viernes, 3 de julio de 2015

Seguimos expectantes



Yo me mantengo expectante, como todo vecino, para ver cómo se va resolviendo la guerra de la opinión pública de cara a las próximas elecciones y, entre líneas, veo las estrategias de los grupos de poder a través de sus medios de comunicación. Pero voy concluyendo que:

Van por Iglesias y Podemos, a neutralizarlos. Ellos entienden que el sistema corre peligro con esas formas de populismo que pretenden enfocar el asunto de las pasta en beneficio de la gente y no del mundo  de las finanzas. Se enfrentan dos concepciones distintas: La gente al servicio de las empresas y otra las empresas al servicio de la gente. Lo malo es que hay una neutralización en diferido, asimilándolos a la Syriza griega. La batalla griega trasciende al resto de Europa y eso es un gran riesgo para determinados intereses de grupos. Puede ser cruel y no importará lo que sufra el pueblo llano.

Pedro Sánchez, puede ser el menos malo de las soluciones para los intereses empresariales a la vista del proceso reivindicativo de la ciudadanía. Cambiamos, a caballo de la ideología socialdemócrata, pero para seguir igual, aunque con una cara más bonita y limpia. El rearme ideológico del PSOE es complejo a la vista de su evolución, pero a nuevas caras nuevas oportunidades. El espacio de Podemos intentará ser ocupado por el PSOE con la bendición de los enemigos de Podemos.

Rivera (que debe tener detrás a su primo de Zumosol…) se plantea como alternativa, más bien del PP que del PSOE, aunque reclame el espacio de centro. Pero aún no está en plena marcha, está acelerando de la mano y el motor de los que querían un podemos de la Banca (eso dijo el ser González, el del BBVA…¿Será este el Primo de Rivera?) hasta conseguir una velocidad de crucero que arrastre. Veremos si no pincha o revienta una rueda y se tiene que quedar donde está o si sigue en su línea ascendente ganando espacios al PP. Aquí no hay derecha puramente, está en el PP, y el centro que dejó UCD, si fuera ocupado por Ciudadanos, relegaría al PP a la vieja zona ocupada por la extinta AP, la madre política del PP.

Rajoy está muy quemado, sus indecisiones le han condenado a la desconfianza de la ciudadanía. La arrogancia y prepotencia de sus portavoces, cuando no de sí mismo, es hiriente y no engancha a la gente de centro descontenta con él, en todo caso lo hará con los beligerantes de más a la derecha. Su incumplimiento de contrato electoral lo pone en evidencia y su forma de acometer los casos de corrupción y la problemática de las Españas no le da credibilidad democrática. Una nube de sospecha se mueve sobre él y su entorno. Tal vez debería hacer algo parecido al PSOE, sacar caras nuevas para desprenderse del pasado, que, según parece, anda en B desde tiempo inmemorial. Pero cuidado, que las caras nuevas van a tener que someterse a la prueba del algodón, al igual que se están sometiendo los otros. Zapata con sus chistes impresentables y Pablo Casado con sus gracietas insultantes a los muertos de la guerra civil que andan en las cunetas y su reivindicación de protagonismo supermánico derribando el muro de Berlín y parando tanque en China…

Yo parto de la base de que todos queremos lo mejor, lo que pasa es que no nos podemos de acuerdo en qué consiste eso de lo mejor y cómo llevarlo a término… De entrada habrá que hablar de dos mejores, lo mejor para uno y lo mejor para todos, por aquello de la dualidad del ser humano, individual y social. He aquí el dilema y lo que sustenta el conflicto desde que el hombre es hombre, siempre fue así… ese bien que se pretende, dónde empieza y dónde acaba, a quiénes afecta y a qué grupo pertenecen sus beneficiarios. ¿Pensamos en el bien de toda la ciudadanía y anteponemos los intereses de la sociedad, o pensamos en el bien de los grupos de poder y las oligarquías dominantes?  Hay modelos diferentes, que se siembran en función de intereses particulares o de grupo, que se vienen arrastrando desde tiempo inmemorial y se han de debatir y cambiar hasta conseguir un modelo consensuado que nos permita vivir en paz y dignamente. El que tiene el poder no lo suelta fácilmente, y el que anda apaleado procura arrebatarle el palo al apaleador para que no le siga pegando.

Ahora, desde la madurez de la ciudadanía, ya viene la reflexión. Deberíamos dejar de ser borregos de un rebaño donde se nos sigue apaleando para entrar en el redil (el palo es el poder y el control del dinero), o al menos eso creo, para empezar a reivindicar, desde el conocimiento y el espíritu crítico que se fragua con él, una vida más digna, a la par que el desvelo de nuestros gobernantes para que el ciudadano tenga un camino más preciso hacia su propio desarrollo personal e intelectual. Cada cual es muy libre de establecer su análisis, pero lo importante es saber que no es oro todo lo que reluce, que lo que se ve es solo un espejismo de una realidad que se nos presenta manipulada en función de los intereses del grupo que la emite. Que hay mucha falsedad y falacias a conciencia. Que es necesario que nos posicionemos ideológicamente y que defendamos un modelo u otro de política económica y social como lo mejor para todos los ciudadanos y obremos en consecuencia.


Yo, ante un capitalismo salvaje y un libre mercado controlado por grupos que rayan en lo mafioso, abogo por una economía humanista, donde conviva la iniciativa privada y la pública, pero sometidos a leyes justas que redunden en beneficio de una mayoría de los ciudadanos y que incluya la solidaridad y la garantía del respeto a los derechos humanos de la ciudadanía. Los estados no pueden entregarse a grupos de poder financiero, los estados han de controlar a esos grupos para que la economía y el crecimiento se basen en una justicia distributiva, tal vez esto defina hacía donde se ha de mirar a lo hora de hacer ese análisis.


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