“Todo lo que pueda imaginar un ser humano es realizable, lo que pasa es
que aún no se han desarrollado la tecnología y el conocimiento necesarios para
hacerlo” (Antonio Porras).
Me va a costar, seguramente, hacerme entender en la defensa de esta
afirmación tan contundente. Posiblemente despierte rechazo en muchos
pragmáticos y racionales que no abren su mente al más allá. Me refiero al más
allá del conocimiento actual, al campo de las potencialidades del ser humano en
la dimensión incalculable de su inteligencia, no al más allá que nos viene
mostrando la concepción religiosa que, bajo mi opinión y en muchos casos, solo
sabe poner palos en las ruedas y bloquear el acercamiento a la verdad desde el
conocimiento, atando las manos con dogmas y credos irracionales irreductibles a
la argumentación lógica y solo soportados por la fe, que no deja de ser ciega
en su sentido más crédulo. Por tanto, en
este ejercicio, cabalgando sobre la metafísica con su dosis especulativa, solo
pretendo compartir pensamientos utópicos de consideración poco científica, pero
amparados por concepciones que, aunque poco sólidas desde el punto de vista de
su contrastación, se fundamenten en la existencia de la "ciencia infusa", de la
intuición y clarividencia de nuestra mente.
Es cierto que el conocimiento y la tecnología son elementos
indispensables para conseguir el objetivo propuesto, desde un punto de vista
operativo, y que los adelantos científicos y el proceso evolutivo de la
sociedad van amarrados a la evolución de ese desarrollo. Pero, siempre, antes
de la ejecución de los procesos aparece la etapa de planificación, donde la
imaginación y la razón se conjugan para determinar el diseño realizable en
función de los recursos disponibles. Por tanto, hablamos de imaginación, de
sueño o utopía, sobre el que se trabaja ajustándolo a la realidad en que nos
enmarca el limitado conocimiento que tenemos en ese momento preciso. Una visión
retrospectiva nos puede hacer pensar sobre el asunto: Si en el mundo de los
romanos, por ejemplo, alguien hubiera manifestado que existiría la luz
eléctrica, se podría viajar en avión, llegar a la luna, etc. le habrían tachado
de loco de atar. Luego llegaron los visionarios como Leonardo da Vinci con su
amplísimo diseño de máquinas inimaginables que se han materializado, o la fantasía
novelística de Julio Verne fundamentada sobre su capacidad imaginativa, donde
concibió armas de destrucción masiva, helicópteros, naves espaciales, grandes
transatlánticos, muñecas parlantes, submarinos, motores eléctricos, ascensores, incluso, motores de explosión e
internet.
Mi pregunta fundamental sobre este tipo de imaginaria creatividad
extemporánea sería si determinadas mentes privilegiadas, mediante los
conocimientos del momento, junto a su profunda capacidad observacional y un
componente filogenético que le diera a su cerebro determinadas cualidades para
conjugar y comprender, desde la metafísica especulativa, los diferentes
estímulos que la propia naturaleza nos ofrece, si con todo esto, pienso, ese
genio sería capaz de componer un constructo hipotético, dando forma razonable a
una situación inimaginable para las mentes normales y empíricamente sostenidas
desde su limitada observación racional.
Mi otra pregunta, sería:
¿El mundo se desarrolla según lo que va descubriendo u orienta su investigación en función del componente imaginativo del visionario?
En todo caso:
¿Hasta qué punto influye la aportación del visionario en la orientación del proceso investigador?
Mi otra pregunta, sería:
¿El mundo se desarrolla según lo que va descubriendo u orienta su investigación en función del componente imaginativo del visionario?
En todo caso:
¿Hasta qué punto influye la aportación del visionario en la orientación del proceso investigador?
En los últimos años se ha producido un salto cualitativo
importantísimo en el desarrollo de la mente humana y en su capacidad de
aplicación práctica del conocimiento. El vertiginoso desarrollo abre puertas y
más puertas a nuevas invenciones y tecnologías que acaban sobrepasando la
capacidad asimiladora de los individuos, quedando muchas cosas fuera del
conocimiento popular. La masiva afluencia de cerebros pensantes, de visionarios
y teóricos de la metafísica, a través de una mayor socialización del conocimiento,
nos ha permitido ir más lejos de lo imaginado y nos llevará aún a otras
dimensiones inimaginables para el sujeto de a pie.
