miércoles, 30 de abril de 2014

Los sobresueldos de la “puta vida”


Foto tomada de internet
Últimamente ando despistado. No sabía yo que la vicepresidenta del gobierno hubiera tenido la “puta vida” que, según dicen, comentó en los pasillos del congreso ante el hecho de los sobresueldos. Claro que, con todo esto, puede que no mienta, sino que reafirme su tesis, pues si ella no ha tenido una “puta vida”, no puede haber cobrado sobresueldos en esa presunta vida, aunque no niegue que los haya cobrado en esta suya, que no es tan puta (su vida me refiero).

Está claro que ella no ha tenido esa “puta vida”, ni muchos de nosotros que más o menos hemos ido tirando sin pasar al puterío de esa vida puta. Una “puta vida” debe ser algo así como pasar por alguna de estas circunstancias: 
  1. No llegar a fin de mes. 
  2. No tener trabajo para la subsistencia. 
  3. Que tus hijos te pidan pan y no tengas que darles ni para cubrir sus mínimas necesidades. 
  4. Pasar miseria, frío, calor, incomodidades, enfermedad, abandono, maltratos, marginación. 
  5. No tener vivienda. 
  6. Andar por el paro. 
  7. Sentirse explotado por otro que se enriquece a costa de tu trabajo, 
  8. Cobrar un sueldo miserable. 
  9. Sentirte amenazado si no eres sumiso. 
  10. Vivir la injusticia en tus carnes. 
  11. Tener que vivir de la caridad de los demás. 
  12. Tener unos políticos y gobiernos que viven de “puta madre” (entiéndase aquí el otro concepto de puta en sentido de expresión popular) mientras falta dinero para los servicios públicos que garantiza la  Constitución.
  13. Observar que mientras dicen que no hay dinero para cubrir las necesidades mínimas del ciudadano en paro sí lo hay para rescatar empresas, bancos, autopistas, etc. que defienden el mercado neoliberal, pero que cuando se sienten agobiados van a que papá Estado les saque del atolladero (les rescate del pozo en el que se han metido). 
  14. Ver como atentan contra tu inteligencia queriendo manipular tu propio pensamiento.
  15. Sentir el engaño de los políticos a los que les distes tu voto para ejecutar un programa y luego hicieron otro. 
  16. Ver como el pivote de la sociedad bascula hacia el bien de la empresas multinacionales y deja al pueblo con el culo al aire (cosa propicia para ser sometido a la sodomización de forma definitiva) y un amplio etc.


Yo creo que la señora vicepresidenta no ha tenido nunca esa “puta vida”, es más, creo (digo creo) que ni sabe lo que es, pues si lo supiera, siendo responsable de un gobierno que se ampara en una Constitución que establece derechos de la gente para evitar que pasen esa “puta vida”, debería tomar medidas para resolverlas. Pero si lo supiera y no toma las medidas adecuadas para evitarla, solo caben calificativos que no me atrevo a plasmar en este escrito. Yo le sugiero, que les den el dinero de los sobresueldos, los sobres que ellos niegan haber recibido aunque el juez lo tenga cada vez más claro, a los que realmente tienen una “puta vida” como he descrito. Tal vez, eso sería más justo. Entonces, la gente de bien, acabaría diciendo: En mi “puta vida” cobre dinero en sobres, pero en la otra lo gané trabajando… Yo prefiero no tener una “puta vida”, aunque me den sobres, pero sí un trabajo digno que me evite esa “puta vida”.


En conclusión, la señora Vicepresidenta tiene razón: No ha podido cobra sobresueldos en su “puta vida” porque nunca tuvo esa “puta vida”. Una vez más su arte en la dialéctica ha salido triunfante, aunque haya sido por arte de birli birloque. Pero… ¿los habrá cobrado en su vida real? Esa es mi duda y la de muchos de los ciudadanos que estamos hartos de que nieguen evidencias.


domingo, 27 de abril de 2014

La agonía y el éxtasis


Miguel Angel Buonarroti
Acabo de terminar la lectura de LA AGONIA Y EL ÉXTASIS, un libro de Irving Stone sobre la vida de Miguel Ángel Buonarroti, uno de los más insignes artistas de la historia. Escultor, pintor y arquitecto que vivió en la Italia de los siglos XV y XVI (1475-1564) a caballo de Florencia, su ciudad natal y la Roma papal, donde los caprichos y veleidades, cuando no las corrupciones y tiranías de los papas iban imponiendo su antojo y soberbia. Malos y convulsos tiempos para la integridad de la iglesia y excelente etapa para el renacer del arte. La voluptuosidad, concupiscencia, codicia y un importante cúmulo de inmoralidades y nepotismo se aglomeraron en los papados de esos tiempos, donde Alejandro VI (el papa Borgia) fue su principal exponente. El papa era un jefe de Estado, un Rey  con ejército e intereses terrenales que batallaba con los otros estados o ciudades-estado del entorno por el dominio de la zona.
 
