sábado, 4 de octubre de 2014

Estamos saliendo de la crisis...


Se está resolviendo la crisis… ¿Pero es que no lo veis? ¿No veis la tele y escucháis al gobierno? La cosa está clara. No se pierde tanto empleo, se ha frenado la bajada de cotizantes a la Seguridad Social, incluso nos podemos permitir que no se contrate a las mujeres en edad de gestación, siguiendo las indicaciones de la presidenta del Círculo de EmpresariosMónica de Oriol, para que las empresas ganen más dinero… La cosa va bien, fijaos en las tarjetas fantasmas de los 86 directivos de Caja Madrid, 15,5 millones de euros  no es nada comparado  don los 15.000 millones que le ha avalado el Estado. Por otro lado, ya lo ha dicho el consejo de Ministros, le daremos 1350 millones al propietario del Proyecto Castor, el almacén de gas submarino situado frente a las costas de Vinaròs (Castellón) cuya actividad se ha relacionado con al menos 500 seísmos ocurridos en septiembre de 2013. Hombre, no me fastidie, viendo esto le vamos a poner pegas a que Barcenas se lleve unos milloncejos a Suiza, o que los señores de Valencia se montaran sus chanchullos con cuanto pudieran, o que el Honorable deposite en Andorra “los dines de su herencia”, o que en los EREs se repartieran entre unos cuantos otros milloncetes. No me sean así, hombre, sean comprensivos, a la gente que anda con los dineros hay que agradecerle que no arramblen con todo, que nos dejen algo, aunque sea con deudas… Vaya país, de Cádiz a Gerona, de Almería a La Coruña, de Valencia a Salamanca o de Baleares a Canarias… o sea, de norte a sur y de este a oeste esto es un desmadre consentido. Desmadre que deberemos pagar todos, bien en la factura del gas, bien en los recortes, bien en los impuestos, bien, bien, bien… todo bien.

Pero os voy a decir por qué estamos saliendo de la crisis… o mejor, cómo estamos saliendo de la crisis. Nos estamos instalando en la pobreza, en aquella pobreza del tercer mundo que tanto criticamos. Antes era pobre el que no tenía trabajo, o sea, el que no tenía ingresos, ahora ya tenemos pobres con trabajo. No quiero decir que les cueste trabajo ser pobres, no, eso no, el sistema y el gobierno se lo facilita en cuanto se descuiden. Siempre se dijo que eras “un pobre trabajador”, pero ahora podemos cambiar las cosas, ahora podemos decir que eres “un trabajador pobre” pero pobre de solemnidad (¿Qué será eso de pobre de solemnidad? Yo te lo cuento: eran los mendigos que se mostraban como tales en las fiestas litúrgicas o solemnidades, o sea a pedir en la puerta de la iglesia, además, los sintecho). Pero sigamos: Eres pobre porque después de pegarte una “hartá” de currar, o de tener un trabajo precario, cuando llegas a casa sigues con los bolsillos vacios, sin poder cubrir las necesidades básicas de alimentación familiar, de vivienda, de ocio, de educación, de vestimenta, de relación social (no confundan el derecho a la relación social del currante con el de los directivos de la banca, esos sí pueden y se les ha de financiar desde la propia banca, para eso son directivos. Grandes hoteles, copiosas comidas, viajes, copas, coches… y puede que putas, si no al tanto).

Pues veréis. Cuando se provocó la crisis, la idea era muy sencilla, había que bajar los salarios, los costes de producción para ser competitivos con otros países (¿Os suena China, Bangladés, India, etc?). Lo malo es que aquellos producían a un coste infinitamente menor y las empresas multinacionales vendían aquí a precio de mercado interior… coste 5 en origen y 100 precio en destino: Ganancia segura y gorda.



Pues bien, españolito, si quieres trabajar tienes que cobrar lo mismo que aquellos y producir a su ritmo, de lo contrario deslocalizamos las empresas y nos las llevamos allá. Bueno, te daremos algo más de sueldo para que nos compres aquí a precio superior, pues hay que preservar el mercado.  Ya sabemos que el mercado lo regula todo. La ley de la oferta y la demanda. Mucho paro, mucha gente dispuesta  a trabajar, mucha disposición a hacerlo por menos de lo que lo haga otro para poder obtener ese trabajo, “jajaja… qué bien, dice el empresario, ya tenemos a otro sometido a la esclavitud consentida para poder subsistir.  Dale menos, hombre, que todavía aguanta. Tú dile que la cosa  va a peor, que se dé con un canto en los dientes si le pagamos 4 euros la hora y a su cargo la seguridad social.”

