sábado, 28 de marzo de 2009

Málaga y el mar




Ahora ando preparando un pps sobre la Málaga antigua, donde quiero conjugar fotos, música y poesía. Adelanto el poema que ando fraguando para compartirlo con todos vosotros, amigos lectores.


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Háblame del mar marinero.
Marinero, háblame del mar…

Me llaga su aroma,
se baña en mi falda
y observo a lo lejos a su infinidad.
Yo sé de su vida y de sus hazañas,
puesto que las olas vienen susurrando,
y con el susurro me van desvelando
toda la verdad.

Desde mi atalaya le acecho,
entre las almenas me escondo
para vislumbrar sus cambios de luz.
Me lanza sus guiños
jugando las aguas entre la salobre brisa
y el plácido ritmo de su ondulación.
Mis ojos se pierden sobre el horizonte
y mi fantasía en un vuelo ignoto,
busca otros lugares de imaginación.

Él es mi compinche
y en las noches blancas me lanza destellos de luna
que doran mi falda y adornan mi cara
hasta la núbil llegada del alba.
Y yo, plateada, sueño con amores de otras dimensiones,
amores de allende junto a lunas claras.

Dame tú la nuevas que yo necesito,
dime cosas lindas que vieras allá.
Háblame del porte y de su tronío,
de su feroz fuerza y su dulce calma,
de su vida interna que lleva preñada
entre sus entrañas miles de esperanzas.
Pues yo, Malaka,
desde que naciera vivo de su savia,
miro por sus ojos,
siento que da vida a todos mis hijos,
mientras que sus olas, su brisa y su canto,
me colman de gozo y se van mezclando
entre las biznagas de suave perfume
que impregna mis calles
desde el mismo Palo hasta los Percheles,
en la calle Larios, la Constitución,
desde el Molinillo hasta la Estación.

Háblame del mar marinero.
Marinero, háblame del mar
que si no me muero.






Ocurrencia 8 (Heteroimagen)


"Lo que los demás piensen de ti, no depende tanto de cómo tú eres, sino de cómo son ellos".

La opinión que se forma la gente está condicionada por los esquemas que se han fraguado por razón de sus principios, valores, experiencias, etc. mediante cuya aplicación evalúan aquello que perciben. En suma, depende más de su propia personalidad y cogniciones que de cualquier otra cosa. Por tanto, la heteroimagen o imagen que creemos que los demás tienen sobre uno, es carente de fundamentación sólida, pues a su vez también se aplica el principio de esta ocurrencia, por lo que se desvía de la realidad. La gente no suele pensar de nosotros aquello que creemos. En todo caso, la relación y la comunicación corrigen las desviaciones. La proximidad, o no, de esquemas entre uno y otro, sí permite que podamos acercarnos en las apreciaciones de valoración, pues nos dota de baremos similares.

jueves, 26 de marzo de 2009

Gracias Sílice


En un principio estas reflexiones estaban dedicadas, exclusivamente, como respuesta al comentario de Sílice en mi escrito Sawabona del pasado 23, pero he decidido, por su extensión y la dimensión argumental, exponerlo en el blog dándole entidad propia y buscando una mejor accesibilidad al mismo por parte de los visitantes. Espero, pues, que no le importe las referencias que hago a su participación, a sus observaciones y a la expresión afectiva que conlleva.


Una vez más, amiga Inma, tu comentario cierne mi mente y en ese proceso de tamizado del razonamiento me obliga a desmenuzar las ideas que sustentan mis argumentaciones, cosa que agradezco enormemente. Ello hace posible, no solo que revise mis planteamientos, sino que los consolide y estructure, que me aclare y vislumbre más objetivamente la verdad, siempre relativa, que sustenta mis creencias.


El pasado 4 de febrero, mi 58 cumpleaños, colgué un relato titulado: ¡Vaya día que llevo! en cuyo último párrafo dice: “…Y llega uno a pensar que no le da miedo estar solo, no tienes tanta dependencia de otros, eres más autosuficiente que antes… y ves un peligro que contaré luego…” El peligro a que me refería es ese que tú identificas perfectamente, la no necesidad del otro como complemento a algo que requieras y, en consecuencia, la obligación de redefinir la relación en otra línea, en apoyarse en otras vinculaciones que la sustenten. Pero la gran cuestión es si estamos suficientemente maduros para enfrentarnos a ese cambio inequívoco, que nos trae la evolución social, y si seremos capaces de gestionarlo exitosamente.


