jueves, 30 de julio de 2009

Para reír


Llevamos una temporada en que cuelgo algo cada tres días. Hemos estado, y seguiremos, tocando el tema del amor y la pareja, pero cómo este blog se llama Cosas de Antonio y Antonio tiene otras vertientes y formas de ver las cosas, o sea otras cosas, hasta que no salga a la luz el próximo post serio, os invito a reír con este chiste… al que le haga gracia , claro.

Os recuerdo que una sonrisa es el inicio de la felicidad y que la risoterapia elimina los males del alma...
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CONFESIÓN.

Una señora va a confesarse y le dice al cura:

-Padre, me acuso de que soy una cotilla.
El cura sorprendido le contesta:
-Hija eso no es pecado, ser cotilla puede ser de mal gusto para la gente, pero no es pecado.
-Padre, es que soy muy cotilla, muy cotilla, ando viendo los programas de Salsa Rosa, Jorge Javier, Campuzano… etc. Todos los que se dedican al chismorreo y cotilleo. Me gusta llevar cuenta de la vida de todos. Eso ha de ser pecado, eso no es bueno.
-Hija, te digo que no es pecado, pero contente un poco porque invadir la vida de los demás no es bueno, aunque no sea pecado.
-De todas formas, padre yo quiero que me absuelva.
Se puso tan pesada que el cura con tal de que le dejara le dice;
-Bueno hija, reza un padre nuestro y evita ser cotilla.

Le da la absolución y cuando se iba, la señora se vuelve y le dice al cura:
-Perdone padre, pero ya que estoy aquí y usted debe saber de eso más que nadie, me permite una pregunta que siempre me rondó por la cabeza y nadie me contestó?
-Nada hija, venga, dime que quieres saber:
-Verá, cuando murió San José, qué hizo la Virgen con la carpintería, la vendió, la traspasó, las desmanteló? Porque el niño no le salió carpintero…

lunes, 27 de julio de 2009

La perspectiva mercantilista del amor.


He tocado el tema de la relación de pareja desde dos teorías o enfoques, pero con una visión muy personal a la hora de aplicarlas, pues no fueron creadas para ello, sino para explicar otro tipo de relación diferente.

Ahora, aun sabiendo que existen otros muchos planteamientos, visiones y teorías que pueden explicar la relación amorosa y/o de pareja, y con el respeto que a uno le merecen todas las posiciones que puedan generarse, vengo a presentar una visión muy singular, interesante y controvertida a la vez. Solo pretendo ponerla sobre la mesa para que cada cual saque las conclusiones que estime convenientes y oportunas. Es posible que una visión tan mecanicista, fría y aséptica cueste comprenderla y aceptarla, pero si la vemos con la mente abierta, con la redefinición de conceptos, librándolos de la carga cultural que los agobia, y concebimos las emociones, afectos, desafectos, etc. como un producto en la relación, sea más fácil su entendimiento. Intentaré ser muy escueto, preciso y claro en la exposición para facilitar su comprensión en los términos en que yo la interpreto.

Determinados autores entienden el intercambio social desde la perspectiva del mercantilismo, como expone Sharon S. Brehm: “Para quienes abordan el problema de esta manera, nuestra asociación con los demás es determinada por los mismos principios que regulan el mercado económico: recompensas, costes, soluciones de recambio”. Esta es, pues, la filosofía general que sustenta el planteamiento. Pero ¡Cuidado, no os vayáis aun! Veamos primero que dice y como sustenta su razonamiento, para ello es conveniente conocer lo que refiere respecto a estos términos y como los define:

  1. Las recompensas. Es todo aquello que conseguimos de esa relación, lo que nos aporta. Describe tres tipos de recompensas:
    a) Características intrínsecas del compañero. (Ej. Belleza, inteligencia…)
    b) Comportamiento directamente remunerador del compañero. (Ej. Relaciones sexuales, servicios prestados, atención…)
    c) Acceso que el compañero otorga a los recursos extrínsecos deseados. (Ej. Dinero, prestigio, protección…)

  2. Los costes. Hace alusión a los aspectos desagradables del compañero y la tolerancia que conlleva y a las aportaciones que nos exija esa relación. Algunos autores sostienen que los costes son más importantes que las recompensas en la relación.

  3. Las soluciones de recambio. Alude a la posibilidad de conseguir en otro sujeto, lo que nos proporciona el compañero. Si las personas creen que existe otras relaciones disponibles, más remuneradoras y menos costosas que su relación actual, también existen grandes posibilidades de que abandone esta última. A falta de mejores soluciones, las personas se apegan a su relación presente y tienden a conservarla.
Dos cuestiones de interés:
  1. Ley de explotación personal: “En toda relación sentimental, la persona que siente menos afecto puede explotar a la que siente mayor afecto”.

  2. El principio del menor interés: “La persona que tiene un menor interés en continuar la relación se halla en posición de dictar las condiciones de la asociación”.
El que tiene mayor poder está menos implicado sentimentalmente, tiene mayor número de soluciones de recambio y posee mayor seducción…

No obstante, ante este planteamiento tan mecanicista, cabe preguntarse por el proceso mediante el cual un individuo se apega a otro: ¿Cómo llegamos a confiar en la gente y a conformarnos con la espera de una reciprocidad no específica? ¿Cómo es que la felicidad de otra persona puede brindarnos un gran placer? Esto escapa a la simplicidad aparente del planteamiento mecanicista y nos obliga a buscar los motivos o impulsos que generan estas conductas.

Otros tres conceptos que plantea:
  1. Las inversiones. Están constituidas por todo recurso psicológico o material que hayamos invertido en la relación y que se perdería si esta llegase a su fin. (Ej. El dinero gastado en el compañero, pero también los cuidados que se le han brindado).