Antes el mileurista era un pobre desagraciado mal pagado y explotado; ahora es un privilegiado. Claro si el salario mínimo que marca el gobierno es de 654.30 euros al mes, el mileurista es un dios. Pero no se piense, amigo, que el salario mínimo es lo que va a cobrar si deja de integrar las listas del paro, no, a usted le pueden hacer un contrato de fin de semana, por 2 horas al día, o qué se yo… Esos 654,30 euros brutos los cobrará si hace una jornada completa, pero que muy completa, tanto que el jefe le puede pedir que se quede más tiempo y, usted, aunque no le pague las horas extras, agachará la cabeza para que le siga contratando. Claro esto va para quien anda en el tramo medio de la sociedad, es decir, para la cada vez más diezmada clase media, para el mundo del “currantazgo”. Ya sabe, poca oferta de trabajo y mucha de currantes. La brecha entre pobres y ricos cada vez es mayor y el rico es el que está en la esfera del poder… el pobre es eso, el pobre.

Luego viene la vieja técnica del miedo. Esa técnica maquiavélica ya se utilizó por los grandes cerebros que ejercieron el poder a lo largo de la historia. Si creas una situación de inseguridad, si metes  miedo y la gente ve que la cosa puede ir a peor, acaba cediendo en todo. En los aeropuertos nos dejamos hacer cualquier cosa por la seguridad, estamos dispuestos a perder derechos por la seguridad, matamos por miedo a la inseguridad… somos capaces, incluso, de aceptar un dictador sanguinario por esa seguridad relativa; eso pasó en España en la II República, crearon inseguridad y afloró un salvador de la patria que se llevó por delante cientos de miles de muertos por la seguridad y evitación del caos. Por tanto, siembra el miedo, propón soluciones y se arrodillarán ante ti. Eso se llega a usar hasta con las enfermedades y los fármacos… ¿Os acordáis de la gripe A y las vacunas que vendieron a los gobiernos ante el miedo de la gente y luego no fue nada? En fin… ahora andamos con el ébola, a ver si también resulta un fiasco…

Y entonces salta la duda: ¿Para qué quiere el ciudadano un Gobierno, un Estado, un País, que no le protege, que no le garantiza los mínimos indispensables para sobrevivir dignamente? ¿Dónde están los gobiernos que se muestren dispuestos y comprometidos a garantizar los derechos que la Constitución establece, derecho a educación, trabajo, salud, vivienda, alimentación, vida digna, etc? ¿De qué le sirve pertenecer a una nación, a una sociedad, a una “patria”, si los gobernantes se dedican a beneficiar a la banca, a las empresas, a sucumbir ante el chantaje económico del mundo financiero, a claudicar ante las tentadoras ofertas de beneficios que los corrompen, cuando no a llevarse los dineros a Suiza, Andorra o a cualquier paraíso fiscal? Astutamente, el empresario gordo plantea: “Señor gobernante, usted apoye a la empresa, legisle para su beneficio, permita sus actos alegales, incluso, amorales y nada éticos, y yo le garantizo que, cuando usted termine su periodo de gobierno, o le echen con su voto los ciudadanos, le colocaré en mi consejo de administración con un suculento sueldo…  su vida, su buena vida, está garantizada. No tenga escrúpulos en traicionar su discurso, sus ideas iniciales, su programa político… es más, no sea tonto, diga algo que gane votos y después haga de su capa un sayo para abrigarse mejor. De lo contrario, a usted y a su partido no le daremos préstamos para sus campañas y mantenimiento, le vamos a pedir los créditos, no le condonaremos sus deudas y publicaremos, con nuestros medios de comunicación, todos los desafueros que han cometido, las comisiones por obras, los chanchullos y todo aquello que usted sabe que existe, porque nosotros los hemos promovido, pero que no lo dice por una ley de omertá  entre todos los enganchados en el asunto”. Cuando alguien se va de la boca, como el caso del famoso 3% que comentó el señor Maragall, todo se tapa y el desliz queda cubierto, salvo que aparezcan errores de bulto o haya reventado algo en el sistema y se empiecen a pasar facturas. Ahora pensamos que ese dinero puede haber acabado en Andorra…




Pero, no me hagas caso, yo estoy hablando de un país ficticio, de una sociedad posible en el futuro incierto, de un Estado imaginario, de unos políticos quiméricos… Eso aquí no pasa, ni se le ocurra. Si fuera así, seguro que la sociedad saltaría y se enfrentaría a quienes quieran someterlos, a quienes les engañen y exploten, a quienes les humillen, a quienes les manipulen… menudos somos los españoles para aguantar a nadie que nos someta. Vamos, hombre… que no, que aquí esos es imposible… Aquí, ante todo, se pone el derecho y el bienestar del ciudadano. La empresa está para servir a los intereses generales de la ciudadanía y se regula y legisla para que eso se cumpla. ¿O no?


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