Dicho esto, tal vez quepa reflexionar algo sobre el proceso cognitivo
del sujeto; ese proceso que le hace sustentar una opinión, una visión
interpretativa de la realidad que le envuelve, mediante la computación de los
diferentes estímulos percibidos y su capacidad de análisis y tratamiento de los
datos que recibe. Pero también cabría hacerlo sobre si los sentidos del ser
humano son exclusivamente los clásicos, ya descritos, o si existen otros
niveles de contacto con la realidad, desde el subconsciente, que permite ver
algo más de lo que constatamos desde el realismo interpretativo racional.
Entonces nos preguntamos:
¿Solo percibimos lo que nos ofertan los sentidos, o hay un influjo cósmico energético que nos ofrece conocimientos infusos que influyen en el proceso cognitivo, en función de la singularidad y la capacidad intelectual del perceptor para asimilarlos?
¿Existen otros sentidos de la percepción que nos permiten llegar, sin tener conciencia de ello, a informaciones de forma inconsciente?
Ya sabemos que otros animales no racionales tienen un desarrollo superior de sus sentidos, bien sea la vista, el oído, olfato, etc. De ser así, la cosa cambia y mucho. Esto explicaría el razonamiento y la inventiva del visionario, pues su análisis cognitivo mediante una profunda observación del entorno en conjunción con sensaciones, intuiciones y clarividencias, le permite detectar las potencialidades del ser humano para desarrollar una ciencia, ficción en este momento, pero futurible en cuanto se trabaje y descubra el conocimiento para poder ejecutarla.
Entonces nos preguntamos:
¿Solo percibimos lo que nos ofertan los sentidos, o hay un influjo cósmico energético que nos ofrece conocimientos infusos que influyen en el proceso cognitivo, en función de la singularidad y la capacidad intelectual del perceptor para asimilarlos?
¿Existen otros sentidos de la percepción que nos permiten llegar, sin tener conciencia de ello, a informaciones de forma inconsciente?
Ya sabemos que otros animales no racionales tienen un desarrollo superior de sus sentidos, bien sea la vista, el oído, olfato, etc. De ser así, la cosa cambia y mucho. Esto explicaría el razonamiento y la inventiva del visionario, pues su análisis cognitivo mediante una profunda observación del entorno en conjunción con sensaciones, intuiciones y clarividencias, le permite detectar las potencialidades del ser humano para desarrollar una ciencia, ficción en este momento, pero futurible en cuanto se trabaje y descubra el conocimiento para poder ejecutarla.
Entonces podríamos pensar que la imaginación es la fuente del saber y
el desarrollo, a la vez que todo lo imaginable es, hipotéticamente, posible
considerando que abre la puerta a la investigación para que esa circunstancia
se pueda dar. Newton descubre y formula la ley de la gravedad, y yo me hago la pregunta:
¿Por qué, a través de ese mismo principio y planteando la inversión de esa ley, no es posible pensar que en un momento dado se pueda conseguir la tecnología para realizar esa inversión mediante un proceso controlado, permitiendo el despegue y aterrizaje de aparatos sin ningún tipo de gasto energético?
¿Por qué, a través de ese mismo principio y planteando la inversión de esa ley, no es posible pensar que en un momento dado se pueda conseguir la tecnología para realizar esa inversión mediante un proceso controlado, permitiendo el despegue y aterrizaje de aparatos sin ningún tipo de gasto energético?
Esto me lleva a otras preguntas más terribles aún:
¿El sistema capitalista, que solo pretende beneficio para sus accionistas y obvia los intereses de la sociedad en su conjunto si no le aportan ganancias, está en disposición de avalar un desarrollo que no les lleve a conseguir esos beneficios?
¿Estarán dispuestos a acabar con los recursos del planeta obviando la existencia de otras energías no rentables para ellos, aunque sean sostenibles y ecológicamente aconsejables, con tal de seguir ganando dinero y poder?
¿Existen ya descubrimientos, ocultos por las grandes entidades perjudicadas por su uso, que nos llevarían a una mayor cuota de desarrollo en un mundo en equilibrio?
¿Se han desarrollado tecnologías aplicables a una mejora de vida pero se mantienen en secreto por la paranoia de los países ante las guerras y con la intención de potenciar el poder y la defensa militar?
Y lo que es peor:
¿Nos están sustrayendo el derecho al uso de tecnologías donde la fusión entre el hombre y la tierra, entre el ser humano y la naturaleza, podría llevarnos a un mundo mejor, donde la madre tierra garantizara el sustento físico y el ser humano pudiera desarrollar mejor su capacidad intelectiva de forma sostenida?
