martes, 29 de julio de 2025

El ponzoñoso insulto


Opinión | Tribuna

Por: Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el día 29 JUL 2025 7:00

https://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2025/07/29/ponzonoso-insulto-120144169.html

Estamos perdiendo el norte. Las palabras crean opinión y actitud con su significado y, con ello, tendencias y modulación de nuestra conducta social

El secretario general del PP, Miguel Tellado, durante un pleno extraordinario, en el Congreso de los Diputados / Jesús Hellín (EP)

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Cada día, determinados representantes de la ciudadanía, son más descarados en los calificativos insultantes sobre sus rivales políticos. A Pedro Sánchez se la adjudicó el calificativo de Perro Sanxe, que revirtieron con cierto humor desde la Moncloa. También se le etiquetó, por parte de sus detractores, como un caso de síndrome de Hubris. Lo de Ayuso fue transgresor con aquello de «me gusta la fruta» para justificar su indecente calificativo de H. de P. referido a Sánchez en pleno Congreso de los diputados, expresión que denigra más al que la emite que al destinatario de la misma y que han hecho suya muchos de sus seguidores. A la señora Ayuso, que crea serias dudas sobre su solvencia intelectual, también la etiquetan como síndrome de Hubris, dado que se puede esperar de ella cualquier desmesura… Por cierto, para que no se enfade nadie, he de decir que a muchos políticos se les puede aplicar tal síndrome, puesto que alude a un estado especial de arrogancia, prepotencia y desmesura en determinados sujetos cuando ejercen el poder. En todo caso, es evidente la existencia de muchos y amplios trastornos de conducta en el mundo de la política, con su histrionismo hiperbólico.

Ahora, vuelve el ínclito Tellado, otro buen candidato al referido síndrome, que en gallego quiere decir techo. Habla de Pedro Sánchez como «perro herido» y los peligros que conlleva, rompiendo el techo de la cortesía… Viniendo de Tellado no cabe la sorpresa, pues ha resultado un ser taimado, que va rompiendo todas las barreras con su afinada y sibilina astucia, que pudiera volverse en su contra, como a todo aquel intemperante que no guarda la compostura.

Óscar Puente, que es otro correoso contrincante en el ring de la confrontación política, ante la acometida del secretario general del PP contra Sánchez, ha catalogado a Tellado como «jabalí hambriento». Es un calificativo a considerar por la sutileza que podría conllevar esa expresión, dado que el jabalí es de la familia de los suidos (Suidae) que son mamíferos artiodáctilos en la que se incluyen los cerdos domésticos, los jabalíes y otros parientes. Lo de hambriento debe referirse al hambre de poder, pero el porqué usó este término lo sabrá don Oscar.

¿Ha querido el Sr. Puente llamarle, sutilmente, cerdo a Tellado? En todo caso, ya tenemos dos interesantes animales representados en la política, aunque sospecho que han sido otras muchas especies las nominadas, o identificadas, dentro de ese mundo, como zorro/a, oso, halcón, gallina, gallito, cotorra, mulo, burro o elefante que entra en una cacharrería, además de perro y jabalí… por decir algunos. Esperaremos a ver hasta dónde, desde la genialidad en el dominio de la semántica, integraremos el mundo animal en este contexto político tan dado a la zoología.

El divertimento sigue, desde esa especie de descortesía irrespetuosa en que se ha convertido la política, tirando piedras sobre su propio tejado, hasta logra altas cotas de grosería, ordinariez e insulto que se vuelve contra los sagaces e histriónicos sujetos que acuñan esas expresiones descalificadoras e injuriosas. Nuestros representantes, que son, o deberían ser, un ejemplo para nosotros, siguen mostrando que van por libre y que les importa un bledo las formas, dado que su objetivo va más allá de ellas. Su interés es alcanzar el poder y, tal vez, hacer de su capa, que es la nuestra, un sayo para su exclusivo uso.

Entiendo que existe una inmensa mayoría de españoles que no nos identificamos con esta forma de hacer política, si bien se va poniendo de moda, dadas las expresiones que se pueden leer en las redes sociales, donde cada día es mayor el hooliganismo y el sesgo confirmatorio que convierte al sosegado pensador en sujeto irracional en defensa de los suyos, digan lo que digan y hagan lo que hagan.

Estamos perdiendo el norte. No lo digo solo por las formas, sino porque las palabras crean opinión y actitud con su significado y, con ello, tendencias y modulación de nuestra conducta social. ¿Qué están aprendiendo nuestros hijos y vecinos? El insulto destruye al ser humano como tal y lo eleva a sujeto insidioso, desafecto al amor y la empatía que debería procurar la convivencia en paz y armonía.

Nos preocupamos del mundo que dejaremos a nuestros hijos, pero ¿nos interesamos por los hijos que dejaremos a nuestro mundo? Aunque ya será el de ellos y lo gozarán o sufrirán; si bien nuestra obligación es transmitir las experiencias del pasado para que les sirvan de lección y puedan conformar su mejor criterio. El peligro tal vez esté en la pérdida de influencia de los librepensadores y la aparición de una generación de subordinados sumisos a la tecnología y el dominio de la IA (Inteligencia Artificial).

 


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