Yo, en mi proceso de razonamiento, supongo que en consonancia con la mayoría de la gente, lo establezco con meridiana claridad, lo asumo e identifico, incluso me siento capaz de comprender e identificar los elementos que se tendrán que redefinir, que modificar, para esta gestión exitosa; pero en la práctica no es tan fácil, no estoy solo, tengo que compartir el análisis con mi pareja y existen, como es lógico, visiones divergentes de muchas cuestiones que implican negociación y toda negociación conlleva pérdidas y ganancias que se han de valorar para facilitar el ajuste. Existe otro problema añadido que es el “troquelado” que nuestro sistema educativo nos realizó en la infancia, los esquemas sobre conductas, principios y valores que se introyectaron y hacen de Pepito Grillo; al igual que la acomodación a determinadas situaciones, la creación de hábitos de relación e interacción familiar y los bienes materiales que en ese proceso negociador pueden quedar tocados. Esos siguen estando ahí, solidificados como una roca, a la que hay que ir diluyendo con la lluvia constante de la reflexión, la argumentación y la elaboración de nuevos pensamientos que den respuestas razonables y razonadas a la evolución social, al proceso de cambio en el que estamos inmersos, sin que te causen conflictos internos, que es el mayor y más complejo de los conflictos. Digo esto porque el conflicto interno es las antípodas de la felicidad. Una situación insostenible donde la disonancia cognitiva puede incidir, cuando no acabar, con nuestra propia salud y equilibrio mental. Por eso sostengo que el flujo evolutivo es conveniente que sea lento y pausado, acompasado y acomodado a las características de cada uno. Que permita ir digiriendo los cambios de forma no traumática para evitar esos conflictos internos y externos a los que me he referido.


En esta línea, los tres escritos que colgué en Enero, habían versado sobre este asunto, pero en especial “Relación objetiva Vs. relación objetal”, que ya habrás leído. Después seguí reflexionando sobre el tema y colgué “Ajuste de roles en la pareja” el 20 de febrero, y este que estamos comentando de Sawabona. Estos son los que sustentan mis planteamientos actuales sobre el tema, aunque a lo largo de mi blog se vislumbra, cuando no se aprecia con total claridad, mi posición vital con relación el proceso evolutivo que estamos viviendo y su complejidad. No obstante, me he sentado frente a la ventana que me abres y he iniciado un proceso de ampliación sobre estas reflexiones, que ahora cuelgo, y continuará como es natural.

Un abrazo y como siempre, gracias por hacer de musa, motivadora, estímulo o como quieras llamarlo, para mis reflexiones.

lunes, 23 de marzo de 2009

SAWABONA


A veces recibimos montajes en pps con impresionantes fotografías y magnífica presentación, adornando a un excelente mensaje. La presentación es tan llamativa que acaba imponiéndose al texto y el mensaje queda mediatizado, cuando no anulado, por ella. Si bien he remitido a muchos de mis amigos y amigas el pps SAWABONA, no he podido ni querido evitar detraer el texto y colgarlo en mi blog. No suelo, ni es la misión de este blog, colgar cosas que otros elaboren o construyan, puesto que una da las variables que lo caracterizan es la creación propia o el modo peculiar que tengo de entender y ver las cosas. Ahora bien, cuando el acuerdo es total y me identifico con lo expresado por otra persona de forma integral, hago mío ese razonamiento, esa reflexión, esa manera de ver el mundo y las cosas que nos rodean. Entonces me siento con la obligación moral de colgarlo en el blog para seguir con la filosofía que lo justifica.

El 12 de enero pasado colgué “Leyenda sioux”, que completaba magistralmente mi reflexión sobre la “relación objetiva Vs. relación objetal”. Hoy cuelgo esta que considero que también la complementa en la línea que yo sostengo. Por ello quiero hacérosla llegar, para que la reflexionéis conmigo y saquéis vuestras propias conclusiones personales. Como siempre, será un placer contar con vuestra aportación a través de los comentarios.


SAWABONA
- Sobre estar solo- (Flávio Gikovate, médico psicoterapeuta)

No es solo el avance tecnológico lo que marcó el inicio de este milenio. Las relaciones afectivas también están pasando por profundas transformaciones y revolucionando el concepto de amor.
Lo que se busca hoy es una relación compatible con los tiempos modernos, en la que exista individualidad, respeto, alegría y placer por estar juntos y no una relación de dependencia, en la que uno responsabiliza al otro de su bienestar.

