Miguel Angel Buonarroti |
Acabo de terminar
la lectura de LA AGONIA Y EL ÉXTASIS, un libro de Irving Stone sobre la vida de
Miguel Ángel Buonarroti, uno de los más insignes artistas de la historia.
Escultor, pintor y arquitecto que vivió en la Italia de los siglos XV y XVI
(1475-1564) a caballo de Florencia, su ciudad natal y la Roma papal, donde los
caprichos y veleidades, cuando no las corrupciones y tiranías de los papas iban
imponiendo su antojo y soberbia. Malos y convulsos tiempos para la integridad
de la iglesia y excelente etapa para el renacer del arte. La voluptuosidad,
concupiscencia, codicia y un importante cúmulo de inmoralidades y nepotismo se aglomeraron
en los papados de esos tiempos, donde Alejandro VI (el papa Borgia) fue su
principal exponente. El papa era un jefe de Estado, un Rey con ejército e intereses terrenales que
batallaba con los otros estados o ciudades-estado del entorno por el dominio de
la zona.
Pero también se
competía por tener el mejor templo, las más bellas pinturas, esculturas y expresiones
artísticas del momento. La Toscana italiana era una región floreciente, con sus
ciudades-estado, y la opulenta y rica Florencia a su cabeza. Florencia tiene
enterrados en la Iglesia de la Santa Cruz el más importante elenco de artistas representantes
del Renacimiento y de otras etapas, hijos de la ciudad. De los nacidos en Florencia solo les queda
fuera Dante, que yo sepa, pues su sepultura está en Rávena por cuestiones de las guerras
civiles entre güelfos y gibelinos. Los mecenas, como Lorenzo el Magnífico (de
la familia Medici) dejaron un importante legado que no se puede perder uno si
visita la ciudad. Los papas, en una Roma residual del Imperio Romano, dominaron
también el arte y lo orientaron, como era habitual en aquellos tiempos, a la
expresión religiosa. El papa Julio II, fue uno de los mecenas que encargó a
Miguel Angel el diseño y ejecución de su tumba, pero sus obras más
significativas, y las que a mí me impresionaron más cuando visité Roma son la
pintura de la Capilla Sixtina, cuya construcción fue ordenada por Sixto IV, de
ahí su nombre, donde te asombran los frescos de su bóveda, encargados por Julio II, y el Juicio Final situado en la pared del altar. Yo me quedé con
la boca abierta cuando lo vi. Lástima que no dejaran de hacer fotos, pero hay
montones en internet.
El Moisés |
Otra visita
interesantísima es la de la basílica de San Pedro, donde ejerció de arquitecto
a la muerte de Bramante y, posteriormente de Sangallo, a parte de la
monumentalidad de la basílica, se guarda allá otra joya escultórica
impresionante, como es su Piedad (hay otra Piedad en el Duomo de Florencia,
otra en Milán y otra más en la Galería de la Academia de Florencia llamada
Piedad de Palestrina, pero de trazos muy diferentes). El Moisés que adorna la tumba
de Julio II, que está en la Piazza de San Pietro in Vincoli, es otra maravilla.
Pero lo que no se puede perder uno en la visita a Florencia es el David que
está también en la Galería de la Academia. No seguiré mencionando su obra pues
acabaré perdiéndome entra tantas maravillas y dejaré de citar alguna que
resulte imperdonable. A los interesados, pueden pasar por este enlace y otros para
ampliar información.
Capilla Sixtina |
El libro, que es
a lo que ha venido esta entrada, es una excelente obra de Irving Stone escrita
en 1965, que fue llevada, incluso, al cine, sobre todo en lo referente a la
etapa de los frescos de Capilla Sixtina con los personajes de Miguel Ángel y
Julio II (Charlton Heston y Rex Harrison respectivamente), donde, de forma
novelada, va relatando la vida de Miguel Ángel, de sus avatares y de la historia
de Florencia y Roma en aquel convulso período donde confluyeron, junto a la turbulencia
política y religiosa, un considerable ramillete de artistas que marcaron la
historia del arte y forjaron el renacimiento italiano. Un buen libro del que
aconsejo su lectura, al igual que mi amiga Victoria Romero me lo aconsejó a mí. Es ameno y salvando la imposibilidad de quedarse con el nombre de tantos y tantos artistas que aparecen, nos acerca a esa etapa histórica tan atrayente.
Basílica de San Pedro |
3 comentarios:
Magnífica entrada Antonio...
Gracias Mª Ángeles. Es un placer tenerte por aquí.
Besoss
Como te anticipé, cuando termine " Inferno " lo leeré. Un abrazo, amigo.
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