El David
Pero también se competía por tener el mejor templo, las más bellas pinturas, esculturas y expresiones artísticas del momento. La Toscana italiana era una región floreciente, con sus ciudades-estado, y la opulenta y rica Florencia a su cabeza. Florencia tiene enterrados en la Iglesia de la Santa Cruz el más importante elenco de artistas representantes del Renacimiento y de otras etapas, hijos de la ciudad. De los nacidos en Florencia solo les queda fuera Dante, que yo sepa, pues su sepultura está en Rávena por cuestiones de las guerras civiles entre güelfos y gibelinos. Los mecenas, como Lorenzo el Magnífico (de la familia Medici) dejaron un importante legado que no se puede perder uno si visita la ciudad. Los papas, en una Roma residual del Imperio Romano, dominaron también el arte y lo orientaron, como era habitual en aquellos tiempos, a la expresión religiosa. El papa Julio II, fue uno de los mecenas que encargó a Miguel Angel el diseño y ejecución de su tumba, pero sus obras más significativas, y las que a mí me impresionaron más cuando visité Roma son la pintura de la Capilla Sixtina, cuya construcción fue ordenada por Sixto IV, de ahí su nombre, donde te asombran los frescos de su bóveda, encargados por Julio II, y el Juicio Final  situado en la pared del altar. Yo me quedé con la boca abierta cuando lo vi. Lástima que no dejaran de hacer fotos, pero hay montones en internet.
 
La Piedad

El Moisés


Otra visita interesantísima es la de la basílica de San Pedro, donde ejerció de arquitecto a la muerte de Bramante y, posteriormente de Sangallo, a parte de la monumentalidad de la basílica, se guarda allá otra joya escultórica impresionante, como es su Piedad (hay otra Piedad en el Duomo de Florencia, otra en Milán y otra más en la Galería de la Academia de Florencia llamada Piedad de Palestrina, pero de trazos muy diferentes). El Moisés que adorna la tumba de Julio II, que está en la Piazza de San Pietro in Vincoli, es otra maravilla. Pero lo que no se puede perder uno en la visita a Florencia es el David que está también en la Galería de la Academia. No seguiré mencionando su obra pues acabaré perdiéndome entra tantas maravillas y dejaré de citar alguna que resulte imperdonable. A los interesados, pueden pasar por este enlace y otros para ampliar información.
 
El papa Julio II

Capilla Sixtina
El libro, que es a lo que ha venido esta entrada, es una excelente obra de Irving Stone escrita en 1965, que fue llevada, incluso, al cine, sobre todo en lo referente a la etapa de los frescos de Capilla Sixtina con los personajes de Miguel Ángel y Julio II (Charlton Heston y Rex Harrison respectivamente), donde, de forma novelada, va relatando la vida de Miguel Ángel, de sus avatares y de la historia de Florencia y Roma en aquel convulso período donde confluyeron, junto a la turbulencia política y religiosa, un considerable ramillete de artistas que marcaron la historia del arte y forjaron el renacimiento italiano. Un buen libro del que aconsejo su lectura, al igual que mi amiga Victoria Romero me lo aconsejó a mí. Es ameno y salvando la imposibilidad de quedarse con el nombre de tantos y tantos artistas que aparecen, nos acerca a esa etapa histórica tan atrayente. 

Basílica de San Pedro

lunes, 14 de abril de 2014

83 aniversario de la II República Española


Este año y en esta fecha, 14 de abril, se cumplen 83 años de la proclamación de la II República. Pocos testigos vivos nos quedan. Mi madre, a sus 93 años, recuerda aquello, pero desde la lejanía, desde el pueblo de la Andalucía profunda, donde la mujer no solía ser muy beligerante, aunque en el campo andaluz había importantes movimientos anarquistas y socialistas. El año pasado, por estas fechas, dejé una pequeña reflexión sobre la república, como recordatorio de la fecha y los hechos que se dieron en España.  La podéis cargar cliqueando aquí.

Hoy, como es menester, como se merece la historia, pero, sobre todo, como una forma de compartir pensamiento y reflexión sobre algo tan importante como es el sistema de convivencia democrático y cuál es la forma ideal que pueda garantizarlo, me permito ahondar en el tema. Para tener una visión argumental más sólida y consistente, deberíamos pasear por la historia, pero como el tiempo y el espacio es reducido, lo haré de forma somera.

La monarquía, en el pasado, estuvo cargada de totalitarismo, salvo en Inglaterra, donde el rey se sometió a la voluntad popular forzado por conflictos e imposiciones del propio parlamento (ver su historia). El caso más representativo de absolutismo real es el de Luis XIV de Francia, que llegó a decir: “El Estado soy yo”. El asunto se agrava cuando este absolutismo se fundamenta en una monarquía teocrática, es decir, cuando se acaba aceptando que el rey gobierna “por la gracia de Dios”. Entonces Dios, Patria y Rey son los elementos que consolidad el Estado. En nuestro caso vivimos no hace tanto tiempo un Caudillo que se consideraba tal “por la gracia de Dios”, como ponían las monedas de curso legal en aquellos tiempos: “Caudillo de España por la gracia de Dios”. Lo dejaré así, sin mayores comentarios, porque hay que tener gracia divina para hacer lo que el sujeto ejecutó. Yo no le veo la gracia a ese dios que permite nos gobierne, bajo el influjo de las armas y del miedo, un sujeto cargado de responsabilidad por la muerte de tantos españoles.

Una característica, del histórico asunto monárquico, está en que el habitante del territorio, no es soberano, sino vasallo del señor, bien del propio rey o de la nobleza que lo es, a su vez, del rey. El rey manda y dispone de tierras, bienes y su gente. Define alianzas, parte o reparte el reino entre sus hijos, o los aglutinan bajo su mando por herencia o conquista, previo reparto del botín con los nobles que le apoyaron. No cabe, en absoluto, un sistema participativo de la ciudadanía. Si bien el Estado no es él, sí es suyo, o lo toma como propio en todos sus sentidos, junto a la caterva de sujetos que le acompañan en la corte como miembros de la nobleza. Es  más, el concepto ciudadano no se otorga hasta la propia revolución francesa, aunque ya existía en la antigua Grecia o Roma, pero limitado a los hombres libres nacidos en la ciudad o el imperio romano, pero tras eliminar a la realeza y nobleza del campo del poder en una revolución sangrienta donde la guillotina hizo de las suyas.

