando desaparece, la capto con mi cámara para poder disfrutarla a posteriori, aunque pierda su textura, su tridimensionalidad y el grácil movimiento de la rama mecida por el viento.
El almendro, al igual que todos los árboles de floración, es dadivoso en extremo. Nos seduce y ofrece el fruto de una forma especial. Primero nos enamora con su flor, mostrándonos el éxtasis de su belleza, y luego nos regala con el fruto. Sabe sacar de la naturaleza el elixir de la vida, el nutriente, conjuradas sus ramas y sus hojas con el sol, hacen de intermediario altruista y generoso para ofrecernos su fruto como alimento.
Hoy los he visitado, los viví de cerca con mi amigo Pablo, en una excursión cámara en ristre, fotografiando su flor, los campos y montes que lo abrigan. Primero contemplamos el embalse de Iznajar y su estado pletórico de agua, después anduvimos por los campos captando las imágenes de la floración. Tras la comida y visitar mi casa del pueblo, donde descansamos y embotellamos el vinagre de mi fracasado vino, nos volvimos a Málaga, no sin antes dar un vistazo al embalse del Limonero, cargado, también, de agua para garantizar el suministro a la ciudad.
Cuando he llegado a casa, he pensado en ti amigo lector, y he decidido hacerte partícipe de mi experiencia colgando un slide con las fotos y contando este relato, tal como lo he vivido, pero con mi limitación para expresar las sensaciones que fueron aflorando en la visita y recorrido del día. Es tan pobre la palabra y tan rica la emoción, que solo se me ocurre que hablen las imágenes y se calle mi voz.
Sin embargo, existe otra flor, otra floración tan espectacular e impresionante como esa y que se presenta con antelación. Me refiero, claro está, al almendro. El almendro es un árbol típico mediterráneo, con un fruto muy apreciado y utilizado en gastronomía, sobretodo repostería, en toda la cuenca mediterránea. Turrones, alfajores, mazapán, mantecados, polvorones, incluso leche y aceite de almendra y un largo etc. avalan su utilidad y aportación nutricional a la apetitosa mesa de la referida cuenca.
El almendro es un árbol que exhala optimismo. Cuando asoma el nuevo año ya anda él intentando hacer acto de presencia, romper el sortilegio del invierno, de forma prematura, y mostrar la futura primavera por adelantado. Hace un requiebro al frío y crudo ambiente invernal y, montado en flamantes rayos de sol, se permite retarlo con su flor. Rompe el maleficio del otoño que se llevó su caduca hoja y llama, en un grito de esperanza, a la primavera, aliándose con ella para volver a crear vida, para retomar el ciclo que le ofrece la madre tierra con sus nutrientes, regados por la bendita agua que el cielo le arrojó. Esto es optimismo e ilusión transmisible al observador.
Este año ha sido especial en el sur de España, en Andalucía. La lluvia fue copiosa y el generoso cielo se volcó en alimentar la tierra con la esencia de la vida, con el agua. No olvidemos que somos el 73% agua y que ella es la savia de nuestra existencia. Nuestros embalses están llenos, los campos bien regados, el subsuelo con acuíferos colmados; arroyos, ríos y riachuelos danzan por sus cuencas cantándole, en agradecimiento, a la madre naturaleza con su ritmo trepidante y saltarín, regando sus orillas y regalando vida por doquier.
Y yo, con la candidez y la inocencia del niño, voy al encuentro del almendro para emocionarme con el espectáculo de su floración. Pero, como esa imagen fugaz pierde su esplendor cuando desaparece, la capto con mi cámara para poder disfrutarla a posteriori, aunque pierda su textura, su tridimensionalidad y el grácil movimiento de la rama mecida por el viento.
El almendro, al igual que todos los árboles de floración, es dadivoso en extremo. Nos seduce y ofrece el fruto de una forma especial. Primero nos enamora con su flor, mostrándonos el éxtasis de su belleza, y luego nos regala con el fruto. Sabe sacar de la naturaleza el elixir de la vida, el nutriente, conjuradas sus ramas y sus hojas con el sol, hacen de intermediario altruista y generoso para ofrecernos su fruto como alimento.
