lunes, 27 de septiembre de 2010

Reflexión sobre la enfermedad y la vida

(Panorámica desde el balcón de la habitación)

Bueno, ya ando fuera del secuestro hospitalario. Me dejaron salir para volver a lo cotidiano. El proceso de reajuste será algo lento y andaré unos días más atontado de lo que normalmente ando, que ya es decir.

De todas formas, estos hechos sirven como punto de reflexión. El primero es que mi organismo anda con capacidad limitada para una vida normal. Ese cuerpo que soporta la existencia y el sustento de la mente pensante, empieza a flaquear. Si flaquea es que estamos en un periodo de decaimiento, en plan tobogán, que requiere rehacer estrategias vitales. Cuando se le empiezan a ver las orejas al lobo, aunque sea de lejos, es conveniente aprestarse a los avatares próximos. Somos viajeros que transitamos por esta carretera de la vida con fecha de caducidad, aunque no sepamos cual. Nuestro vehículo de transporte, ese cuerpo serrano, acaba afectado por el tiempo, y el uso, y necesita de una mejor conducción, mejor mantenimiento y más revisiones e ITVs. Habrá que reconducir la alimentación y las conductas hacia los hábitos sanos y saludables. Si bien hay gente que ya tiene superada esa asignatura, otros andamos a la zaga, con ella para septiembre.

Concluyendo, el reloj del cuerpo te va marcando el tiempo y solo puedes gestionarlo con la inteligencia de la dosificación energética que este soporta. Te avisa de que queda poco trecho para que pongas las cosas en orden, para poder tener una madurez psicológicamente madura, puesto que la madurez de cuerpo y mente no han de ir forzosamente unidas, para revisar tus objetivos vitales y valorar lo logrado y lo lograble, para reconducir tu actividad hacia aquello que te llene, pudiendo concluir este tramo en paz contigo y con los que te rodean, para buscar y cultivar esos amigos que la vida te puso por delante y esos otros que les queda por poner. Al fin y al cabo, estamos hablando del aviso para que uses ese tiempo final como bálsamo del pasado, para dar el retoque a la calidad de tu producto personal, para sacar el máximo provecho al bagaje que te fue dando la vida, sin dejar de seguir creciendo, para concluir y formalizar tu proyecto personal y dejar esa herencia al futuro. Tal vez por eso escribo.


El ímpetu de la juventud se va yendo y aflora la tranquilidad y bonanza de la madurez, la paciencia, que es una palabra compuesta por otras dos no menos valiosas: Paz y Ciencia… “La ciencia de encontrar la paz”; en ello andamos, a ello vamos y en ello está el objetivo. Tal vez haya otra palabra que pueda definir su resultado, otra a la que le tengo especial aprecio, como es la palabra Bonhomía: “Afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento”. Estar de vuelta de muchas cosas es importante para encontrarla.

Hay, eso es cierto, una juventud a la que se ha d e dar el relevo para que sea ella la responsable de sus hazañas y de sus hechos. Nosotros, podemos y debemos ser una fuente de ideas y experiencias que les alimente, pero ellos digerirán ese alimento y lo convertirán en la energía propia, diferente y singular que les definirá en su personal proyecto de vida. Si son inteligentes, nos darán más protagonismo a nosotros que a los monigotes de la TV, y sus inventos impresentables como modelos de conducta social, que merecen comentario aparate.


En esta vivencia he podido constatar, como en mis ingresos anteriores, esa situación de dependencia y entrega, de relación de agencia que se llama, donde uno deja en manos de los demás las decisiones sobre lo que más le afecta a su vida, como son las referentes a la salud. La sabiduría habla y uno, desde su ignorancia relativa y bajo el efecto de la enfermedad, se entrega. Siempre dije que en este mundo hay circunstancias y problemas. La salida de los problemas tiene relación con tu afrontamiento y resolución, las circunstancias, siendo también un problema, dependen más de las decisiones de otros a los que les compete. La enfermedad es un caso singular donde se conjugan ambos hechos.

Yo, como profesor de enfermeras, siempre dije que era interesante incluir en el plan docente, como prácticas de médicos y enfermeras, un ingreso anónimo en un hospital durante unos días. Tal vez eso ayudara a comprender mejor al enfermo, a su familia, las angustias y temores que le embargan… De esta forma se facilitaría la empatía como herramienta de afrontamiento y relación con el paciente y su entorno… No sé, puede que algún día se me tenga en consideración esa idea, que no es solo mía.