La idea de que una persona sea el remedio para nuestra felicidad, que nació con el romanticismo, está llamada a desaparecer en este inicio de siglo. El amor romántico parte de la premisa de que somos una parte y necesitamos encontrar nuestra otra mitad para sentirnos completos.

Muchas veces ocurre hasta un proceso de despersonalización que, históricamente, ha alcanzado más a la mujer. Ella abandona sus características, para amalgamarse al proyecto masculino. La teoría de la unión entre opuestos también viene de esta raíz. El otro tiene que saber hacer lo que yo no sé. Si soy manso, ella debe ser agresiva, y así todo lo demás. Una idea práctica de supervivencia, y poco romántica, por más señas.

La palabra de orden de este siglo es asociación. Estamos cambiando el amor de necesidad, por el amor de deseo. Me gusta y deseo la compañía, pero no la necesito, lo que es muy diferente.

Con el avance tecnológico, que exige más tiempo individual, las personas están perdiendo el miedo a estar solas, y aprendiendo a vivir mejor consigo mismas. Ellas están comenzando a darse cuenta que se sienten parte, pero son enteras. El otro, con el cual se establece un vínculo, también se siente una parte, no es el príncipe o salvador de ninguna cosa, es solamente un compañero de viaje.

El hombre es un animal que va cambiando el mundo, y después tiene que irse reciclando para adaptarse al mundo que fabricó. Estamos entrando en la era de la individualidad, que no tiene nada que ver con el egoísmo. El egoísta no tiene energía propia; el se alimenta de la energía de los demás, sea financiera o moral. La nueva forma de amor, o más amor, tiene nuevo aspecto y significado. Apunta a la aproximación de dos enteros, y no a la unión de dos mitades. Y ella solo es posible para aquellos que consiguieron trabajar su individualidad.

Cuanto más fuera el individuo capaz de vivir solo, más preparado estará para una buena relación afectiva. La soledad es buena, estar solo no es vergonzoso. Al contrario, da dignidad a la persona. Las buenas relaciones afectivas son óptimas, son muy parecidas con estar solo, nadie exige nada de nadie y ambos crecen. Relaciones de dominación y de concesiones exageradas son cosas del siglo pasado. Cada cerebro es único. Nuestro modo de pensar y actuar no sirve de referencia para evaluar a nadie. Muchas veces, pensamos que el otro es nuestra alma gemela y en verdad, lo que hacemos es inventarlo a nuestro gusto.

Todas las personas deberían estar solas de vez en cuando, para establecer un diálogo interno y descubrir su fuerza personal. En la soledad, el individuo entiende que la armonía y la paz de espíritu solo se pueden encontrar dentro de uno mismo, y no a partir de los demás. Al percibir esto, el se vuelve menos crítico y más comprensivo con las diferencias, respetando la forma de ser de cada uno.

El amor de dos personas enteras es el bien mas saludable. En este tipo de unión, está el abrigo, el placer de la compañía y el respeto por el ser amado. No siempre es suficiente ser perdonado por alguien. Algunas veces hay que aprender a perdonarse a si mismo...


P.D. Si tienes curiosidad por saber el significado de SAWABONA, es un saludo usado en el sur de Africa y quiere decir: ”YO TE RESPETO, YO TE VALORO, Y TU ERES IMPORTANTE PARA MI".

Como respuesta las personas dicen: SHIKOBA, que es "ENTONCES, YO EXISTO PARA TI"
Stolen kiss
( Ernesto Cortazar )

viernes, 13 de marzo de 2009

Ocurrencia 7 (El encuentro)


“La vida es el arte del encuentro”. (Facundo Cabral)


La expresión de Facundo Cabral la avalo con todas las ocurrencias que he publicado hasta ahora. Todas ellas aportan algo significativo a ese arte del encuentro entre las personas, pero también al encuentro con la naturaleza y con todo el entorno que nos nutre o nos acosa. El encuentro, con visión positiva, siempre será interesante, pues hasta de lo malo se sacan consecuencias provechosas.

Ocurrencia 6 (Sonrisa)



“Una sonrisa es el inicio de la felicidad”.

