jueves, 15 de junio de 2017

Visitando Berlín


El Reichsteg
Tras colgar algunas fotos en mi muro de facebook, he recibido la petición, por parte de amigos y amigas que nos acompañaron al viaje, para que cuelgue más, sin llegar a las más de mil que he hecho, por lo que me permito crear un álbum en facebook con algunas que abarquen el conjunto del viaje, desde la salida hasta el regreso, y dejar este relato en mi blog, enlazado desde el muro del Facebook, con algunas anotaciones sobre el propio viaje y referencia a los lugares visitados para una mejor ubicación de la foto.

El viaje a Berlín se realizó del 3 al 7 de junio a través de la agencia Ivaliz, de la mano del amigo Antonio Serón. Salida desde Málaga con Vueling y conexión en Barcelona para volar a Berlín. A mí siempre me gustó viajar en la ventanilla para tener desde arriba una perspectiva inmejorable de la superficie terráquea y constatar el milagro de la ciencia, que permite convertirnos en aves y, a través de los artefactos voladores que el ser humano ha creado, surcar los cielos y jugar con las nubes al amparo de los vientos; tal vez sea una frustración infantil o una megalomanía oculta que pretende comprender, desde mi tendencia holística, al conjunto y el entorno para contextualizar la nimiedad del ser humano desde su unicidad.

Plaza Sonny
Vuelo agradable con vista aérea de una Barcelona cuadriculada, en forma de tableta de chocolate, a la que Cerdá dio su impronta singular en el ensanche. Los Alpes nevados, con un Montblanc identificable desde el avión, que transitó por los cielos de Suiza mostrando sus lagos y ciudades ribereñas, que ya visitamos hace un par de años, cosa que facilitó su identificación. La llegada a Berlín sin incidentes, si bien el tiempo, acostumbrados a nuestra estabilidad, nos resultó impredecible dado que era un continuo juego entre nubes, sol y agua, aunque la temperatura no dejó nunca de ser agradable.
 
Puerta del mercado de Mileto
Tres días completos, descontando los de ida y vuelta, nos permitieron visitar la ciudad de la mano de guías cualificados de habla hispana. Mañanas programadas de intensa actividad, comida y alguna otra visita por la tarde, para luego descansar o disponer de tiempo libre para que cada cual obrara en plena libertad hasta la temprana hora de la cena. Ya se sabe que en Europa Central la cena es tempranera y no como aquí que cenamos a las tantas. El hotel Holliday inn excelente, aunque de habitaciones no muy holgadas, cerca de Alexanderplatz. Buen referente, para no perderse, era la torre de comunicaciones Fernsehturm (el pirulí berlinés), que con sus 368 metros de altura es visible desde cualquier lugar de la ciudad.
 
Cúpula del Reichstag
La visita panorámica nocturna nos fue descubriendo imágenes cargadas de luz y de contrastes. No es Berlín una ciudad iluminada a la usanza mediterránea, por lo que, comparativamente, se observa un déficit lumínico que se puede justificar en la evitación del derroche energético con todas sus implicaciones. No obstante, impresiona la cúpula de la sinagoga, la puerta de Brandenburgo, el centro Sonny construido en la zona abandonada o neutral existente entre los dos berlines de la posguerra, el Reichstag, la catedral evangélica, el memorial del holocausto, etc. Visto todo ello de noche te incita a visitarlos de día para observarlos en todo su esplendor desde la claridad.
 
Puerta de Istar
Como puntos más relevantes visitamos la isla de los museos, donde no pudimos ver, lamentablemente, el Altar de Pérgamo dado que siguen las obras de acondicionamiento del edificio para dar cobertura adecuada a su grandiosidad, pero sí la sorprendente Puerta de Istar de la antigua Babilonia o la puerta del Mercado de Mileto. No es menos impresionante la esfinge de Nefertiti, de una belleza sin par y perfección inusitada, donde se aprecian los rasgos faciales con total precisión en la faz de una bella mujer como, al parecer, fue ella (la foto que os pongo es sacada de internet, pues allí es imposible hacer fotos de esa imagen al estar totalmente prohibido). Por tanto, restos arqueológicos que dan testimonio del antiguo Egipto, de la cultura babilónica y las obras del gran Nabucodonosor II, de la Grecia clásica y de otras muchas culturas y etapas de la historia que requieren bastante más tiempo para ser vistos con detalle.