Es, pues, evidente el desconocimiento que tenemos los sujetos de a pie sobre el conocimiento real de los grandes pensadores, científicos, eruditos e ilustres autoridades del saber y/o sobre el desarrollo de tecnologías ocultas, lo que nos lleva a fantasear sobre esa realidad escondida que se nos detrae, especulando sobre extraterrestres, armas secretas, viajes astrales y mil cosas más en función de la propia fantasía y orientación de credos y de fe, de disponibilidad y mente abierta y permeable a las influencias de planteamientos medianamente consistentes. Esto pudiera refutar lo ya mencionado, pero, en realidad, lo que hace es confirmar la actitud visionaria de la gente mediante mentes abiertas a lo desconocido que, como decía Albert Einstein, son las que funcionan de verdad (Sic: La mente es como un paracaídas, solo funciona cuando se abre).
¿El sistema capitalista, que solo pretende beneficio para sus accionistas y obvia los intereses de la sociedad en su conjunto si no le aportan ganancias, está en disposición de avalar un desarrollo que no les lleve a conseguir esos beneficios?
¿Estarán dispuestos a acabar con los recursos del planeta obviando la existencia de otras energías no rentables para ellos, aunque sean sostenibles y ecológicamente aconsejables, con tal de seguir ganando dinero y poder?
¿Existen ya descubrimientos, ocultos por las grandes entidades perjudicadas por su uso, que nos llevarían a una mayor cuota de desarrollo en un mundo en equilibrio?
¿Se han desarrollado tecnologías aplicables a una mejora de vida pero se mantienen en secreto por la paranoia de los países ante las guerras y con la intención de potenciar el poder y la defensa militar?
Y lo que es peor:
¿Nos están sustrayendo el derecho al uso de tecnologías donde la fusión entre el hombre y la tierra, entre el ser humano y la naturaleza, podría llevarnos a un mundo mejor, donde la madre tierra garantizara el sustento físico y el ser humano pudiera desarrollar mejor su capacidad intelectiva de forma sostenida?
Es, pues, evidente el desconocimiento que tenemos los sujetos de a pie sobre el conocimiento real de los grandes pensadores, científicos, eruditos e ilustres autoridades del saber y/o sobre el desarrollo de tecnologías ocultas, lo que nos lleva a fantasear sobre esa realidad escondida que se nos detrae, especulando sobre extraterrestres, armas secretas, viajes astrales y mil cosas más en función de la propia fantasía y orientación de credos y de fe, de disponibilidad y mente abierta y permeable a las influencias de planteamientos medianamente consistentes. Esto pudiera refutar lo ya mencionado, pero, en realidad, lo que hace es confirmar la actitud visionaria de la gente mediante mentes abiertas a lo desconocido que, como decía Albert Einstein, son las que funcionan de verdad (Sic: La mente es como un paracaídas, solo funciona cuando se abre).
Pero volviendo el tema y tras reflexionar sobre estas cuestiones, me
permito remarcar algunas ideas o consideraciones que, bajo mi opinión, se
desprenden de mis reflexiones a modo de conclusiones:
a) La imaginación del ser humano es una fuente de
donde ha de beber la ciencia.
b) El pensamiento racional está sujeto a la
consideración del conocimiento del momento.
c) El visionario abre las puertas del mañana y pones
las bases del desarrollo, mediante sus planteamientos metafísicos, al amparo,
también, de la vieja y denostada concepción de ciencia infusa y la metafísica.
d) La ciencia ficción puede ser la utopía que
orienta la investigación hacia el futuro o, al menos, permite valorar sus
posibilidades más o menos inmediatas.
e) En el desarrollo de nuestra sociedad estamos
implicados todos y es imprescindible socializar el conocimiento para compartir
las capacidades intelectuales de cada cual mediante sinergias que confluyan en
mayor beneficio social.
f) El poder debe someterse a los intereses de la
sociedad para elevar el nivel de desarrollo y socializar sus efectos.
g) El sistema que se apropia del conocimiento debe
ser erradicado para permitir que este y el conjunto de la ciencia esté al
servicio de la sociedad en su conjunto.
h) La propiedad privada no debe aplicarse al
conocimiento que conlleve mejoría en la vida de la gente, sea en su salud, en
la tecnología o en todo lo relacionado con la cobertura de sus necesidades básicas.
Por tanto, si eres capaz de imaginar algo es porque ya has considerado
y valorado las circunstancias imaginarias que lo pueden hacer posible, dentro
de tu proceso de razonamiento mental.
Llegados a este punto y como colofón a estas reflexiones, me permito
retrotraerme a mis escritos del pasado, ofrecidos en mi blog, y sugerir la
lectura de unas reflexiones publicadas el 31 de enero de 2011, tituladas: “La
adulteración del conocimiento” (http://antoniopc.blogspot.com.es/2011/01/la-adulteracion-del-conocimiento.html) tal vez pueda aportar algo más a esta visión
que planteo en este micro-ensayo que os ofrezco.