miércoles, 15 de septiembre de 2010

Es de justicia el recuerdo y la memoria

(Vista de Cuevas de San Marcos en los años 40)
Mi pueblo, como todos los pueblos, tiene un cementerio; en el cementerio hay una fosa; en la fosa 15 cadáveres y medio y sobre ella una lápida con sus quince nombres, su edad y el sentido homenaje de su familia, solo pone de su familia, no de los ciudadanos, vecinos o amigos. Pero sí habla de “Los que valientemente dieron sus vidas por la libertad y la justicia”… Craso error, pues no la dieron, se la arrebataron contra su voluntad de forma malévola, despiadada y cruel. Fue la contradicción entre el espíritu pío que proclamaban los ideales de la religión de los levantiscos y sus actos criminales.

Hasta ahora he escrito, dentro del apartado Memoria Histórica, cuatro entradas en este blog:
La semilla, La larga mano del caudillo, Quiero saber la verdad y Mi memoria histórica (las puedes cargar “cliqueando” sobre el nombre), además de otras entradas en que toco el tema de forma más indirecta. Mi pretensión nunca ha sido venganzas, levantar muertos contra vivos o muertos, ni crear confrontación, sino honrar a los deshonrados y mancillados, a los asesinados por la injusticia y buscar la verdad de la historia para que nuestros hijos sepan lo que pasó realmente, sin apasionamiento ni partidismos. La historia tiene siempre un tufillo a vencedor que, a veces, tira de espaldas, pero que no deja de ser una manipulación falaz para justificar las atrocidades.

En un poema, que publique hace algún tiempo, dejo mis intenciones sobradamente claras. Reflejo, parte del mismo, a modo de recordatorio y posicionamiento personal para que nadie se lleve a engaño, malinterprete o manipule mis intenciones:

No se pretende el conflicto
de nuevo entre las españas.
Se está buscando hoy día
que la memoria no caiga
en olvidos de la gente
que por España lucharan.

Que les sepulten con honra,
que reconozcan su talla,
que se curen la heridas
que la injusticia dejara.

Que la memoria que quede
sea la justa y la honrada
para que la historia diga
la verdad de esa batalla.

Por tanto, desde esta posición hablo y escribo. La distancia, incluso generacional, hace que uno no justifique los atropellos de ninguno de los bandos, pero, a la vez, es justo reclamar la verdad, pues la verdad contada por el vencedor los hizo santos a ellos y demonios a los vencidos, cuando podría ser más bien al revés, puesto que los que fueron traidores a su pueblo y su gobierno democrático fueron los vencedores. No entiendo los miedos ante esta realidad, no comprendo a quien quiere obviar la verdad, no comparto la intención de correr un tupido velo sobre el asunto, porque ello es secuestrar la verdad a nuestros hijos, a las generaciones venideras y evitar que, en su espíritu crítico, puedan sacar conclusiones para evitar de nuevo otra catástrofe similar. Necesitamos un grado de valentía para sanar el pasado.

Hoy quiero hacer un homenaje a aquella gente de mi pueblo que fue violentamente apartada de la vida por unos desalmados en nombre no sé de que Dios y de qué patria. Solo cabe pensar que su instinto animal, su crueldad y espíritu asesino se escondió, al igual que en otros muchos, tras las ideas o dogmas religiosos que hacen al sujeto más indigno aún por renunciar al propio criterio…

Según reza en la lápida, ese día fueron asesinados y enterrados en el campo (mi madre, con sus 90 años, dice que en las Colmenitas, si le he entendido bien):

Francisco Sensiales Roda (54 años)
Concepción Hidalgo Porras (33 años)
Emilio Carrasco Burgueño (16 años)
Antonio Venegas Roda (18 años)
Juan Manuel Artacho Quintana (31 años)
José Benítez Campos (39 años)
Antonio Ginés del pino (35 años)
Manuel Romero Avila (57 años)
Antonio Sensiales Cabrera (45 años)
José Cañete Ojeda (29 años)
Antonio Cañete Ojeda (27 años)
Cristobal Cañete Ojeda (36 años)
Juan Reina Ginés (18 años)
Juan Antonio Hinojosa Terrón (25 años)
Manuel García Ginés (53 años)