En uno de aquellos cursos que solemos hacer en busca del perfeccionamiento, la felicidad y el amejoramiento en general, Fidel Delgado, psicólogo avezado en estas lides, nos decía que para empezar bien el día era conveniente asomarse al espejo y durante quince segundos mantener la sonrisa, lo que nos llevaría al buen humor, pues la distensión muscular y la disposición psicológica que se generaba, garantizaba el inicio de una buena jornada de trabajo. Yo, con el tiempo acabé confiando en ello y colgué en mi despacho un cartel con la frase de esta ocurrencia. Hoy sigo pensando que una sonrisa es el primer paso para entrar en la senda de la felicidad, tal vez por eso las sonrisas me enamoran…

jueves, 12 de marzo de 2009

Ocurrencia 5 (Paracaídas)




“La mente es como un paracaídas, solo funciona cuando se abre”.

Es una expresión que siempre me gustó. Plantea la necesidad de mente abierta para crecer y desarrollarse, hacer de esponja que capte todo lo que hay en nuestro entorno. Ahora bien, el que funcione no quiere decir que se lo trague todo, sino que inicie el sano proceso de la digestión intelectual, que el razonamiento y el discernimiento sean los jugos gástricos que permitan una buena digestión de las ideas. En boca cerrada no entran moscas, pero tampoco comida y acabas falleciendo de inanición.

martes, 10 de marzo de 2009

La Misión



Hace algún tiempo, una amiga me pidió que le prologara un libro sobre enfermería de salud mental, cosa que realicé con sumo placer. Esta es, en parte, la reflexión que sustentó el prólogo a la obra y que ahora quiero compartir con mis lectores, tanto de España como de América, a los que animo a colgar los comentarios que estimen oportunos. Ya sabéis que no es necesario contar con una cuenta propia en blogger para aportar algún comentario, sino que basta con usar el apartado de anónimo, pudiendo identificarse en el escrito.


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La Misión


Algunas de las preguntas que sistemáticamente nos hemos planteado los seres humanos hacen referencia a qué pintamos en este mundo, cuál es nuestra misión, qué mueve nuestra existencia y hacia dónde vamos o debemos ir. Yo me atrevería a identificar la conservación de la especie como esta gran misión. Llevamos un mensaje genético (instinto de conservación) que nos orienta hacia la mejora del linaje a través de uno mismo y de su “inteligente complejidad”.

Un sujeto tan indefenso como el hombre no podría haber subsistido sin la inteligencia, sus depredadores le habrían eliminado a las primeras de cambio. Debió sentirse muy acorralado y, ante ello, desarrolló algo que le distinguió de las demás especies: el análisis de lo empírico. Ese recorrido desde lo inductivo a lo deductivo y viceversa, le permitió la creación de instrumentos para suplir sus carencias y deficiencias, a la vez que percatarse de la necesidad de asociarse para defenderse del agresor. Esto le llevó a la socialización como medida de “solidaridad de conveniencia”. Sabía que por sí mismo no podía resolver su problema de supervivencia y necesitaba de los demás para sobrevivir, tanto en lo relativo a la nutrición, como a la reproducción. Por tanto hablaríamos de una triada de instintos que garantizarían la especie; es decir, que consolidarían la gran misión de conservarla: nutrición, socialización y reproducción.

Podemos entrar en la dialéctica de cuál es la motivación central que permite esa actuación, pero no podremos negar que el celo conservacionista lleva, en último caso, al egocentrismo, siendo este una de las bases motivadoras. El primer objetivo es mi propia conservación, pero si para ello he de asociarme con otros lo haré, incluso en contra de aquellos de mi propia especie que pongan en peligro mi existencia. Por otro lado, mi poder garantizará mi independencia y libertad, y mi elección en la reproducción estará mediatizada por la competencia del compañero/a de procreación.

Por tanto, ese equilibrio entre el egoísmo hedonista instintivo y la necesidad de los demás para sobrevivir (en psicoanálisis nos llevaría a estructurar el ello, yo y superyo), es la razón del procedimiento de socialización; un equilibrio dicotómico entre puedo por mí mismo y necesito de los demás. Es el proceso de intercambio social en las relaciones humanas. Evidentemente, mientras menos necesitemos de la ayuda de los demás, más libres y autónomos seremos, pero el autoabastecimiento total es imposible y contrario a los principios que han permitido nuestra propia evolución.

