jueves, 17 de octubre de 2019

¿Dónde nos quieren llevar?



No lo sé, pero sospecho que ni ellos mismos saben donde vamos, o a dónde nos puede llevar esto. Se sabe como empieza un camino al que no se conoce, del que no se tiene el mapa y solo se intuye que va hacia el norte que se busca, pero no se saben las dificultades aunque se sospechen. Lo malo es que hay gente que no quiere circular por esa vía, que prefiere seguir en su sitio, en su casa, y dejarse de aventuras innecesarias, mientras otra se lanza a ellas creando un problema dentro del propio grupo que comparte el mismo barco discutiendo, o queriendo imponer, el rumbo. ¿Habrá paz en el tránsito?, parece que no. ¿Habrá pacto para reconducir el barco a un lugar de interés común? Podría haberlo pero necesita actitud de convivencia y entendimiento. ¿Habrá sangre en el litigio? Esperemos que no, nunca deseable, y antes de eso no se ha de dar ni un paso que la haga fluir en la contienda.

Hay momentos en que solo el sentido común y la capacidad de análisis racional de los políticos cabe para solucionar esos problemas, en el supuesto de que esto sea un valor aplicable a determinados políticos, porque visto lo visto, parece que volvemos a tropezar con la misma piedra y algunos descelebrados siguen jugando con fuego, y no me refiero ya al ínclito e irresponsable Torra solamente, que hace tiempo dejó de ser el presidente de todos los catalanes, si es que alguna vez lo fue, sino a posiciones   irracionales y, cuanto menos, peligrosas, que pretende resolver el problema sin llegar a ver la trascendencia más allá de la mera miopía política. Ser independentista no es un delito sino un derecho que otorga la libertad de pensamiento, ideas y credo, pero cuando se ejerce la gobernabilidad de un pueblo donde existen diferentes sensibilidades ideológicas, todas ellas legítimas, ese líder, en este caso Torra, ha de ser comedido y garante de las libertades y derechos de todos los ciudadanos a los que gobierna. No puede empujar en una dirección rupturista del sistema que lo avala, ni pedir a una de las partes que apriete, precisamente, contra la estructura de poder que él mismo representa. El señor Torra es un insensato gobernante que no se lo merece Cataluña ni ningún pueblo, por su forma de entender el ejercicio de la gobernanza.

El problema del independentismo, aunque sea un posicionamiento legítimo y legal, es cómo dar salida a sus aspiraciones en un sistema donde el camino hacia la independencia es tremendamente complicado, dadas las variadas posiciones respecto al ejercicio de la soberanía popular y el domino que esta tiene sobre la territorialidad. Constitucionalmente todos los ciudadanos españoles somos soberanos en la totalidad del territorio nacional. Otra cosa es la incidencia de nuestro voto en función de la descentralización de la gestión del Estado. He ahí uno de los problemas que bloquean la salida que demanda el independentismo, que al reconocerse la soberanía de todos los españoles sobre el conjunto del territorio del Estado, habría que modificar ese articulado y en qué forma, detrayendo al resto de españoles su derecho sobre la soberanía catalana…

Pero volviendo al tema, acertado estuvo el ministro del interior, Grande Marlaska, al pedirle que decida si quiere ser el presidente de todos los catalanes o solo un activista con su ideología independentista, cosa muy respetable pero incompatible con la neutralidad de un gobernante. Como activista de la independencia tiene todo mi respeto siempre que no sobrepase los límites racionales de ese ejercicio, pero como presidente de la Generalitat solo le queda dimitir del cargo si no quiere ejercerlo como estadista, e irse a ejercer de activista, cortando carreteras y participando en algaradas callejeras. Ahí lo veo mejor en su papel.

Respecto a la vileza que se viene demostrando en otros niveles, es manifiesta. Me parece patética la derecha, en este caso el PP y Cs. Me refiero a la derecha porque no han aprendido nada del pasado y solo pretenden que se queme el gobierno en funciones para ganar ellos el poder en las próximas elecciones. En este caso la policía nacional y la guardia civil no anda pegando porrazos a los ciudadanos que van a votar, aunque fuera en un referéndum considerado ilegal, sino que los mossos de escuadra, en el ejercicio de sus funciones como cuerpo de seguridad de Cataluña, están cumpliendo con el mandato institucional que le otorga el Estatut. No hay por qué tomar iniciativas rompedoras, dado que no se toman en circunstancias similares de algaradas callejeras por otros motivos, ya sean políticos, de huelga o de corte triunfalista en los triunfos futboleros. Por tanto, de momento, se está haciendo lo que se ha de hacer, respetar y proteger el derecho de manifestación y reprimir la violencia callejera que se escapa del ejercicio pacífico de ese derecho, que se perjudica con el uso de la violencia. En todo caso, si las cosas se complican, para analizar los hechos, y tomar medidas, están los gobiernos, el de la Generalitat en primer lugar, y a ellos corresponde la toma de decisiones con la ley por delante y con la proporcionalidad que requiere cada caso.

