sábado, 25 de enero de 2025

Junts, ¿con quién?

 

Opinión | Tribuna

Por: Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el día 25 ENE 2025 7:00

https://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2025/01/25/junts-113683869.html

Los planteamientos independentistas no son nada nuevo pues siempre ha existido una minoría defensora de esa posición, que fue usado como moneda de cambio para las negociaciones con el gobierno central, tanto con Felipe González como con Aznar

Puigdemont aspira a ser el Rey Sol catalán. / EFE

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Junts, cuya traducción al español es juntos, anda dando bandazos, posiblemente como estrategia para marear la perdiz, sin definir con quien se junta, pero sabiendo sacar tajada de esa indefinición. Pretende, posiblemente a través del ínclito Puigdemont, que aspira a ser el Rey Sol catalán, manifestar su integridad como partido que busca la independencia de Cataluña, lo que le lleva a mostrar su indiferencia con la implicación en la gobernanza del gobierno central, pero sin olvidar dónde se ubica ideológicamente. Los planteamientos independentistas, es decir la existencia de segmentos de la población catalana que defiende la independencia del Estado español, no es nada nuevo pues siempre ha existido una minoría defensora de esa posición, lo que, otrora, y en clave nacionalista, fue usado como moneda de cambio para las negociaciones con el gobierno central, tanto con Felipe González como con Aznar, dado su relevante número de diputados en el Congreso.

Junts es el heredero de los partidos representantes de la burguesía catalana, donde milita la derecha nacionalista y, consecuentemente, de sus intereses políticos y económicos, que, en situaciones de desestabilidad, andan en peligro, por lo que el principal objetivo para retomar esos intereses es volver a un estado de normalidad, sin bajarse los calzones. Pero dado el conflicto que se planteó tras el referéndum de octubre del 2017, y los hechos en que derivó el “Procés”, el acercamiento era complejo, sobre todo por el estado de opinión pública que se había instaurado en ambos campos nacionalistas (catalán y español).

La amnistía ha de favorecer la reconciliación

Yo siempre pensé que tras un conflicto de esta magnitud, lo lógico era alcanzar un “acuerdo de paz” que incluyera una amnistía, como fue el de la propia transición española. En esta línea quiero recordar un documento de la Oficina del alto comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos (2009), titulado: INSTRUMENTOS DEL ESTADO DE DERECHO PARA SOCIEDADES QUE HAN SALIDO DE UN CONFLICTO, donde nos habla de la amnistía como un instrumento del estado de derecho para la resolución del conflicto, donde especifica textualmente: “La amnistía tiene como finalidad crear condiciones propicias para alcanzar acuerdos de paz o bien favorecer la reconciliación nacional”. Otra cosa es cómo se negocien y alcancen los acuerdos para crear esa paz y si esta se logra.

Dada la radicalización y/o polarización de la política en nuestro país, esta negociación y acuerdos los carga el diablo, sobre todo cuando se da una confrontación tan visceral e irracional como la que vivimos en la política española entre PP y PSOE. Aunque los dos entiendan, en el fondo, que la solución al problema pasa por la aplicación de la amnistía. El PP, dada su estrategia de acoso y derribo a Sánchez, es un firme opositor a cualquier iniciativa que este plantee. Pero estoy convencido de que, en el fondo, se alegra de que se aplique, y más si se quema Sánchez en el proceso.

El PSOE le hace el trabajo sucio al PP

Las manifestaciones de furor y oposición del PP a la amnistía pueden ser una teatralización obligada por el momento histórico. Creo que están a la espera de que el PSOE les haga el trabajo sucio para ellos poder, finalmente, alcanzar acuerdos con Junts, partido hermano como derecha catalana. Lo van demostrando en el día a día con esa forma sutil que tienen de ir cambiando de posición, diciendo una cosa y la contraria, sin que se note. Han pasado de llamar a Puigdemont golpista, prófugo y otras lindezas a considerarlo como coherente, de rechazar sus votos a buscarlos, incluso en un momento dado, para negociar la investidura de Feijóo, se planteó los indultos como una opción plausible. El problema del PP es VOX, que le ata de pies y manos ante cualquier negociación por incompatibilidad de caracteres con Junts y viceversa.