Hoy los he visitado, los viví de cerca con mi amigo Pablo, en una excursión cámara en ristre, fotografiando su flor, los campos y montes que lo abrigan. Primero contemplamos el embalse de Iznajar y su estado pletórico de agua, después anduvimos por los campos captando las imágenes de la floración. Tras la comida y visitar mi casa del pueblo, donde descansamos y embotellamos el vinagre de mi fracasado vino, nos volvimos a Málaga, no sin antes dar un vistazo al embalse del Limonero, cargado, también, de agua para garantizar el suministro a la ciudad.
Cuando he llegado a casa, he pensado en ti amigo lector, y he decidido hacerte partícipe de mi experiencia colgando un slide con las fotos y contando este relato, tal como lo he vivido, pero con mi limitación para expresar las sensaciones que fueron aflorando en la visita y recorrido del día. Es tan pobre la palabra y tan rica la emoción, que solo se me ocurre que hablen las imágenes y se calle mi voz.
34 comentarios:
A mi me gustan las flores del cerezo, en la primavera claro, pero en Argentina se ve poco ese árbol.
Saludos
Precioso árbol el almendro. Te agradezco que nos lo traigas porque este invierno está siendo muy largo y ya queremos ver los primeros síntomas de esa primavera que tanto esperamos.
Un beso
El almendro es un preciosidad.Además conjuga una extraña armonía con la tierra que lo sustenta.
Las fotos preciosas
Un fuerte abrazo
has cambiado de look la pagina o yo estoy dormida pensando en ti?
Iznajar, el pueblo natal de mi abuelo. Hace años que no voy. Me ha sorprendido oí su nombre.
Preciosas fotos amigo Antonio y nos indicas que llegará la primavera, aunque no lo parezca aún.
salud
Me encantan los árboles en flor, el almendro, el cerezo y uno que me tiene robado el corazón, la mimosa, son un espectáculo de vida y de color,son preciosas tus fotos aunque me molestan bastante las margaritas que van dando vueltas por la pantalla, jajajaja.Petonets maco.
El primer anuncio de la vida de los árboles, tras la parada invernal.
Mi gran pena es que aquí no consigo tenerlos, porque en febrero y aun en marzo, abril y mayo, las heladas queman sus flores.
Gracias por tan preciosas fotografías y por tu instinto infantil que te lleva a recrearlas. La flor del almendro, tan tempranero, me recuerda la ramita que uno de mis queridos alumnitos (8 años) al principio de mis dias como profe me trajo de regalo un lunes por la mañana. Un abrazo.
Apabullante y generosa belleza ésta la de tu almendro en flor....
Besos y gracias mil por tus felcitaciones en mi cumpleaños.
Son arboles preciosos cuando estan en flor, la pena es que cuando florecen tan pronto esta el peligro de que se hiele la flor, lo único que no me gusta de los almendros es el "piojo" a la hora de recojer la almendra jajajaja, he recojido una poca...jajaja.
Muy buena entrada!!
Besitossssssss
Queridos amigos y amigas, aquí, en el sur, el almendro suele florecer a finales de enero. Este año se ha retrasado un poco por cuestiones de meteorología, pero al fin está dejando los montes de Málaga sembrados de blanco y rosa. Mi pueblo, aunque en el interior, también se suma a esta eclosión de primavera anticipada.
Txema:
El pantano, llamado de Iznajar, ancla su presa entre el término municipal de mi pueblo y de Rute. Si bien abraza a Iznajar con el propio embalse de agua.
Te mando a tu e-mail un pps, que monté hace un par de años, para que lo veas.
Un saludo
Mª Ángeles, efectivamente, he cambiado el look. Qué te parece, se lee mejor?
Geni, si quieres ver mejor las fotos cliquea en "Ver todas las fotos" y después en full screem. Así las verás sin margaritas y a mayor tamaño.
Besos
Realmente un paseo espectacular, te esas convirtiendo en un expwerto gui, que sabe trasmitir lo hermoso que disfrutan sus sentires.
Si sabemos conocerla la naturaleza nos da todo el ñflores, aunque sean humildes pero... flores y renaceres al fin.
