Opinión
| Tribuna
Publicado
en el diario La opinión de Málaga el 26 ABR 2025 7:02
https://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2025/04/26/malos-tiempos-et-non-habemus-116738298.html
La
deshumanización sigue cabalgando a horcajadas de negros caballos del
apocalipsis que merodean en nuestro alrededor
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El papa Francisco en el Muro de las Lamentaciones. / Ariel Schalit / Associated Press |
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Parece que el tiempo se ha empeñado
en liar las cosas, en sembrar dudas en el futuro y en crear preocupación y
desesperanza en la gente de buena voluntad. Los avatares políticos, la
irrupción de la política canalla como forma de ejercerla, las guerras y la
destrucción en variados lugares de la tierra, así como el cuestionamiento y la
pérdida de principios democráticos y valores sociales, se ciernen sobre
nosotros como una amenazante nube de tormenta.
WOKE vs MAGA
La deshumanización sigue cabalgando
a horcajadas de negros caballos del apocalipsis que merodean en nuestro
alrededor. No, no es pesimismo, es la fundada sensación que va surgiendo ante
la gobernanza de los nuevos iluminados delirantes y megalómanos que niegan la
justicia social y califican a todo aquello que la defienda como ideología WOKE.
Lo suyo, lo que defienden, es el darwinismo social, que bajo mi punto de vista
entronca con la ideología nazi, pues entiende a la sociedad sometida a la
teoría evolucionista de Darwin, donde solo sobreviven los grupos más poderosos
en una lucha a muerte por la supervivencia, en este caso bajo las leyes
exclusivas del mercado libre, de momento.
Los agoreros negacionistas y
conspiranoicos están de suerte. Las RR. SS. y otros medios les permiten llegar
a los más recónditos lugares y a sujetos dispuestos a creerse cualquier
fantasía, bulo o felonía por muy infundada y cuestionable que sea. La incultura
y falta de criterio científico de muchos adeptos a esas RR. SS., su falta de
sensatez y capacidad de razonamiento crítico, es un buen caldo de cultivo para
esas ideas del movimiento MAGA representado por Trump y sus seguidores que, pretendiendo llevar a América a ser grande, acabará en recesión a nivel
internacional según las doctas previsiones.
De momento se comienza a dar un
intenso debate, por no decir lucha, que nos está llevando a la deconstrucción
del sistema democrático, con la redefinición de valores que conlleva, por lo
que nos sentimos agredidos todos los defensores de la democracia ante el empuje
de la plutocracia. Empezamos a dar más importancia a las cosas que a los seres
humanos. Subvertimos, en beneficio del dios dinero, valores como la
solidaridad, la igualdad y la fraternidad, que son los principios fundamentales
y universales que han reinado en los últimos tiempos. La empatía se esfumó y,
por tanto, el egoísmo y la incomprensión caminan a sus anchas dinamitando la
solidaridad. La justicia social y los principios solidarios que la sustentan se
cuestionan, mientras Milei, y los suyos, la califican de aberrante… vaya por
Dios, cuán aberrante es calificarla de aberrante. La enseñanza se encamina más
a la tecnología que a las humanidades, orientada a la producción consumista, en
detrimento de la evolución y desarrollo intelectual del ser humano. Los
derechos humanos pasan a segundo plano y se impone el orden de la fuerza. El
respeto a las fronteras se pierde y hay quien reclama territorios que no son
suyos argumentando su propia conveniencia y la fuerza que lo avala. El estilo y
las formas de hacer política se encanallan y afloran maneras impresentables de
ejercerla, con insultos y ausencia de respeto al contrincante o adversario
político y a quienes representan, buscando la confrontación en lugar del
consenso y la concordia. En suma, agreden a la democracia desde el ejercicio de
la misma. Vivimos, pues, malos tiempos para la lírica, como decía la canción
del grupo Golpes Bajos allá por 1983.
Y ahora la Iglesia
Aquí vale la expresión popular:
¡Que Dios nos coja confesados! Y por si no teníamos bastante, fallece el papa
Francisco, un personaje significativo para el mundo, sobre todo para los
católicos, en cuyo testimonio, a pesar de algunos claroscuros, prevalece su
mensaje de humanismo rompedor con los tiempos anteriores del papado, más
conservadores. Yo mantengo en mi recuerdo la figura de Juan Pablo II
amonestando a un Ernesto Cardenal, defensor de la teología de la liberación,
que se postraba arrodillado ante él, mientras, en contrapartida, se le vio muy
ufano junto a un Pinochet dictador y erecto al saludarlo, pero ya se sabe como
era Wojtyła. No obstante, es sorprendente ver como determinados gurús de la
comunicación y de la política han denostado a Francisco: «Pertenece a esa
generación criminal de la extrema izquierda montonera peronista» (Jiménez
Losantos), «Sos el representante del maligno en la casa de Dios. ¡Viva la
libertad, carajo!» (no es necesario indicar su procedencia), para luego
alabarlo.