Uno agradece una sonrisa, un gesto cariñoso, una demostración de saber estar y conocimiento por parte de aquellos a los que les has de entregar esa capacidad de decisión sobre ti mismo. A veces hace más, para la tranquilidad del enfermo, una visita al cambio de turno, para mostrar el interés por su estado, por parte de la enfermera que te cuidará las próximas horas, que cualquier otra actuación terapéutica: “Buenas noches, hoy estaré yo pendiente de tu evolución, si necesitas algo ya sabes como contactar conmigo, aunque estaremos al tanto de cualquier incidencia”. ¡Qué bonito! Porque lo que más motiva al profesional es el trabajo bien hecho y el reconocimiento que por él reciba…
Hay una cuestión que llevo años planteando referente al saludo. Lo primero que debe hacer un sanitario al inicio del contacto con el enfermo es saludar... ¿Por qué? Hagamos un juego de palabras y veremos que el enfermo está falto de salud, necesitado de esa salud que le vamos a proporcionar... Saludar... Salud-dar... Abrir la puerta de la comunicación, entendiendo esta, como una herramienta terapéutica, donde se gestiona la relación de los profesionales con los pacientes. La llave es esa, saludar...

Yo he tenido la suerte de estar ingresado en un centro de primer orden, como es el Hospital Costa del Sol de Marbella. Público él. De la Junta de Andalucía. La afabilidad y amabilidad en el trato de todo el personal, salvando las diferencias de carácter propias, su profesionalidad y cuidados, han sido de alta valoración. La sonrisa de Eva se me clavó, y de todos y cada cual guardo un grato recuerdo dentro de la situación. Eso sí, mis venas tocadas por las altas dosis de antibiótico, mi hambre persistente de 5 días de ausencia alimentaria (ni agua ni pan), el dolor paliado diligentemente por los fármacos adecuados, son inolvidables; al igual que la hermosa y fantástica vista desde la ventana hacia el campo de golf y la sierra marbellí y el impacto de la primera bandeja con la dieta iniciando tolerancia. Me engañaron. Me dijeron que empezaría con manzanilla todo el día. Yo pensé en manzanilla de Sanlucar de Barrameda, esa de 15ª, fina y olorosa que se suele acompañar con jamón de la Sierra de Aracena, de Ronda o cualquier otro lugar de esta tierra, con su quesito manchego o similar… Pero no, era manzanilla de la sierra… del campo, para infusión. Mi gozo en un pozo. Aguantar estóicamente el rito y ritmo de la dieta… manzanilla, líquida, semiblanda, blanda…. Puffff!

(Mi primera dieta... Manzanilla de la sierra)

Bueno… ¿y si sacamos lo positivo? Perdí cinco kilos, que, dado mi volumen corporal, al alta no me preocupé, lo más mínimo, en buscar por ningún lado de la habitación o sus recoveco; ni hoja de reclamación puse por semejante extravío, jejeje. Pasé más tiempo con mi gente, disfruté de las vistas de esa sierra marbellí y sirvió como lugar de recogimiento en plan encuentro personal, para sacar conclusiones de la propia vida. Todo un lujo sin derrochar un céntimo, jejeje.. Perdonad que ahora me lo tome un poco a broma y vea esas otras cosas positivas en las partes negativas de la vida, pero de algo han de servir estas experiencias, no sería inteligente si no sacara el jugo y la esencia para aprender y crecer con ellas, para convertir el sufrimiento y la enfermedad en un valor positivo, o algo positivo…

El último día, vestido ya de calle, pedí mi cámara de fotos e hice una panorámica de la vista que he referido. La pongo como cabecera para que, desde la salud, disfrutéis de ella. La otra foto es el choque con la manzanilla…

33 comentarios:

belijerez dijo...

Tu historia de vida es admirable.
Gracias por compartir. Espero que puedas seguir disfrutando de tu cuerpo y de tu entorno.

Salud.

MAMÉ VALDÉS dijo...

Hasta en el lado "malo" has sacado algo positivo y optimista, es admirable, recuperaté totalmente que necesitamos leerte por prescripción médica, una gran saludo

Ana dijo...

Una entrada llena de "REFLEXIONES" para la vida, seguro que te queda un largo camino que todos queremos compartir desde aquí.

Cuidate mucho, hazle caso a lo médicos, y sobre todo se positivo.

Un abrazo

Isabel Martínez Barquero dijo...

Me ha emocionado leerte, Antonio, me ha emocionado muchísimo. Por varios motivos:
1º.- Porque ya estás en casa y me alegro. Volver a casa tras unos días de hospital es un placer inenarrable.
2º.- Porque hace muy pocos días que mi marido y yo hemos regresado del hospital. Como tú, él también estuvo sin comer, ni agua, y fueron siete días. Empezó con manzanilla y, cuando al día siguiente, le llevaron una tortilla francesa los ojos le hacían chiribitas del gusto. Como tú, él también tiene que cambiar sus costumbres, cuidarse y aceptar que no es un muchacho.
3º.- Por el optimismo con que afrontas tu nueva vida, el mismo optimismo que tenemos nosotros y reina ahora en mi casa: intentar ver lo positivo de regímenes y prohibiciones diversas y reírnos, reírnos sin parar.
Me siento hermanada contigo, amigo, y, desde Murcia, te mando un cálido abrazo reparador, lleno de cariño y de fuerza. Estoy contigo.

mariajesusparadela dijo...