Cariños
Hermosa naturaleza la de nuestra tierra que nos hace amar la vida y tener ganas de todo para asi poder salir de este apatico letargo en el que tantos nos tienen sumidos.
Gracias Antonio
Este año , los Montes de Málaga estan preciosos , tan verdes despues de las abondantes lluvias.
Da gusto , cuando cogemos la carretera para ir a comer arroz en la Venta del Tunel , y ver el pantano del Limonero casi a rebosar .
Cuando vemos a los almendros en flor , ya podemos respirar mas tranquilo : el invierno casi se ha ido.
Unas fotos preciosas.
Abrazos desde Málaga.
Preciosos los almendros en flor cuando hay campos y campos de ellos.
Un beso
...Ese dulce colorido nos hace ver la grandeza de la naturaleza que en ocasions no nos detenemos con el tiempo y la quietud que merece el poder disfrutarlos y contemplarlos, hermosas fotos.
Peter
Precioso almendro.
A mi siempre me han recordado la llegada de la primavera, pero ahora con este desmadre climático que tenemos, ni se sabe cuando florece.
Un saludo.
Qué redondo ta quedao el final, sí, señor.
Estuve de viaje el sábado y los vi, al borde la carretera, con su anuncio breve de alegría tierna, gritando luz desde sus ramas. Sí, una maravilla. Besitos.
Unas fotos preciosas, Antonio.Es verdad, pronto comenzarán a florecer los cerezos en el valle del Jerte.
Tus almendros se ven maravillosos.
Te felicito.
Abrazos
Hay algo, queridos amigos y amigas, que se me olvidó comentar. El canto de los pájaros.
Hubo un momento en que se despejó el cielo de las plomizas nubes amenazando lluvia y apareció el sol. Poco a poco se fue instaurando una sinfonía con los variados trinos de los pajarillos, que completaron el espectáculo.
Todo sujeto urbano debaría acudir al campo a menudo y entrar en contacto con la naturaleza, de lo contrario nunca aprenderá a amarla.
Ahora, como dice Mar, tengo miedo de que los fríos venideros de este invierno alocado puedan afectar a la floración y cargarse la cosecha.
Gracias a todos y todas por vuestros comentarios.
Annick, las fotos del pantano del Limonero están hechas desde la presa del agujero. Mira cómo anda cargado de agua.
Seguro que a Juan le recuerda algo el pantano del agujero de cuando su estancia de estudiante por Málaga.
Jajajaja, gracias Antonio, así lo haré.
Pues sí, Antonio, recuerdo bien ese pantano situado al norte de la ciudad, más allá de Ciudad Jardín, al que íbamos de excursión caminando desde la escuela siguiendo la falda del Monte Coronado.
Pero las dos o tres veces que fui nunca lo vi con agua, sino que el fondo estaba seco con grandes grietas en el barro. Sólo una vez, creo que en 1957, el pantano evacuó el exceso de agua, lo que produjo que el río Guadamedina bajase tan lleno y que cubría los ojos de los puentes y amenazaba con desbordarse.
Efectivamente, amigo Juan. El pantano del agujero nunca tenía agua. Su función no era embalsar agua, sino controlar su flujo para evitar que se inundara la ciudad. A principios del pasado siglo Málaga sufrió grandes inundaciones, como venía siendo habitual periódicamente. Se decidió construir un pantano que dejara pasar solo la cantidad de agua que podía soportar el cauce sin desbordarse el río. Para ello se construyó, creo que hacia 1929, una presa con un agujero en el fondo que solo dejara pasar esa cantidad de agua, de ahí el nombre de Pantano del Agujero. Posteriormente se construyó el del Limonero, un poco más a bajo, para embalsar agua dedicada al consumo de la ciudad, quedando el anterior pantano en el embalse soportando la carretera que unía Málaga con Casabermeja por la zona de los montes.
Por eso no se vio nunca agua embalsada, salvo que lloviera mucho y el río Guadalmedina llevara un caudal superior al que pudiera pasar por el agujero y se acumulara para regular el flujo.
Un abrazo
Y yo que creía que no me gustaba mucho el campo... Será que nunca había estado del todo sin él. Necesito campo, almendros y flor de almendro, ver el pantano lleno, y necesito pueblo, ya mismo...
