El conflicto, o la guerra política, tiene una
proyección innegable en los medios de comunicación, lo que permite, siguiendo
la actuación de esos medios, ver hacia dónde y de mano de quien marchan. En
1989, en un curso de gestión que realicé en Granada, el periodista Joaquín Arozamena
nos dio una charla muy interesante; decía que la línea editorial será la que
diga el dueño de la empresa y que los periodistas tendrán mayor o menor
autonomía en función de esa línea, no pudiendo pasarse de lo permitido en la
misma. Por tanto es el amo quien decide, claro está, para eso andamos en un
mercado libre. Cuando escucha en los debates a determinados periodistas, cuando
se leen los diferentes periódicos y se ven las distintas televisiones, se acaba
con la convicción de que los medios no están exclusivamente al servicio de la
verdad y de la información, sino al servicio de sus dueños, permitiendo variabilidad
en un abanico que justifique su independencia al tratar temas de orden inferior
y nada comprometidos con sus objetivos programáticos. ¿Por qué las noticias se
eligen dejando unas en la cuneta y resaltando otras que, a veces, no se le ve
su importancia? ¿Por qué se busca sacar los trapos sucios de los adversarios al
grupo, aunque sean insignificantes, y se ocultan los otros trapos, más sucios
incluso, de los amiguetes o afines?
En estos días, viendo la editorial de El País descalificando,
incluso insultando, a Pedro Sánchez, la entrevista a Felipe González abriendo
la veda de su caza y el asalto al poder mediante la estrategia de la dimisión
masiva de miembros del Comité Federal ese mismo día, no queda la más mínima
duda de que los medios son herramientas o instrumentos al servicio de los
intereses del sistema económico supranacional, que mediante la manipulación y
la creación de los estados de opinión, interfieren la voluntad de los
ciudadanos a través de la reorientación del pensamiento en función de determinadas
técnicas. Parece evidente que existen grupos de poder que actúan más o menos en
la sombra, donde se mezclan los intereses del poder político con el económico
en proyectos para la sociedad, de futuro inconfesables.
Bueno, dejemos que sea el lingüista Noam Chomsky, que
elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios
de comunicación de masas, quien nos aclare algo más este confuso asunto. Yo me
permito reflejarlas aquí para que, a cada uno, sirvan de base en un análisis
crítico sobre la conducta de los medios, en la línea que ya he mencionado. Ha
llegado la hora de pensar libremente, sin dejarse alienar y someter por el discurso
político intencionado, sin la criba del criterio propio, de ninguna organización,
considerando que estas verdades son las que te hacen libre. Un amigo mío decía el
otro día que después de ver cómo ha actuado El País en este asunto de la crisis
del PSOE, ya no sabe qué periódico leer, pues se le ha desmontado la teórica
independencia de ese medio.
A continuación veremos en qué consisten las 10
estrategias de manera detallada, como influyen a la hora de manipular las masas
y en que se basan realmente.
1. La estrategia de la distracción.
El elemento primordial del control social es la
estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público
de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites
políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de
continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la
distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por
los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la
psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público
distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin
importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún
tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales” (cita del texto
‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’).
2. Crear problemas, después ofrecer
soluciones.
Este método también es llamado
“problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista
para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de
las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o
se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin
de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en
perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer
aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el
desmantelamiento de los servicios públicos.
3. La estrategia de la gradualidad.
Para hacer que se acepte una medida inaceptable,
basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa
manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas fueron
impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones,
precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran
ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si
hubiesen sido aplicadas de una sola vez. (Esta
estrategia es de vigencia total hoy día).
4. La estrategia de diferir.
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular
es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación
pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un
sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no
es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la
tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el
sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para
acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue
el momento.
5. Dirigirse al público como criaturas de
poca edad.
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público
utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente
infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese
una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar
al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si
uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos,
entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta
probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido
crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad” (ver ‘Armas
silenciosas para guerras tranquilas’).
6. Utilizar el aspecto emocional más que la
reflexión.