Otra cuestión digna de mención es cómo se entrelaza, desde tiempos remotos, la religión y el poder. Los reyes son ungidos por el clero, dando con ello el espaldarazo a esa voluntad divina de nombrar al rey con su gracia, como decía antes. Hasta tal punto, que, incluso, se ha buscado la sangre de Cristo en las casas reales para revestirlas de más poder a través de los merovingios. Según algunos escritos y leyendas, María Magdalena era la esposa de Jesús de Nazaret, con quien tuvo descendencia, y se instaló en Francia huyendo de Judea, de lo que no hay constancia o evidencia concluyente. Según algunas novelas y ensayos esotéricos los merovingios son descendientes de una supuesta relación entre Jesús de Nazaret y María Magdalena, quienes habrían tenido una hija, Sara o Sara la Negra, que migró desde Judea, a través de Egipto (Alejandría), al sur de Francia, desde donde se habría desarrollado un linaje cuya estirpe llegó al poder del reino franco. El Santo Grial, la Sangre de Cristo, sería Magdalena y su descendencia merovingia, madre de las casas reales europeas… “por la Gracia de Dios”. En el mundo musulmán, donde se da una teocracia,  existe cierta similitud, si bien, en este caso, sea la descendencia de Mahoma: “Muchos líderes y nobles de los países musulmanes, actuales y pasados, afirman ser descendientes de Mahoma con variables grados de credibilidad, tales como la dinastía fatimí del Norte de África, los idrisíes, la actual familia real de Marruecos y Jordania y los imanes ismaelitas que usan el título de Aga Jan· (SIC).

En definitiva, la religión y el poder real han estado casi siempre muy ligadas en sus objetivos. Las dos son organizaciones absolutistas, donde el poder es asimétrico, emana de arriba y transita hacia abajo. El pueblo se ha de conducir y regir por las clases destinadas a ello y debe someterse a sus designios y ser adoctrinado en su credo y valores, donde se exalta la "pobreza", la "obediencia" y otros. Por tanto, la monarquía lleva implícita, desde un punto de vista histórico, la simbología de la soberanía y el poder unipersonal. Esta asociación pesa en el subconsciente colectivo de la sociedad y cualquier revolución que defendiera una ideología igualitaria, de justicia social, acababa por meter en el mismo saco a ambas entidades. Pasó en Francia con su revolución, pasó en Rusia con la suya y nos pasó aquí con las fuerzas revolucionarias en los tiempos de la II República.

¿Y de este “totum revolutum” aparente a dónde llegamos? Pues yo pienso que a entender la monarquía como algo anacrónico, condicionada por el pasado y con la semilla de un absolutismo, más o menos domesticado por los avatares de los conflictos sociales que nos precedieron, pero carente, en su esencia, del proceso democrático que la consolide, ya que la democracia implica la reversibilidad del voto mediante elecciones periódicas.

El gran reto, de cara al futuro, desde la perspectiva democrática, está en consolidar un sistema que reconozca la soberanía popular, que garantice su progreso hacia un ser más completo intelectualmente, que los adoctrinamientos religiosos sean exclusivos de cada religión y la laicidad lo sea del Estado. En suma, un desarrollo de una democracia real, responsable, de implicación en la gestión pública, donde el voto sea renovable para todos los estamentos implicados en la administrar de la cosa pública. Esto, para mí, se puede hacer mejor con una república que con una monarquía, por muy parlamentaria que sea, ya que la valida la sangre y no las urnas.

Es cierto que determinadas monarquías europeas persisten y se mantienen de forma consensuada, ya que están consolidadas a través  de los años por una aceptación social de sus pueblos. Son como floreros, que se empiezan a cuestionar, no solo por asuntos ideológicos, sino por el coste que representa su mantenimiento. El problema es que no se someten a referendum o elecciones periódicas, ni siquiera en sus momentos más impopulares, en que han mostrado su incapacidad, su incompetencia, y han defraudado al pueblo soberano, máxime si se amparan en su inviolabilidad e impunidad, para actuar a su libre antojo, sin que la ley pueda hincarles el diente.

La complicación, dado que la solución pasa por la reestructuración del sistema, es que los poderes fácticos que viven de la desigualdad, de la asimetría económica y social, se resistirán a ello y seguirán reclamando el modelo de organización social que les encumbró y mantuvo en el poder desde el lejano pasado. Defender la monarquía como forma de convivencia, sobre todo entre los españoles, conlleva la amenaza de que si me la quietas la lio, o sea te introducen el miedo, mientras que el republicano sí ha de estar sometido sin liarla, pues ya se vio lo que pasó cuando llegaron las repúblicas a este país.  Pero diré, amigos, lo que pasó en tiempos de la II República: Un grupo de insurrectos, amparados en el desorden que ellos mismos potenciaron, trajeron la guerra para evitar un mal, al que ellos definían como mayor, pero la guerra resultó el peor de los males que le puede pasar a un país, con cientos de miles de muertos y la continuación de la injusticia social que se pretendía subsanar, por la república, bajo el dominio de la soberanía popular. Este país, posiblemente, esté condenado al ostracismo cuando dice: Prefiero malo conocido que bueno por conocer. Es claramente un mensaje conservador. Perpetuaron, pues, el sistema de desigualdad de clases que quería neutralizar la república.

