viernes, 23 de noviembre de 2018

SOLO LA CULTURA SALVARÁ EL MUNDO



Hay que pensar
Estamos en un verdadero momento de crisis humanitaria. No me refiero a la falta de respuesta a los problemas sociales únicamente, o al abandono de los necesitados, la insensibilidad ante el sufrimiento ajeno o al cultivo y desarrollo del egoísmo más sectario, no. Me refiero a la siembra del “deshumanismo”, si se puede decir así, como causa de todos esos males.

Si seguimos siendo sectarios, si no empatizamos con los demás, si nuestro egoísmo nos lleva a despreciar la muerte ajena, ya sea en el Mediterráneo o en los conflictos que se alimentan desde los despachos, para vivir mejor nosotros, si seguimos insensibles ante el sufrir, ante la injusticia, la agresión a la vida, la desigualdad y el desequilibrio económico y cultural de los pueblos; si nos miramos solo el ombligo y no aflora el sentido universal de la humanidad donde el ser humano es la clave de todo desarrollo rompiendo barreras; si nos engañamos pensando que somos los mejores y que debemos aislarnos de los demás tras nuestras fronteras, para seguir creciendo a costa de los otros, nos estaremos deshumanizando en un mundo global que nos pasará factura, porque el mundo será de los poderosos, de los intereses económicos, de las multinacionales que son números y gente esclavizada a su servicio, sin importarles el más allá de la cuenta de resultados.

Se ha dicho que “solo la belleza salvará el mundo” (Fiador Dostoievski, en su novela El Idiota), pero esa belleza se ha de entender dentro de la filosofía de la tradición platónica, donde sugiere que belleza, verdad y bien son palabras intercambiables. Por tanto, al mundo lo salvará la verdad, cuando rompamos esta postverdad o mentira aceptada como verdad desde la emoción y no desde la razón; lo salvará el bien hacer de la gente desde la bondad y la justicia.

¿Pero cuál es la verdad? La verdad es que todos somos seres humanos, que debemos ser tratados y sometidos a los mismos derechos y deberes, que en nuestras vidas debemos tener las mismas oportunidades de desarrollo personal e intelectual, que las estructuras sociales y de gobierno están sometidas a los intereses de unos pocos pasando por encima de los derechos de los otros mediante la mentira y la manipulación alienante que ejercen los medios. La verdad es que este mundo se construyó, desde tiempo inmemorial, a través de la guerra y la imposición, desde el sometimiento y la esclavitud, desde la explotación del débil por el fuerte, desde la sumisión al poder establecido por esta violencia dictada por las armas y los credos.

¿Dónde está la solución? SOLO LA CULTURA SALVARÁ EL MUNDO.

Cultura no es solo conocimiento. Existe una cultura, llamada social, cuyo sentido es la convivencia entre la gente, las formas y el respeto a los demás, la justicia solidaria y el justo reparto de los bienes. Esta cultura es ACTITUD, es saber pensar desde la bondad solidaria que nos lleva a compartir ese conocimiento; cultura es empatizar con los demás, es sentirse solidario en una comunión donde, al compartir, crezcamos todos. Cultura es saber diferenciar los intereses de unos pocos de los intereses colectivos de la sociedad; es tener la responsabilidad de exigir a quienes mandan que cumplan con su cometido a la par que nosotros cumplimos con el nuestro desde la implicación. Cultura es tener el sosiego y la capacidad de ver las cosas desde la sensatez y el equilibrio racional y emocional para no dejarse arrastrar por el ímpetu alienante de los otros, sino asumir las argumentaciones sólidas, respetuosas y razonadas de aquellos que piensan diferente y que encajan en nuestros valores sociales de humanismo solidario.

Estamos sometidos a una lamentable “externalidad defensiva”: “la culpa siempre es de los otros”, de los políticos, sin embargo no aceptamos que los ponemos nosotros con el voto. Los culpables somos nosotros, los que votamos al malhechor, al pícaro, al sinvergüenza, al ladrón y, tras pasar la legislatura, los volvemos a votar, cuando no los defendemos a capa y espada porque son de los “nuestros”. Somos incapaces de ver como se nos marea con discusiones estúpidas, con “escupitajos” en el congreso o con payasos que en lugar de hablar de las cosas serias solo manifiestan su histrionismo buscando la trascendencia personal del político irrespetuoso y, por consiguiente, antidemocrático (el principal valor de la democracia es el respeto a las opiniones diferentes para debatirlas con sensatez argumental).

El mundo, si se deshumaniza, se romperá. Se ha intentado romper muchas veces, muchas guerras cada vez más terribles y mortíferas, basadas en esa deshumanización, lo han intentado, pero las armas utilizadas no eran lo suficientemente poderosas… Ahora lo son. Si el odio, el desencuentro, la arrogancia y prepotencia, la avaricia y el uso del poder desde la imbecilidad del gobernante que no es capaz de analizar la realidad desde una perspectiva trascendente a largo plazo, y el encerrarse en localismos y patrias que te exigen la vida y la sangre para mantener las fronteras que otros ya crearon o que quieren crear estos, la cosa irá al desastre.

“SOLO LA CULTURA DEL SABER, DE LA SABIDURÍA DEL "SABIO" INDIVIDUAL INTEGRADA EN EL COLECTIVO SOCIAL, SALVARÁ EL MUNDO”. Hagamos un mundo con un entorno más bello (belleza); más realista, respetuoso y razonable (verdad); y más solidario y justo para todos (bien). Consigamos el equilibrio que requiere el sostén de la vida con un crecimiento sostenido y sostenible... solo eso salvará el mundo.

2 comentarios:

Prudencio dijo...

Antonio, lo he leído con mucha atención. Hay muchas frases que son para enmarcar. Si no cambiamos y seguimos el bién, la verdad, la belleza, la tolerancia, fracasaremos. Un abrazo, encantado, como siempre de leerte.

Antonio dijo...

Gracias, Prudencio. Es un placer coincidir contigo en mis apreciaciones.
Un abrazo

Me embarga el estupor ante los hechos

  Opinión | TRIBUNA Antonio Porras Cabrera Profesor jubilado de la UMA Publicado en La Opinión de Málaga el 10 FEB 2024 7:00  ======...