  2. La teoría de la disonancia. La disonancia es engendrada por los aspectos indeseables de una cosa cualquiera que hemos elegido hacer de forma voluntaria… posiblemente por no haber dado el fruto deseado. Ese estado desagradable lo intentamos reducir para evitar el conflicto interno, y una forma de reducirlo es convencernos de que la meta por la que hemos sufrido vale la pena. Por tanto, bajo mi opinión, sería elevar a lo aceptable lo inaceptable para contrarrestar el conflicto interno de haber elegido lo inelegible.

  3. La teoría de la equidad. Se ajusta simultáneamente en lo que recibimos y en lo que damos, centrándose asimismo sobre ambos miembros del apareja. La relación entre lo que yo doy y recibo debe ser igual a la resultante de lo que el otro da y recibe.
El concepto de “vale la pena”, aludido en el apartado 2, tiene su parangón, bajo mi modesta opinión, en lo que los economistas llaman “el coste de oportunidad”; es decir, cuánto me aportaría lo que hubiera podido hacer con este dinero, en la oportunidad perdida, a la que he renunciado, si no hubiese hecho esto otro. ¿Es compensada la pena que me produce tener que renunciar a otras cosas, amigos, salidas, amores, libertad, etc. por lo que me aporta esta relación? ¿Vale esa pena?

Ocurre que el valor de una misma cosa no es el mismo para ambas personas. Una mirada, un beso, un detalle insignificante puede tener un gran valor para uno y no para otro. El abuso se produce cuando en la transacción los valores no se ajustan y uno, sabedor de la valoración que puede tener un gesto o acto suyo para el otro, lo cobra a precio desorbitado, incluso exige sumisión y ejerce el despotismo. En estos casos, estaríamos hablando de la ley de la explotación personal y del principio del menor interés. Becker lo plasma maravillosamente en sus rimas:
"Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso...
¡yo no sé qué te diera por un beso!"
Finalmente, esta visión, que se podría entender como agresora de la concepción del amor que sostiene nuestra cultura, es variablemente digerible según la experiencia y evolución de cada sujeto que la analice. Bajo mi punto de vista, no es tan claramente entendible por quien anda enamorado locamente de otra persona, pudiendo sonarle a sacrílego el planteamiento. Con el paso del tiempo y la aportación inexorable que la experiencia va proporcionando, aparecen las delimitaciones y la aceptación más racional de la relación amorosa y sus entresijos. Alguien dijo que “el enamoramiento es una enfermedad que se cura con el matrimonio”. Sin llegar a eso extremos, yo me atrevería a decir que “en el enamoramiento rige el corazón, pero que con el tiempo debe ceder la mayor parte del mando al cerebro”. Bueno, lo dejo aquí y abro el campo de la reflexión.

viernes, 24 de julio de 2009

Influencia social

Hago un requiebro con este tema, para quien le motive, y sigo con el asunto que tenemos entre manos en el próximmo escrito.
Para aquellas personas que estéis interesadas en los temas relacionados con la influencia social y cómo nos integramos en el entorno mediante el proceso de adaptación (dónde fueres haz lo que vieres) os presento un artículo que acabo de publicar en la revista on-line “PRESENCIA. Revista de enfermería de salud mental”. Os adjunto el resumen o abstract, para ver de qué va.
La dirección es: http://www.index-f.com/presencia/n9/p0147.php Para bajar el texto completo se necesita la subscripción, que es gratuita e inmediata. Si os interesa entrar y tenéis algún problema estoy a vuestra disposición, para aclarar el proceso, en mi correo electrónico.


Influencia de la opinión del endogrupo en el cambio de opinión en mandos intermedios de enfermería.


Resumen.
Estudio experimental que evalúa el cambio de actitud u opinión de los mandos intermedios de enfermería en base al modelo teórico de la autocategorización en la influencia social. Para ello se realiza un diseño experimental, grupo control y mediciones solo "después", consistente en pedir a un grupo control (35 sujetos), su opinión sobre los factores que inciden en la implicación laboral; posteriormente se solicita al grupo experimental (23 sujetos) la misma opinión, pero se les informó previamente, a modo de comunicación persuasiva, de lo que opina al respecto el colectivo de mandos intermedios de enfermería en España, en función de estudios realizados previamente, que lógicamente son falsos e inexistentes, y cuyos resultados difieren substancialmente de los obtenidos en el grupo control. Se diseñó un cuestionario "ad hoc" donde se pedía el orden de importancia que se asigna a cada factor por su incidencia en la implicación laboral. Como resultado, observamos que sí existen variaciones significativas en relación a los factores: formación, conflicto y salario, mientras que no se observan en cultura organizacional y política de gestión. Podemos concluir que la consistencia de la opinión del colectivo respecto a la incidencia de estos últimos es mayor y menos variable que la de los tres factores primeros. El experimento es una variante del esquema experimental del estudio del cambio de actitud, propuesto por Montmollin (1977).1


Palabras clave: Actitud, Conformidad, Influencia, Identificación, Fuente, Normalización, Persuasión, Mandos intermedios enfermeros, Enfermería.

martes, 21 de julio de 2009

La teoría de con-juntos en la relación de pareja.

Ando dando vueltas al asunto de la relación de pareja, al amor, buscando elementos que aclaren o sirvan para entenderla mejor. Para que, desde un punto de vista racional y realista, puedan proporcionar sustento a las ideas que vamos desgranando y permitir una visión más aséptica, menos cargada de lo emocional, instrumentalizando el proceso de esta interacción tan compleja y su comprensión.