Hay algunos aspectos que vale la pena resaltar, como que Concepción, que estaba embarazada de tres meses, por eso hablo de 15 cadáveres y medio en el primer párrafo, fue a buscar a su marido huido, pensando que podría estar allí. Llevaba un salvoconducto con la intención de traerlo a casa, dado su estado de embarazo, pensando, tal vez, que ello ablandaría a los ejecutores. No estaba, pero a ella, en contra de sus previsiones, según algunos me contaron, la violaron y asesinaron con los otros. Otra cosa que llama poderosamente la atención es que tres hermanos fueran ejecutados en el mismo acto, lo que demuestra la maldad con la que obraron los asesinos.

Mi madre, a sus 90 años sigue sintiendo el miedo de aquellos días cuando cuenta los hechos. Escondida y angustiada por ese miedo a aquellos energúmenos, para no ser violada; mi abuelo, en la sede de cruz roja, acusado de socialista para fusilarlo y el marido de su prima, que era falangista, yendo a buscarlo; la madre de una chica novia de un fugado, que tuvo que aguantar el candil mientras violaban a su hija delante de ella, y un largo etc. de palizas, abusos, ofensas, humillaciones, amenazas… bendecidas por los “ministros” de un Dios irreconocible desde su propio evangelio.

No obstante hay, todavía, un velo oscuro que cubre esa parte de la historia del pueblo. Un velo que se ha de descorrer para que la gente diga la verdad de lo que vio y vivió, si aún está con vida. Para que se conozca esa verdad, porque los asesinos no fueron del pueblo, aunque tuvieran cómplices; vinieron de Lucena y se les llamó “Los caballistas lucentinos”. Tenían sus aliados allí, lógicamente, que fueron permisivos con sus actos y que sabían lo que iba a pasar y la crueldad de los hechos que se avecinaban, que les pasaron información y dieron apoyo y cobijo, pero esa es otra cuestión que merece capítulo aparte.

Las luces y las sombras de ese tiempo vale la pena conocerlas. Esa parte de la historia de Cuevas merece ser estudiada y contada sin acritud y con las verdades por delante. Digo verdades porque habrá que contrastar los relatos o verdades de cada cual o, al menos, plasmarlas para que luego se pueda conocer las distintas versiones. Los santos de la iglesia arrojados al río, las purgas y pelados al cero, los odios, las huidas, los ocultamientos, las violaciones, muertes, asesinatos y fusilamientos sumarísimos cuando entraron los rebeldes… Todo un ejercicio de memoria histórica que, si bien puede contar con la apatía y el miedo de quien los vivió, no podemos sustraerlo al conocimiento de nuestros hijos.

Pero hoy, tras 74 años de aquella tragedia e ignominia, solo quiero hablar de ese homenaje a los quince asesinados que fueron, definitivamente, llevados al cementerio con la llegada de la democracia, sin hacer ruido, y a los que continúan en las cunetas esperando digna sepultura y restablecer su honor y honra en justa reparación para ellos, su familia y la historia…

31 comentarios:

Ana dijo...

Es de justicia eñ recuedo y la memoria, a ellos les debemos la democracia y la libertad que disfrutamos ahora.Seguiremos.

un abrazo.

Paquele dijo...

Querido Antonio, como siempre magnífico.
Como bien dices, la historia siempre la escriben los vencedores. Ha pasado en todas las guerras. La fosa de Cuevas, según me dijeron, se abrió cuando a Cuevas llegó el primer alcalde socialista de la democrácia. Sin leyes de memória ni nada. Solo con su valor personal y el de su pueblo que lo apoyó. Esa herida por lo menos aquí esta cerrada. Quedan otras muchas anónimas que deberían rescatarse.

MAMÉ VALDÉS dijo...

En una guerra civil pierden los dos bandos, pero los vencidos pierden dos veces porque luego tienen que vivir la posguerra, es triste pero es así, una entrañable entrada que me ha emocionado pero con rabia y mucha tristeza, un saludo.

Txema dijo...

Amigo Antonio: a medida que pasa el tiempo, tú y yo somos más o menos de la misma edad, me vuelvo mucho más pesimista.

