miércoles, 5 de agosto de 2009

Otra visión del asunto


En esta especie de torbellino de exposiciones y aportaciones sobre el amor y las relaciones de pareja, ha quedado algo colgado, sin nombrar ni comentar. Es el papel que juega en nuestros sentimientos y emociones el sistema fisiológico en la vertiente bioquímica.

Dado que el objetivo es que cada cual extraiga sus propias conclusiones en contraste con las opiniones de los demás, cualquier aportación arroja luz, o al menos preguntas, inquietudes, dudas o certeza; en todo caso interés por el tema y su conocimiento.

Para tocar este aspecto del asunto, no se me ocurre nada mejor que ofrecer la lectura de esta entrevista del Dr. Gaona, en la que su propio título deja entrever sus conclusiones. Después de leerla hablamos. La dirección donde la encontré es:
http://www.laflecha.net/canales/curiosidades/noticias/las-endorfinas-son-el-cupido-del-amor

Las endorfinas son el "cupido" del amor

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Si los poetas románticos levantaran la cabeza descubrirían asombrados que esa pulsión, ese 'fuego helado' en el que se consumían por sus amadas estaba provocado por algo tan físico como la dinámica química que arrastran las endorfinas, un tipo de hormonas.

(14 Feb 2007 AGENCIA EFE)

El psiquiatra José Miguel Gaona explicó a Efe que el amor, aunque no suene 'especialmente romántico', no deja de ser una conjunción de reacciones químicas, ligadas a otros estímulos como alimentación, actividad sexual 'o aficiones similares'.

Ese tipo de reacciones tienen una función determinada, como es crear vínculos que permitan cuidar a la descendencia, 'no para que nos sintamos bien porque los humanos seamos el centro del universo', puntualizó.

'Es hielo abrasador. Es fuego helado. Es herida que duele y no se siente', así definía Quevedo esta emoción causada, según Gaona, por las endorfinas, unas hormonas que actúan como neurotransmisores y que aumentan en los momentos placenteros de la vida.

En concreto, intervienen la norepinefrina, la dopamina y la feniletilamina.

Y es que, a pesar de la ingente cantidad de corazones en mil formatos que se regalarán el próximo 14 de febrero durante San Valentín, los sentimientos no se generan en el corazón, sino en el cerebro.

Fases del amor

Nos enamoramos paso a paso: en una primera fase reconocemos en la pareja actitudes, virtudes y otros elementos clave que responden a la frase 'me parece atractivo', explicó Gaona.

La segunda fase, que puede darse incluso el mismo día, 'es el momento de las fantasías desbocadas, en el que atribuimos cualidades extraordinarias a nuestra pareja debido al bienestar endorfínico que nos produce su cercanía'.

En esta fase la reacción es explosiva y no carece de 'cierto peligro', puesto que 'nos enganchamos a la reacción química que nos produce una persona y le atribuimos cualidades que en realidad no conocemos'.

En las dos últimas etapas hay más trato y actividades en común, y se crea un vínculo emocional y sexual, con una segregación importante de la feniletilamina, que también aparece en el chocolate, de ahí que no sea casual que se considere a este dulce como a un sustitutivo del sexo.

Produce adicción

Quienes comparan el amor con una droga no carecen de razón, es precisamente cuando deja de segregarse esta sustancia cuando surgen los problemas, y es que las endorfinas, junto con las apomorfinas, son las hormonas que inducen a la adicción.

Gaona considera que las relaciones no tienen por qué terminar una vez que acabe el amor romántico, a pesar de que esta sensación sea 'sumamente adictiva'.

Y es aquí donde los poetas románticos tienen cierta culpa de los problemas de pareja de hoy en día, 'hasta el XIX nadie se casaba por amor, sino por intereses, mientras que el amor se reservaba para los amantes'.

Otros impulsos

El psiquiatra recomienda unirse a una persona por vínculos que vayan más allá del estar enamorado, porque 'el pelotazo químico de estar literalmente en celo tiene fecha de caducidad'.