Mi impresión es que en cada uno de nosotros existe un microcosmos donde se conjugan todos los elementos que integran y definen la existencia universal. Solo es necesario despertarlos en su justa medida para conseguir de cada sujeto aquello que se pretende. La socialización es el proceso por el que se elicitan e instauran esos valores o principios, que pretendemos universales, y que conforman la vía de desarrollo personal dentro del grupo al que pertenecemos. Su objetivo final sería nuestra autorrealización en un marco, muchas veces conflictivo, dentro del entorno social. Nuestro intelecto nos ha de llevar al convencimiento de que la mejoría de la sociedad solo se dará mediante una comunión de principios sembrados y aceptados libremente. Es una nutrición en vasos comunicantes. De aquí que, todos y cada uno, debamos tener conciencia de aportar lo más y mejor posible al desarrollo social en la vía hacia la excelencia.

Esa especie de búsqueda asintótica de la perfección, se plasma en la tendencia a la autorrealización, estadio final del vértice de la pirámide que Maslow nos propone. Es un camino complejo, donde vamos subiendo peldaños conforme cubrimos los anteriores, total o parcialmente; el gran reto u objetivo de nuestra vida. La inteligencia nos ha permitido, desde nuestros ancestros, forjar instrumentos y herramientas para evolucionar en la satisfacción de las necesidades. La complejidad del sistema nos ha llevado a la especialización, como mejor forma de estructuración funcional. El problema, bajo mi punto de vista, radica en la dificultad de visión total u holística; en la cantidad de elementos que escapan a nuestra comprensión y capacidad de respuesta ante una circunstancia determinada. El afrontamiento de esas situaciones, en la cotidianidad, representa el esquema básico de instrumentalización de las soluciones, hasta tal punto que debemos fraguar un repertorio de técnicas y habilidades que nos garanticen, lo mejor posible, el éxito de dicho afrontamiento.

Es evidente que mientras más y mejores recursos tiene un sujeto para enfrentarse a su entorno, mayor capacidad y poder posee para superar demandas conflictivas y estresantes. Yo diría que es más libre y autónomo, menos dependiente y con más capacidad de control sobre su propia evolución. De aquí, un justo uso de la inteligencia como continente del poder y el conocimiento. No podemos olvidar que, en gran medida, “mi poder es mi inteligencia” en la relación con mi entorno.

lunes, 9 de marzo de 2009

Mi corazón se ancla en el ayer


Mi corazón se ancla en el ayer
y confunde el pasado y el futuro.
Se aferra a la nostalgia,
y piensa que todo es como antes,
negando el vuelo de la vida
se resiste a perderte por el horizonte.

Pobre y torpe se cree tu dueño
amparado en la escritura de promesas
de delirios amorosos juveniles.

Se olvidó de cultivar el huerto del amor
y dejo que los hierbajos lo arrasaran en el tiempo,
que otros plantaran su semilla furtiva
recogiendo el fruto clandestino.

Ahora, en la vejez,
no tengo fuerza para repoblarlo,
y los nobles y maduros frutos que requiero
no los dan los árboles sembrados.

Me siento solo, pues no supe cuidar
con arte de hortelano
el árbol de la savia fresca
que me diera la vida al final del camino.
Perdí la sombra refrescante y protectora,
espacio bucólico de encuentro,
que viera cumplidos mis proyectos
llevándome a un final sosegado
cobijado por el fruto de ese huerto


A modo de sentencia
me viene a la memoria los versos,
en vida retirada, de Fray Luis de León:


Del monte en la ladera,

por mi mano plantado, tengo un huerto,

que con la primavera

de bella flor cubierto

ya muestra en esperanza el fruto cierto.


Más yo, ya perdí mi primavera,
y la esperanza de la flor y el fruto cierto
que a la sombra ahora me nutriera.

El Concierto


Hace unos días asistí a un maravilloso espectáculo en el Teatro Cervantes de Málaga. Fui al concierto de San Valentín, organizado por la Universidad de Málaga. Actuó la Orquesta de Cámara de la UMA (OCUMA) y la “bailaora” Rosi de Alva y su grupo flamenco en un alarde de expresión musical y rítmica, donde se fusionó la música clásica con la más pura demostración del cante y baile flamenco.