Sé que esto es una agresión a la lírica y a la poesía que, al amparo de las emociones y sentimientos amorosos, canta de forma bella y excitante la fantasía del delirio apasionado, del enamoramiento y de los sentimientos que genera el corazón, incluyendo el desamor, en contraposición al cerebro, al frío razonamiento que sustenta lo racional. Tal vez por eso empecé colgando dos poemas y un soneto, como homenaje a esa preciosa forma de sentir las emociones que se desprenden del amor, para vacunarme de las consecuencias de estas frías reflexiones. Eran tres estadios diferentes del proceso de amar. Ha sido un torpe tributo que pretende el perdón y la comprensión de mis admiradas y admirados poetas bloggeros, a los que leo con especial aprecio y admiración. Yo, en todo caso, pretendo poner en el otro lado de la balanza la visión más racional de esta extraña, singular, conflictiva y bella relación interpersonal, sabiendo que las emociones siempre condicionan la razón y al propio proceso de la reflexión. Eso es lo que nos diferencia del mundo animal, el sentir emocionalmente esas aproximaciones, pero también el proceso de análisis deductivo e inductivo que conllevan el aprendizaje en el camino de la maduración. En principio el corazón se impone a la razón, pero es la razón la que gestiona al corazón con el tiempo.

Hoy, al amparo de esa búsqueda, me refugio y escudriño en la teoría matemática de los conjuntos aportada por el alemán Georg Cantor en el siglo XIX y reformulada por Zermelo, más adelante. Lo hago por la similitud entre la simbología de esos conjuntos, representados por círculos o anillos, y los anillos con los que se sella la alianza del matrimonio. El razonamiento que pretendo mostrar encaja bien entre esa y, la suficientemente desarrollada, teoría sistémica, a la que no me referiré por entender que complicaría más la comprensión y alargaría la exposición hasta el tedio. En todo caso, la teoría sistémica merece un trato singular y específico por su propia entidad y consistencia.

He preferido llamarle teoría de con-juntos, por entender que la expresión “con-juntos” se acerca más a la dinámica de relación de dos sujetos que hacen un proyecto de vida “juntos”, uno “con” el otro. Es una frivolidad que no solo pretende jugar con las palabras.

Para poder desarrollar de forma más precisa la reflexión, me he permitido crear una imagen donde se aprecian distintas formas de interacción entre los dos elementos representativos de la pareja, que se puede ver al inicio de la exposición. El anillo A, referido al hombre, y el B referido a la mujer. No es gratuita esta asignación, pues el tamaño implica, no solo la dimensión del diámetro del dedo que soporte el anillo, sino el poder y reconocimiento social que ha tenido cada uno en este tipo de relación, aunque hoy, por suerte, se estén equiparado los diámetros. He representado tres esquemas de relación de la pareja, entendiendo que son la base de cualquier otra variable que pudiera aparecer sobre estos. Al fondo se observa la figura de una balanza como representación de la justicia, el equilibrio y la igualdad que deben imperar en la relación ideal.

Tanto A como B son sujetos adornados de unos principios, valores, creencias, conocimientos, actitudes, conductas, etc. que definen su personalidad y singularidad. Ambos mediante una decisión libre, al menos en teoría, deciden unirse para formar una entidad con reconocimiento social diferente, estableciendo una relación tipificada como de pareja (llamémosla matrimonio). Es la ilusión de formar un conjunto perfecto la que lleva, mediante el enamoramiento, a pensar que la otra persona es la ideal para conformar una pareja que cumpla todos los requisitos de excelencia. Por tanto, unimos A y B, pero la unión puede ser y es variable, en función de tres subconjuntos que integran el conjunto pareja. Esto son A, B y la intersección AB.

A son los espacios propios, individuales, de dominio del sujeto A, sobre los que no tienen poder el otro sujeto, salvo influencia consentida en la recepción de consejos. B representa, al igual, los espacios del otro sujeto con las mismas características mencionadas. Pero hay una parte de ellos que se fusiona en otro conjunto; es aquello que se comparte, que pertenece a ambas partes y que no es privativo de uno solo de ellos, son los elementos comunes. A esto le llamamos intersección AB. Por tanto entenderemos que cada uno mantiene una parte de su individualidad independiente (A o B) y, a la vez, renuncia a otra parte que coloca en la intersección que establece con el otro, donde comparte el dominio. Ninguno pierde su libre identidad personal mientras mantenga un espacio propio (A o B), si bien ese espacio está orientado por la idea de servicio a la pareja. Mantiene su individualidad pero su principal objetivo es servir al matrimonio y la convivencia y desarrollo de la pareja.

Bien, veamos los tres ejemplos que he diseñado:

Ejemplo 1º. Lo llamaremos de intersección. El matrimonio (digamos conjunto M) o pareja está formado por la suma de tres subconjuntos, A + B+ AB. Ninguno (A o B) se diluye en el otro, manteniendo la individualidad, pero existe una amplia zona de encuentro común (AB). Como hemos dicho antes, esta individualidad potencia su propio desarrollo pero lo vuelca en la pareja para que el crecimiento personal sea compartido por la otra parte y redunde en beneficio del conjunto M.

Ejemplo 2º. No aparece al subconjunto AB, la intersección que une y consolida el matrimonio (M). Esta exaltación de la libertad total de cada individuo plantea un sistema relacional distinto al clásico y no tiene sentido llamarle matrimonio, puesto que no hay elementos que les una. Es un caso extremo de convivencia sin vinculación afectiva ni de bienes materiales. Puede ser que haya una comunicación que permita el crecimiento de cada parte, pero sin vínculo afectivo, como ya hemos dicho. Cuestión harto difícil de entender.

