Amigo lector, decir lo que uno ve y siente es una
forma de ofrecer a los demás, abiertamente, una visión de las cosas desde otra
perspectiva, con el ánimo exclusivo de constatar que existen diferentes formas
de entender las realidades de la vida y su interpretación. No pretendo otra cuestión,
sino expresar mi pensar con el mayor respeto hacia quienes tengan otra forma de
ver las cosas. Cada uno estamos en un proceso mental evolutivo personal y cada
cual ha de evolucionar desde ese punto de partida según su buen criterio y
raciocinio y sus propias capacidades de análisis. El camino se hace al andar,
pero tomando conciencia de los pasos y del propio progreso personal en ese
camino que se ha de recorrer con la paciencia necesaria para ir creciendo en
sabiduría y lucidez. Yo hago este análisis desde mi situación personal, tú
puedes estar más o menos cerca de este punto del camino, en todo caso solo
expongo lo que veo desde aquí. Lo importante es que, ya que vamos haciendo el
camino todos, no acabemos pisándonos… lo que equivaldría a imponer nuestras
ideas a la fuerza.
………………….........................…
Estamos en plena Semana Santa y he de reconocer que
estas fechas no son agradables para mí. No entiendo, desde mi filosofía y credo
actuales, la exaltación del dolor, de la tortura y la muerte aunque sea en
sentido figurado. Ello me produce desasosiego, tristeza, pesimismo, aflicción y
sinsabor… la muerte siempre es un drama, aunque sea solo escenificada. Me
recuerda la incomprensión y el estupor que me producía cuando era niño. Me
asombraba la maldad de los hombres, que mataron a Jesús incomprensiblemente,
siendo un hombre bueno y santo. Hoy, con una mentalidad más racional, ver a
todo un pueblo celebrando la muerte de un presumible Hijo de Dios, viviendo
pagana y “folclóricamente” ese recuerdo, chirría en mi entendimiento, pues hay
una extraña mezcla entre paganismo y religión que desvirtúa a la propia
religión y que nos la presenta como fagocitadora de toda tendencia social con
objeto de someterla a su propio control y administración sin reparos.
Nuestra vanidad debió de subir muchos enteros, pues,
para salvarnos, Dios se ha humillado y ha permitido que su hijo sea torturado,
muerto vilmente, con extrema violencia, desde el más puro sadismo. Además, con
el abandono del pueblo judío, su propio y bíblico pueblo, que eligió la
libertad de un ladrón, Barrabás, antes que la de su propio hijo salvador. Ese
Dios Omnipotente, Omnisciente, debió sentirse, si ello cabe en su entidad, confundido
por tan desagradecido pueblo que Él mismo había creado y mimado a lo largo de
los siglos. Algo debió de salirle mal. Por otro lado, cualquier padre se
horroriza ante tal decisión de sacrificar a su propio hijo, salvo a los
integristas islámicos que los envían a la inmolación, aunque sea con otro
sentido.
Lo curioso es que cada año, ese mismo pueblo que
cree en Él, sigue matándolo figuradamente, porque no sirvió de nada su
martirio; porque la miseria sigue estando por doquier; porque la violencia, las
guerras y la muerte del hombre por el hombre sigue patente; porque la maldad
anida en los templos; porque los templos de culto son los bancos donde se adora
al otro dios menor, el dinero y la riqueza; porque su mensaje ha sido
manipulado y tergiversado por los poderosos que se han adueñado del mismo para
reorientarlo en su propio beneficio; porque el reino que Él decía predicar no
se ha instaurado. ¿No será esta procesión la escenificación real y patente de
ese pueblo que le dio la espalda, de esa religión que le condenó a través de
sus farisaicos sacerdotes? ¿No será que necesita, aún, que cada año se repita
el acto de liberación mediante la muerte del Hijo de Dios, garantizando así lo
inamovible?
Puede que no se haya andado nada desde entonces.
Puede que todo esté igual por los siglos de los siglos. Puede que este pueblo
no sea muy distinto del pueblo judío que lo crucificó, pues se siguen
crucificando a los innovadores y críticos del orden establecido. Para mí, todo
esto, solo me demuestra que este mundo sigue siendo una puñetera mierda donde el
egoísmo y el protagonismo de la gente está por encima de la razón y de la
conciencia social y humana que vino a despertar aquel Cristo, al que
ajusticiaron por ir contra el sistema.
No, yo no quiero participar de esta semana llamada
Santa a la vista de este análisis personal, pero he de reconocer que este
espectáculo pagano es esplendoroso, impactante, un gran reclamo turístico, que
llenará las arcas de algunos, que dará trabajo temporal, que traerá beneficios
materiales. Hasta ese punto se llega para justificar la escenificación de esta
terrible muerte, de este martirio cargado de la morbosidad que produce su
puesta en escena. La muerte del Hijo de Dios se ha convertido en un importante
reclamo turístico…
Es evidente la majestuosidad de los tronos, el oro, la
plata, los metales y piedras preciosas, la riqueza y ostentación, esos miles de
seres humanos que desfilan y procesionan sus cristos y sus vírgenes, tan
diversos en sus formas y sus nombres, porque cada cual tiene su Cristo. Y para demostrar que ese dios es del poder
establecido o, al menos, connivente con él, participan las autoridades, representantes
del pueblo y parte de ese pueblo, el ejército (a mí siempre me dio la sensación que iban para que Cristo no se escapara) y sus novios de la muerte, que
ahora, desde mi casa, se escuchan cantando ese himno guerrero que alaba la
muerte obtenida “matando” al enemigo (mientras yo me imagino a Cristo, en el huerto de los olivos, pegándole
la oreja al soldado romano y amonestando a Pedro por habérsela cortado), y
aplaudimos a rabiar y nos identificamos con ellos y encontramos nuestra propia
identidad en esta simbiosis social que nos facilita la pertenencia al grupo
cultural que nos han marcado como nuestro.