Desde un punto de vista más universal y dejando lo ocurrido en esta España anacrónica, defensora de principios y valores que encajaron en el Nacional-catolicismo de la etapa franquista, de donde emana nuestra monarquía actual, hemos de analizar cómo la democracia se asienta en los pueblos a través del espíritu que predican las repúblicas. La república retoma su valor más significativo a través de la Revolución francesa donde “la idea de libertad, igualdad y fraternidad incluían a todos los hombres nacidos en el país, sin importar su condición social (excepto los criminales). La ‘Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano’, algunos años después, significó la consolidación de esta ampliación del término”. La soberanía pasa, del llamado soberano o rey, al pueblo. Si el pueblo es soberano, para qué quieren a otro soberano, podríamos decir…

De allí surge la I República francesa, que no durará mucho (12 años) y se debatirá Francia entre la guerra y el desencuentro que lleva todo cambio instaurado por la violencia. República, imperio y monarquía (Iª y IIª restauración)  van apareciendo hasta la V República que es vigente. Digo esto por la conflictividad que genera un cambio de tal calado hasta que se instaura un sistema definitivo que manifiesta su bondad para, incluso, ser exportado a otros lugares, como ha sido el caso francés, que fue espejo y precursor de la idea de libertad y soberanía popular.

Sin embrago, es significativa la resistencia de las clases pudientes y de aquellos que van ostentando el poder. Si observamos esa evolución va acompañada de un proceso de desarrollo social, cultural y educacional, que sitúa al ciudadano en una disposición para ejercer una soberanía responsable. Es decir, le dota de recursos intelectuales y cognitivos, suficientemente elevados, para poder manifestar y sostener su posición de forma razonada. De ahí que no esté bien visto por los antidemócratas la educación en el librepensamiento y pretendan el adoctrinamiento con sus “ismos” correspondientes (cristianismo, islamismo, comunismo, capitalismo, etc.).

Después de esta disquisición creo que es bueno llegar a algunas conclusiones:
·        La primera es que el problema de nuestra sociedad no está tanto en el dilema república vs. monarquía, sino en la necesidad de un verdadero cambio social que nos lleve a otro sistema más justo, donde el ser humano sea el elemento clave y no el dinero.
·        Se han de eliminar o reconducir aquellos elementos que siguen siendo una rémora del pasado y coartan la evolución de una sociedad libre y democrática… entre ellos las religiones y su influencia en el ordenamiento social.
·        Necesitamos otra constitución, otro conjunto de leyes que nos proteja de los abusos del capitalismo, del codicioso mercadeo y de todo lo que lleve el sufijo “ismo” para conseguir instaurar la democracia real.
·        Se ha de modificar el sistema educativo para hacer al ser humano un librepensador, un sujeto con capacidad para ejercer un pensamiento responsable y propio, para salir de la mediocridad que conduce al aborregamiento.
·        Se han de cambiar las reglas del juego para que el verdadero poder lo ostente el ciudadano desde la razón y la voluntad en su sentido humanista.

Por tanto, entiendo que:
·        La monarquía está ligada al pasado y es patente su anacronismo social.
·        La soberanía popular conlleva la elección libre y democrática de todos los entes que conformen el gobierno de los Estados Democráticos.
·        Si la idea de monarquía, en su génesis e historia, estuvo asociada al poder absoluto, la república se fundamentó desde su esencia y gestación en la libertad de los pueblos y en la defensa de sus derechos y exigencia de sus obligaciones.
·        Los principios republicanos siempre defendieron una educación del pueblo en la ideología de la libertad, de su desarrollo intelectual, en la igualdad y la solidaridad.

A la vista de esto, concluyo que el sistema republicano es más afín a los intereses del pueblo, de la gente, de la ciudadanía. Que facilita mejor la evolución sociocultural y que, siendo estructuralmente más democrático, permite el proceso evolutivo de nuestra sociedad hacia un mañana más equilibrado.


Por tanto, hoy más que nunca, habrá que gritar ¡VIVA LA REPUBLICA!


sábado, 12 de abril de 2014

Se rompió la omertá


Dice la prensa: “Bárcenas presenta la financiación ilegal del PP como práctica general avalada por la cúpula. El extesorero declara ante el juez Ruz que todas las organizaciones regionales y provinciales del partido tenían caja B y que su existencia era conocida por los secretarios generales y los presidentes”.

Bárcenas ha hablado. Temblad gerifaltes del PP, su mordaz lengua se ha desatado y la omertá ha pasado a mejor vida. Ahora, para defenderse de sus declaraciones y denuncias, solo os queda incrementar la confusión y la duda, descalificarlo y acusarlo de todo lo vil que haya pasado en el PP. Este señor, según parece, había creado una red para recopilar dinero para el partido de forma ilegal, incumpliendo la ley. La red, descentralizada según manifestó en la tele, a Evole, el señor Pablo Crespo, que fuera secretario de organización del partido en Galicia, se ocupaba de cobrar los “donativos ilegales” que daban al partido determinadas personas o empresas con dudosa intencionalidad (para algo sería, digo yo) y del reparto de sobres y sobresueldos o de pagos a empresas afines para que organizaran sus actos electorales o de partido. 


Entonces ¿hemos de reconocer que este señor era el dios del partido y que solo él sabía por dónde iban y venían los dineros? O sea, que hacía lo que le daba la gana y nadie se metía con él, que gestionaba el dinero como quería en su infinito poder, mientras el presidente, el secretario y demás cargos no se enteraban de nada, aunque recibieran sobres . Esto le hace pensar a uno dos cosas contrapuestas: O creen ustedes que los demás somos tontos, por no decir gilipollas, y nos vamos  a jalar la trágala que nos quieren servir… o, lo que es aún peor, que la directiva del PP estaba formada por incompetentes, por inútiles e irresponsables, con lo cual los tontos y gilipollas ya no seríamos nosotros, sino los componentes de esa sorprendente dirección que vivía en el país de las maravillas. Eso me lleva a razonar que si no son capaces de gobernar a un partido, que es un grupo reducido de gente de ideología afín, ¿cómo van a ser capaces de hacerlo con un país como España? Este suspenso en gestión de su partido les descalifica para gobernar este Estado, que es mucho más complejo. A no ser, claro está, que sí sean competentes para ejercer la gestión, pero que los objetivos no fueran los que plantearon en su momento, los que vendían a la población como programa político a votar, sino otros de tipo más espurio y en la línea de los intereses personales o de partido.