Para Joaquín Vea, profesor titular de Etología de la Universidad de Barcelona, la relación entre hormonas y enamoramiento no es tan conocida.

'Sabemos que las endorfinas están presentes en mayor cantidad en el enamoramiento y que la oxitocina, que se produce después del orgasmo y cuando las madres amamantan a sus hijos, crea un vínculo de afecto', indicó Vea.

Sin embargo, dijo, 'no existe una relación clara entre los niveles fisiológicos, el comportamiento y cómo los humanos vivimos esta respuesta emocional a nivel consciente', es decir, sabemos que se producen más endorfinas, pero no lo que provoca esa elevación.

Vea diferencia entre emociones y sentimientos: las primeras serían una reacción fisiológica, mientras que los sentimientos conllevarían una consciencia de la emoción.

Según Vea, los animales próximos a nosotros tienen emociones, por ejemplo, los chimpancés sienten atracción por otros individuos, e incluso el apego a individuos.

'Lo que no podemos asegurar -añadió- es hasta qué punto tienen consciencia de la emoción'.

15 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

He recibido no hace mucho un mail en el que se habla de la oxitocina y sus beneficios y que es generada también por la amistad. No cabe duda que todos los sentimientos positivos generan felicidad para nuestra vida.

Marian dijo...

hola Antonio, muy interesante este otro punto de vista; ahora bien, mi pregunta es ¿que es antes la produccion de sustancias quimicas o el enamoramiento?, por que si es antes la produccion de sustancias estariamos a merced de la quimica y seriamos simples escenarios de la misma (lo cual no creo sea asi), y si es antes el enamoramiento y luego la produccion de sustancias, me parece de lo mas razonable, y lo cual no afecta al hecho en si de enamorarse por algo que parece scapa a la ciencia, al razonamiento, a los experimentos...algo asi como el Alma de cada uno en busca de dar Amor.
Estoy de acuerdo en lo que comenta un autor que dice que uno no debe basar un proyecto de vida en un sentimiento caduco como el enamoramiento, y a esto ya me referí en otro comentario, a otro de tus articulos.
Los poetas románticos, no creo que tengan la culpa de nada, pues cada uno somos libres de ver las cosas como mejor nos parezca o sepamos. Quizá ellos fueron victimas de su nostalgia, pero ellos, no los demás.
Por último rompo una lanza a favor de los sentimientos, que si bien poseen un halo de química, no son la química en sí.Y la rompo en el sentido de dar un mayor peso al Alma en todo esto del Amor, pues creo que el Amor es un Don del espíritu.

Un saludo Antonio!

Abuela Ciber dijo...

Regreso más tarde, estimado Antonio vengo del blog de Maria Eugenia y estamos de broma en broma.

Pondre los pies en el suelo y regresaré.

Saludos

Ana Márquez dijo...

Estoy con Marian, Antonio. Aunque tu artículo sea muy interesante, expresado todo así, en términos "científicos", resulta tan frío que casi dan ganas de llorar, snif. Es un poco como cuando vas al cine y alguien te destripa el final de la peli justo en la cola para entrar :-). ¿Qué interés tiene ya nada si todo es eso, "nada", reacciones químicas sin más? Quiero creer que el amor, en todas sus modalidades, es algo más que una reacción molecular y que el amor de la madre por su hijo recién nacido es algo más que una reacción a la oxitocina. Que hay algo más que los científicos no ven, porque al fin y al cabo ellos sólo ven lo "visible" y, como dijo Shakespeare: "Hay mucho más en el cielo y en la tierra de lo que tu pensamiento alcance a imaginar". Fiarse sólo de lo que ven nuestros ojos, Antonio, es confiar a un órgano muy pobre asuntos de radical importancia. Los pintores sabemos que el ojo es un mentiroso de mucho cuidado, por eso no nos fiamos un pelo de él :-) y usamos las reglas de perspectiva entre otras para pintar sólo lo que se ve (lo que dice el ojo), NO lo que sabemos que hay, que es muchísimo más. Es una de las reglas primordiales del paisajista: "pinta sólo lo que ves, aunque sepas que los ojos te están engañando". La autopista desde el coche se ve como un triángulo desde su base, y así hay q pintarla, aunque sepamos que esa no es la forma real de la autopista. Todo esto para decirte que los sentidos engañan y que los que piensan eso de "sólo creo que lo que veo" indican una ingenuidad conmovedora.

