Ogros,
vampiros
sedientos
de
sangre inocente,
de
sangre del pueblo
que
sufre indefenso.
Pérfida
alianza
de
oro y codicia
que
va a la avaricia.
Dios
omnipotente
que
lleva a la gente
a
la sumisión.
Estados
perversos
gestores
aviesos
que
van doblegando
al
hombre indefenso
que
marcha impotente
hacia
la opresión.
No
puedo,
no
aguanto,
no
quiero seguir
el
maldito canto
que
van imponiendo
desde
su balcón.
Parecen
inmunes
indeliberados
capaces
de todo
con
poder sobrado
para
doblegarnos
a
la extenuación.
Mas,
juntos podemos
si
así lo queremos
si
con nuestras manos
forjamos
un muro
que
aísle lo malo
y
de paso al halo
que
crea el esplendor.
Juntemos
las manos
y
en plan alfarero
fragüemos
un mundo
de
un barro sagrado
que
dé al ser humano
su
gran resplandor.
¿Qué
vale el dinero?
Qué
tiene sentido
salvo
el ser vivido
el
largo camino
que
vamos andando,
si
no nos dirige
a
un mundo mejor.
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