Ejemplo 3º. Uno es un complemento del otro, puesto que (B) ha puesto en el asador toda su carne y ha renunciado a su individualidad para integrarse, como parte de A, en el subconjunto AB. No obstante A sigue manteniendo su individualidad, por un lado, y el dominio sobre B por otro. B ha sido anulado, puesto que ha dejado de existir y se ha incluido en AB al que sirve sin salir de la relación. Además está atrapado porque los límites que lo definen no son propios, sino del dominio del otro. Ya no tiene ningún espacio de libertad para decidir, para poder determinar hasta dónde da en esa relación y qué se reserva para sí. Por tanto, B, en cierto sentido, es un subconjunto al servicio de A, que establece los límites de la relación matrimonial, puesto que fuera de A no hay otra cosa.

Ciertamente, el primer ejemplo, es el que más se acerca y define una buena relación de pareja, puesto que se ejerce el compartir, pero se respeta la individualidad de cada uno, individualidad que se pone al servicio del crecimiento de la pareja sin menoscabo de la autonomía que implica. El nivel o magnitud de AB es otra cuestión a considerar y resultará del diálogo, entendimiento y el acercamiento que se vaya produciendo en el proceso de relación, situación muy relacionada con los principios y las necesidades de cada uno de los sujetos y el poder que tenga sobre el otro. En este proceso de negociación, para fijar el subconjunto AB, se irán instaurando, de forma dinámica, las conductas, actitudes y dependencias que regirán la relación. Por tanto, podríamos llegar a que uno de los sujetos impusiera su poder sobre el otro, hasta incluirlo en su totalidad en AB, anulándolo, siendo su dueño y señor; o sea, el ejemplo 3º. De aquí al maltrato físico y psicológico solo hay un paso. “La maté porque era mía”. El machismo dictatorial, descalificador y absorbente procurará reducir el valor de la otra parte para quedar por encima de ella y así poder incluirla y dominarla. Para que un anillo quepa dentro del otro este ha de ser más pequeño, por tanto la tarea está servida, hay que tumbar su autoestima hasta hacerla dependiente. En su agresión, planteará los esquemas de relación que le apoyen en sus argumentos, reduciéndola a las tareas menos gratificantes y relacionadas con el servicio y cuidado de la casa, castrando la evolución intelectual y su independencia, llevándola a terrenos donde su rol familiar sea controlable. Le demostrará constantemente lo que hace mal, su inutilidad, y se impondrá mediante la descalificación y la reprimenda mostrando continuamente dónde está el poder, el mando y el control de la situación.

El ejemplo segundo es de ruptura o no dependencia, de desvinculación y solo lo coloco a modo de orientación por entender que puede encaminarse a él cuando se empieza a romper el matrimonio. En el momento que desaparezca la membrana que sustenta al subconjunto AB ya no existe relación, ya son conjuntos independientes y no pueden formar otro de orden superior puesto que no hay intersección entre ellos.

Ahora cabe pensar dónde esta situada la dinámica de nuestra relación de pareja y cómo mantenerse en el lugar adecuado para consolidarlo sin anularnos dentro de ella. Es un ejercicio que nos corresponde hacer a cada uno y ver si nuestras expectativas, sobre la relación, se cumplen y tienen visos de seguir cumpliéndose; así podremos reconducirla mediante el diálogo y la negociación, digamos, amorosa. Mi intención, con esta reflexión, es determinar un sistema o instrumento que permita un diagnóstico situacional de la relación y permita corregir y desarrollarla hacia la convivencia y el encuentro entre ambos miembros sin desprenderse del vínculo amoroso que les unió. Puede que me sirva para ese objetivo.





sábado, 18 de julio de 2009

La relación amorosa según una interpretación libre de la pirámide de Maslow


Llevamos algunos días dándole vueltas a esta engorrosa cuestión del amor. Engorrosa, digo, por la dificultad de hablar en los mismos términos, entendiendo todos a que nos referimos cuando usamos las palabras. Yo parto de la base fundamental de las opiniones que vierto en mi reflexión: Relación objetiva vs. relación objetal, que colgué el pasado 10 de enero en la que decía: “Querer tiene la acepción del deseo por necesitar una cosa, es pues una relación objetal, pretendemos un objeto que nos satisfaga esa necesidad. Deseamos y queremos el objeto que nos satisface, pensando en nuestra propia felicidad básicamente. No pensamos en el amor, que tiene otra interpretación basada en la relación objetiva; es decir, sabemos que nos relacionamos con otro ser que tiene su propia proyección y que nosotros podemos ayudarle, si así lo estima, en su desarrollo personal, a la vez que él nos enriquece a nosotros. En este intercambio libre, de emociones, experiencias, vivencias y, en suma, de vida, crecemos ambos”. (http://antoniopc.blogspot.com/2009/01/relacin-objetiva-vs-relacin-objetal.html). Por tanto, estos dos elementos a veces se confunden y se dan como sinónimos. Ello es debido a que, efectivamente, son compatibles y necesarios en la relación de pareja. La cuestión estaría en cual debe primar sobre el otro y en qué casos. Para respaldar mi reflexión y el proceso argumental que la sustenta recurriré a la pirámide de Maslow que, a buen seguro, muchos conoceréis.

Como sabréis (ver imagen, se puede ampliar cliqueando en ella) Maslow formula en su teoría de la motivación una jerarquía de necesidades humanas y defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas, los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados. En el primer estadio se dan las necesidades fisiológicas, junto a las que garantizan la supervivencia y la seguridad. Aquí hablamos de querer, queremos lo que no tenemos, lo que necesitamos para subsistir, lo que nos permita satisfacer estas necesidades básicas.