Ceo que esta batalla, como otras muchas, la tenemos perdida. Que en realidad la perdimos cuando algunos decidieron que era mejor pactar con el franquismo con tal de pillar "cacho". De aquellos polvos vienen esos lodos.

Cada día que pasa estoy más convencido de que la ignominia jamás será reparada, que tenemos monarquía para rato, con lo que eso supone de indignidad, y que lo de la memoria histórica será siempre una cuestión de unos cuantos bien intencionados que jamás serán apoyados de verdad.

Siento ser tan pesimista.

un abrazo

emejota dijo...

Emocionante entrada. Ninguno de los fallecidos de mi familia han aparecido, estarán por ahí. Lo curioso es que los que siguieron vivos tampoco tienen lápida. Ni mis abuelos (4) mi padre sí porque se la puse, el único.
Yo tampoco tendré porque me llevarán de cabeza a la facultad para que sigan estudiando otros en beneficio de los demás. Ahh pero tengo el blog, creo, claro que a saber como estará todo para entonces. De momento me conformo con que mis nietos me lean cuando alcancen la cincuentena. ¿Será pedir demasiado? Un abrazo.

Antonio dijo...

La memoria, la justa memoria y el recuerdo honra a los seres humanos.
Un abrazo, Ana.

Antonio dijo...

Es cierto, Paquele, esa herida en el pueblo está bastante cerrada, no obstante falta la valentía de mirar sin ira y con realismo la historia de esa etapa y aceptarla como un hecho del que sacar enseñanzas.

Antonio dijo...

El problema, Mamé, como bien dices, es que después de terminada la guerra empieza a pasarse factura desde los vencedores a los vencidos y si es una guerra civil ideológica, aparecen las humillaciones y sumisiones… Una guerra doblemente perdida por el perdedor.
Un saludo

Antonio dijo...

Txema, casi siempre llevas una alta dosis de razón, creo que con fundamento realista. Pero no es menos cierto que si no nos planteamos un horizonte diferente todo seguirá igual… La diferencia entre pesimismo y realismo, ante estas circunstancias, puede ser que el pesimista se rinde y el realista toma buena nota para cambiar esa realidad dentro de lo posible, aunque sea poco. ¡Ánimo!, amigo!

Antonio dijo...

Hola Emejota. Amiga mía, lo importante es la trascendencia que se tenga en esta vida una vez nos marchemos. Tú te vas a enseñar a los estudiantes…Mira qué bien, profesora de universidad después de muerta; pero es que, además, dejarás tu blog y tus escritos como testimonio de tus experiencias y tu paso por este jodido, o no tan jodido, mundo. Te podrán leer tus nietos, tus amigos y todo aquel, como yo, que te encuentre en el camino… Seguirás hablando siempre, no morirás si trascienden tus escritos.
Me apunto a esa línea de trascender, por eso escribo también, para trascender dentro de lo posible.
Un abrazo, maestra de la vida. Y lo de Australia está presente, recuerdas?

Peter Pantoja Santiago dijo...

...Justicia, Libertad, Democracia, palabras tan GRANDES que quienes transitaron por el antano dictador de cualquier pais, cualquier nacion y hoy por hoy viven y pudieron sobrevivir a la angustia, el hambre, la opresion, en fin a todo lo que ello conllevaba, no pueden apartar jamas de su memoria el temor a que sus nietos puedan vivir esa misma historia y triste realidad, por eso esas tres palabras son las que nustros politicos actuales a nivel mundial son muy pocos las que lo conocen.

Gracias Antonio por siempre llevarnos a esa reflexion tu a tu con nosotros mismos.

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Toda España es una fosa común donde claman los restos de personas cuyo único crimen fue ser honradas, decentes y libres.
Pero en Andalucía, el general Queipo de Llano se acharnó, dando carta blanca a sus huestes de falangistas, guardias civiles y soldados para limpiarla de rojos.
Existe un pueblo,Palma del Río, que fue tan grande la masacre, que durante muchos años fue conocido como el "pueblo de las viudas".
De ayuntamiento socialista, Palma del Río recibió la visita de Queipo de Llano, que acompañaba en su coche al dueño del cortijo más importante del pueblo, que se quejaba de que la gente hambrienta sitiada por las tropas, se habían comido sus toros bravos.
El general ordenó fusilar diez hombres por cada toro que faltaba.
Esta terrible historia fue publicada por Larry Collins y Dominique Lapierre en su novela "O llevarás luto por mí", que fue retirada por la censura y reeditada con recortes después de la muerte del Dictador.
Muy bueno y sentido tu homenaje, Antonio,lamentablemente y en vista del panorama, creo que no se hará justicia con las víctimas.
Un abrazo

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Perdón,donde escribí "se acharnó" quise decir se encarnizó.