Es evidente que la escuela negociadora del nacionalismo catalán sigue funcionando de maravilla y, ante los nuevos tiempos, procurarán sacar el mayor beneficio posible a sus votos, cosa lógica en democracia, sin dejar de lado su idea independentista, aunque esté en disposición de hibernarla, lo cual es loable en tanto resulta una vuelta a la clásica normalidad que ya ejercía CIU (Convergencia i Unió), que tanto sacó de Aznar con el famoso pacto del Majestic, incluido el cambio de lema, pasando del “Pujol enano habla castellano” a hablar catalán en la intimidad; no se olvide este detalle a las huestes del PP.

Ahora, Junts está con el PSOE sin ser un partido de izquierdas porque le va bien para la amnistía, pero si no consigue lo que quiere está en disposición de dar un volantazo. Lo malo es que ahora, hoy por hoy, ¿hacia dónde? Indudablemente, llegado el momento, será a la derecha. El PP lo sabe y le allana el camino para dejar al PSOE en la cuneta. Donde dijo Diego dirá luego digo, no lo duden, y sus acólitos lo aplaudirán.

Por tanto, España se someterá a un cambio más o menos paulatino, que permita a Junts volver al espectro político que le corresponde, que es la derecha, aunque nunca la ha dejado. El problema, como decía, es VOX, aunque siempre, en política, encontraremos extraños compañeros de cama.

Y en esto llegaron ellos

Sin embargo, permítaseme un inciso, estamos en un momento nuevo con la llegada de Trump a su segundo mandato, que pretende aglutinar la ideología conservadora integrada en su proyecto populista, desde su personal liderazgo de corte presidencialista. Este hecho no afectará solo a los EE.UU, sino a todo el mundo que se mueve bajo su égida, donde potenciará sus planteamientos apoyando a sus afines, como ya estamos viendo en su jura como Presidente, a la que acuden Abascal, Milei y Meloni para su mayor gloria. Llega en unas condiciones singulares, rodeado de oligarcas, camino de una plutocracia, donde, previsiblemente, afloren el nepotismo y otras prácticas que pretenden doblegar la democracia. Trump crea un nuevo campo de batalla política donde, incomprensiblemente, aglutina votos de gente que, bajo mi opinión, se están haciendo un harakiri. La plutocracia acabará con la democracia y el Estado del Bienestar. A ver cómo se posicionan, ante este fenómeno, los diferentes partidos, aunque ya se le ven las orejas al lobo… de momento, en el acto de jura de Trump, hemos visto a un Elon Musk tocarse el pecho con la mano derecha antes de levantarla en plan saludo romano, solo le faltó decir ¡hail Trump! Negros nubarrones planean sobre la democracia, poderosos enemigos son los oligarcas que la acechan. Cada vez se ha de pensar más y mejor junto a quienes caminamos por el sendero político. Avisa Sánchez en Davos sobre las redes sociales: “los algoritmos son los invasores ocultos en el caballo de Troya”… pero no sé si Europa le hará caso.

En estas circunstancias, Junts, a no mucho tardar, creo que elegirá su compañía natural, en cuanto blanquee su cambio de posición ante su electorado. La salida del ególatra Puigdemont es la amnistía, el poder y su protagonismo… de momento ya ha dejado de importarle votar junto a VOX para defender los mutuos intereses conservadores e intimidar a Sánchez poniendo más caro el pacto para pastar mejor en el prado de la pasta. El tiempo dirá…

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1 comentario:

Sergio dijo...

Pues sí.
La incógnita (que no lo es tanto, desgraciadamente) de Trump me tiene un poco asustado, porque temo mucho que con su ayuda y nuestros cavernícolas, podamos retrasarnos unos pocos de años y volver casi a los tiempos de mi infancia que, aunque la recuerdo como feliz, tenía muchas carencias sociales.
Muchas gracias por compartir.

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