Yo creo que, por desgracia, en muchas organizaciones políticas se funciona en plan “mafiosillo”, lo digo así para que no suene tan fuerte eso de MAFIOSO. Se mueven dineros, se venden favores, se ajustan subvenciones, se practica el nepotismo (o sea, favorecer a los de su familia política), se cubren los unos a los otros, se compran y venden voluntades, se alían para conseguir objetivos de dudosa legalidad, se pasan los programas por el forro, mienten, manipulan, se toman el gobierno como si el Estado fuera de ustedes, etc. y más etc.

Es de aquí de donde deduzco la necesidad de establecer la omertá o ley del silencio, que  es el código de honor siciliano que prohíbe informar sobre los delitos, considerados asuntos que incumben a las personas implicadas entre los componentes de la mafia. Aquí, ha habido omertá y presumiblemente la siga habiendo en muchos partidos o grupos de poder. Todos vamos a una, somos un mismo cuerpo, la organización es lo importante, te protegeremos si te callas, si hablas iremos a por ti… Esas cláusulas que conforman la omertá la garantizan. Pero cuando alguien habla se irá por él “a muerte”, con todos los medios disponibles y que permita la situación. Claro que cuando te han cogido con las manos en la masa y no te defienden tus colegas, cuando vas a la cárcel y te sientes abandona por aquellos que juraron protegerte, acabas largando, bien como medida de desahogo, de venganza por dejarte con el culo al aire o como medio de conseguir un mejor trato por la justicia.

¿Y ante esta ruptura del pacto de omertá qué puede pasar? El PP intentará, como ha hecho hasta ahora, negarlo todo, descalificar a Bárcenas y decir que él era el único corrupto del partido, pero que los demás eran ángeles celestiales que no sabían… ya creó escuela la princesa para ello. Claro que a estas alturas, por mucho sicario o mercenario que tengan por los medios de comunicación, el pueblo no se va a tragar el asunto. Otra cosa es que seamos tan estúpidos que sigamos votando a quien nos jode y nos engaña.

Pero permítanme que no cargue mis tintas, en este caso, contra los señores de la política. El político, dentro de su habilidad es un sujeto camaleónico que sabe adaptarse al momento. Si le permites que llegue allá, allá llegará, pero si no le dejas que salga de acá, acá se quedará. Eso sí, en muchos casos, antes de reconocer su culpa implicará a su puñetera madre, mentirá hasta por las orejas, usará estrategias sibilinas para no decir lo que debería decir y parecer que lo dijo. Inventará un nuevo sistema de comunicación donde le llamará a la pobreza “decremento de la riqueza”, donde la destrucción de empleo será un “incremento negativo de la tasa de empleo”, etc. Todo para despistar y engatusar.

Ahora, por tanto, me voy a meter conmigo y contigo, señor votante, que eres, y somos, el responsable de que ese señor siga ahí. Nos están engañando. Están creando desafecto por la política, desprecio y animosidad hacia el mundo político y estamos cayendo en la trampa. Nos quieren hacer ver las cosas desde el punto de vista que les interesa a ellos y sus amos. No hay nada más que observar como sus medios tratan un tema u otro según les vaya en ello. Ejemplo: La inmensa manifestación del 22M por la DIGNIDAD la convirtieron en un acto salvaje donde hubo policías heridos… no se habló nada de las cuestiones que se reivindicaban, de las denuncias que se hacían, de las circunstancias que motivaron la protesta. No, eso era secundario para ellos. Lo importante era descalificar a cientos de miles de personas por la actuación de unos cuantos bárbaros de dudosa filiación.

Están ocurriendo cosas en este país que serían impensables en otro de marcado carácter democrático. Miren que noticia aparece en prensa:  “La ministra británica de Cultura, Maria Miller, presentó este miércoles su dimisión por cobrar más dinero del debido al justificar sus gastos de vivienda, según informó la propia oficina del primer ministro en el 10 de Downing Street”. ¿Por qué no se aplica en España esta dinámica? Seguramente estamos acostumbrados a que nuestros políticos hagan cosas como esta, y más gordas, sin inmutarnos, incluso, yo diría más, tenemos una idea del erario público por la que no lo asumimos como algo propio. El Estado es un ente aparte con el que no nos identificamos, por tanto si alguien se burla de él, no solo lo toleramos, sino que lo aplaudimos.