RGAlmazán dijo...

Templado y sentido homenaje, lejos de la ira y la venganza.
Así debe ser. No se trata de hacer pagar nada, sino de encontrar justicia y dignidad para los que fueron asesinados por defender la legalidad o simplemente por tener una ideología distinta.

Salud y República

alma dijo...

No alcanzo a comprender a quien puede hacer daño que se sepa y se cuente la verdad después de tanto tiempo. Testimonios como el tuyo, que hablan de personas reales, auténticas, con nombres, apellidos, cara y vidas, que no son los "muertos de la guerra", que nos hacen tomar conciencia de la magnitud de la sinrazón y la brutalidad son todavía más necesarios que emocionantes. Estoy segura de que nunca habrá una paz verdadera sin verdad y sin justicia. Me da mucha rabia oír a esos que dicen que sólo se persigue abrir de nuevo heridas viejas. Yo creo que nunca se cerraron. Un abrazo, Antonio.

Txema dijo...

Antonio no creas que soy pesimista. Sencillamente estoy decepcionado y escéptico.

un abrazo

Eastriver dijo...

Cuando he visto que hablabas de Cuevas he pensado que sería sobre otro tema: sobre los emigrantes, de lo que vi el dvd. Pero me has dejado alucinado. Conozco tus textos sobre la memoria histórica, y sobre la denuncia de la mentira y el olvido. Pero hoy consigues ser tan directo, tan biográfico, que pones los pelos de punta. Suscribo tu poema, totalmente. Yo lo diría peor pero diría lo mismo. Y luego los nombres, la lista... durísimo. Los hermanos. El chaval de 16 años. La embarazada. No hay derecho. No hay derecho que sigan siendo proscritos. Pásate por el blog de Kabila y mira el vídeo del cura que ha puesto. En fin, que comparto tu enfado, porque no hay derecho. En este país lo tapamos todo porque el dictador murió en su cama. Así somos de moderados.

Mariano dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mariano dijo...

Acabo de leer su entrada y no puedo estar mas de acuerdo en todo lo dicho. Si terribles fueron los crímenes cometidos durante la guerra, también es moralmente deleznable el ensañamiento, la represión, persecución y desprecio en la posguerra. Los abominables hechos relatados se repiten, desgraciadamente, en todos los conflictos armados y adquieren una especial virulencia y ruindad moral en las guerras civiles. Los Balcanes, Burundi etc. son muestras de ello. ¿Concepción Hidalgo Porras era familia de su padre?. Personalmente soy muy escéptico con la "raza humana".
He leído también su "homenaje" a su padre. Mi felicitación por ello y por hacernos partícipes del cariño, respeto y reconocimiento hacia su persona. Estoy convencido que con ese ejemplo y los frutos que ha dado, sus hijos y nietos tienen un maestro que les va a guiar por la senda de la rectitud moral y "hombría de bién". Leeré en otro momento su viaje a EE.UU. que promete. Un abrazo y mi profundo respeto.

P.D. El comentario suprimido es este mismo, pero contenía algunos errores.

Camino a Gaia dijo...

La verdad siempre hace daño a la mentira y hay muchas mentiras que aún siguen en pie. Durante 40 años estuvimos sin libertad de expresión, se persiguió la verdad y a la llegada de la democracia se promulgó su olvido.
Impunidad para unos pocos y mentiras para todos.

Abuela Ciber dijo...

Leyendote con respeto.

Saludos

Caminante dijo...

Te copié este texto que hoy, 3 meses después, he publicado...

* septiembre 18, 2010. Dar, intercambiar y compartir… : Antonio

Publicado por Antonio en viernes 18 de junio de 2010 Cosas de Antonio antoniopc.blogspot.com/ (...)

