sábado, 16 de agosto de 2025

Lorca… In memoriam

 

Opinión | Tribuna

Por: Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 16 AGO 2025 7:00

https://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2025/08/16/lorca-in-memoriam-120648225.html

Federico fue prendido en casa de los Rosales y llevado al Gobierno Civil de Granada, para finalmente trasladarlo a las afueras de Víznar, donde fue asesinado

Federico García Lorca, en una imagen de época. / ARCHIVO

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En la madrugada del 18 de agosto se cumplen 89 años de la muerte de Federico García Lorca. No ahondaré en las circunstancias que se dieron aquel fatídico agosto de 1936. Federico fue prendido en casa de los Rosales y llevado al Gobierno Civil de Granada, para finalmente trasladarlo a las afueras de Víznar, donde fue asesinado. La encomiable labor de muchos investigadores, incluyendo la dedicación del hispanista irlandés Ian Gibson, han dejado numerosos datos sobre aquella trágica madrugada.

El hecho muestra la desgracia de una España cruel, ignorante, cainita y golpista. La sublevación militar llevó a una guerra civil fratricida que impuso una dictadura de 40 años. La fuerza de las armas aplastó las ideas no afines y regaron de sangre el suelo patrio y de exiliados, en diáspora, a un mundo de acogida no siempre agradable. El mundo intelectual fue víctima destacada de esta tragedia.

Soy de los que piensan que la libre creatividad, la imaginación, la mente abierta y el desarrollo del conocimiento y la sensibilidad poética que despierta los sentidos humanistas, deberían ser los cauces por donde circula y evoluciona el desarrollo de los pueblos. No son buenas consejeras las mentes cerradas, de pensamiento enquistado y resistente a cualquier argumentación lógica, defensoras de dogmas e ideas impositivas únicas y excluyentes. La sensibilidad, la empatía y la amplia visión positiva del rico entorno, da un sentido cósmico a la vida desde la universalidad del ser humano.

La poesía luz de la senda

El poeta, con esa visión cósmica que le caracteriza, trae luz para iluminar la senda que se ha de transitar. El intelectual, con su contenido ideológico, aporta argumentos sólidos para comprender el sentido de la vida y la humanitaria convivencia. La educación y formación del pueblo lo habilita para comprender, aportar e implicarse en mejorar la concordia y armonía entre la gente con quienes comparte patria y hábitat.

Pero al poder tradicional, absolutista y dictador, disfrazado de un paternalismo mesiánico, no le interesa el desarrollo intelectual de sus pueblos, los prefieren ignorantes y sumisos, obedientes y atrapados. Desde esa perspectiva, al pueblo hay que educarlo en la obediencia, socializarlo desde el sometimiento a las normas establecidas, por muy anacrónicas que sean… los cambios no son buenos para quienes gozan de grandes prebendas en el ejercicio de la gobernanza, otorgadas por derecho histórico a su clase.

Federico fue una víctima de esa locura irracional que deshumaniza al ser humano para llevarlo a la barbarie. Ser republicano y cercano a Fernando de los Ríos, escritor crítico y poeta, homosexual, además de contar con algunos enemigos dentro de la burguesía granadina, incluido su entorno cuasi familiar, pudo ser determinante

No pudieron, como es lógico, matar su legado, como hubieran querido, porque no es tangible, sino intelectual, espiritual. Con su obra nos dejó un fascinante testimonio de la realidad del pueblo andaluz, del que supo libar su alma para mostrarla al universo en sus poemas, en su dramaturgia, en sus cantares.

Su fusión con el pueblo andaluz

Su sensibilidad le llevó a beber la cultura del pueblo, a comprender las esencias del alma andaluza, de la gente llana y sencilla, de su canto y de sus hábitos. Su originalidad y especial delicadeza le fusionó con el espíritu de un pueblo forjado en mil batallas, donde fueron dejando su huella las civilizaciones invasoras, que cayeron, como moscas en panal, diluidas en una cultura cuya singularidad le otorgaba su esencia universal y, con ello, también él consiguió la universalidad.

Supo, como nadie, plasmar en sus creaciones el espíritu del pueblo llano en toda su dimensión, desde la exaltación sublime de su gozo y alegría, hasta lo más profundo de su doloroso dramatismo atrapado en costumbres anacrónicas, tanto sociales como religiosas. La casa de Bernarda Alba, Yerma, Bodas de Sangre o la misma Mariana Pineda nos enfrenta a una realidad social y cultural que enmarca nuestras esencias de la época a caballo de la historia.