El otro día leí un artículo del genetista Francis Collins en el que aseguraba q casi el 50 por ciento de los científicos creen en algún tipo de transcendencia. Y lo veo razonable, porque debe ser agobiante vivir creyendo sólo lo que observan por el microscopio. A no ser que el nihilismo les venga como reacción subyacente (o consciente) contra algún tipo de tendencia totalitaria u opresiva contra la q luchan, a veces de modo descarado, otras por inercia o tradición. En este caso cada descubrimiento es una victoria :-) Todos sabemos, por ejemplo, que la Iglesia ha creado más ateos que cualquier corriente filosófica. Desde Copérnico la Ciencia se la tiene jurada, y esto también hay que tenerlo en cuenta a la hora de entender la insistencia de muchos autores en traducir sentimientos a fórmulas, que es un modo eficaz de publicitar la realidad de la Nada contra el mundo de lo Invisible que siempre han proclamado las religiones. La guerra sigue abierta y todos lo sabemos y, como digo, esto hay q tenerlo presente.

Resumiendo que me enrollo como una alfombra persa. Que todo sería muy triste si todo fuera "sólo" química, Antonio. El vacío sería difícil de tragar. Prefiero creer que todo es "también" química. Que, como dice Marian, primero es el enamoramiento y después la reacción molecular a ese enamoramiento, del mismo modo que primero es la piedra sobre el lago, y después las ondas. Esas "ondas" serían lo único que ven los científicos, la reacción posterior. Que la química es solamente el "hardware" (lo visible) del "software" de los sentimientos y el alma humanos, algo tan inextricable, grandioso y complejo que los tubos de ensayo no pueden ni podrán contener jamás.

Aún así, el artículo sigue siendo interesante :-)
Un besazo

Belkis dijo...

ESta visión del asunto también tiene su importancia el conocerla, pero yo creo más bien que la clave para mantener ese amor a través de los años es el crecer juntos, mirando ambos miembros de la pareja en la misma dirección. La admiración compartida, el cariño, la consideración, entre otras cosas son sentimientos que mantienen latente la llama del amor. Al amor hay que alimentarlo día tras día con esas pequeñas cosas que impiden que el fuego se apague. Lo demás viene por añadidura. Gracias por dejarnos esta visión para el análisis. Un cariñoso saludo

Abuela Ciber dijo...

Interesantisimo leer despacio lo que has compartido.
Tu fibra científica es visible en el material aportado.
A mi edad....pasados muchos desfiladeros y everest, no me acongoja lo que emana de la exposición realizada.
De ser joven no le hubiera prestado debida atención, si respeto, pero la juventud por suerte tiene ese empuje que rompe olas.
Se siente plenamente y la cabeza funciona para otras cosas que para la relacion de pareja.
Te dire tengo una amiga muy mayor, de mente cientifica, a punto de recibirce de médica decidió ser bióloga.
Aparecio en mi vida en un momento de transicion y serios problemas físicos.
Con ella conrurrio a los talleres y luego maestri del "Método Silva".
Y de ahí el caminar hacia horizontes de descubrimientos...
Era sobreviviente de un accidente donde se mato una de sus hijas,dolores inmenso porque además ella manejaba.
La dieron por desauciada, pero pertinaz con su sonido Alfa y sus benditas "dendritas"...sale adelante, y resurge.
Trabajo junto a Clemente Estable, cientifica total, dificil de que lo espiritual hiciera mella en ella.
Diez años después fallece otro hijo, su derrumbe....la ciencia no lo era todo.
Antes de irse a vivir a una zona preciosa del país, me dijo Martha llegue a la conclusión que en la Biblia está todo.
Realmente lloré ...porque una vida entera buscando los porque y para que..... para llegar al principio de las cosas, que para mi es el alma.
Podrá, ddejar a la persona en pedacitos pero....el alma no la encontrarán.
Acepto que nos energetizamos con diferentes actividades físicas....pero la felicidad es ese solcito que nos calienta de dentro hacia afuera.
No puedo negar lo completo de tu aporte...pero...yo soy muy simple... aún creo en Dios.
Estimado Antonio te dejo mis respetos.
Martha

PD te dejo constancia que no participo de ninguna congregacion religiosa, ni secta, etc.