Un abrazo
Eloy
Pues de momento en Borges hace un frío que pela y los almendros aún no florecen. Por supuesto, los cerezos menos...hasta mayo no creo.
Un abrazo :-)
E1 almendro, cuya floración es muy temprana, es el signo del renacimiento de la naturaleza, de una vigilancia atenta a los primeros signos de la primavera y, también, de la fragilidad, pues sus flores, las primeras que se abren, son las más sensibles a las últimas escarchas.
Bella descripción la que nos haces Antonio.
Besitos
Querido Antonio, he quedado prendada de tus hermosas fotos, sabes que vivo en el trópico, la flora aquí es otra, que no anuncia cambio de estaciones, pero hay árboles que tienen sus meses para ser protagonistas. Me ha encantado como has transmitido las creaciones de la naturaleza y toda la gama de sensaciones que se originan en torno a ella, bonita manera que tienes de contar la belleza que perciben tus ojos. Un beso graaaanndeeee
Me encantan las flores, las del almendro son realmente especiales y con tu ternura contando más todavía
besos
Mónica
Hola Antonio,
La olor, su perfume es lo que me traslada directamente a mi niñez, no es que no haya almedros en donde vivo, pero es diferente, ahora los observo de una forma y antes de otra, incluso me parecian tan bellos que me comía la flor, blanca y amarga.
Pero mi árbol preferido es el lilar, me trae buenos recuerdos y su perfume alegra la tristeza más profunda...Bonito post, preciosa narración, vengo desde blog de Cibercultura.
Saludos, didi.
Antonio:
las floraciones que nos regala la naturaleza son verdaderamente increíbles, acá tenemos los duraznos (melocotones) que son los primeros en florear al norte del país pero en Oaxaca la naturaleza es mas prodiga aún, en el transcurso del año nos obsequia paisajes llenos de color el amarillo dorado, el lila, el naranja y un sin fin de colores que hacen de la ciudad un lugar muy visitado por fotógrafos, pintores artistas, llena el alma y alimenta el espiritual.
gracias por compartir con nosotros tan bellas fotos.
Hola a todos. Anduve una semana por Mallorca y dejé colgado el blog durante estos días. Aprovecho para agradeceros vuestras visitas y comentarios.
A Eloy que seguro anda disfrutando de las imágenes del pantanote Iznajar lleno de agua.
Inma. Seguro que pronto florecerán en Borges.
Belkis, gracias por tus palabras de apoyo y mi miedo es que estos fríos estropeen la floración.
Hola amiga Circe. El trópico es otro mundo, al menos eso creo yo, pues no lo conozco personalmente, aunque me gustaría conocerlo y puede que lo haga algún día. Besos
Mónica, como persona sensible que eres no me extraña que te encanten las flores y te alabo el gusto.
Diana, bienvenida a esta tu casa para participar con tu lectura y comentarios en los temas que voy exponiendo. Siempre será un placer contar contigo.
Mario. En cada rincón del mundo existe belleza y en tu país seguro que es inmensa por su variedad y espectacularidad.
Gracias por compartirnos. Eres versátil, hablas de una u otra cosa con la misma habilidad para suscitar interés.
Abrazos.
Gracias Shanty. Nunca me gustaron los superespecialistas, saben mucho de una cosa y poco de lo demás. Son buenos para formar equipos cuando su caracter es abierto y se mueven con la modestia de la limitación de su campo. Los veo poco humanos, pues el ser humano es versatil por definición. Debe ver la inmensidad del cosmos y no mirar por un canuto, sino con la visión panorámica que llega a los lugares más recónditos.
En mi madurez intento hacer todo lo que me pide el cuerpo y no me cause problemas de índole interno. Quiero sacar y descubrir las potencialidades que me ha dado la madre naturaleza...
¿A que es bonito el reto?
Un beso con mi admiración personal...
tus fotos esplendidas y tu narrativa emocionante. cariños, mirando mi almendro florecido que ha dejado el patio con lunares rosa palido. pronto se irá el invierno y con el la belleza de este paisaje que hoy miro, pero atrás está el cerezo, incipiente, amenazando con sus flores de octubre. lili
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