Dos elementos provenientes y desarrollados en mundos tan opuestos. La orquesta de cámara, propia de actuaciones palaciegas, como exponente del disfrute de la música clásica por círculos reducidos, cercanos a la nobleza y alta aristocracia; y el flamenco, propio del pueblo llano, cuando no de colectivos marginales y desamparados de la vida, expresión de las penas y alegrías, del trabajo, el llanto y sufrimiento de una masa social explotada y sometida a la clase dominante, testimonio de sus vivencias y sentimientos más íntimos. Dos formas, pues, de manifestación artística y musical de grupos tan dispares y, generalmente, enfrentados. Ambas suscitaron en mí profundas emociones y me hicieron vibrar con su expectante audición. La orquesta de cámara con la introducción y el interludio y el cuadro flamenco con su farruca, guajira, tango y seguiriyas, creando un ambiente denso y penetrante, donde el baile, flexible y acompasado, se elevaba a la máxima expresión, cargando el aire de notas que hacían entusiasmarse a los espectadores. Para mí, el punto álgido fueron los momentos en que ambas músicas se entrelazaron en una sinfonía perfecta de compenetración y hermanamiento, en la máxima expresión de la cadencia clásica con sus instrumentos de cuerda y el canto y baile con acento popular amparado en guitarras, cajones y el ritmo trepidante de las palmas.

Y yo, como a todo le busco segundas lecturas y pretendo generalizar los fundamentos de cualquier manifestación, no pude detraerme a algunas reflexiones. Como miembro del colectivo universitario me sentí orgulloso de nuestra orquesta y como vocal de la peña flamenca Juan Casillas, percibí la esencia del flamenco, en un marco incomparable, arropado y fusionado con la música de cámara. Empecé a concluir que lo diverso, cuando hay actitud y voluntad de acoplar, suma y eleva el arte, la expresión y la calidad de las cosas, complementándose. Que, por muy diferentes que se sea, siempre hay elementos o nexos comunes que pueden llevar al entendimiento y la creación de espacios de encuentro. Que quien renuncia a ello, desprecia la creación y génesis de nuevas expresiones y rechaza el enriquecimiento personal que conlleva el sencillo intercambio sin imposiciones ni condicionantes, en ese intento armónico y creativo de fusión para engendrar algo nuevo, donde confluyan las esencias de las partes.

¡Nos cuesta tanto entendernos! Andamos obstinados en poseer la verdad, en despreciar lo diferente y rendir pleitesía a lo nuestro. No comprendemos que la elevación está en conjugar la diversidad y, siempre que seamos capaces de discernir de forma racional y razonada, aprehender e introyectar la esencia de las cosas, beber de las fuentes del saber ajeno, escuchar y compartir, sin insolencia y con la mente abierta, a los demás y armonizar las expresiones y las ideas para componer una nueva melodía donde el entendimiento, el respeto y la simbiosis nos lleven a la sinergia que sume y potencie el desarrollo humano. Pero nos empeñamos en separarnos, en poner fronteras, en la intransigencia, en el enfrentamiento y el conflicto, exhibiendo actitudes miopes, que solo son entendibles desde la alienación amparada en principios dogmáticos que atenta contra el libre razonamiento.

La fusión de estas dos manifestaciones artísticas, interpretadas por la orquesta de cámara y el grupo flamenco, es una excelente lección que manifiesta la sublime expresión de dos formas de representar las sensaciones más íntimas de colectivos sociales tan dispares, pero, a la vez, tan próximos en la propia esencia del ser humano. Bonito ejemplo de fusión creativa, que canaliza y gesta sensibilidades afines, que materializa el entendimiento y la conjunción, donde solo la inteligencia es capaz de inferir elementos positivos de cohesión social y desarrollo de la convivencia.

sábado, 7 de marzo de 2009

Imbecilidad e invisibilidad (ceguera)


A la sazón del siguiente comentario colgado en el blog de mi amiga Inma Arrabal (http://siliceamni.blogspot.com/) quiero seguir con la línea de razonamiento iniciada y profundizar un poco más en ello:

“Decía Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mis circunstancias". Sabia afirmación pues uno no escapa al medio en el que se desenvuelve y sus influencias determinan nuestra situación y hasta la estructura de la propia personalidad. Ortega y Gasset, demuestra ser un gran filósofo.

Por otro lado, se dice que en las tertulias madrileñas de café, un torero (¿Joselito?) al que se tenía por inculto, respondió a quien le enfrentó a semejante afirmación filosófica: "Ezo eh que c'a cual eh c'a cual". Otra forma de decir lo mismo desde la expresión vulgar.

Podemos deducir que el ser humano es un filósofo por definición, en mayor o menor medida, y que solo le frena su expresión el miedo al ridículo; ridículo que definen los intelectuales mediante las formas expresivas académicas que les protegen y amparan.

