Hoy, 22 de julio, la mayoría de los habitantes de mi patria están de jornada de reflexión. En algunos casos con su voto indeciso aún, en otros con su decisión inalterable desde hace tiempo. Obsérvese que he usado la palabra patria para referirme a mi país o nación. Este concepto tal vez deberíamos reivindicarlo más los que nos sentimos patriotas en todo el gradiente que va desde tu pueblo a la universalidad del hombre, pero clarificando qué es la patria, dado que el concepto está siendo manipulado sistemáticamente por un reduccionismo intolerante que quiere ajustarla a una forma de pensar excluyente, donde la “Patria” solo son ellos y los que piensan en su línea.
Pues bien, yo me reivindico como
patriota, pero ajustado al verdadero término de su significado, que es “Persona
que tiene amor a su patria y procura todo su bien”… y por acotación habría que definir
el concepto de patria. El diccionario de la RAE la define como:
1. f. Tierra natal o adoptiva
ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos
jurídicos, históricos y afectivos.
2. f. Lugar, ciudad o país en que
se ha nacido.
Pero esta descripción queda
incompleta al no mencionar como elemento primordial a la gente, a la ciudadanía
que la conforma, aunque se entienda que se incluye como un término más al de
tierra o lugar. Para mí, la patria tiene dos elementos básicos importantes, el territorio
y la gente que lo habita, lo demás conforma un componente sociocultural, donde
se incluyen los aspectos que definen la primera acepción, o sea “vínculos
jurídicos, históricos y afectivos”, y que, además, son dinámicos en tanto están
sujetos al proceso evolutivo de toda sociedad.
En estos momentos los vínculos
jurídicos, en nuestro caso, los define la constitución, que establece las
normas generales a las que se ha de someter toda ley, siendo modificable a
través de caminos que ella mimas establece; de hecho se ha modificado para cambiar
el artículo 135 no hace mucho, sin pasar por un referéndum, pues así está
establecido cuando se dan determinadas mayorías de acuerdo en el Congreso, que,
en este caso, dejó una sensación poco edificante dado el tema que trató y su
trascendencia social, por lo que debería haber sido sometida a referéndum, pero
eso conllevaba un riesgo de fracaso y bloqueo de la modificación…
La historia de nuestro país también
se ha de considerar entendiendo que esa diversidad que tenemos se fragua a través
de los tiempos, en muchos casos por medio de la violencia y la guerra. Desde
esta perspectiva, hay leyes que son puntos de inflexión, donde desaparecen los
fueros de los distintos reinos que integraban España tras la guerra de sucesión,
como pueden ser los “Decretos de nueva planta”, legislados por Felipe V. Una importante
observación sobre la historia es que la escriben los vencedores impregnándola
de sesgo partidista, por lo que siempre ha de ser revisada por expertos y
analistas para que prime la verdad sobre la falacia intencionada del vencedor
que ejerce el poder y el control. En la actualidad es tema de debate el trato
que se otorgó al pasado reciente, o sea a la historia escrita por el viejo
régimen con todo el sesgo que conlleva, que requiere la necesidad de acortarla
en su legítima verdad histórica. Mirando hacia le pasado concluyo que “somos lo
que somos por lo que fuimos”.
Respecto al aspecto afectivo, la
cuestión es más complicada, porque el afecto es de componente emocional y está
sujeto a la individualidad. Mas no por eso es menos importante, más bien al
contrario. Las emociones determinan actitudes y conductas. En el sistema
democrático son básicas para crear estado de opinión desde la manipulación,
como estamos viendo, a través, incluso, de las falsas noticias o medias
verdades, algo que ha venido a definirse como la posverdad, a la que se refiere
la RAE como: “Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y
emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”.
Esto puede llevar a confrontación irracional desde la intransigencia de un
pensamiento enquistado, resistente a la argumentación sólida. De aquí puede
surgir un cambio radical de la relación social y democrática, pasando, el respetable
contrincante, a ser tu enemigo a batir a toda costa. De eso sabemos en este país
bastante, sobre todo desde el siglo XIX con las guerras carlistas y las dos Españas
a las que alude Machado. En contraposición a las emociones encontramos el uso
del pensamiento racional y, dado que hemos hablado al principio de día de
reflexión, sería conveniente que esa reflexión estuviera exenta de emociones,
dentro de lo posible, para dar paso a la razón, que no es ni más ni menos que
un análisis racional y responsable de la situación, para obrar en consecuencia,
exento de influencias manipuladoras y según las capacidades de cada cual.
Por tanto, y resumo, mi patria está
conformada por gente muy diversa, que piensa diferente, que cree en distintas
religiones, con orientación sexual propia, de variadas tendencias políticas, donde
se conjugan razas, clases, cultura, familia, principios y valores. O sea un
conglomerado poliédrico, que genera un todo conviviente en un sistema complejo
que se ha de gestionar desde la empatía, el respeto o la tolerancia según el caso…
Visto todo lo expuesto, yo me
defino como patriota de verdad. O sea como “Persona que tiene amor a su patria
y procura todo su bien”… todo el bien para mis conciudadanos, para convivir en
paz, solidariamente, en respetuosa concordia desde el buen ejercicio de la
democracia y respetando su diversidad.
Pero quiero ir más allá. Reconozco
que no llevo, ni nunca la he llevado, banderita alguna que me asocie a esta
idea, porque no la necesito, es más creo, y cada vez estoy más convencido, de que
mi patria se hace más grande, en una tendencia universal que permita la convivencia
en este planeta desde el encuentro, no solo con la gente sino con la propia
naturaleza que conforman el todo donde vivimos. Las otras patrias son reduccionismo
de la universalidad del ser humano, que quedan acotadas al ejercicio del dominio
interesado de grupos de poder con componente histórico. Quien la quiere acotar
e imponer es porque va buscando el interés de su propio grupo de poder, y ahí
me bajo de ese carro…
La solución cada vez la tengo más
clara, aunque no sea viable, dadas las circunstancias que se dan en este mundo.
Nuestra patria es universal donde se han de dar una confluencia de leyes comunes
que la consoliden, asumir la historia común para crear una nueva convivencia y
modificar y crear los afectos entre los ciudadanos que nos lleven a un humanismo
solidario como argamasa que una a la gente. Eso es, para mí, ser patriota… pero
creo que esa patria universal está aún muy lejos de lograrse, seguro que no lo
veré dada mi edad. Tal vez antes de alcanzarse, algún patriótico miope y psicópata,
loco de atar bien poderoso, la dinamite por los aires y todo se vaya al garete…
Mientras tanto votaré procurado el mayor
bien que, a mi entender, beneficia a la gente de mi patria.
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