Mas esa tendencia, que tenía
Francisco, de mandar a la periferia para vivir los problemas del pueblo, (no me
referiré a su expresión de que el pastor ha de oler a oveja, aunque valga como
metáfora del redil), rompió la imagen vincular con el poder al que siempre se
sumó la Iglesia desde Constantino. En cierto sentido ha retomado el enfoque
doctrinal que dio Juan XXIII con el Concilio Vaticano II, cuando yo era joven y
«creyente». Pero hay cosas de la Iglesia que son difícilmente cambiables, como
la consideración respecto la mujer. Esa especie de misoginia anacrónica, como
muchas otras cosas que persisten en la religión, será complicado erradicarlas;
el bocado a la manzana sigue pensando como simbología de malignidad diabólica
de la mujer que tienta, y pierde, al cándido hombre pecador. Ni una sola mujer
había en la comitiva que trasladó al papa desde la capilla de su residencia de
Santa Marta, hasta la Basílica de San Pedro.
La Iglesia es conservadora por
definición y lo ha demostrado a lo largo de la historia, solo hace falta verla
en su expresión ritual, su boato y su forma de gobierno. Si algunos pudieran la
elevarían al poder hasta el ejercicio de la teocracia. EL ramalazo de luz que
trajo la Teología de la liberación fue eso, relámpago luminoso que se apagó con
los papas sucesores de Juan XXIII, cuya crónica ortodoxia se impuso, aunque no
la intransigente de Lefebvre. Tendría que llegar alguien más heterodoxo y
cercano al sufrir de los pueblos, como Francisco, para inspirar el cambio. Bajo
mi humilde opinión, las iglesias y, por extensión, las religiones, que no son
obra de Dios sino del hombre, adolecen de todos los males y bienes de sus
creadores y sostenedores, tal como lo demuestra el estudio de su historia. En
ella se dan la mano el santo y el diablo, el humilde y el soberbio, el ladrón y
el caritativo, el despiadado y el compasivo… En uno de mis aforismos sostengo
que: «Dios creó el espíritu libre y el hombre inventó las religiones para
someterlo», en la mayoría de los casos para someterlo al poder establecido,
donde la entrega al dolor, la pobreza y la obediencia es una virtud.
La encrucijada
Estamos en una encrucijada de
especial trascendencia, donde nos debatimos entre el sometimiento del ser
humano a la estructura dominante del poder, y el desarrollo del espíritu libre
que lleve a la excelencia humanista en armonía con el entorno. Podemos acabar
en una sociedad gobernada por el odio, el conflicto y al confrontación soberbia
y egoísta de ególatras insolidarios y miopes, o en otra que camine por senderos
de paz y sinergias de progreso compartido. La creatividad y desarrollo de unos
pocos da el poder a esos pocos y la creatividad y progreso individual de todo
el colectivo se comparte en comunión social enriqueciendo a la globalidad. En
la mano de los gestores, de los gobernantes, está el enfoque del asunto. La
elección de ellos es relevante para orientarnos en una u otra dirección.
Ahora, la Iglesia, se enfrenta a
una elección de especial trascendencia, dada la influencia que tiene el papa en
el mundo de los católicos, que son muchos a lo largo y ancho del planeta. Su
universalidad le da acceso a un amplio abanico de países, culturas y
sociedades. Por tanto tiene gran capacidad para crear actitudes y talantes
entre sus fieles, que permitan, o no, el acercamiento entre los pueblos. No
será lo mismo ver a un papa cercano a la motosierra insultante de Milei, que
construyendo puentes y sembrando el entendimiento y la concordia entre las
naciones, denunciando la injusticia, los crímenes de lesa humanidad, los
genocidios y las guerras, el hambre y la miseria, que haciendo oídos sordos
ante tales atropellos. Esperemos que la luz y la sabiduría ejerzan su
influencia en el conclave para elegir, a quien siembre el entendimiento, desde
el respeto a la diversidad de los pueblos y el derecho individual de la gente.
Si es así, eso nos ayudará a paliar los malos tiempos que se avecinan. A ver
que «papam habemus».
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