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Coincido con marian y Ana.

Tengo un coche que no anda porque no tiene batería.
¿La batería es, pues la base principal del auto?
Veamos.: Unas sales mezcladas con agua destilada producen una energía eléctrica que se almacena en un recipiente llamado batería. Cuando se obtiene esa electricidad, con un motor de arranque se logra mover unas poleas que a su vez mueven unos cilindros que a su vez producen un vacío y aspiran aire, que mezclado con un carburante se vuelve explosivo y por tanto si se enciende una chispa se produce una explosión que como no tiene otra salida empuja al pistón hacia abajo y éste, que está conectado a una serie de engranajes, los hace girar.

Y colocando una polea podremos utilizar ese movimiento para transmitirlo a otros elementos imprescindibles para que el motor no se pare: una bomba de gasolina o gasoil que alimente los cilindros para que puedan seguir produciendo explosiones; una bomba de agua que enfríe las paredes para que no se funda todo el invento, una bomba de aceite para que las piezas se engrasen, no se agarroten y se muevan suavemente, una dinamo que produzca y reponga la electricidad que gasta la batería, una bomba de refrigeración que nos permita estar cómodos y frescos mientras viajamos. Unas lámparas que iluminen el camino y señalen a otros conductores si vamos a detenernos o cambiar de dirección…
Todo eso se ve si desmontamos todo el vehículo pieza a pieza, y se entiende si el experto nos explica qué función tiene cada una de ellas.
Lo que nunca podrá explicar, porque no se ve entre los artilugios desmontados es lo que siente el conductor cuando escucha una canción mientras conduce, el placer del aire fresco dándole en la cara por la ventanilla, o su estado de ánimo mientras disfruta de 20 grados de diferencia entre la temperatura exterior y la interior. Ni el placer que siente al permitirse echar un polvo con la novia o amante en el vehículo.
Son cosas imprevistas, inexplicables para el experto en automóviles. Conocen las consecuencias de tener un auto, pero no saben, no controlan los sentidos de sus propietarios.
Puede que en el amor todo esté debidamente explicado tras largos años de y estudios y análisis de la materia que nos conforma; pero no creo que haya ningún forense que haya descubierto entre la masa encefálica la parte de los sentimientos que ocultan, las inolvidables experiencias amorosas que esconde entre sus recodos, el placer de lo vivido, el sentimiento que produjo el contacto de los cuerpos, el intercambio de caricias y de besos, y el estado anímico que envolvía el espíritu de los individuos mientras realizaban el acto sexual que sellaba el amor que sentían el uno por el otro.
Creo que hablamos de dos cosas diferentes: del funcionamiento del cuerpo, y del espíritu.
El primero es explicable; el segundo es misterioso, es invisible. El amor es espíritu, no se ve, y por tanto no creo que nadie pueda explicar. No se explica que un hombre pueda sentir aversión ante una mujer bellísima, e inteligente y se enamore de una mujer sencilla y no tan perfecta pero con quien es feliz. Kim Bassinger puede dejar frío a un hombre a pesar de su riqueza y su cuerpo escultural y sin embargo el mismo hombre puede caer rendido ante la simpatía y dulzura de una cajera de supermercado. ¿Lo explica esto la ciencia?

A veces, muchas veces, para creer lo que dicen los científicos, se exige tener más fe en ellos que en Dios. Porque mucho de lo que afirman solo son hipótesis. Como las religiones.
Saludos.

JUAN PAN GARCÍA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
JUAN PAN GARCÍA dijo...

Perdón, Antonio, se me olvidó felicitarte por tan amena e exposición de un tema científico tan interesante, y también agradecerte que lo compartas pacientemente con nosotros. Un abrazo.