... sobre los acontecimientos pasados y aún no reconocidos... Sí a la memoria, histórica, la de todos.
Olvidar las verguenzas y errores no es sano, bien lo sabe cada cual en su intimidad... si es que somete a revisión su comportamiento y actitude...

Besos desde Madrid/Getafe: PAQUITA

Myriam dijo...

Sentido homenaje a los caidos.

Cuánta sangre derramada en una lucha fratricida ... y cuánto dolor...

ARO dijo...

Recordarles les dignifica. Es una deuda que tenemos con todos los que fueron asesinados y enterrados en un pretendido olvido.

María dijo...

Has hecho un bonito homenaje en recuerdo a todas esas personas que lo dieron todo.

Un beso.

Antonio dijo...

Vuelvo al tema para contestar a vuestros comentarios, que, más que otra cosa, es agradecer esa solidaridad con aquellos que dieron la vida, o se la arrebataron, mejor dicho, contra su voluntad, de forma vil, bajo la indefensión y el suplicio del vencedor sobre el vencido.

Peter, creo que la historia, por desgracia, está cargada de sucesos épicos y a la vez traumáticos, según por donde se mire.

Juan, tú sabes mejor que yo cómo fueron esos tiempos. La posguerra la vivimos en nuestras propias carnes. Lo de los fusilamientos de diez hombres por cada toro bravo es una aberración criminal que no puede obviarse. Ese sujeto asesino no puede pasar como héroe a la historia.

Antonio dijo...

Ciertamente, Rafa. Las heridas se hacen bajo el signo de la pasión, el acaloramiento y la ira… su cura requiere templanza y sentido de la justicia reparadora.

Almalaire, comparto esa incomprensión ante esas actitudes, salvo que se sientan partícipes ideológicamente, de la masacre.

Txema. La racionalidad, pasada por la experiencia, lleva a actitudes que podemos entender como pesimistas, cuando son un verdadero análisis de las posibilidades de que se dé otra solución más justa.

Antonio dijo...

Ramón, estamos en la misma onda, El más puro instinto asesino surge cuando un sujeto se deja llevar por estos impulsos de confrontación… De ello al drama del vencido hay solo un paso.

Gracias Mariano, por tu presencia en este blog y tu valiosa opinión, Esta casa, es tu casa, para expresar libre y razonadamente lo que estimes conveniente.
La señora Concepción era una pariente lejana, pero los tres hermanos fusilados eran hermanos del suegro de mi hermano.

Cierto, Camino. La mentira solo se tumba con la verdad. Si no existe el conocimiento de la verdad, puede perpetuarse la mentira como verdad.

Antonio dijo...

Abu, el respeto es una inmensa forma de homenajear los.

Paquita, puedes coger cualquier texto que creas vale l apena, solo implica referenciar al autor. Los trapos sucios de la historia se deberían lavar a menudo, pero los gestores de la lavadora no dan pie a ello. Habrá que lavar a mano antes de que pase todo a las historia.

Gracias, Myriam. Las guerras fraticidas son las peores. Allí se mezcla el odio hasta llegar a la morbosidad máxima y a la confrontación exterminadora del contrincante.

Antonio dijo...

Arabos, la historia no puede dejarlos en las cunetas físicas y de la indignidad.

María, lo dieron todo y ahora solo piden que se les entierre justamente y se le devuelva su dignidad. A pesar de todo existe gente que les niega el pan y la sal.

Unknown dijo...

Hola,Antonio mirando por internet asuntos referentes al mar y la pesca en Málaga, para un trabajo que estoy realizando para el instituto, he topado con tu blog, sinceramente por casualidad y me ha parecido interesante la poesias y lo que expones en tus comentarios por lo que te querria solicitar dos cosas y perdona mi atrevimiento, una es que si me permites incluir tu poesia referente a Málaga y el mar en mi trabajo, y la otra es que reflexión o conclución extraes sobre el conflicto del Sahara y la posición española con respecto a este. Gracias de antemano y un saludo de Paco.

El derecho a opinar

  Por: Antonio Porras Cabrera Publicado en: https://xornaldegalicia.es/opinion/el-derecho-a-opinar-por-antonio-porras-cabrera https:...