martes, 21 de febrero de 2012

Andalucía (VIII)


Algunas ideas sobre la religión

Galileo y la Inquisición
No querría terminar esta serie de entradas, a las que titulé Andalucía por estar realizadas en esta tierra y con la perspectiva de la vivencias que ella me aportó, sin tocar el tema de la religión y su influencia en la gobernabilidad y vertebración del complejo capitalista  y del Estado español que nos administra y “castiga” en estos momentos; en suma, el sistema actual que anda en crisis y amenazante. Son ideas, matices y conceptos varios que intentan centrar una realidad social que conlleva anacronismos y conflictos históricos ya tratados en otras entradas de esta serie. 

Toda persona adulta, en proceso evolutivo normal, debe pararse en un momento dado de su vida a reflexionar sobre los esquemas que le introdujeron de pequeño en aquella mente virginal y limpia, con objeto de iniciar e impulsar el conocimiento de sí mismo. Debe empezar a comprender cómo y cuándo se le quiso hacer un instrumento, un engranaje dependiente de una cadena de presos de la vida, de la cultura y valores imperantes en la sociedad que le ha tocado vivir. Claro que, ante la capacidad de discernimiento desarrollada a lo largo de la vida, hay quienes están en situación idónea para hacer ese ejercicio a temprana edad, mientras que otros no podrán hacerlo nunca, dado que andan alienados y atrapados por los intereses organizacionales de grupos de poder que dominan el entorno social y político que gestiona esa sociedad que les tocó vivir, o sea, tienen su mente cerrada a cualquier otra idea que no esté integrada en el dogma, la fe y el credo en que fueron educados.

No podemos olvidar que la cultura social de los pueblos se enmarca en una serie de principios y valores que la determinan, dando como resultado una serie de conductas y actitudes que permiten un sistema relacional que consolida, en mayor o menor medida, la estructura organizacional de esa sociedad. La cuestión radica en qué y quiénes son los elementos que hacen de sostén, de argamasa, adhesivo y aglutinante para consolidar el sistema, sea o no de justicia, sea o no el ideal para el conjunto de la sociedad. Por tanto, considerando que la esencia convergente, o divergente, de la ciudadanía radica en las ideas y la forma de gestionarlas, o lo que es lo mismo que las ideas son la argamasa referida, hemos de identificar donde se centra y controla ese sistema ideológico y como se adoctrina y conforma (da forma) a los sujetos de esa sociedad en el campo de la gestión ideológica.

Adoctrinamiento católico
Pues bien, el gran dilema es cómo crear o definir un sujeto con una personalidad que responda a los intereses de esa estructura social. Si consideramos que todo individuo se fragua mediante un proceso de aprendizaje donde los conceptos de pérdidas y ganancias, de conveniencia y desventaja, de bueno y malo, de beneficioso y perjudicial, forman un entramado donde el interés personal toma un protagonismo relevante, colegiremos que las conductas y actitudes que se generan pretenderán evitar males mayores y buscar los beneficios de una vida mejor de forma directa o indirecta, aunque sea en el más allá predicado por algunas religiones.

Todo este argumentario lo planteo para concluir que las ideas, actitudes, valores, principios y cuantos elementos motivan y mueven a los sujetos tienen relación directa con cuestiones de conciencia, de ideología, de convicciones, de confianza, de fe y creencias religiosas. De esto saben mucho, pues, las religiones. Digo esto porque la religión, a través de la trascendencia del ser humano al más allá, de sus miedos y fantasmas, de sus creencias y dogmas, de sus principios normativos, de su rechazo a la muerte, consigue modular a los sujetos adoctrinándolos en una determinada línea para someterlos al credo religioso. Este credo conlleva actitudes y conductas, por lo que la religión es la mejor forma de atrapar al sujeto en el cumplimiento de la norma y el sometimiento. De esto se sabe mucho desde tiempo inmemorial, hasta el punto de divinizar a los mandatarios, sean faraones, emperadores, reyes o dictadorzuelos. La religión generó una clase social que tenía el privilegio de estar en contacto con la divinidad, de ser portadores de su palabra y, por ende, hacer de pastor del colectivo, apoyando así al sistema donde el poder civil y religioso se coaligan en beneficio propio… el poder del brujo se suma al poder de la espada. No olvidemos que nuestro “Caudillo” lo fue por la Gracia de Dios, según rezaba en las monedas franquistas. Claro que la gracia de Dios, en este caso, fue la desgracia del pueblo.