Mientras no seamos capaces de erradicar nuestro fanatismo político, con el que justificamos todo lo que hacen los nuestros y rechazamos lo que hacen los otros, y exijamos a todos los partidos, sin excepción, una conducta intachable o de lo contrario los largaremos del gobierno, no habremos madurado políticamente, ni ejerceremos una democracia responsable. El político tiene que sentir el resuello del votante, del ciudadano, en la nuca para mostrarle que estamos detrás, que vigilamos su conducta, que exigimos que haga lo prometido, que seguimos siendo los soberanos de nuestro voto y que ellos no son más que meros servidores a los que les hemos investido con nuestra voluntad para gobernar según el acuerdo programático que hemos votado. No nos quejemos si siguen ahí, donde están, los corruptos y mentirosos, la culpa es nuestra que se lo permitimos y lo avalamos con el voto… ¿No será que tenemos los gobiernos que nos merecemos? Yo voy a procurar no dar mi voto a quien no se lo merece… espero no equivocarme y salir luego escaldado.


viernes, 11 de abril de 2014

Dios según Spinoza



Encontré en este mundillo de internet unas expresiones adjudicadas a Baruch Spinoza aludiendo a Dios y su naturaleza, que comparto en gran medida y que reseño a continuación.
Spinoza, (para quien no lo conozca pueden ver su biografía en: http://es.wikipedia.org/wiki/Baruch_Spinoza) fue  un librepensador de ascendencia Sefardí que vivió en Holanda en el siglo XVII y, en cierto sentido, precursor del pensamiento de Jean-Jacques Rousseau, importante componente de la Ilustración que gestó la revolución francesa y significó un cambio de era en nuestra sociedad occidental.
Según él, Dios hubiera dicho:
Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.
¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa.
Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.
El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer.
Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito… ¡No me encontrarás en ningún libro!
Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?
Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.
Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice… yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias… de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de dios puede hacer eso?
Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti. Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para tí. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.
Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.
Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.
Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.
No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir.
Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di.
Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?… ¿Te divertiste?… ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste?…
Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.
Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy?
Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?… ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.
Deja de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. ¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?
No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro… ahí estoy, latiendo en ti.



jueves, 3 de abril de 2014

Rouco sigue enroucado.


¿Anacronismo?
Hay determinados sujetos que son genio y figura hasta la sepultura. Me refiero, en este caso, al señor Rouco, ese arzobispo arcaico, vanidoso, soberbio, megalómano y dictador que pulula por Madrid…  Al menos a mí me lo parece, tras analizar sus actos, dimes y diretes. Sobre todo los referentes a su actuación en el Funeral de Estado de Adolfo Suarez. Creo que le falta una dosis importante de humildad, a la par que capacidad de autocrítica. En estos tiempos en que el papa Francisco comienza a predicar una nueva Iglesia, este exaltado sujeto se aferra a su anacronismo, ya histórico, y sigue, erre que erre, con su discurso prebélico y catastrofista, carente del mínimo respeto a la independencia del ser humano y a su capacidad de discernir y de utilizar el libre albedrio.

Su orientación política pasa porque la Iglesia se inmiscuya en la vida civil, porque la política de Estado se oriente por su credo religioso. Ese continuo meter el dedo en la llaga, ese partidismo exacerbado, ese “mear fuera de tiesto” que le caracteriza, le está haciendo un flaco favor a la iglesia.

Hay discursos que se descalifican a sí mismos por la idiotez que conllevan. Este señor es experto en lanzarlos a los cuatro vientos. Es un palo en las ruedas del carro de la Iglesia. Debió albergar alguna esperanza de ser nombrado papa, digo ya, pues sigue haciendo de las suyas a sabiendas de que el nuevo  vicario no va por el mismo camino. Claro que este no es el único caso, pues hay otros varios que cuando hablan sube el pan. Ello demuestra la crisis que vive la Iglesia Católica en España. Los gerifaltes van por un lado y las bases por otro. Me permito ofreceros este enlace para dejar constancia de lo que comento, si no ved lo que dicen los de redes cristianas, por ejemplo en su presentación, donde expresan que son: “Un amplio colectivo católico de ámbito estatal, con talante crítico y aperturista, inspirado en el Evangelio y en el espíritu del Vaticano II, ante la compleja situación que están atravesando la sociedad y la Iglesia -que entendemos como consecuencia de un cambio radical de civilización, frecuentemente ignorado por estas instituciones- hemos decidido coordinarnos para actuar con mayor eficacia y responsabilidad, según las exigencias y posibilidades de nuestros días”. Esta es la otra cara de la Iglesia, la de aquella que se nos arrebató tras la muerte de Juan XXIII, la Iglesia que yo identifico con la Teología de la Liberación. Yo les aconsejaría que dieran un golpe de timón, que mostraran abiertamente su beligerancia con manifestaciones públicas de su posición, tal vez se lo agradecería el nuevo papa y los no creyentes empezaríamos a ver a la iglesia española con otros ojos más cercanos y con complicidad.
 
Implicación política bajo palio
Esta iglesia española tiene que lavar sus trapos sucios, que los tiene, y muchos, guardados en el cubo de la basura, tapados, eso sí, pero sin poder evitar el mal olor que desprenden. Ya que el señor Rouco ha sacado a relucir el desencuentro entre los españoles y el riesgo de volver a la guerra civil, sería bueno hacer un repaso a cual ha sido su posición respecto a ese conflicto a lo largo del tiempo.

No negaré, ni mucho menos, que durante la contienda civil se cometieron atrocidades y asesinatos de sujetos por razones de credo, al igual que los hubo por cuestiones de ideología política, eso sería absurdo. La guerra es la guerra y ya pasó, dejando evidencia de todos estos hechos deleznables y de la vileza de los seres humanos. Pero una iglesia no debe implicarse en un conflicto de ese tipo como lo hizo la iglesia en España. Elevó a cruzada la lucha contra un sistema democrático. Apoyó, jaleó y cooperó con un grupo disidente de corte fascista. Se alió, incluso, se sometió al poder del dictador. Se nutrió implicó y/o bendijo sus actos represivos y criminales en la postguerra. Se instaló en el poder propiciando sustento ideológico y religioso al dictador y su régimen. Colaboró con la opresión ideológica del pueblo controlando, censurando y orientando los actos y conductas de la gente hasta someterlos a los valores de los vencedores. Abandonó a los suyos que pensaban políticamente diferente, como el caso de los curas vascos fusilados por el franquismo. Permitió que quedaran en la cuneta los cadáveres de represaliados, fusilados y asesinados por las hordas fascistas. Humilló, cuando no condenó, públicamente a los no creyentes y a los disidentes ideológicos del régimen con el que tenía un concordato muy beneficioso económicamente.