Si la relación de pareja la enmarcamos en esta teoría, encontraremos que inicialmente y como elemento imprescindible, la motivación se enfoca a cubrir esas necesidades y el sujeto quiere o desea aquellas cosas u objetos que le ayuden a ello, prevaleciendo el querer sobre el amar. Vista la cuestión desde la evolución histórica, esto me recuerda los matrimonios de conveniencia y de alianza entre familias, sin contar con el consentimiento o asentimiento de los interesados; más bien al contrario, se les exigía ese sacrificio por el bien de la familia y su seguridad, por el mejor futuro de sus hijos. “No te preocupes, le decían, la convivencia y el roce crean el cariño”.

La afiliación iba inherente, aunque la intimidad sexual, que Maslow incluye en este tercer nivel, no buscara la satisfacción de la mujer, sino que su objeto era la reproducción y el placer del hombre, dentro de un orden. Era habitual que los hombres recurrieran a otras mujeres, mujeres de la vida, para implementar sus fantasías sexuales, respetando a su señora, bien por convencimiento o bien por la negativa de esta a realizar prácticas pecaminosas propias de prostíbulos. Por tanto, muchas mujeres, toleraban e, incluso, agradecían esta práctica.

Subiendo a los niveles superiores de la pirámide, el reconocimiento y la autorrealización no se entendían como un proyecto personal e individual, de unicidad, sino como la integración en un proyecto común dónde los principios religiosos y sociales no eran cuestionables. Había, pues, que renunciar a tu unicidad, salvo el clero que no se casa en la religión católica, para sumergirte en la colectividad mediante la formación de la familia bajo los principios estructurados y aceptados por todos. La obligación estaría por encima del deseo y de la proyección intrínseca, puesto que la estructura social, los principios y valores, la religiosidad y el cumplimiento de su doctrina, eran incuestionables. No cabía el pensar de forma autónoma, hecho reservado para algunos solamente, siempre que lo hicieran dentro de los cauces y para defender los posicionamientos convencionales. Si pensabas fuera de ese campo y se te ocurría cuestionarlo, eras reprobado por hereje o disidente. Por tanto, pensar libremente estaba prohibido. La idea de sacrificio, exaltación del sufrimiento, la entrega a los demás, etc. formaban parte del compromiso social y religioso. El placer era pecado y por tanto, los deseos debían ser inhibidos. De aquí al conflicto interno solo hay un paso, pues la represión del deseo generará el enfrentamiento entre el ello y el superyo, parafraseando la segunda tópica de Freud, que se canaliza en un yo condicionado por la estructura social de valores, normas y principios castrantes. La mujer no decía al marido “hagamos el amor”, sino “tómame cuando te apetezca pues el matrimonio te da derecho a ello” pero no me pidas las prácticas pecaminosas a que hemos hecho referencia.

Los roles estaban definidos (ver post “Ajuste de roles en la pareja”: http://antoniopc.blogspot.com/2009/02/ajuste-de-roles-en-la-pareja.html) y el matrimonio podría, incluso, convertirse en un sacrificio, pero nunca se podría disolver puesto que estaba bendecido por Dios. Existía verdaderamente una relación de asimetría, de sumisión y entrega de uno sobre otro, de ella a él. Ese era el juego o estructura de roles, que persiste en muchas sociedades actuales de corte religioso integrista o de política reaccionaria. Por tanto, la relación de pareja no era, por lo general, el medio de la realización personal para alcanzar la última etapa de la pirámide y, salvo excepciones, el amor no existía, aunque sí el cariño y el querer. Con esta situación de asimetría el amor maduro es incompatible, tal como mantengo en la primera y tercera frase que cuelgo en el post anterior (Frases para la reflexión y soneto de amor). Por tanto, hasta ahora, hubo poco amor y mucho querer y necesitar.

En este sentido, dominado por la religión y los principios judeo-cristianos, se ha desarrollado nuestra cultura y, solo con gran esfuerzo a lo largo de los últimos tiempos, se ha ido instaurando una libertad de pensamiento que ha permitido elevar al ser humano a sujeto pensante, sin que nadie lo cuestione en función de intereses partidistas e intentos de dominación, que es mucho decir por lo que estamos viendo en los elementos reaccionarios que nos pretenden condicionar. La tecnología (este medio es un ejemplo de ello) nos ha dado la posibilidad de llegar a los demás sin censuras y compartir el pensamiento y las ideas, permitiendo el debate y el enriquecimiento personal.

Otra cuestión es si el pensamiento desarrollado es el apropiado para fomentar o estructurar otra sociedad más justa y adecuada a la convivencia. Estamos atrapados en un flujo de información que difícilmente controlamos y, menos, procesamos con éxito; donde el intento claro de manipulación de los medios de comunicación al servicio de los intereses del capital, está sustrayendo y condicionando, cuando no ordenando, el pensamiento de masas. Solo cuatro locos nos lanzamos a bloggear y compartir, con ánimo de crecer, nuestras ideas. Pero, una vez en ello, podemos descubrir en nuestro interior las potencialidades que nos empujan al entendimiento social en tolerancia, que permite la convivencia bajo el respeto y la libertad, que nos hace beber de otras fuentes para nutrir nuestro desarrollo.

Pues bien, volviendo a Maslow, una vez satisfecho el nivel 1, entramos en ir satisfaciendo los demás niveles por orden de prioridad ascendente, lo que nos permite, conforme vamos subiendo de nivel, ir entrando en la era del pensamiento libre, de una sociedad creativa, del desarrollo personal en base a la espiral de potencialidades que cada uno lleva en su interior, al discernimiento responsable con ánimo de crecer, a la mente abierta y crítica, buscando la autorrealización.