Gaby Caminos dijo...

¿Te acordás lo que me contaste de las palomas? Si morir por amor no es tener conciencia de las emociones, no sé qué puede serlo... ¿No será que la parte más animal de nosotros, la más material, química, esencial, la que siente que nuestros átomos no se reconocen desunidos, la menos racional, es la que más ama?

Circe La Hechicera dijo...

Hola Antonio!!!, los temas sobre el Amor y la Pareja, son inagotables, a menudo surgen nuevas posturas, tratados y teorías que tratan de deglutirnos la forma y fondo de estos temas, pero que, sin duda, que nos apasiona. Ahora tengo más material para reflexionar el éxito o fracasos de mis relaciones, le voy a echar la culpa al exceso, ausencia o balance de estas sustancias químicas jajaja. Ahora en serio, el artículo muy interesante y nos hace ver, que al sentimiento le sucede la razón y que eso es casi una regla, y aunque es dificil comprender el aspecto científico, es innegable que está presente. Abrazos

Antonio dijo...

Queridas/os amigas/os blogueras/os:
Como ya he comentado este post no es de mi cosecha, no lo he escrito yo, y solo lo colgué para mostrar otra visión del asunto desde la perspectiva más organicista que psicológica.
Por tanto, pretendía vuestra opinión y me ha satisfecho enormemente las aportaciones que se han ido colgando. Cada uno, con su visión, ha enriquecido la idea, como no podía ser menos. Yo comentaba “después de leerla hablamos”. Por tanto, aprovecho para agradeceros a todos los comentarios y aportaciones que venís haciendo a los artículos, escritos o post, que voy colgando. Vuestra opinión me enriquece y me reafirma en la necesidad de compartir las ideas para mejorarlas. Por tanto, gracias María Jesús, Marian, Abuela Ciber, Ana Márquez, Belkis, Juan, Sísifa, Circe… por vuestros comentarios a este post y a los demás. Gracias a los todos los seguidores de mi blog por querer compartir con todos nosotros sus pensamientos e ideas.

Antonio dijo...

Caray! Con el asunto de las gracias y demás, se me ha olvidado pringarme en el comentario y creo que, en justa reciprocidad, debo plasmar mi visión del asunto, aunque sea someramente.
Secularmente se ha producido un debate dicotómico entre determinados sectores de la sociedad y del conocimiento: ambientalismo - genetismo, mente – cuerpo, bondad – maldad, salud – enfermedad, etc. Para mí, este planteamiento dicotómico, si es excluyente, es un error y soy más partidario de la línea continua donde suele haber en un extremo una cosa y en el otro la otra, mientras nos movemos por la línea acercándonos más o menos a uno de los extremos; es decir, tenemos cierta dosis de bondad y de maldad, de salud y de enfermedad… y nos vamos más hacia un extremos en función del peso de esas dosis y del resultado de contrarrestarse. No soy sujeto de extremos, y creo que en los términos medios suele estar la razón, y que el movimiento oscilatorio o pendular que nos caracteriza en muchas de nuestras vivencias, se suele producir por la conjunción de dos energías contrapuestas que se contrapesan.
En el caso que nos ocupa se acercarán más a uno u otro extremo en función de sus creencias y sistemas de valoración u orientación, al amparo del discernimiento inductivo y deductivo, del que hagan gala los sujetos que lo analicen. Previsiblemente el científico que se funde en la causa-efecto, y actúe con la racionalidad de lo demostrable, hará hincapié en la constatación de que las endorfinas se manifiestan en el proceso del enamoramiento. Lo que, a mi modesto entender, no quiere decir que esta sea la causa, sino que se da esa circunstancia.
Una vez constatado que, efectivamente, se da esa concurrencia, esa correlación o contingencia, nos acabamos todos preguntando: Sí, ¿pero que es primero el huevo o la gallina? Puede que con un “chute” endorfínico consiga que el sujeto se estimule y se predisponga para el amor, pero no es menos cierto que las circunstancias que han de confluir para que de forma natural se de el caso, son bastante más complejas.
A lo largo de los últimos escritos he venido manteniendo, de diferentes formas, que el sujeto que se enamora es porque tiene la necesidad de ello, porque tiene un vacío que ha de llenar, porque necesita a la otra persona para tener una vida más completa, más llena, más satisfactoria en todos los sentidos; pero sobre todo para darle sentido a ese proyecto de vida en el marco de la misión que justifica la existencia, en el que se incluye la reproducción, nutrición y socialización.
El enamoramiento es un acto de admiración de lo sublime, de disposición y deseo hacia ello, de magnificación del objeto deseado como la solución para la cobertura de esa necesidad interior. Conlleva, pues, el placer de su contacto o su contemplación, de su aporte e, incluso, propiedad. El estado de excitación que pueda producirnos la contemplación o contacto con el objeto, hace que nuestro cerebro dé las órdenes oportunas para que nuestro organismo se prepare para ello, segregando las endorfinas que fueren necesarias y convenientes.
Lo fácil es lo tangible, pero no olvidemos lo intangible, lo que no podemos explicar con causas y efectos mensurables. La intangibilidad de las causas que provocan el amor es evidente, pero también lo es su existencia y su complejidad.
No quiero extenderme más, pues me puedo estar yendo por los cerros de Úbeda. Seguiré reflexionando sobre el tema de las necesidades que nos empujan al enamoramiento y cómo las podemos desgranar para comprender mejor el proceso y compartirlas con todos vosotros.
De momento esto es lo que pienso y lealmente os lo expongo.
Un abrazo