Ánimo , Antonio y, por supuesto, te quiero Salud dar.

emejota dijo...

Querido Antonio, hace un rato mientras nadaba iba pensando tengo que mandar un mail a Antonio para ver cómo va todo. Y al poco de meterme en el ordenata veo con gran alegría tu entrada.
Ay, ay, cómo te entiendo, ya ves que ando de "abluciones", paseitos, comida adecuada y otras muchas chorradas de esas que contaban "los viejos".Y encima contenta y agradecida.
Dentro de lo inconveniente de la situación las vistas han mejorado el estar encerrado y respecto a la manzanilla, puaff, siempre la he odiado, prefiero el menta poleo. Un abrazo muy fuerte y bienvenido.

Antonio dijo...

Querida Beli, este es el cuerpo que tenemos para soportar nuestra mente. Habrá que cuidarlo y saber gestionar sus gustos para que no le hagan daño, jejeje.

Un saludo afectuoso

Myriam dijo...

Me alegra de que ya estés en casa fuera del hospital, Bienvendido de regreso. Sería bueno como dices de incluir en la curricula de los enfermeros-as una internación anónima.

Te sientes debil ahora, es natural, peorya recuperarás tus fuerzas, que todavía tienes cuerda para rato. Ya sabes -que te voy a decir a tí- la importancia de lo positivo ara la curación y la mente.

Besos

Antonio dijo...

Gracias , Mamé. Si es que en todo está ese lado positivo, aunque sea el mostrarnos y conocer lo negativo del lado malo para diferenciarlo de lo positivo. Algo nos enseña.

Un saludo afectuoso

Antonio dijo...

Ana, no sabremos donde está el final del camino hasta que lo encontremos, pero cada vivencia es un aporte de vida que nos hace más grandes. Seguro que tú lo sabes bien…

Un abrazo cargado de energía positiva

Antonio dijo...

Isabel, por supuesto que no es motivo de satisfacción que otros sufran el mismo dolor que uno, pero si hay algo interesante, es precisamente el compartir la experiencia del afrontamiento de esas situaciones. Ese intercambio te da una visión más amplia de las cosas y te sientes solidario y empatizas mejor con los otros.

Un gran abrazo solidario con mi agradecimiento

Antonio dijo...

María Jesús, gracias, Yo también te salud doy, pues ya me encuentro con capacidad para notar que la tengo.

Antonio dijo...

Emejota, si es eso, andamos en una etapa de la vida en que el tiempo es oro, la reflexión un medio y la expresión un fin para dejar constancia de nuestra presencia y paso por la vida en esta jodida tierra, antes de salir pitando de ella, o a ella…

Un abrazo

Antonio dijo...

Gracias Myriam. Me siento mucho mejor, empiezo a comer dietas más variadas y dentro de nada estaré perfectamente. Iré con cuidado que a los 59 está uno con la maquinaria tocada y hay que conservarla.

Besos

Lupe dijo...

Hola, Antonio.
Celebro que vayas saliendo de ese mal trance poco a poco. Dicen que reconocer un problema es tenerlo ya medio solucionado; ahora toca esa teoría ponerla en práctica. Y a dar guerra...

Saludos y cuídate mucho.

Maat

Eastriver dijo...

Lo que son las cosas. Por un lado esa vista extraordinaria, que uno jamás diría que está tomada desde un hospital. Y luego la segunda, con esas bandejas, la manzanilla... Me gusta salud-arte con mucho afecto y decirte que me ha gustado tu entrada de hoy por diversos motivos: por la entrada y porque ya estás mejor. Ponte a plan, que se dice por ahí, que te queda mucho camino por recorrer. Un abrazo.

alma dijo...

Opino que tú idea de incluir un ingreso en un hospital como práctica de enfermería es mucho mejor que buena, Antonio y me alegro mucho de verte de vuelta en casa. Cuídate mucho y que te cuiden mucho. Un abrazo enorme desde aquí.

Antonio dijo...

Gracias. Maat, por tu visita y comentario. Aunque no te dejé comentarios, anduve por tu casa unos pasitos y me gustó lo que presentas. Prometo volver para beber de tu fuente. Es cierto, yo siempre creí en el biofeedback.

Un saludo afectuoso

Antonio dijo...