No voy a reprocharle que beatifiquen a quien quieran con motivo del martirio al que aluden. Pero sí denuncio su falta de sensibilidad humana, no digo religiosa que debería ser más evidente, con las injusticias cometidas por los vencedores contra los vencidos, a la par que echo en falta un acto de autocrítica, de constricción por sus errores, cuando no por su tolerancia con los criminales.

Ahora, cuando están beatificando a sus mártires, deberían también pedir perdón por sus “hijos de puta”, por aquellos sacerdotes y creyentes de misa diaria que mataron a inocentes, que violaron, que torturaron, abusaron, humillaron, traicionaron y un sinfín de actos que se enmarcan más allá del pecado y merodean lo canallesco, inmoral y el crimen de lesa humanidad.

No todos los defensores de la II República eran rojos asesinos, sino más bien defensores de un sistema democrático que vino a procurar una España más libre, más justa, más progresista e igualitaria. Muchos eran creyentes, buenos católicos que buscaban la justicia social. No debió de interesarle, a aquel clero, que se adoctrinara en la libertad, en la dignidad del ser humano, pues ellos perdían su prerrogativa de dominio sobre el inocente, ignorante e incauto pueblo.

Y una vez pedido perdón por sus actos, con toda humildad, con el reconocimiento a sus pecados, sus errores y su indignidad, ¿por qué no buscar la paz definitiva, que será en parte la paz de los muertos que siguen en la cuneta? ¿Por qué no son adalides de esa demanda para dar cristiana sepultura a quienes lucharon por sus ideas y fueron muertos por ello? ¿No es, acaso, el mismo tipo de martirio que identifican para los suyos? A unos los matan por creer y a otros también. Claro que aquí deberían ser los propios gobiernos del Estado los que tomaran la batuta y orquestaran ese paso, ya que ahora estamos en democracia y ese era el régimen que imperaba en la república, en el bando contrario a los ganadores de la contienda. Lo lógico, por tanto, sería que nuestros políticos se identificaran con los otros, los abandonados y vilipendiados durante tantos años y defendieran darle honores y el mismo trato que le dieron los vencedores a los suyos en tiempos de Franco.

Por tanto, señor Rouco, en lugar de largar ese discurso cainita, cambien la estrategia:
·        Pidan público perdón por los actos criminales de la iglesia española en la guerra y la postguerra (entienda iglesia como el conjunto de creyentes, tanto en el ámbito de la jerarquía como de las bases, donde militaban la inmensa mayoría de los rebeldes y ejecutores de las atrocidades de ese bando). Ese acto de constricción les honraría y acercaría al pueblo llano, que  sigue lamiendo sus heridas no cicatrizadas en muchos casos.
·        Ayuden a zanjar esa herida, abierta, mediante la restitución de la honorabilidad de los vencidos, que eran los nuestros, los demócratas, salvo excepciones de mayor o menor calado. A no ser que usted no se sienta demócrata.
·        Reclamen y apoyen que se realicen todas las actividades necesarias para identificar a los muertos que permanecen en las cunetas, para darles honrosa sepultura, para ayudar a sus familiares y herederos a recuperar la dignidad de sus muertos.
·        Siembre el entendimiento y el encuentro entre las Españas desde su posición, como hacemos los demás desde la nuestra.
·        No tenga miedo de reconocer el valor de los otros, que también tenía sus asesinos, por supuesto, pero ya no le harán daño. Jesús llegó a decir, creo recordar,  que, incluso, pusiera la otra mejilla… pero no vaya tan lejos, nadie se lo pide.
·        Y luego beatifiquen a quien les dé la gana, que seguro contarán con el reconocimiento de todos.

Pero, claro, usted no sé si entenderá esto, pues me da la sensación de que tiene una mente cerrada, encapsulada y resistente a cualquier argumentación lógica que no esté en la línea de su credo, como supongo la suya… le resbalará lo que le diga. Le pido perdón si me equivoco, pero pienso que usted no cultivará el respeto  a las diferencias enriquecedoras de esta España diversa y polícroma. Es más, demonizará los argumentos antes que aceptarlos. Pero sinceramente, señor cura, hoy, que ha hecho 75 años del fin de la contienda, no podemos estar todavía con este asunto irresoluto, sin reconocer siquiera que hubo crímenes de lesa humanidad que se han tapado y siguen tapándose, sin condenar al franquismo como un acto traidor a la República y al pueblo que la eligió democráticamente. Sin aceptar quien comenzó la contienda y con qué propósito. Sin asumir los errores de ambas partes y buscar el verdadero entendimiento desde la justicia social. Tal vez la transición, a la que usted aludió en el Funeral de Estado en la Almudena, no fue tan ejemplar, sino que sirvió para, una vez más, perder los perdedores y condenarlos al ostracismo y el olvido.

Ojalá, el nuevo papa consiga imponer esos planteamientos, que parece tener, sobre el futuro de la Iglesia y vuelva a primar la liberación y la justicia sobre la imposición y el sometimiento de los pueblos. Ojalá que tenga la valentía de pedir perdón públicamente por la implicación, directa o indirecta,  de la Iglesia en los actos deleznables de la contienda civil. Eso le haría más digno y limpiaría, en parte, la imagen de la iglesia española, tan empañada por aquellos hechos y la postguerra.