En este sentido, con sus declaraciones tras la entrevista de ayer con Sánchez, no veo la lealtad de Casado con el gobierno, como dice tener, ni la de Rivera que sigue en su erre que erre con el famoso 155, a pesar de que los propios jueces han definido claramente qué circunstancias se han de dar para su aplicación. Los de VOX, bajo mi opinión, no quieren solucionar el problema sino echar leña al fuego para resucitar el espíritu franquista de la guerra civil y reprimir hasta eliminar las ideas disonantes con su concepción de España, lo que sería terrible. Respecto al PP, sirva como ejemplo el caso de ese señor con cara de malas purgas, que siempre parece enfadado, y que ejerce de su secretario general, García Egea creo que se llama. Va diciendo por ahí que el señor ministro del interior se fue a cenar con lo que está cayendo, a modo de reproche. Hay que ser maledicente e inconsciente para decir semejante majadería, como si el ministro no tuviera que alimentarse mientras dura el conflicto y hacerlo donde le dé la gana y con quien quiera. El asunto no es comparable con que se fuera al teatro mientras se inundan pueblos y casas como pasó en su tierra murciana. Estas cosas son clarificadoras del valor y la intención de los políticos; es capaz de centrar la atención en una cena, que es algo natural y necesario, para intentar araña unos votos, en lugar de colocarla en lo que realmente está ocurriendo, apoyando al gobierno en la solución del problema de una forma racional. Esa incapacidad que muestra la derecha para ver y analizar el problema catalán es preocupante.

Por otro lado, hablando del constructo de tsunami democrático, hemos de entender que la democracia la establecen las leyes democráticas. Las urnas son el instrumento para ejercerla, la urna por sí misma no es democracia (los dictadores también las usan). Pero no solo la ley, sino la actitud ciudadana y de los políticos son los que definen y consolidan la democracia. De ahí que el mal llamado referedum del 1 de octubre sea una farsa perfectamente cuestionable por su forma y por su fondo, tal vez valga como una encuesta interesada entre los llamados a participar en ella por los partidos que la convocan. Sus urnas no le dieron legitimidad democrática. No se puede defender que el 1 de octubre el independentismo venció al Estado, como dice Torra, más bien cabe constatar que lo burló… y lo hizo porque el inocente Rajay, llevado por la prepotencia y la soberbia, no vio la trampa en que caía al ejercer la violencia sobre los votantes, allí perdió la batalla de la opinión pública internacional, como le está pasando ahora al independentismo con estas algaradas. Un buen ejercicio demócrata es comprender y empatizar con el otro y viceversa, para conseguir acordar la convivencia desde el respeto a los derechos fundamentales de la ciudadanía, de la soberanía popular, de las leyes que emanan de ella y actuar en consecuencia. Difícilmente es encajable en ese concepto el acuerdo de una de las partes sin que la opinión de la otra se haya tenido en cuenta.

Bajo mi opinión, y de momento, Sánchez y su equipo están demostrando sensatez y la serenidad necesaria para actuar sin echar leña al fuego, dejando que las cosas se resuelvan desde donde se han de resolver y vigilantes para que así sea. No pueden caer de nuevo en la tentación del ir “a por ellos” de Rajoy como en el 1-O dando aquel espectáculo lamentable ante todo el mundo internacional que, como mínimo cuestiona la equilibrada respuesta ante un problema.

En estos días, Cataluña, en su conjunto, está siendo la gran perdedora. La imagen de violencia que se transmite al exterior está dinamitando el mensaje pacifista del independentismo y es este el primero que debería reconducir la situación. El Estado español puede estar ganando la batalla de la propaganda, de la opinión internacional, pues siendo criticable, según por quien, la sentencia de los presos, el fallo, ha sido más suave que lo solicitado por la propia fiscalía.