Cierto, Ramón, queda mucho camino, esperemos que el vehículo no se estropee antes de llegar al final del mismo. De momento, con un poco de buen humor, se pasan mejor los malos tragos. Este ya se pasó.
La panorámica que se ve por ahí, con su campo de golf y sus casitas, me dio vida.

Un abrazo y yo creo que ya puedo salud.darte, porque ando cargando las pilas.

Antonio dijo...

Almalaire, me convencí de ello la primera vez que me ingresaron como paciente. Pero no solo las enfermeras, sino los médicos, auxiliares, celadores, etc.

Un abrazo afectuoso

Anónimo dijo...

Anda, quierete a ti mismo y cuidate!

Un beso
Yo

Antonio dijo...

Anónimo, aunque suelo rechazar los comentarios anónimos por no tener aval de procedencia, veo este tuyo tan cariñoso y afectuoso que solo me queda enviarte otro beso a ti.

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Emotiva entrada, Antonio. Por lo que cuentas, por cómo lo cuentas y por las enseñanzas que transmite sobre la vida.
Me alegro muchísimo de que estés de vuelta, amigo.
Si te envidio algo en esta experiencia es en el dato de que has perdido cinco kilos en una semana, cuando yo llevo años intentando perder aunque sea un par sin resultado:aunque camino cuatro kms diarios, no tengo voluntad de privarme de algunas cosas, como las copitas del medio día con sus tapas.
Un abrazo.

Txema dijo...

Pues estupenda reflexión. Me dejas pensativo y algo preocupado.

Pero, ante todo, me alegro de tu vuelta a la normalidad y aleja de tí los malos pensamientos que no son buenos.

Un fuerte abrazo amigo.

RGAlmazán dijo...

Me alegro de que la convalecencia siga por el buen camino. Y desde luego construir un artículo literario positivo, a la par que emotivo y bien escrito, de tu estancia en el hospital, dice mucho en tu favor.
Que todo siga bien, y que estés pronto totalmente reestrablecido.

Salud y República

Antonio dijo...

Amigo Juan, el problema de los kilos vwendrá ahora con el efecto rebote. La apetencia se ha desarrollado nuevamente y ando en el intento de controlarla. Ahora estoy pasando hambre, mas espero poder controlarla y mantener espeso por debajo del anterior. No voy a consentir fácilmente que esa ganancia secundaria que obtuve se pierda.
Un abrazo

Antonio dijo...

Gracias, Txema. Mi salud física y mental requería de esta introyección analítica del proceso de mi ingreso. Sana lo que se digiere bien, tanto en lo físico como en lo psíquico.
Un abrazo

Antonio dijo...

Gracias, Rafa. Siempre es interesante sacar conclusiones de toda experiencia vital, para eso se ponen a nuestro alcance. Al menos eso pienso yo.

Salud-dos

Anusky66 dijo...

Me alegra tu regreso y ahora a cuidarse y reponer fuerzas para continuar disfrutando de todo lo que te queda por delante.
Un beso

Annick dijo...

Tenemos , muchos , la mala costumbre de forzar la maquina .Y asi nos va que tenemos que ir al taller .
Hay que aprender a querernos más y mimarnos .
Me alegro de que estes en casa .

Besos desde Málaga.

Antonio dijo...

Querida Anusky66, lo voy a intentar.
Un beso afectuoso para ti

Antonio dijo...

Annick, la máquina es el soporte de la vida y habrá que considerar su puesta a punto.
Gracias y un beso desde Málaga

Peter Pantoja Santiago dijo...

...Simplemente en esos momentos es que encaramos un poco mas a la vida y por mediod e la enfermedad apendemos muchas cosas que nos reafirman quizs otras o nos llevan de la mano por caminos nuevos.

En lo personal, la enfermedad del peque de once anitos me ha llevado a reflexionar quizas mucho mas que otros toques de vida que haya pasado a traves del cancer de personas que han cruzado mi camino, cada vida y cada paciente o enfermedad se desarrolla diferente en las personas, y este peque ha hecho mucho, quizas muchisimo mas de lo que el o su familia se puedan imaginar en mi vida, asi que tus palabras me confortan y me llenan de estimulo para continuar al lado de este peque y su familia y continuar reafirmandome en mi humanidad aquellos principios que crecen y evocan desde mi nacimiento.

Muchas gracias por compartirmos esa parte de la esencia que posees en medio de la "estancia" del Hospital y nos alegra que ya estes de regreso.

Peter Pantoja

Me embarga el estupor ante los hechos

  Opinión | TRIBUNA Antonio Porras Cabrera Profesor jubilado de la UMA Publicado en La Opinión de Málaga el 10 FEB 2024 7:00  ======...