Para mí la autorrealización solo se puede conseguir en libertad, cuando no hay elementos externos que te condicionan. Cuando en la relación de pareja no existe esa libertad para progresar en tu autorrealización y las exigencias objetales de esta te están condicionando para mantenerte en la situación inicial, que es como te aceptó tu pareja en el contrato matrimonial, bien mediante el continuo llamamiento al compromiso inicial, bien mediante el chantaje emocional y la amenaza de pérdida de haberes comunes, estamos ante un claro caso de querer, egoístamente, pero no de amar.

Cuando, manteniendo los compromisos que llevan a satisfacer las necesidades que emanan de la relación, se respeta la evolución individual de forma igualitaria, cuando se ayuda a la otra persona a encontrarse a sí misma y se apoya la búsqueda de la autorrealización, cuando estamos en disposición de compartir libremente ese desarrollo personal, cuando procuramos el bien y el crecimiento de lo que amamos, respetando su libertad sin renunciar a la nuestra, aún a riesgo de perder a la otra persona, estamos amando, bajo mi opinión.

Por tanto, amar y querer son compatibles y necesariamente han de ir juntos. Lo que no puede ni debe imperar es la propiedad de uno de los miembros sobre el otro, los condicionamientos e imposiciones, la asimetría, la anulación de una de las partes, buscando el sometimiento aprovechando su disposición amorosa a servirnos. Eso garantiza el conflicto continuo y el desencuentro que solo es sostenible por la resignación y el estancamiento, con un déficit de permeabilidad que evita el flujo del desarrollo personal de una al otro y lleva a la evolución divergente.

Finalmente, la base de la pirámide de Maslow implica querer y el vértice amar. Pero la pirámide es toda una, donde el querer y el amar se han de dar la mano sin estorbarse por los egoísmos de cada cual.
PD: El hecho de que la publicación coincida con el 18 de julio es circunstancial, pero es bueno aprovechar para dejar claro que el regimen dictatorial del franquismo, identificado con esta fecha, se movió en los planteamientos que aquí se critican, dejando secuelas sociales que todavía perduran.
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miércoles, 15 de julio de 2009

Frases para la reflexión y soneto de amor



Estas frases, extraídas de la obra de E. Fromm, "El arte de amar", las presento como propuesta para la reflexión. Los dos poemas, colgados con anterioridad, y el soneto de amor que sigue, completan la propuesta para que participes en los comentarios, si te apetece, con tu propia reflexión sobre tan interesante cuestión. De aquí espero surja otro "microensayo".



"El amor maduro significa unión a condición de preservar la propia identidad".

"El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos".

"El amor es hijo de la libertad, nunca de la dominación" (vieja canción francesa).



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Soneto de amor

Ahora que el amor nos atenaza
y somos capaces de entendernos
podemos empezar a comprendernos
y así evitaremos la amenaza.

Ya sabes que nos une la esperanza
de fomentar los amores eternos
y a lo largo de la vida vernos
sellando cada día la alianza.

Paso a paso va dando el corazón,
en combate con la convivencia,
cambio en la relación a la razón

Poniendo en juego la paciencia,
se busca el resultado con tesón
que lleva dirección a la avenencia

(Estrambote)
Así, dame la mano amada mía,
hagamos el trayecto dulcemente
evitando en lo posible la porfía.

(Antonio Porras, Julio 2009)

He presentado el poema "Hoy te he visto" como símbolo, más o menos acertado, de un enamoramiento apasionado, donde el corazón se impone o, incluso, anula a la razón, fantaseando y elevando al otro al altar del ideal.
El segundo poema, “Y después… desamor”, manifiesta el desencanto cuando las expectativas del amor se frustran y se acaba rompiendo la relación. La singularidad de los avatares de la vida y su gestión harán el resto.
El “Soneto de amor” pretende indicar la vía del encuentro y la maduración para hacer el camino juntos, desde la perspectiva de la evolución en alianza. Las frases de E. Fromm vienen al pelo en función de su consonancia con mis planteamientos.

(Estás invitado/a a comentar)

domingo, 12 de julio de 2009

Y después... desamor.

Esta es la segunda entrega que planteo, en plan poema, de las relaciones de amor. Es la parte del fracaso, de la falta de entendimiento en la relación asimétrica de la pareja a la que, muchas veces, abocamos sin darnos cuenta.


Todo termina mal
si no, no terminaría.
Ahora termina lo nuestro
que lleva toda una vida.
Hoy me queda lamentar
lo que antes perseguía

Te arropé de mil virtudes,
fuiste diosa del amor
dentro de mi fantasía,
hasta el altar te elevé
y luego me postraría.

Ocupaste mis sentidos
sojuzgándome la vida,
ídolo de mis amores
que rayaba en la utopía.

¿Cómo fue que fui tan tonto?
¿Cómo tan necio me hacías
que solo con tu mirada
mi corazón derretías?

Mi cerebro bloqueado,
mi razón desvanecida,
mi voluntad subyugada,
mi vida condicionada
al capricho de tus iras.

Ya salí de mi delirio,
te puse donde debía,
ya vi que todo es lo mismo,
me estafó mi fantasía

Yo buscaba crecer juntos,
madurar en compañía
sin imponer voluntades,
compartiéndonos la vida.

Tú imponiendo tus razones,
sometiéndome las mías,
ninguneando mi persona,
resaltando tu valía

Hoy, sin poder sobre mí,
me bloqueas la salida
y pidiéndome perdón
te me pones de rodillas
buscando desesperada
la oportunidad perdida.

