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Publicado
en el diario La Opinión de Málaga el día 25 ENE 2025 7:00
https://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2025/01/25/junts-113683869.html
Los planteamientos independentistas
no son nada nuevo pues siempre ha existido una minoría defensora de esa
posición, que fue usado como moneda de cambio para las negociaciones con el
gobierno central, tanto con Felipe González como con Aznar
Puigdemont aspira a ser el Rey Sol catalán. / EFE
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Junts, cuya traducción al español
es juntos, anda dando bandazos, posiblemente como estrategia para marear la
perdiz, sin definir con quien se junta, pero sabiendo sacar tajada de esa
indefinición. Pretende, posiblemente a través del ínclito Puigdemont,
que aspira a ser el Rey Sol catalán, manifestar su integridad como partido que
busca la independencia de Cataluña, lo que le lleva a mostrar su indiferencia
con la implicación en la gobernanza del gobierno central, pero sin olvidar
dónde se ubica ideológicamente. Los planteamientos independentistas, es decir
la existencia de segmentos de la población catalana que defiende la
independencia del Estado español, no es nada nuevo pues siempre ha existido una
minoría defensora de esa posición, lo que, otrora, y en clave nacionalista, fue
usado como moneda de cambio para las negociaciones con el gobierno central,
tanto con Felipe González como con Aznar, dado su relevante número
de diputados en el Congreso.
Junts es el heredero de los partidos representantes de la burguesía catalana, donde milita la derecha nacionalista y, consecuentemente, de sus intereses políticos y económicos, que, en situaciones de desestabilidad, andan en peligro, por lo que el principal objetivo para retomar esos intereses es volver a un estado de normalidad, sin bajarse los calzones. Pero dado el conflicto que se planteó tras el referéndum de octubre del 2017, y los hechos en que derivó el “Procés”, el acercamiento era complejo, sobre todo por el estado de opinión pública que se había instaurado en ambos campos nacionalistas (catalán y español).
La amnistía ha de favorecer la reconciliación
Yo siempre pensé que tras un
conflicto de esta magnitud, lo lógico era alcanzar un “acuerdo de paz” que
incluyera una amnistía, como fue el de la propia transición española. En esta
línea quiero recordar un documento de la Oficina del alto comisionado de las
Naciones Unidas para los derechos humanos (2009), titulado: INSTRUMENTOS
DEL ESTADO DE DERECHO PARA SOCIEDADES QUE HAN SALIDO DE UN CONFLICTO, donde
nos habla de la amnistía como un instrumento del estado de derecho para la
resolución del conflicto, donde especifica textualmente: “La amnistía tiene
como finalidad crear condiciones propicias para alcanzar acuerdos de paz o bien
favorecer la reconciliación nacional”. Otra cosa es cómo se negocien y alcancen
los acuerdos para crear esa paz y si esta se logra.
Dada la radicalización y/o
polarización de la política en nuestro país, esta negociación y acuerdos los
carga el diablo, sobre todo cuando se da una confrontación tan visceral e
irracional como la que vivimos en la política española entre PP y PSOE. Aunque
los dos entiendan, en el fondo, que la solución al problema pasa por la aplicación
de la amnistía. El PP, dada su estrategia de acoso y derribo a Sánchez, es
un firme opositor a cualquier iniciativa que este plantee. Pero estoy
convencido de que, en el fondo, se alegra de que se aplique, y más si se quema
Sánchez en el proceso.
El PSOE le hace el trabajo sucio al
PP
Las manifestaciones de
furor y oposición del PP a la amnistía pueden ser una teatralización
obligada por el momento histórico. Creo que están a la espera de que el PSOE
les haga el trabajo sucio para ellos poder, finalmente, alcanzar acuerdos con
Junts, partido hermano como derecha catalana. Lo van demostrando en el día a
día con esa forma sutil que tienen de ir cambiando de posición,
diciendo una cosa y la contraria, sin que se note. Han pasado de llamar a Puigdemont golpista,
prófugo y otras lindezas a considerarlo como coherente, de rechazar sus votos a
buscarlos, incluso en un momento dado, para negociar la investidura de Feijóo,
se planteó los indultos como una opción plausible. El problema del PP es VOX,
que le ata de pies y manos ante cualquier negociación por incompatibilidad
de caracteres con Junts y viceversa.