Por cierto, si se le ocurre decir que los otros más, habrá que recordarle que a los otros ya se les ha vilipendiado bastante, que durante cuarenta años fueron señalados, marginados, incluso maltratados y perseguidos como enemigos vencidos, mientras ustedes honraban, alababan y exaltaban a sus héroes, con placas con sus nombres en iglesias y catedrales, con cruces de los caídos, con coronas de flores y honores militares. Su culpa, la de estos pobres vencidos, anda bastante purgada, si es que la tuvieran.
 
El papa Juan Pablo II amonesta a Ernesto Cardenal - Pinochet recibe la comunión
Finalmente, señor Rouco, hemos de reconocer que, en la transición y en la lucha por la instauración de la democracia y de la justicia social, estuvo una parte muy importante de la iglesia de entonces. Otra seguía anclada al franquismo y jaleaba a los que gritaban: “Tarancón al paredón”. Lo curioso es que la mayoría de la gente creyente, que luchaba por la democracia y esa justicia social, había sido avalada por la apertura del Concilio Vaticano II y por la teología de la liberación. Cuando su Iglesia despeñó esa tendencia, cuando el papa amonestó a Cardenal, cuando se apoyaron a los dictadores de Sudamérica, cuando el conservadurismo volvió a dominar la ideología de su estructura religiosa, o sea de su iglesia, acabaron o, mejor dicho, acabamos yéndonos todos aquellos que no comulgábamos con la regresión, con el privilegio del boato y el rito en contraposición al cultivo de la libertad y el desarrollo del ser humano en un sentido integral, con mente abierta, no aborregado, capaz de participar, aportar, crear y evolucionar hacia una tierra mejor, donde, tal vez, sus privilegios y los de sus adláteres, no tendrían cabida. Nuestra iglesia, la iglesia que entendíamos de Cristo, no era la suya, por tanto usted y los suyos no eran de los nuestros. Luego, con el tiempo, vino la pérdida de la fe a caballo de la razón, del librepensamiento y de la evidencia. Muchos analizamos y consideramos las religiones como un fenómeno social que aglutina a la gente en torno a dogmas y credos que los atrapan, quedando sometidos por esos dogmas y valores al dictado de interés de grupos de poder... pero eso da para mucho más hablar y escribir y es mejor dejarlo, al menos de momento.

Por último quiero recordarle que el conflicto civil, una vez terminado militarmente, reunía las condiciones para retornar a la democracia, salvo que los ganadores por las armas quisieran seguir manteniendo las dos Españas. Ya sabrá el dicho aquel de que si le vas a dar a mi vecino el doble que a mí, arráncame un ojo, así el quedará ciego y yo seré el tuerto, que es el rey en el país de los ciegos. Dos Españas, para hacer a una grande, la vuestra y otra miserable, la nuestra, la de los currantes, la del pueblo llano que busca su libertad. El fascismo había sido derrotado en Europa, el comunismo aislado en Rusia y la democracia occidental estaba al alcance de la mano, solo había que abrir esa mano para tocarla y traerla. Pero no, siguieron hiriendo con saña, matando, despreciando las ideas de los demás, volviendo paranoide al pueblo, reivindicando la España grande del viejo imperio y la reserva espiritual de occidente, adoctrinando en el odio, en la venganza, en el martirio y la santidad de los propios y  en la vileza de los otros, paseando bajo palio… procesiones, golpes de pecho, prohibiciones, control de la moral, de los actos y del propio pensamiento. ¡Qué barbaridad!
 
La sufrida España cainita, según Goya
¿Quién tiene, pues, más culpa de que las cosas sigan así, de que España no  haya encontrado su sitio, su paz y la concordia? Yo creo que los que durante 40 años desequilibraron la razón de este pueblo, entre ellos están ustedes, la jerarquía eclesiástica que se resistió a perder sus influencias, sus prebendas y su poder de adoctrinamiento sin valorar la trascendencia y evolución de la sociedad hacia un nuevo marco de relación basado en el conocimiento, en la cultura y la educación de los pueblos. España, como siempre, reserva espiritual de occidente, como ya he dicho, no podía doblegarse a las democracias, a los herejes de allende los pirineos… Otra vez nos fuimos al ostracismo, a la marginación internacional, al “Santiago y cierra España” de la España cristiana contra sarracenos y demás.  Así nos va. Mientras usted anda en su bunker, o al menos, eso dicen en el Foro de Curas de Madrid: "La Iglesia española es un búnker conservador" gobernada "con el cuño preconciliar" de su eminencia.

Usted y los suyos, señor Rouco, son los que deben hacer un acto de constricción y pedir perdón por el daño causado a este país… No sabe usted cuánto echo de menos aquellos curas obreros, aquellos jesuitas de mi barrio con los que luchábamos cogidos de la mano, aquellas monjas implicadas en los cambios sociales profundos, aquellos defensores del pobre, de la justicia social, del justo reparto de la riqueza que generaba el trabajo… y, la verdad, es que haberlos los hay, lo que pasa es que no quieren darle pábulo y prefieren dejarlos en el olvido. 

¿Es el mañana de la Iglesia?
En fin, esa sería mi iglesia si no me hubieran matado la fe. Pero, al fin y al cabo, mi fe sigue intacta en el ser humano, en la razón, en la inteligencia, en la bondad y en la capacidad del encuentro entre los hombres y mujeres de este mundo sin que ustedes los coarten. Tal vez Francisco (el nuevo papa) consiga reparar lo que ustedes destrozaron, yo así lo deseo porque todavía sigo pensando que el mensaje de Cristo, al igual que el de otros muchos seres habidos a lo largo de la historia según la época, es valioso para la paz y el entendimiento entre los habitantes de buena voluntad de este planeta.



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