Lorca, según la Dra. Atero Burgos, Catedrática de la universidad de Cádiz, “tuvo un conocimiento muy directo de las manifestaciones populares de su tiempo, canciones, romances y cuentos”. También comenta Atero, que el mismo Lorca, en 1935, en el hotel Majestic de Barcelona, decía: “Dolores «La Colorina», Anilla «La Juanera», me enseñaron oralmente los romances, leyendas y canciones que despertaron mi alma de poeta”, con lo que dejaba clara su conexión al folclore popular andaluz.

Su poética es única por su estilo y forma. Es cercana al pueblo, pues hace aflorar sus sentimientos atrapados en sus propias tradiciones, que brotan, avivados por el verso, liberando el mundo de emociones que anida en el propio subconsciente colectivo. Su contenido metafórico se adorna del giro y el requiebro amoroso, magistralmente plasmado en su lírica, como en La casada infiel: “Yo me la llevé al río / pensado que era mozuela / pero tenía marido”. Nos recuerda al juglar del medievo y a su capacidad de embelesar y emocionar con su relato poético, con su rima cargada de musicalidad y harmonía donde abunda el romance y la seguidilla.

La simbología de la luna en su obra

Como todo soñador era un enamorado de la luna. La luna es una constante en la obra de Federico. Su simbología tiene diferentes matices. En el romanticismo se vincula con espacio nocturno, con la tristeza, melancolía, idealidad e infinitud del alma romántica. Pero, con Federico, va más allá. La luna es sensibilidad que puede simbolizar el pandero que resuena tocado por Preciosa: “Su luna de pergamino, Preciosa tocando viene”; o la luz que ilumina la noche enamorada, la luna de los gitanos, testigo mudo de tragedias y de amores furtivos, “La luna vino a la fragua con su polisón de nardos”; una luna redonda que se baña, donde Amnón ve los pechos durísimos de su hermana; o un exhorto: “Dile a la luna que venga, que no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena”. Verde que te quiero verde: “Un carámbano de luna la sostiene sobre el agua”. Describiendo un atributo: “Antonio Torres Heredia, Camborio de dura crin, moreno de verde luna, voz de clavel varonil”. “La luna tiene dientes de marfil ¡Qué vieja y triste asoma!” reseña en su poema La luna y la muerte.

La luna polisémica, efectivamente, es una constante en la obra de Federico. Es, tal vez, la esencia de su sensibilidad lírica que conjuga las emociones más variadas en su plural simbología. La luna es el éter que todo lo envuelve, puede que por eso siempre aparezca escrita en minúscula, porque no alude al nombre propio Luna, sino a una luna adjetivada que describe un momento, un valor o un ente abstracto siempre presente en el todo, en el cosmos del poeta. Federico es la luna que ilumina con su hechizo la poesía, que tamiza la visión del universo desde su atalaya lírica.

Lorca es, para mí, el poeta más sensible que ha dado el Sur, un claro exponente de la generación del 27. Supo captar la esencia de un pueblo, el pueblo andaluz, y conjugarla en sus versos hasta desnudar su alma. Federico era un artista, un creador cargado de delicadeza, de sentimiento, intuición, afectividad, en suma, de sensibilidad. Aunque es innecesario ejercer de exégeta de su obra, tan diversa y rica y, a la vez, tan conocida, solo cabe recordarle como gran polígrafo dado el amplio campo que abarca en su expresión literaria y artística: Poesía, teatro, música, artículos, dibujo, etc…

La triada poética de mi generación

Yo descubrí su esencia en mi juventud, allá por los años 60-70, en una Barcelona plena de migrantes. Era, junto a Antonio Machado y Miguel Hernández, la triada poética venerada por mi generación, sin olvidar otros muchos también dignos de semejante consideración. Machado y Hernández, políticamente más incisivos, dieron, con sus versos alimento al espíritu luchador de muchos jóvenes a través de Serrat y otros cantantes. Lorca más sensible y cercano al sentir popular del pueblo llano, a sus emociones y profundos sentimientos, era el poeta de las emociones populares. Su poética está impregnada de musicalidad, de una harmonía que embelesa, cargada de una frescura y fuerza expresiva superior.

Decía Rabindranath Tagore: “La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos”, y Lorca es el tambor donde resuena la melodía del universal sentir andaluz, inmerso en el infinito cosmos que lo envuelve.

 



 

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