JOSÉ TADEO TÁPANES ZERQUERA dijo...

Hola Antonio:
He leído atentamente tu post. Creo que es interesante descubrir las reacciones biológicas y químicas que están aparejadas al fenómeno del amor.
Lo que no estoy de acuerdo es en que se reduzca el amor, entendiendo esta palabra en su acepción más amplia, a un simple fenómeno químico o biológico.
Tal vez sea un fenómeno que vaya más allá. Puede que sea un fenómeno en el cual entren en juego no sólo factores de índole química, física y biológica, sino factores de tipo espiritual.
Según el pensamiento de los maestros orientales, el ser humano vive a la vez en 7 cuerpos, de los cuales, el cuerpo físico, es uno sólo de ellos, es decir, en el cuerpo físico se dan todos estos fenómenos químicos, físicos y bioológicos, pero en el resto de los cuerpos del ser humano, ocurrirán otros fenómenos que redondearían lo que es el fenómeno del amor en su conjunto.
Parece ser que tienen razón los que dicen (aunque lo hayan dicho sin todo el conocimiento de causa) que el amor es la fuerza que mueve el universo, y que mueve a todos los seres vivos.
Tal vez deberiamos, en vez, de reducir el fenómeno del amor a la visión física, biológica y química, empezar a mirar estas ciencias desde el prisma del amor y de esta manera trasformar la visión que de estas ciencias tenemos.
No olvidemos que los físicos, al analizar el comportaminto de esas micropartículas llamadas quarks, han descubierto que no se comportan como materia ni como energía, sino que tienen un comportamiento tal que parece como si tuvieran una conciencia primitiva.
Digo con esto, que tal vez haya vida hasta en la materia que hoy nos parece inanimada.
Un abrazo:
Tadeo

Cida Torneros dijo...

hola Antonio, el tema es precioso, cientifico y filosofico, todavia...mucho se intenta descubrir a respecto de las emociones del punto de vista biologico, pero hay aún muchas dudas con relación a las diferencias entre las personas,mismo en sus cuerpos, hasta los hermanos gemelos producem sensaciones propias además de tenerem la misma carga hormonal, según muchos estudios...bien, a mim me pareció que vamos ponendo alguna luz pero nos se llegó a un gran finale...abrazos brasileños Cida Torneros

Me embarga el estupor ante los hechos

  Opinión | TRIBUNA Antonio Porras Cabrera Profesor jubilado de la UMA Publicado en La Opinión de Málaga el 10 FEB 2024 7:00  ======...