Puerta de Brandenburgo
En la Puerta de Brandenburgo nos encontramos con unos fastos que impidieron el acceso y nos debimos conformar con verla desde lejos, pasando a la plaza de la Gendarmenmarkt, el Monumento al Holocausto, o los restos testimoniales del muro de Berlín. La parte respetada del muro, a modo de recordatorio de la división, se ha convertido en un paramento donde artistas invitados de todo el mundo fueron dejando sus grafitis alegóricos a la paz, al entendimiento entre los pueblos y todo tipo de manifestación libre que facilite la convivencia. Reseño el beso fraternal entre Leonidas Breznev y Erich Honecker en 1979, al estilo ruso, al que alguno le llamó el beso de Judas por ser ese el momento en que Rusia va dejando de apoyar a Erich Honecker hasta que 10 años después cae el muro y el régimen de la RDA. A lo largo del muro podrás encontrar una considerable cantidad de dibujos sobre todo tipo de temas sociales que te pueden exigir un buen tiempo de dedicación.  El edificio del ayuntamiento en tiempos de la RDA es de ladrillo rojo con un friso alegórico al trabajo y una torre esbelta de planta cuadrada en la calle Rathausstraße, frente al monumento a Neptuno. En esta zona, además del referido monumento a Neptuno, podemos encontrar la iglesia evangélica de Marienkirche, con su campanario al que hace sombra la inmensa torre de comunicaciones, y algo más abajo el monumento a Lutero.


Ya cerca de la Isla de los Museos, encontraremos un conjunto escultórico, de considerables dimensiones, en memoria a Carlos Marx y Engels, justo al lado del muelle para darnos un paseo en barco por los canales que rodean parte de la ciudad al estilo parisino.
 
Torre bombardeada. La muela picada
La puerta de Brandenburgo, de día tiene otro aspecto y la gente se agolpa, no solo para verla, sino como lugar de encuentro, en este caso, para ver y disfrutar unos fastos deportivos de diversos grupos de jóvenes, por lo que, dado el atentado que se había producido en Londres, se tomaron medidas extraordinarias de control, lo que nos impidió transitar libremente por la zona.
 
Nefertiti
Hay otro lugar que nos impresionaron, sobre todo al poder visitar su interior, dado que Antonio Serón había conseguido el permiso para todo el grupo, eso sí solo vimos la cúpula diseñada por Norman Foster para su reconstrucción tras la unificación alemana. Estoy hablando del Reichstag o parlamento alemán. Habéis de saber que el edifico fue construido entre 1884 y 1894 por el arquitecto Paul Wallot en un estilo neorrenacentista. En 1933 fue víctima de un incendio provocado cuya autoría no llegó a esclarecerse del todo, aunque se sospecha como responsables a los nazis, que consideraban que no era necesario un parlamento democrático. No obstante, acusaron al comunista holandés Marinus van der Lubbe, por lo que fue condenado y decapitado posteriormente. Sin embargo, pronto se empezó a dudar de que fuese el verdadero culpable. El caso continuó durante años después de su muerte, y en 2007, Van der Lubbe fue finalmente absuelto de los cargos e indultado. Se dice que el incendio fue ordenado por Hermann Göring, ministro del gobierno nazi y presidente del Reichstag. La verdad es que este incendio benefició enormemente al partido nazi, que acababa de llegar al poder. Hitler culpó a los comunistas, declaró el estado de emergencia y ordenó la detención y encarcelamiento de los miembros de la oposición en todo el país, usándolo como casus belli contra los comunistas al acusarlos de terrorismo… ya se sabe como son algunos belicosos gobernantes que buscan o provocan agresiones contra sí mismos para usarlas como declaración de guerra al enemigo. Al final de la Segunda Guerra Mundial, durante la Batalla de Berlín, fue escenario de cruentos combates y resultó seriamente dañado.
 
