Opinión | Tribuna
Publicado
en el diario La Opinión de Málaga, el día 01 FEB 2025
https://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2025/02/01/atrevete-pensar-113889550.html
Inmanuel Kant |
Es un reto
que se alza contra la sumisión de determinados seres humanos respecto a otros,
que ejercen el poder y el control social y mental a través de las culturas
gestionadas en interés propio
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Fue el gran filósofo Immanuel Kant
(1724- 1804) el que dijo: ‘Atrévete a pensar por ti mismo’, frase que da título
a este artículo. En realidad es un reto, un conjuro rompedor, que se alza
contra la sumisión de determinados seres humanos respecto a otros, que ejercen
el poder y el control social y mental a través de las culturas gestionadas en
interés propio y desde la asimetría del conocimiento. En cierto sentido implica
un exhorto a la libertad, a la independencia a través del librepensamiento.
La singularidad del ser humano es
su capacidad de pensar, de dudar, discernir y deducir, de computar cognitivamente
sus percepciones a través del razonamiento y las emociones. Somos las ideas que
fraguamos, crecemos con ellas, mientras nuestro cuerpo físico es, solamente, el
continente efímero que soporta el complejo sistema que nos permite elaborar el
pensamiento. En este sentido el ejercicio de la filosofía, que nos lleva a
cuestionarlo todo, nos inicia en caminos de liberación personal, pues solo
quien valora la libertad da importancia al bien más preciado que existe para el
ser humano y su desarrollo intelectual.
El declive del pensamiento
filosófico
Por desgracia cada vez se apoya más
a los currículum docentes centrados en los aspectos técnicos y operativos en
nuestras universidades, dejando de lado los aspectos y valores humanistas,
donde tiene un papel significativo la filosofía como elemento primordial en la
búsqueda de la verdad a través del pensamiento lógico. En este sentido existe
un factor disruptivo de especial peligrosidad, como es la Inteligencia
Artificial (IA), que podría, no solo socavar el pensamiento humano, sino
suplantarlo al obtener crédito como una óptima forma de razonamiento lineal
lógico.
Nuestro libre pensar es un derecho
intrínseco e inalienable que no debe coartar nadie por causa alguna, ya sea la
IA o cualquier otra, pero también una obligación con la sociedad para
enriquecerla dentro de la diversidad de visiones del prisma existencial y la
propia creatividad. Tenemos la obligación de pensar, de discernir, para crecer
y evolucionar intelectualmente, a la par que compartirlo con los demás. La
sociedad se desarrolla mediante las sinergias de los pensamientos de sus
miembros, mediante el intercambio de las ideas, del conocimiento y las
experiencias de cada uno, que ha de tener su proyección social.
Partiendo de este compromiso
existencial, tenemos, pues, dos obligaciones sociales: una es pensar y
desarrollar ideas, la otra es hacer que trasciendan a la gente para que ellos
también crezcan al considerar las visiones y opiniones que aportamos, mediante
el análisis y la valoración que pudieran realizar de las mimas. Es más, nuestra
propia trascendencia y su solidez, una vez la parca nos arrebate la vida,
dependerán de los testimonios que hayamos dejado sobre ella.
Compartir el pensamiento, no
imponerlo
Mas una cosa es comunicar lo que
pensamos libremente y otra muy distinta es imponer nuestro pensamiento a los
demás. José Saramago, premio Nobel de Literatura en 1998, dijo: «He aprendido a
no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto,
es un intento de colonización del otro». El ejercicio del librepensamiento
desde el respeto a las ideas ajenas, desde una mente abierta y en disposición
de evolucionar a través de un mayor conocimiento, conlleva un debate sano y
fructífero, que no se da cuando se pretende debatir desde la posesión absoluta
y dogmática de la verdad. Hay personas que tienen un pensamiento enquistado
resistente a la argumentación lógica, que suelen ser los dogmáticos, mientras
hay otras de mente abierta y en disposición de valorar todo argumento que le
presentan. Tengo entendido que el profesor Tierno Galván decía que hay que leer
como beben las gallinas… los que somos de pueblo las hemos observado muchas
veces: toman el buche, levantan la cabeza y mira al cielo. En este caso solo se
trata de facilitar el tránsito del agua por el gaznate, pero la metáfora visual
puede servir.
Según Paulo Bitencourt, autor del
libro ‘Liberto de la religión. El inestimable placer de ser un librepensador’,
el librepensamiento es el opuesto del pensamiento dogmático… No creyendo en
cosa alguna desprovista de evidencias, los librepensadores son inmunes también
a todo y cualquier tipo de superstición. Su escepticismo no les deja ser
seducidos por ninguna ideología o credo. Son personas que no huyen de la
realidad y no son guiadas por supersticiones, sino por la razón, pues es ella
la que genera la lucidez productora de ideas coherentes y sensatas. En este
sentido el matemático británico del siglo XIX y filósofo William Kingdon
Clifford (1845-1879) escribió: «Es un error siempre, en todas partes, y para
cualquier persona, creer cualquier cosa con insuficiencia de pruebas». Un
librepensador sostiene sus posiciones referentes a la verdad sobre la base de
la lógica, la razón y la experiencia, obviando el poder impositivo de la autoridad,
la tradición, la revelación y los dogmas.
Malos tiempos para el
librepensamiento
No obstante a todo lo ya expresado,
los contextos son determinantes para el buen ejercicio del librepensamiento
cuando no se dan elementos coercitivos que lo condicionan. Las sociedades donde
se reconoce y se defiende la libertad de pensamiento dan fluidez a las ideas y
permiten intercambios, que ojalá fueran siempre constructivos, para facilitar
la convivencia ciudadana. En los últimos tiempos, por desgracia, las cosas van
cambiando y toman protagonismo las posiciones radicales, la vulgarización de la
cultura, y la deconstrucción del sistema democrático, en favor de actitudes y
conductas que benefician al colectivo oligárquico que asalta el poder, con
Trump y sus seguidores a la cabeza.
En el año 2018, el profesor
Hernández Diosdado, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, licenciado
en Historia Contemporánea y escritor, prologó mi libro ‘Microensayos sobre la
vida y las ideas’, donde dejó esta interesante apreciación, incluido un
preclaro diagnóstico del momento, cuya advertencia ya se ha hecho presente:
«Vivimos tiempos muy peligrosos y no todo el mundo se da cuenta de ello.
Estamos al borde de un abismo en que podemos precipitarnos, sin que seamos
conscientes del riesgo que se cierne sobre nosotros. Los buitres ya han
comenzado su labor carroñera, pero sobrevuelan a la espera de desgarrar por
completo la carne de nuestra estabilidad social y económica, sin que en general
nos percatemos ni seamos conscientes de ello, unos por ignorancia, por
acomodación culposa o por desinterés, y otros por conveniencia: los que se
están aprovechando, y continuarán beneficiándose, del festín al ser los autores
del desaguisado, y, apoyándoles, sus numerosos, vergonzantes y/o serviles
adláteres o acólitos, porque esperan acompañarles en el banquete para ver si
pueden obtener algunas migajas».
Atrévete a pensar por ti mismo
Ante esta contundente afirmación
tenemos escasas armas defensivas, salvo el ejercicio del propio pensamiento
crítico y la potenciación de un entorno donde impere la libertad y el respeto a
la diversidad, en una cultura social donde prime la confluencia y las sinergias
que nos aboquen al compromiso democrático desde una concepción humanista del
proceso evolutivo. Esta es mi propuesta, pero,… «atrévete a pensar por ti
mismo» libremente y sin dejarte influir por la manipulación, siguiendo la
sugerencia de Kant.
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