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica
clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al
sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro
emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o
injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir
comportamientos…
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Hacer que el público sea incapaz de comprender las
tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La
calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más
pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea
entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca
imposibles de alcanzar para las clases inferiores” (ver ‘Armas
silenciosas para guerras tranquilas’).
8. Estimular al público a ser complaciente
con la mediocridad.
Promover al público a creer que es moda el hecho de
ser estúpido, vulgar e inculto, malhablado, admirador de gentes sin talento
alguno, a despreciar lo intelectual, exagerar el valor del culto al cuerpo y el
desprecio por el espíritu…
9. Reforzar la autoculpabilidad.
Hacer creer al individuo que es solamente él el
culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su
inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de
rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se
culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición
de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!
10. Conocer a los individuos mejor de lo que
ellos mismos se conocen.
En el transcurso de los últimos 50 años, los avances
acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los
conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites
dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada,
el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de
forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al
individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en
la mayor parte los casos, el sistema ejerce un control mayor y un
gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí
mismos.
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Bueno, he aquí una visión que conlleva un diagnóstico
de la situación totalmente diferente al
que se nos quiere hacer ver. Ahora, amigo, tu pensamiento y razonamiento es
tuyo y tuyas las conclusiones personales
8 comentarios:
La verdad es que conociendo tu ideologia no este asesorando a Podemos,bueno a lo mejor lo haces en la clandestinidad.Mi admiracion por tu forma de ser no tiene limites,asi que no cambies
Un saludo.
Me encanta tu realidad de las cosas y la facilidad con que las escribes.Un saludo
Me gusta tu forma de ver la realidad.Un saludo
Qué decirte Antonio. Tus palabras las hago mías en esta excelente entrada. Cada mañana con mi primer café repaso los titulares de tooooda la prensa y he de reconocer que en esos días me leí el Pís a conciencia y certifiqué lo que hoy te leo.
Anónimo, no me gusta entablar diálogo de determinados temas con alguien que no conozco, aunque seguro que nos conocemos por lo que dices.
Suponiendo que los tres anónimos sean uno mismo, paso a comentar:
Lógicamente, yo no asesoro a Podemos, ni a nadie, solo faltaría que le transmitiera mi confusión en tantos casos. Si alguno quiere leer lo que escribo y sacar sus propias conclusiones me parece estupendo, pero no lo hago con ánimo de influir en nadie. Tengo bastante con intentar aclararme yo mismo, lo que no quiere decir que ellos y los demás, a veces, anden tanto o más confundidos que yo. Mi principal objetivo es aclararme yo y ser consecuente con mi pensamiento, y ofrecerlo a los demás por si les sirve de algo en la propia elaboración de sus ideas desde su libertad.
Intentar ver la realidad objetivamente es complicado. No podemos desprendernos de nuestra ideología, de la pertenencia al grupo en el que nos ubicamos y siempre estaremos cargados de prejuicios en mayor menor medida en base a estos principios condicionados por las emociones y nuestro proceso evolutivo personal.
Yo intento, haciendo un símil, subir en un helicóptero y sobrevolar le problema desde fuera, para que no me condicionen mis emociones e implicaciones. De esta forma se puede conseguir algo de objetividad, pero no creas, el asunto es complejo y tampoco se puede obviar una posición ideológica de principios y valores que guíen tus objetivos hacia el horizonte ideológico que te planteas.
Un saludo
Mª Ángeles, una vez más me satisface compartir contigo un mismo diagnóstico. En estos tiempos de bombardeo mediático, de flujo incontrolado e intencionado de noticias, cuesta mantener la objetividad y solo los celosos de su independencia pueden conseguirlo.
Un abrazo
Hola, Antonio.
¡Qué importante es, en estos tiempos que corren, recordar las estrategias de Manipulación de Chomsky!
Ya estoy de regreso de mi viaje a Sudamérica a ver a mi familia de allá.
He disfrutado mucho a mi hija, yerno y 4 nietas. Y ya que estamos,
los maravilloso días que pasé en Madrid, camino a casa.
Abrazos x2
Es cierto, Myriam, en estos días se confirma esa técnica manipulativa, cuando vemos como los medios nos llevan al redil y crean opinión pública a su conveniencia.
Abrazos de los dos y celebro ese disfrute de la familia que has tenido.
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