Vista desde el Reichstag. Al fondo la Cancillería
Lo sorprendente de esta construcción mutilada es cómo se ha rehabilitado conjugando el modernismo arquitectónico y tecnología punta para conseguir un edificio funcional donde ubicar un parlamento moderno. La cúpula de acero y cristal, está formada por espejos y espacios lumínicos que aprovechan la luz natural para iluminar el interior, donde los parlamentarios realizan su actividad. Aparte de ello ofrece al visitante el espectáculo de una panorámica circular que abarca a toda la ciudad, por lo que se pueden apreciar sus edificaciones, avenidas, monumentos sobresalientes, parques, jardines y bosques periféricos y la propia Cancillería, donde habita la señora Merkel como canciller del gobierno.
 
Palacio de Bellevue
El parque Tiergarten acoge a un inmenso bosque ajardinado en el que campan a sus anchas multitud de pequeños animales en libertad; donde la gente se permite tomar el sol desnudos (ya sabemos el espíritu naturista de muchos alemanes) y donde encontramos algunos de los monumentos importantes conmemorativos de la grandeza del imperio alemán previo a la Primera Guerra Mundial, como la columna de la Victoria (Siegessäule) o el monumento a Bismarck-Nationaldenkmal y otras construcciones muy influenciadas por los aliados, dado que esta parte quedó en su lado. Por esta zona se localiza el palacio de Bellevue donde habita el presidente de la república y el pabellón americano que fue regalado a Alemania, al que apodan la sonrisa de Cartel, la silla de montar o la ostra preñada, dada su peculiar forma. Encontraremos también el gran zoológico de Berlín y no muy lejos localizamos el palacio de Charlottenburg, construido a finales del siglo XVII, que debe su nombre a Sofía Carlota de Hannover, segunda esposa de Federico I,  que se proclamó primer rey de Prusia allá por 1701. El palacio fue destruido por los bombardeos y en su reconstrucción se ha intentado la máxima fidelidad, aunque la ausencia de documentación sobre determinados frescos y obras no lo ha permitido en su totalidad.
 
Interior palacio Charlottenburg
A lo largo de la visita en autocar por las diversas calles y plazas de la ciudad se pueden ver interesantes construcciones y edificios oficiales, iglesias, etc. como el Budesrat o Consejo Federal que representa a los 16 estados federados de Alemania; la universidad de Humboldt por donde pasaron importantes científicos e intelectuales como Hegel, Karl Marx, el gran cirujano Johann Friedrich y el propio Albert Einstein, con un cómputo total de 29 premios Nobel. Frente a ella, en la antigua plaza de la Ópera, hoy Bebelplatz, se encuentra la Biblioteca; en esa plaza los nazis quemaron multitud de libros de los autores proscritos por su ideología el 10 de mayo de 1933. En su memoria, subterráneas y bajo cristales, se observan unas estanterías vacías, sin libros, a modo de denuncia por tamaña agresión al mundo de las letras, la filosofía y la ciencia. Algunas de las imágenes más impactantes como testimonio de los desastres de la II Guerra Mundial la podemos encontrar en el memorial de Holocausto, que te deja con una sensación de desasosiego, tristeza y el corazón encogido al recordar la barbarie de unos sujetos que se dejaron llevar por la ideología nazi; o la torre de la Iglesia neorrománica Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche, construida bajo el mandato del Káiser Guillermo II, que quedó destrozada por las bombas de los ataques aliados durante la II Guerra Mundial, aparentando su torre una muela cariada. Actualmente, esta torre se mantiene como testimonio de los efectos de los bombardeos.
 
Monumento a la Victoria 
Resalta, si acaso, la adusta, sobria y fría construcción de la Alemania comunista (RDA) con una arquitectura neoclásica y ornamental, de grandes fachadas y entradas porticadas con columnas y patios interiores.  Eran los edificios catalogados como palacios para el pueblo, donde habitaban, básicamente, las élites del partido y el funcionariado, sobre todo en la avenida Karl-Marx, donde algunos hablan de fósiles faraónicos comunistas para referirse a esas monumentales construcciones. Con la Avenida Karl-Marx se reproducía, en una sobriedad megalómana, el atractivo de una zona comercial capitalista en clara competencia con el Berlín de los aliados. Los bloques faraónicos, de hasta 13 pisos, eran propios de la grandeza de Moscú en una avenida más indicada para desfiles militares y conmemoraciones que pensados para el tráfico, y eso es lo que despierta en tu interior cuando la ves, una regresión al pasado de la guerra fría con la idea de los grandes desfiles y las exhibiciones de poder al que solo le falta un arco del triunfo a modo romano. Por otro lado era habitual una ornamentación exaltando al mundo del trabajo, con representación de diferentes actividades laborales en consonancia con su ideología, tal como se puede ver en un friso del antiguo ayuntamiento rojo, al que ya me he referido, o en un edifico próximo a la Alexanderplatz del que capté unas imágenes.
 