Del amor al desamor,
dos saltos de fantasía,
un mundo color de rosa
y otro de melancolía.

¿Te caíste del altar
o crecí yo en la porfía?
¡Qué más da si ya encontré
a mi libertad perdida!
(En otros tres días colgaré otra alternativa más... digamos razonable)

jueves, 9 de julio de 2009

Hoy te he visto


No me considero un poeta, sino un sujeto polifacético, como todo ser humano, que busca en su interior desarrollar la espiral de sus potencialidades. Por tanto, he perdido la vergüenza, como ya he comentado en alguna ocasión, y le meto mano a todo por obligación, disculpad mi osadía mis queridas y queridos maestro de la poesía por mi inexperta expresión lírica. Como librepensador hoy cuelgo este poema que tendrá una segunda parte más analítica, espero…
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Hoy te he visto

Hoy te he visto.
Pasaste por mi vera
Dejándome el perfume de tu cuerpo
Y llevándote mi pena.

Solo tu presencia me enaltece,
Solo tu mirar me da la vida,
Solo me conforme con tenerte
Aunque sea en pura fantasía.

Sin ti no soy nada y ya no vivo,
Sin ti no respiro ni me nutro,
Sin ti mi sentido se empobrece
Sumido en el pozo de lo absurdo.

Tú eres la perla que pretendo,
El sentido de la vida que me falta,
El motivo por el qué vivirla
Aunque sea solo una esperanza.

Estás en el altar de lo sublime,
Del más puro deseo de lo excelso,
Cargada del valor imaginario
Que me lleva a lo egregio.

Yo, pequeño y diminuto,
Sin ti no puedo nada,
Exiguo de la vida me defino
Si tú no me acompañas.

Ciego, sordo, mudo, inútil...
Tus ojos son mis ojos,
Y siento en tu sentido,
Tu verbo es mi palabra.

Y ahora, si tu no respondes,
Un inmenso vacío me atenaza,
La vida ya no es vida
Y yo no valgo nada.

Pero si tú quisieras,
Con solo una mirada,
Esta vida tan triste
En gloria se trocara.
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Joya para Alma


"El Joya para Alma se entrega a bloggers que plasman ciertos valores en su blog, transmitiendo amistad, solidaridad, amor, que ayudan a reflexionar y ser mejor persona".

Shanty ha tenido a bien incluirme entre sus elegidos, yo quiero también hacer partícipes de esa Joya para Alma a:

Juan Pan

Ana márquez

Sílice

Marian

Isabel Miralles

Creo que con su poesía, sus relatos y reflexiones ayudan a proseguir en este camino, a veces minado, que nos ha tocado hacer...

miércoles, 8 de julio de 2009

El alta


Esto ya no es como era. Antes te tenían una semana en el hospital por una intervención de pacotilla y ahora te largan en el día a casa sin más. O sea, te operan a las 11 y a las 20 horas coges las de Villadiego. Eso está bien, pues como en la casa de uno no se está en ningún sitio.

Cuentan que murió el hombre más bueno y santo del mundo, y cuando llegó al cielo lo pusieron a la diestra de Dios y le agasajaron con todo lo excelso de la gloria, pero él andaba tristón… San Pedro le interrogó por la causa de su tristeza y si no le parecía bien, o no le gustaba, el trato que recibía. Él le contestó: “Qué va, todo está de maravilla, pero como en la casa de uno no se está en ningún sitio”.

Pues eso digo yo, me han tratado de maravilla, con amabilidad, diligencia, pulcritud y con unas excelentes instalaciones… incluso han tenido la delicadeza de dormirme, antes de operarme, para que no me doliera, je, je, je… pero ¡qué alegría cuando entré por la puerta de mi casa!

Gracias a todos los que, de una forma u otra, os habéis preocupado por mi salud. La cosa progresa adecuadamente como en la EGB.

Continuaremos tecleando, de cuando en cuando, alguna cosilla para compartir ideas y afectos.

domingo, 5 de julio de 2009

Al Quirófano



Queridos amigos y amigas, estaré unos días fuera de combate. Se le ha ocurrido a un importante y hábil cirujano meterme en el quirófano y hacerme una pequeña reparación mañana…son esas cosas de la ITV que con la edad se han de ir limando para que las molestias no se vayan agrandando.
El asunto tiene su parte de ventaja, pues todos los miembros de mi familia tendrán algún día de asueto para acompañarme. ¡Qué importante que es uno! Je, je, je…
El hecho es que marcho tranquilo y pausadamente, pero cumpliendo los requisitos que se me han indicado, y una vez el asunto resuelto volveré a casa… Mientras tanto podéis seguir aportando vuestros enriquecedores comentarios, que yo, gustosamente, leeré y contestaré cuando esté en condiciones de uso.
Dado que es la quinta vez que entro en un quirófano como paciente (de profesional he entrada muchas veces) y conociendo la situación y el pronóstico, me he colgado un saco de tranquilidad a la espalda, en mi mochila, y los nervios los he tirado por la ventana… creo que le he dado a un señor que pasaba por debajo, pues ha empezado a gritar improperios diciendo que cada uno debe apechugar con sus nervios y él ya tenía bastante con los suyos, je, je, je… Me lo estoy tomando con humor, como siempre… recordad: “Bienaventurado el que se ríe de sí mismo porque nunca le faltarán motivos”…