Es comprensible la frustración que se ha generado entre los partidarios de la secesión, el choque frontal contra el muro del Estado y de la historia, que ha puesto de manifiesto la imposibilidad de conseguir aquello que les dijeron estaba al alcance de la mano. Es evidente que el aspecto emocional ha de aflorar ante esa intolerancia a la frustración, incluso es comprensible que se modifiquen las emociones imperantes, pasando de la esperanza a la decepción y la rabia, que, sin duda, puede conducir a la acción, con todas sus consecuencias. Es conveniente que se vean las cosas con perspectiva de futuro inmediato y se ajuste y negocie una solución consensuada que permita a Cataluña volver a ser lo que fue, a generar riqueza y bienestar, a tomar un protagonismo razonable en la estructura del Estado y en la economía del conjunto de la UE, empezando por sí misma y por el resto del Estado español. Cataluña y el conjunto de los catalanes, que no son todos independentistas, no se merece lo que está pasando y, tal vez sea necesario negociar un encaje donde aflore la concordia en un contrato fijo cuyo cumplimiento lleve a la amnistía de los presos si se salva el escollo del conflicto.

Finalmente hago patente mi convicción de que el poder de los grupos que se ejerce en la calle no es un poder con validación democrática electoral, sino como resultado de una protesta legítima del colectivo que se manifiesta, eso sí, mientras mayor número de participantes mayor peso específico tendrá la manifestación y mayor atención se le deberá otorgar a lo que reivindican, considerando lo justo de la demanda. Por otro lado, los mismas acciones que se pudieran dar en el ejercicio del derecho de manifestación no son aplicables al conjunto del colectivo que convoca la misma, aunque legalmente se les asigne la responsabilidad como convocantes, por tanto los actos vandálicos, ocurridos en ellas, no tienen que ser generalizados al grupo de los protestantes, donde pueden haber subgrupos violentos y delincuentes y, a la vez, mayoritariamente participantes pacíficos que ejercen, con la indignación que fuere, su derecho a la protesta.



martes, 8 de octubre de 2019

En qué deberían pensar nuestros políticos de cara al futuro.



Tal vez estemos a tiempo de redirigir el futuro, de reorientar las políticas de gestión de las tecnologías, para hacerlas compatibles con los valores humanos. Es el momento de pensar y exigir al mundo de la política acciones encaminadas para orientar el desarrollo tecnológico al servicio de la humanidad, para evitar que seamos dominados por el uso de esa tecnología en beneficio de intereses espurios de grupos de poder de orientación similar a la neonazi, mediante estructuras verticales. Tecnología y humanismo han de ser compatibles porque, de lo contrario, acabará sucumbiendo el ser humano a la tecnología mediante una extraña e imprevisible relación de poder–sumisión.

Conocimiento y progreso van de la mano, pero siempre el conocimiento, como elemento de poder, ha sido controlado y reconducido por intereses económicos, políticos y de credo o, al menos, se ha intentado controlar al máximo. Las culturas sociales, son marcos que definen el uso y dominio de ese conocimiento y de los sistemas económicos y productivos.

Por otro lado el conocimiento es poder, la información es poder y la tecnología, por consiguiente, es poder. La lucha por el poder conlleva el intento de dominar y dirigir el conocimiento. Los grandes cambios del mundo moderno se han producido por la inclusión de invenciones o descubrimientos aplicables a la producción y la industria.

El fondo de la cuestión no está en el conocimiento, en la tecnología, sino en cómo se gestiona y cuáles son los objetivos para que se usa. Y aquí subyace un planteamiento político y económico. Político por el dominio y el ejercicio del poder; económico por el control y gestión del negocio, de la industria y del mercado, considerando, además, que ambos suelen ir de la mano. Cada vez es más patente en esta dinámica en que estamos, encontrarnos gobiernos subordinados al poder económico, que prometen una cosa y luego hacen otra.

En todo caso, yo me pregunto:

ü ¿Se usará la tecnología para mayor enriquecimiento y gloria de las corporaciones y magnates que dominan el comercio y las finanzas a nivel internacional?

ü O, acaso, ¿se considerará como un elemento de desarrollo que beneficia al ser humano, dándole mayor libertad y tiempo de ocio y creatividad, desenvolviendo la espiral de su sus potencialidades?  

ü ¿Se someterá al ser humano a un sistema de GRAN HERMANO, donde estará ideológicamente alienado y sometido a un poder impositivo, que conforme la estructura de gobierno en un Estado vertical, donde seremos hormiguitas de obediencia debida, en una nueva ideología de corte nazi, clasista y selectiva, en función de las capacidades productivas y de consumo, lealtad y sumisión al sistema, que cada individuo presente?

