Opinión
| Tribuna
Publicado
en el diario La Opinión de Málaga el 11 ENE 2025 7:00
https://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2025/01/11/salud-negocio-113283272.html
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Si va al médico y le dice que su
estreñimiento necesita cambiar sus hábitos alimenticios y no le manda un
fármaco, piensa que es un mal médico…
Centros de salud Atención Primaria. / Patricia Moreno
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Se acabó la Navidad y
ya andamos por la senda del 2025. Hemos dejado atrás el nefasto
2024, cargando en la mochila los buenos deseos para el presente. Durante estos
días aspiramos a nuestras mejores metas, donde, sin duda alguna, se incluye,
prioritariamente, la salud como un primordial factor de felicidad,
junto a otras variables que completan el idílico escenario del bienestar y la
calidad de vida.
El concepto de salud incluye la
dimensión biopsicosocial. Es decir, afecta a lo biológico, a lo
psicológico y al aspecto social del sujeto. Lo biológico hace alusión a lo
orgánico, a lo fisiológico, al funcionamiento del cuerpo; lo psicológico a la
salud mental, al vital equilibrio psíquico, a la gestión del conflicto, al
desarrollo de la personalidad del individuo, en suma a lo mental; lo social
alude a la libertad, a la convivencia, a la integración en los grupos, al
respeto, la solidaridad, la justicia social y un largo etc. que consolida la
vida de relación. Todo ello está concatenado mediante la interrelación, dando
un resultado integral desde una perspectiva holística o totalizadora del ser
humano.
Alma-Ata. Salud para todo en el año
2000
El año 1987, tras haber participado
en unas jornadas de estudios sobre cómo implementar los acuerdos de la OMS
(Organización Mundial de la Salud) en la Conferencia Internacional sobre
Atención Primaria de Alma-Ata, manifestados en la declaración el 12 de septiembre
de 1978, donde expresaban la necesidad urgente de la toma de
acciones por parte de todos los gobiernos, trabajadores de la salud y la
comunidad internacional, para proteger y promover el modelo de atención
primaria de salud para todos los individuos en el mundo, me publicaron
un artículo en la prensa de Málaga llamado ‘El Derecho a la Salud’
(se puede leer en mi blog personal donde lo retomé en 2006: http://antoniopc.blogspot.com/2006/12/el-derecho-la-salud.html
) con una interesante reflexión sobre el tema. Lo he releído ahora, y tras 37
años he comprobado cómo se siguen manteniendo y defendiendo los intereses de
los colectivos más poderosos y lo poco que han cambiado las cosas. Se ha
producido una modificación significativa a nivel de la asistencia primaria,
como es lógico, pero los hospitales siguen absorbiendo la mayoría de los gastos
presupuestarios y los grupos de poder siguen manejando los instrumentos
de dominio, a veces con intrigas, subterfugios y desviaciones poco
profesionales.
Es evidente que siempre se
desarrolló el aspecto curativo, primando sobre el preventivo. Este
aspecto curativo se centró en lo biológico y, posteriormente en la farmacopea
que se aplica en la psiquiatría, que trata lo psicológico; ese es el negocio.
No se pensó, o priorizó, conservar la calidad de vida sostenida en el tiempo,
sino en restablecer la salud una vez perdida, sobre todo en lo referente a la
enfermedad biológica, que se ubica por encima de los aspectos psíquicos y
sociales. Pero son básicas, para reducir el riesgo de enfermar, la prevención y
promoción de la salud, a través de programas educativos, para que la ciudadanía
tome conciencia de cómo desarrollarla y lograr una vida de calidad mediante
hábitos saludables.