miércoles, 1 de julio de 2009

La Gamuza


Bien, dado que el asunto de la empatía ha dado tema para el debate, querría comentar, de modo general, una técnica a emplear para evitar lo que Shanty refiere, en su aportación comentario, como el riesgo de empatizar hasta tal punto que nos hagamos más vulnerables.
Convendremos todos en que cuando un enfermo llega a un hospital o consulta, por un problema de salud, no anda precisamente sobrado de alegrías y felicidad. En todo caso va cargado de angustias, preocupaciones, inseguridades, miedos, ansiedades, etc. Todo ello enmarcado en un prejuicio sobre la institución a la que acude y su funcionamiento, lo que generará unas expectativas más o menos reconfortantes o, en otro caso, alarmantes. Ciertamente necesita volcar en otra persona todas esas emociones, pensamientos e inquietudes que porta, para conseguir una situación más propicia para su curación. Lógicamente, el personal sanitario, por propia naturaleza, es el receptor y canalizador de esa demanda, si bien no queda exento cualquier otro sujeto que aparezca por el lugar, sea familiar, amigo y el propio compañero de habitación.
Esta circunstancia no es exclusiva de situaciones claramente asistenciales, sino que se da en la propia relación personal de los sujetos. Cuántas veces nos hemos encontrado con un amigo que vuelca sus problemas en nosotros, cuando la intención era pasar un rato agradable, y nos deja tocados del ala, preocupados, con el peso de su carga, que aligeró, colocándola en nuestro lomo.
En todo caso, tanto en un escenario como en otro, la cuestión es que se nos plantea la necesidad de comprender la situación del sujeto y ayudarle, como profesional o amigo, a descargarse de esa angustia que le acompaña. Por tanto, cogemos sus problemas los montamos en nuestra espalda y nos los llevamos a casa dándole vueltas al coco para ver como se pueden solucionar. Quedamos con problemas de sueño y, de camino, implicamos a nuestra pareja o familia en la situación, puesto que nos hemos traído a casa la porquería que portaba el amigo o el paciente, liberándole de parte de su carga. Posiblemente nos hemos metido en su piel tan profundamente que hemos vivenciado esa situación en nosotros mismos, hemos hipotetizado esa vivencia como propia y despertado emociones y angustias que no se corresponden con nuestra propia realidad, que es otra muy distinta a la del sujeto emisor (el otro), que ya está más ligero de equipaje después de contar o plantear su problemática. El hecho es que no aportamos nada positivo a la solución del caso, pues estaremos más bloqueados por las emociones que se han despertado y la solución será más complicada de ver. La mente clara es la base de un buen razonamiento y las emociones la suelen enturbiar a menudo, sobre todo cuando existe una implicación emocional importante.
Lógicamente, deberíamos saber desprendernos de ese lastre mórbido para estar en disposición de ayudar, de dar salud a la persona que lo necesita. Damos lo que tenemos y si no tenemos salud, cordura, realismo, etc. no podremos darlo a los demás. Pero, claro, ¿cual es la estrategia para que una vez recogidas las miserias del otro pueda desprenderme de ellas sin quedar afectado hasta el punto de contaminarme y bloquearme?
Fidel Delgado es un psicólogo que se define como cuidador de cuidadores; es decir, se preocupa de cuidar, desde un punto de vista emocional, a las personas que cuidan a otros, sobre todo a las enfermeras y personal sanitario que andan tratando con las miserias y sufrimientos de los demás.
Él propone un ejemplo simbólico bastante interesante. Comentaba que la función de la enfermera (o en nuestro caso amigo) era hacer de gamuza o bayeta, para lo que ponía como ejemplo la Vileda que “Recoge la suciedad más difícil, incluso grasa y partículas, y no se acartona”. Siguiendo el símil, la gamuza se pasa por la encimera, el fregadero o dónde se quiera limpiar y después, cuando está saturada por el agua o los restos que pretendemos retirar, se estruja en el vertedero y se deja allí las miserias recogidas, se lava la gamuza y las manos y se acaba el trabajo. Todo queda limpio y listo para ser usada de nuevo con las mismas garantías.
Pues bien, las angustias, los miedos, las miserias de los demás los podemos recoger mediante la escucha activa y el apoyo psicológico, pero una vez recogidos los llevamos al vertedero y los soltamos allí, no nos los llevamos a casa. A veces nos pensamos omnipotentes, capaces de resolver los problemas de los demás y obligados a ello, pero olvidamos que lo único que podemos hacer es encauzar su solución para que ellos, digna y autónomamente, tomen sus decisiones con mayor conocimiento de causa que nosotros. De esta forma les ayudaremos a ser más libres más independientes, menos subordinados, más capaces de enfrentarse a su propia vida y afrontar sus circunstancias… le damos la mano y le ayudamos y enseñamos a caminar todo el tiempo que sea necesario, pero no los echamos a la espalda y cargamos con ellos.
El problema de los demás es el problema de los demás y solo podré ayudar si no me pongo en su lugar con tanta intensidad que me ahogue en sus propias emociones y sentimientos. Tendré que comprender que se está ahogando en la piscina, sus limitaciones, sus fortalezas y debilidades, sus potencialidades y posibilidades de nadar o qué tipo de ayuda es la adecuada para hacerle salir sano y salvo, pero yo no puedo tirarme a ella sin más para ahogarme con él, deberé darle la mano o ayudarle a salir del ahogo sin que me hunda con él. A veces la gente nos arrastra con ellos hacia su vacío e inoperancia pensando que podríamos ayudarle a salir de allí.

Recurro a esta canción para acompañar mi pensamiento sobre el tema:

Me embarga el estupor ante los hechos

  Opinión | TRIBUNA Antonio Porras Cabrera Profesor jubilado de la UMA Publicado en La Opinión de Málaga el 10 FEB 2024 7:00  ======...