ü O, acaso, ¿se democratizará la información y el conocimiento entendido como un bien común, controlado por los Estados democráticos, para que sea usado por la sociedad mejorando sus valores y principios, y resolver los problemas que se vayan presentando, con la intención de mejorare la calidad de vida y potenciar el humanismo y la solidaridad desde la justicia en un nuevo contrato social?

Estas son algunas de las preguntas que yo me hago. A mí me hace pensar sobre cómo se han gestionado las otras revoluciones industriales a lo largo de los tiempos no muy lejanos y, por tanto, ponerme alerta sabiendo por donde van los tiros. Os recuerdo las cuatro revoluciones industriales que se han dado según algunos estudiosos del tema:

1.     Primera revolución industrial, con la invención de la máquina de vapor.

2.     Segunda, apoyada en el uso de la electricidad y las energías.

3.     Tercera, con la informática y dispositivos electrónicos y mecánicos analógicos.

4.     Cuarta, según plantea Klaus Schwab, está marcada por los avances tecnológicos emergentes en varios campos, que incluyen:
·        Robótica.
·        Inteligencia artificial.
·        Nanotecnología. 
·        Computación cuántica. Se basa en el uso de cúbits en lugar de bits, y da lugar a nuevas puertas lógicas que hacen posibles nuevos algoritmos.
·        Biotecnología.
·        Internet de las cosas (IOT).
·        Impresión 3D.
·        Vehículos autónomos.

Ante esta oferta tecnológica, cabe plantearse para qué, con qué objetivos se trabaja en ello y con ello.

Ø La robótica puede librar a los seres humanos de trabajos penosos, pero también los puede dejar en el paro, a la par que los deshumaniza, incluso los despersonifica. El uso de la robótica puede automatizar y abaratar los costes de producción pero a un alto precio social con el desempleo. Tal vez, si destruye u ocupa un puesto de trabajo, habría que exigirle unos impuestos reparadores que sirvieran para cubrir servicios básicos al ciudadano.

Ø La inteligencia artificial no sabemos hasta dónde puede llegar y supone peligros hipotéticos que podrían confirmarse. Si esa inteligencia artificial piensa con mejor resultado que la humana, con un pragmatismo al estilo americano, donde lo importante es el resultado, acabaremos alienados y sometidos al gran cerebro que piensa por nosotros y al que le puedes consultar todo para actuar con la eficacia que requiere cada caso. Tremendo, pero posible.

Ø La nanotecnología tiene grandes ventajas, incluso desde el punto de vista médico, con acceso a lugares del organismo insospechados para resolver problemas in situ, pero puede ser un arma de control y violación de la privacidad, junto a la inteligencia artificial y el conjunto de la tecnología.

Ø La computación cuántica nos ubica en otra dimensión de la gestión de datos, con el Big data, y en la resolución de problemas lógicos desde el esquema de redes a través de los cúbits. El control del Big Data será un arma de poder incalculable, pudiendo tutorizar el conocimiento, controlar las previsiones y conductas del ser humano, redirigiendo las opiniones, conociendo sus deseos y voluntad para absorberlo e integrarlo en el mundo del consumo y la estructura social de corte neonazi. Pero también, si fuera usada con criterio social, dinamizaría el conocimiento y podría potenciar la creatividad y el desarrollo del pensamiento libre de los individuos dándole importantes datos para elaborarlo.

Ø La biotecnología abre campos de desarrollo de microorganismos y, también, de injerencia en el genoma humano y animal. Riesgos y ventajas. ¿Acabaremos pariendo en incubadoras a seres ya elegidos antes de la fecundación, con características específicas para el fin que se ha pensado crearlos? ¿Tendremos a nuestro alcance la posibilidad de determinar el perfil de nuestros hijos a voluntad mediante la manipulación del genoma, como ya parece ser? En todo caso, tendremos que adaptar nuestros principios y valores a la nueva situación para evitar disonancias congnitivas. La ética y la moral son maleables, y puede que manipulables, para enfocarlas al beneficio del poder en una sociedad alienada.

Ø El internet de las cosas, ya los estamos viviendo con controles remotos, la robótica doméstica, la automatización, las redes sociales; o la impresión de 3D que está llamando a la puerta.; los vehículos automáticos, drones, tecnología de conducción, etc.