Es evidente que la escuela
negociadora del nacionalismo catalán sigue funcionando de maravilla y, ante los
nuevos tiempos, procurarán sacar el mayor beneficio posible a sus votos,
cosa lógica en democracia, sin dejar de lado su idea independentista, aunque
esté en disposición de hibernarla, lo cual es loable en tanto resulta una
vuelta a la clásica normalidad que ya ejercía CIU (Convergencia i Unió), que
tanto sacó de Aznar con el famoso pacto del Majestic, incluido el cambio de
lema, pasando del “Pujol enano habla castellano” a hablar catalán en la
intimidad; no se olvide este detalle a las huestes del PP.
Ahora, Junts está con el PSOE sin
ser un partido de izquierdas porque le va bien para la amnistía, pero si no
consigue lo que quiere está en disposición de dar un volantazo. Lo
malo es que ahora, hoy por hoy, ¿hacia dónde? Indudablemente,
llegado el momento, será a la derecha. El PP lo sabe y le allana el camino para
dejar al PSOE en la cuneta. Donde dijo Diego dirá luego digo, no lo duden, y
sus acólitos lo aplaudirán.
Por tanto, España se someterá a
un cambio más o menos paulatino, que permita a Junts volver al
espectro político que le corresponde, que es la derecha, aunque nunca la ha
dejado. El problema, como decía, es VOX, aunque siempre, en política,
encontraremos extraños compañeros de cama.
Y en esto llegaron ellos
Sin embargo, permítaseme un inciso,
estamos en un momento nuevo con la llegada de Trump a su
segundo mandato, que pretende aglutinar la ideología conservadora integrada en
su proyecto populista, desde su personal liderazgo de corte presidencialista.
Este hecho no afectará solo a los EE.UU, sino a todo el mundo que
se mueve bajo su égida, donde potenciará sus planteamientos apoyando a sus
afines, como ya estamos viendo en su jura como Presidente, a la que
acuden Abascal, Milei y Meloni para su mayor gloria. Llega en unas
condiciones singulares, rodeado de oligarcas, camino de una plutocracia,
donde, previsiblemente, afloren el nepotismo y otras prácticas que pretenden
doblegar la democracia. Trump crea un nuevo campo de batalla política donde,
incomprensiblemente, aglutina votos de gente que, bajo mi opinión, se están
haciendo un harakiri. La plutocracia acabará con la democracia y el Estado del
Bienestar. A ver cómo se posicionan, ante este fenómeno, los diferentes
partidos, aunque ya se le ven las orejas al lobo… de momento, en el acto de
jura de Trump, hemos visto a un Elon Musk tocarse el pecho con
la mano derecha antes de levantarla en plan saludo romano, solo le faltó decir
¡hail Trump! Negros nubarrones planean sobre la democracia, poderosos enemigos
son los oligarcas que la acechan. Cada vez se ha de pensar más y mejor junto a
quienes caminamos por el sendero político. Avisa Sánchez en Davos sobre las
redes sociales: “los algoritmos son los invasores ocultos en el caballo
de Troya”… pero no sé si Europa le hará caso.
En estas circunstancias, Junts, a
no mucho tardar, creo que elegirá su compañía natural, en cuanto blanquee su
cambio de posición ante su electorado. La salida del ególatra
Puigdemont es la amnistía, el poder y su protagonismo… de momento ya ha
dejado de importarle votar junto a VOX para defender los mutuos intereses
conservadores e intimidar a Sánchez poniendo más caro el pacto para
pastar mejor en el prado de la pasta. El tiempo dirá…
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1 comentario:
Pues sí.
La incógnita (que no lo es tanto, desgraciadamente) de Trump me tiene un poco asustado, porque temo mucho que con su ayuda y nuestros cavernícolas, podamos retrasarnos unos pocos de años y volver casi a los tiempos de mi infancia que, aunque la recuerdo como feliz, tenía muchas carencias sociales.
Muchas gracias por compartir.
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