Desarrollo de la prevención
La prevención genera gastos de
cuidadores y de formadores en la creación e implantación de esos hábitos
saludables y conductas sanitarias adecuadas, e inversión en la estructura
educativa para promover el conocimiento, desde la propia escuela, con respecto
a esa triada biopsicosocial y cómo gestionarla; mas esa inversión es rentable
en tanto lleva a un importante conocimiento del ciudadano sobre la calidad de
vida y la materia sanitaria. Por tanto, a una mayor autonomía respecto a los
técnicos, que le hace más libre y menos dependiente… ¿dónde está la
multinacional de turno que sirva semejante producto? Sin embargo,
póngase enfermo e inmediatamente aparecerá un abanico impresionante de fármacos
para su curación. La Seguridad Social gasta ingentes cantidades de dinero en
estos productos; dinero que suele volar a las manos de las grandes
multinacionales. Por tanto, el interés de estas empresas está en potenciar el
uso y la venta de sus productos, que solo se venderán con la existencia de la
enfermedad. Han sido tan hábiles que han desbaratado el dicho popular tan
acertado de: «Más vale prevenir que curar» y han centrado nuestros hábitos
en la curación. Pero si, además, hablamos de patologías crónicas, ya tenemos
al paciente cautivo que garantiza un gasto continuo en productos
farmacológicos y una asistencia sanitaria sostenida en el tiempo; ese es el
enfermo interesante para las multinacionales productoras de fármacos y
tecnología médica. La magia de la milagrosa medicina está muy arraigada en
nuestro subconsciente, por lo que si va al médico y este le dice que su
estreñimiento necesita cambiar sus hábitos alimenticios y no le manda un
fármaco, piensa que es un mal médico salvo que usted tenga conciencia
de que la enfermedad también se combate con hábitos saludables y esté
en disposición de llevar a cabo conductas al respecto.
Por tanto, si entendemos la salud
en la dimensión que he referido, sería mejor para las arcas de la Seguridad
Social y de los Estados, potenciar los hábitos saludables y esquivar la
enfermedad. De esta forma, no solo se evitan gastos farmacológicos y
terapéuticos, sino bajas laborales que afecten a la
producción empresarial... o lo que es lo mismo, se obtendría una mayor
rentabilidad, reduciendo el coste social, además de una mayor felicidad
ciudadana.
Recuerdo, con cierto humor, que
cuando veía un producto fabricado por los laboratorios Roche, acababa haciendo
un juego de palabras diciendo: esto es «de Roche»; y así vamos, derrochando
dinero en unas cosas, porque le interesa a los grupos dominantes, y
abandonando otras más importantes. Si no tienen suficientes beneficios, nos
acojonan con las gripes A y se frotan las manos con el pánico de la Covid19, y
venden mediante el miedo, que muchas veces se convierte en terror. No quiero
pensar en la vileza de que alguien, en un delirio patológico de avaricia, fuera
capaz de provocar una pandemia para vender su vacuna y hacer caja.
Lo que parece de una claridad
meridiana es que la prevención y promoción de la salud es una
estrategia que hace al ser humano más libre y capacitado para gestionar su
propia salud, mediante el conocimiento cultivado en los procesos educativos y
en la ‘Atención Primaria’, negocio poco rentable para las grandes
corporaciones farmacéuticas, que viven de la enfermedad, bien
curándola o, lo que es mejor, cronificándola para mantener al paciente cautivo,
como ya he mencionado.
Las priorizaciones del sistema
sanitario
Por tanto vuelvo a reiterar mi
vieja tesis de que se ha de modificar las priorizaciones del sistema
sanitario, dando una importancia principal al desarrollo de la atención
primaria en su función de prevención y promoción de la salud para evitar, a
medio y largo plazo, la presión asistencial sobre la hospitalaria y otorgar al
ciudadano una mayor calidad de vida y un estado saludable. Por
desgracia se está haciendo lo contrario. Pero, claro, la salud no es un negocio
para el lobby sanitario… en todo caso lo será para el Estado y la sociedad.
También nuestra salud está sometida a los intereses económicos y de mercado de
este mundo neoliberal.
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