En suma un reto impresionante, donde, al final aparecerá una clase específicamente integrada en el uso y conocimiento de esas tecnologías, dejando fuera, como analfabetos funcionales, a quienes no la conozcan y utilicen. El mundo se desarrollará bajo premisas diferentes a las actuales.

La cuestión, bajo mi modesto punto de vista, está en qué sistema, o formato, trabajamos para evitar las perversiones del uso de las tecnologías. En cómo desarrollamos leyes y normas que preserven la ética y vayan facilitando los cambios necesarios desde el sosiego, bajo criterios formativos que garanticen la libertad y el desarrollo de los valores humanos. Y ahí, tendremos delante a los intereses de las grandes corporaciones, del sistema neoliberal, que busca un nuevo orden mundial controlado por el mercado y, con un espíritu darwinista, convertir el mundo en un campo de batalla de intereses comerciales y financieros.

He ahí mi preocupación, a la que debemos dar respuesta sin dilación, exigiendo a los gobiernos su implicación y la oferta de programas que nos faciliten el tránsito por esa nueva dimensión, por esa nueva era, preservando los derechos y libertades del ser humano y potenciando su capacidad de discernimiento y los valores humanos.

Creo que merece la pena pararse a pensar en cuales son los peligros reales que nos acechan con los Big Data, con el manejo de la información que se hace. Estamos siendo controlados, cada vez más, con la excusa de los peligros terroristas, y otras cuestiones que permiten, a través del miedo, que no pongamos resistencia a entregar nuestra privacidad por un bien mayor, que es la seguridad percibida.

Las redes sociales nos dan libertad, nos facilitan la comunicación y muestran el mundo y ponen a nuestra disposición muchos conocimientos, pero también nos exponen a un mayor control sobre nuestras debilidades y capacidad de respuesta a los avatares de la vida, mostrando nuestra tendencia en el consumo y orientaciones de cualquier tipo.  Estamos entregando libremente, sin pensar siquiera en ello, muchos datos de nuestra vida, que pueden servir para esclavizarnos, para que, mediante el procesamiento de ellos, las grandes corporaciones puedan conocer datos muy personales y nuestras preferencias, además de negociar con ellos en el mercado de la información y del marketing. Las redes sociales, Facebook, Twiter, Instagran, las nubes como almacén de datos, facilitan demasiados detalles sobre nuestro perfil personal. Si se me despierta la paranoia acabaré pensando que conocen mis ideas y mañana pueden venir por mí.

Es más. No dudemos, de que dentro de pocos años, el sistema de control de DNI será un chip incorporado que irá chivando todas nuestras actividades, a cambio de facilitarnos la interacción con los demás, con las compras, pagos y disposición de productos del mercado, como ya hacen las tarjetas de crédito.

v Por otro lado, ¿alguien duda de que tenemos más conocimiento a nuestra disposición y manejamos más datos de forma inmediata, pero que somos más idiotas?

v ¿No existe el riesgo de que estemos en el futuro conectado a un sistema de información central que nos facilitará los datos requeridos para cualquier actividad, toma de decisión o vivencia, sin que tengamos que hacer el esfuerzo de estudiar?

v ¿No será posible, mediante un proceso de sensibilización neuronal, aplicar o trasladar el conocimiento desde una máquina a nuestra propia memoria e inteligencia?

v Y, ¿por qué no, hacer viajes virtuales, o en holograma, a cualquier lugar o época provocando sensaciones, emociones y estímulos de todo tipo que nos permitan vivir una realidad virtual como autentica vivencia?

v Y eso, ¿cómo se regula, cómo se establece la norma que garantice la ética, la moral y los valores humanos, sabiendo que la evolución social cambiará los propios valores, la ética y la moral actuales?

v De cambiar esas cuestiones ¿hasta dónde se han de cambiar y cuáles son los principios que debemos mantener como base del cambio para que esa mudanza no sea una perversión del propio ser humano?

Muchas preguntas para una mente que, puede, no llegue a conocer ese futuro. Estas preguntas se las dejaremos a los jóvenes, pues tal vez sean más permisivos a la hora de aceptar los cambios, incluso la imposición de la tecnología, con quien han convivido desde su nacimiento. El futuro es de ello, y nosotros seremos el pasado en ese futuro.

Me embarga el estupor ante los hechos

  Opinión | TRIBUNA Antonio Porras Cabrera Profesor jubilado de la UMA Publicado en La Opinión de Málaga el 10 FEB 2024 7:00  ======...