Concordato Iglesia-Estado
Dicho esto, podemos afirmar que las religiones crean y sustentan un estado de conciencia individual, integrado en el colectivo, a través del proceso de socialización y mediante el adoctrinamiento sistemático desde la más tierna infancia. Lo más significativo es que la religión, al subrogarse la representación divina, establece leyes, formas, conductas, hábitos, ética y moral que configuran los buenos principios para esa sociedad, aunque sean en el interés de unos pocos, basados en la palabra de Dios, lo que conlleva lo misterioso del más allá, de la imposición bíblica de un Dios sanguinario que castiga con la destrucción y muerte, con el diluvio, con el fuego y el azufre de Sodoma y Gomorra, con vagar por el desierto durante cuarenta años por adorar al becerro de oro… Parece como si no se conformara con pedir cuentas al final, sino que ya empieza a hacértelas pagar antes de palmarla… ¿Entonces en qué quedamos?

Pero volviendo al asunto de la socialización y adoctrinamiento referidos, los freudianos dirían que nos crean un “superyo” rígido y controlado para que el “ello” sea conducido al redil del pastor de forma autónoma, por el propio individuo. Es decir, nos colocan el Pepito Grillo en el coco para tener el policía interior que nos controle mediante ese conflicto sostenido en el tiempo entre el deseo y la prohibición, entre el mal que sale de nuestro deseo psíquico y fisiológico y la conducta del bien que nos han definido ellos. Tus pecados los puedes pagar aquí pero, en todo caso, es seguro que no te escapas de pagarlos en el más allá. Luego, donde dije digo, digo ahora Diego, aclaran que el infierno ya no existe como decían, el purgatorio tampoco está claro y el limbo es un estado en donde parecen estar muchos de los que nos intentan adoctrinar o, al menos, donde nos quieren llevar ideológicamente hablando.

Adoctrinamiento islamista
Por otro lado, en las religiones monoteístas y más concretamente en la Judeo-cristiana y en el Islam, que mantienen su actualidad, se estableció una alianza de poder terrenal y espiritual que trasciende hasta nuestros días en mayor o menor grado. Esa especie de chalaneo y conchabamiento entre ambas partes, en un equilibrio de poder de beneficio mutuo, como ya he referido, instaura uno estructura social que ubica la palabra de Dios en el verbo de los clérigo y la ejecución de la justicia divina en la espada del poder civil. Un ejemplo claro lo tenemos en la función de la Santa Inquisición que tanto ayudo a purgar de herejía opositora al reino de España y sus probotes y a sustentar el poder religioso mediante el miedo y la coacción. El tribunal eclesiástico juzgaba, pero la labor de suplicio, tortura y ejecución recaía sobre el poder civil que, con la bendición de Dios, podían cometer cuantos atropellos fuesen menester para salvaguardar el alma del sujeto y arrebatarle su hacienda…

Por tanto, y a modo de conclusión en esta aproximación a la alianza entre poder espiritual y terrenal, podemos decir que la iglesia católica se mantuvo firme y en su línea actual, venciendo a otras tendencias más espirituales y místicas que se alejaban de lo terrenal. Por ese extraño maridaje de cama y concupiscencia probada compartiendo el placer que genera el poder, fueron vertebrando un sistema social donde el sacrificio y el sufrimiento eran garantes de vida eterna, mientras, en esta vida, el disfrute y el solaz solo le estaba permitido a los pudientes y las altas jerarquías, tanto civiles como religiosas que, en un acto de puro cinismo, clamaban: “Haced lo que yo os digo, pero no lo que yo hago”… claro es que eran pecadores.

Termino, pues, este breve apartado aclaratorio sobre la idea religiosa y su influencia en los entornos políticos, para dejar paso, en el próximo, a la preponderancia real de la iglesia católica en la reciente historia de España.

3 comentarios:

emejota dijo...

Ay Antonio que me da cosilla repetir tantas veces cuanto me gusta como expresas lo que tantos sentimos en nuestras entrañas cerebrales. De todos modos sea, me gusta mucho esta entrada y el ánimo que la anima, ea, un disfrute y hasta la próxima. Ahora me voy p'atrás que me quedan muchas por leer todavía. Bs. familiar.

Antonio dijo...

Gracias, emejota. Nuestra generación debió parar y reflexionar para ver lo que habían intentado con nosotros desde pequeños... o sea, llevarnos al anacronismo religioso y político que nos condicionaba nuestra propia evolución como persona diferencial.
Otro beso de la familia para ti

Anónimo dijo...

Hola me estan gustando, tus escritos.

El derecho a opinar

  Por: Antonio Porras Cabrera Publicado en: https://xornaldegalicia.es/opinion/el-derecho-a-opinar-por-antonio-porras-cabrera https:...