Digo esto porque la imbecilidad a la que aludes es madre de la invisibilidad intelectual y los imbéciles intelectuales los hay muy cultivados. Yo, cuando voy a mi pueblo, en el bar, escucho la filosofía profunda de la gente expresada a su forma y estilo y debato con ellos para enriquecerme.”

Pues bien, hace un par de años realicé una exposición fotográfica en mi pueblo sobre su evolución en el pasado siglo, con motivo del segundo centenario de su segregación del ayuntamiento de Antequera, al que había sido integrado por Diego de Narvaez en 1424, tras conquistarlo al reino de Granada. La visitó una señora y me comentó que se habían hecho diversos trabajos para celebrar el evento y ella compiló 200 historias contadas por diferentes personas del pueblo según su forma y estilo. Fue un trabajo muy interesante y participativo. Esta mujer, me decía muy contrariada, que un conocido catedrático de lengua que daba clases en un instituto, la descalificó por la forma de la expresión y los fallos de sintaxis y desajustes a lo académico. Reverbero esta historia a raíz de la apreciación de mi amiga Inma sobre la invisibilidad y la imbecilidad y mi comentario al respecto.

Nuestra sociedad e historia están llenas de situaciones parecidas, donde se le presta pleitesía a las formas y se obvian los fondos. Catedráticos y "chulapos intelectuales" se ríen de la forma de expresión del pueblo llano y lo descalifican por no ajustarse a las formas académicas, sin considerar el contenido del mensaje que se transmite y su profundidad. Esta situación coarta la libre expresión de la gente y empobrece el flujo de información y conocimientos. Es una actitud calificable de imbecilidad conjugada con invisibilidad (entendida como ceguera), aplicable a la falta de visión de una realidad que trasciende las formas en el sentido de lo intelectual o uso del intelecto (inteligencia). En todo caso, subyace un posicionamiento de arrogancia, insolencia, envanecimiento, soberbia y desprecio hacia un sujeto que no usa correctamente los términos académicos. Esta actitud pueril, falta de madurez intelectual, es un mecanismo de defensa para hacer notar las diferencias que, pensamos, mantenemos con el "populacho" y evidenciar nuestra mejor y más completa formación, que lleva a la superioridad intelectual, descalificando las ideas, razonamientos y argumentos que puedan exponernos en contraposición a los propios.

Por eso, lo inteligente, si se quiere comunicar y relacionarse con los amigos, es adaptarse a su forma de hablar, de expresarse, y constatar que lo significativo es lo que se dice y no cómo se dice, siempre que sea entendido perfectamente o, al menos, saber descodificar fehacientemente el mensaje que recibimos. Lo importante es mi capacidad para comprender y asimilar las ideas, y pasando por encima de las formas en que se expresan, aprehender la esencia del pensamiento ajeno y su trascendencia. De esta forma dejaré de ser un perfecto imbécil y me convertiré en un sujeto lúcido y capaz de crecer sin complejos ni vanidades estúpidas, desde la humildad y la sencillez que lleva al respeto hacia los demás y al reconocimiento de sus propias capacidades.

Ocurrencia 4 (Comunicar)



“El arte de comunicar está en hablar el idioma del que escucha”.





Mi experiencia profesional en el mundo sanitario me hace concluir que hay gente que se parapeta en el idioma o la especialización para delimitar y ostentar el poder de su conocimiento incuestionable. Aún recuerdo la expresión del familiar de un paciente, ante la explicación del facultativo sobre el resultado de una gasometría, dándole información sobre la misma (PH, PO2, PCO2, saturación O2, etc.) que concluyó con la pregunta: ¿Y cuando lo operan?


A mis alumnos en la universidad siempre les recalqué la frase de la ocurrencia, pues entiendo que la comunicación es una herramienta de primera magnitud, no solo en la relación terapéutica, sino en todo tipo de relación humana. Cuando uno tiene por objetivo hacer llegar un mensaje a alguien, es imprescindible valorar el feed-back y reconducir el mismo mediante la conjunción del sistema de codificación y descodificación; es decir, ajustando la codificación para que sea descodificada por el receptor de forma fiel y veraz.

lunes, 2 de marzo de 2009

Me embarga el estupor ante los hechos

  Opinión | TRIBUNA Antonio Porras Cabrera Profesor jubilado de la UMA Publicado en La Opinión de Málaga el 10 FEB 2024 7:00  ======...