Soberbios tronos, soberbias imágenes de gran belleza
plástica y soberbio despliegue de gente. Y me pregunto: ¿El desagravio por el sufrimiento
de ese pobre Cristo mortificado se ha de hacer desde esta ostentación procesional
de soberbia?... soberbia exhibición propia
de los hombres, que utilizan a un dios para implementarla. Como diciendo: “No
te preocupes, nosotros, agradecidos por tu dolor salvador, te colmaremos de
oro”. Mucha gente, cuando vuelve de la procesión, se siente satisfecha, feliz y
contenta… dios ha muerto para salvarles a ellos, ya pueden seguir igual, pues
el próximo año volveremos a su sacrificio para volver a la salvación en esa
eterna espiral que lleva a ninguna parte.
Mi evolución personal se separa de ese credo y
rechaza el sufrimiento como forma de acercarse a Dios, a ese “dios” que, para
mí, se han inventado los hombres a su imagen y semejanza. En esto del rechazo
al sufrimiento, como en muchas otras cosas, parece que coincido, en parte, con
el nuevo Papa… eso promete. La iglesia ha cultivado, erróneamente bajo mi punto
de vista, el sufrir como forma de lavar el placer de la maldad, hasta el punto
de inventarse el eterno castigo del infierno para el pecador. Para ella, esa
especie de neutralización del gozo que genera el ejercicio del mal, del pecado,
es yugulado mediante el sufrir… Cilicios, flagelación, penitencia agresiva
contra el propio cuerpo y ente causante de ese pecado. No, no comparto este
sentir, pues no soy conductista, en todo caso contextualista. El pecado, a lo
que yo llamo el error, se corrige y reorienta con la razón, con el ejercicio
del análisis personal sobre los actos y su repercusión en el entorno, con la
toma de conciencia de la mejora que se ha de hacer para evolucionar y no
repetirlo, sin tener que ponerse en manos del cura o pastor para que te lleve
donde él estime, reconduciéndote al redil que aprisiona tu libertad de
pensamiento y credo, bajo mi opinión.
En todo caso, desde un punto de vista psicológico,
es digna una reflexión sobre esa dicotomía entre el gozo del pecado y el
sufrir. Si el pecado es dejarse llevar por el placer de la tentación, y la
corrección de ese pecado se hace mediante el sufrir, habremos entrado en un
oxímoron perfecto (Oxímoron: Combinación en una misma estructura
sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan
un nuevo sentido) pues con dos palabras opuesto definiremos las salvación de
las almas. Por tanto, en este caso, no hay placer sin dolor, ni dolor sin
placer. La flagelación produce el placer de la liberación de los pecados… y
eso, desde un punto de vista psicológico, lleva al riesgo de engendrar una
tendencia sadomasoquista, ese es el peligro: disfrutar del placer del pecado, caer
en el dolor de la culpa, para luego entrar en el gozo del castigo liberalizador
de esa culpa.
Entiendo que cada cual está donde está y que las
emociones, sentimientos y credos son muy personales, por eso digo lo que digo,
porque yo también los tengo, aunque sean divergentes de un gran colectivo que
se dedica a la potenciación y desarrollo de estas procesiones y culto. Yo,
aunque las respete como tradición, no las defiendo, porque me parece que hay
tradiciones que atan al ser humano a dinámicas de valores y cultivo actitudinal
que bloquean su desarrollo. Es cierto que la sinergia en las masas emociona,
pero las emociones por identificación sociológica con el grupo de pertenencia se
pueden orientar de muchas formas y esta, al menos para mí, no es de mi agrado.
Yo, parafraseando a Machado, lanzo al viento sus
versos:
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!
El de la mar, el sosegado y apacible, el que
disfrutaba con su gente durante la pesca, el que sembraba el amor y el
entendimiento, el de las bienaventuranzas, el que curaba a los enfermos, el que
ayudaba a los pobres, el amable y no violento… Su muerte, a manos de los
hombres, fue el fracaso de ese proyecto. Y ese fracaso sigue siendo patente, porque
cada año se le vuelva a matar.
2 comentarios:
La verdad es que si intentamos buscar explicaciones razonables a la religión no las vamos a encontrar... jejeje La religión para mi es otra forma que tiene la gente de ilusionarse, como un pasatiempo, al igual que otras muchas cosas. Ademas la fe consiste en creer sin pruebas ni racionalidad, por lo que mi opinión es que debemos respetar a los creyentes y evitar juzgarlos.
Me gusta tu blog, yo tambien tengo uno donde escribo articulos de opinion. Me gustaria que intercambiasemos enlaces, yo ya te añadí a mi blogroll. Este es:
http://deacuerdoqueno.blogspot.com/
Un saludo!!
Hola Jesús.
Gracias por dejar tu comentario. Visitaré tu blog y compartiré.
Alguien dijo que FE es creer en algo que se sabe no existe... (supongo que quien dijo est excluiría a los que creen)
Un saludo
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