Memorial del Holocausto
Ahora bien, las residencias más comunes eran bloques de pisos de reducidas dimensiones, construidas mayoritariamente mediante un proceso de prefabricación y montaje posterior en obra, algo similar a los edificios que se construyeron en Bellvitge (Hospitalet de Llobregat) y otras ciudades europeas, en los años 60 y 70. El sistema de prefabricados tuvo mucho éxito en esos tiempos para construir viviendas sociales, de unos 60 metros cuadrados, y dar cobertura a los flujos migratorios tan intensos. En el caso de Berlín se siguen viendo, como es lógico, este tipo de viviendas, aunque las fachadas han sido tratadas para darles un toque de distinción singular, si bien la línea arquitectónica es inapelable.
 
Muro de Berlín. Grafiti con el beso de Breznev y Honecke
La visita a Potsdam fue también bastante interesante. El puente de los espías, donde se producía el intercambio de los mismos entre los aliados y los soviéticos; el palacio Cecilienhof, donde se firma el tratado de Potsdam entre los aliados para repartirse las zonas de influencia en la Alemania derrotada, el palacio y jardines de Sanssouci (que se puede traducir por: sin preocupaciones) construido en 1745-1747 como lugar de ocio y retiro del rey Federido el Grande, los lagos y los bosques de la zona y la propia ciudad de Potsdam con sus calles residenciales, su iglesia católica y otra puerta de Brandenburgo propia. Tiendas, bares y lugares de ocio hacen del lugar zona residencial para una vida tranquila y sosegada, con bonitos palacetes y construcciones que se han ido recuperando con la unificación alemana.

Jardines del Palacio Sanssouci
No debería olvidar los aspectos gastronómicos y las buenas cervecerías, como la HB (Hofbrau Munchen Berlin), con un excelente ambiente, música en directo, gente bailando y cantando sentados en bancos de madera, donde degustamos una excelente cerveza, tanto Pilsen como negra, y ofrecen un amplio surtido de salchichas y excelentes codillos, eso sí la patata, a la que llaman kartoffel, es omnipresente en todas las comidas y de muy variada condimentación. No me resultó especialmente atractiva la comida alemana, dejando claro que la oferta mediterránea es inmejorable, digan lo que digan los teutones, aunque el Strudent relleno de manzana me encantó como postre o para merendar.
 
Torre de comunicaciones
La vuelta, de nuevo vía Barcelona, se dio sin incidencias significativas, salvo el celo de la policía en los controles del aeropuerto tras el ataque terrorista a Londres, pero sin mayores consecuencias. Vuelo sobre Suiza de nuevo, con vistas a sus montañas y lagos y una muy especial a Ginebra que apareció con total nitidez a orillas del lago Lemán, con un caudaloso Ródano y vistas de diversas ciudades francesas hasta la aparición del golfo de León, la bahía de Rosas y la costa catalana que nos condujo a Barcelona. Un par de horas allá para tomar café y hacer pasar el tiempo, y vuelta a Málaga, pero, en esta ocasión, me tocó pasillo y no pude gozar de las vistas de mi pueblo y el embalse de Iznajar. Al final, nubes y agua en Berlín, sol y calor en Málaga… pero como la casa de uno no hay nada mejor.
 
Catedral evangélica
Bueno, dejo aquí mi relato, aunque material para comentar hay para rato, pero no debo desvelar demasiado y dejar que vosotros por propia iniciativa vayáis a vivirlo y visitarlo…

Volviendo. Ginebra desde el aire





2 comentarios:

Carmen Rodríguez Zapata dijo...

Fenomenal, ya no tengo que ir.

Antonio dijo...

Celebro haberte ahorrado un viaje. Me debes una caña, al menos, jajaja. Besos

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