miércoles, 25 de septiembre de 2024

Israel ha perdido la razón

 

Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La opinión de Málaga el 25 SEPT 2024 7:00

Hemos podido observar como unos soldados israelíes arrojaban cuerpos de palestinos desde una azotea, un acto de indignidad tal que deshumaniza

 

Efectivos del Ejército israelí durante una operación en el campo de Al Fara, Cisjordania. / EP

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Israel ha perdido la razón. Se ha convertido en un Estado que practica el terrorismo como forma disuasoria, en todo caso en un Gobierno terrorista, pues va sembrando el terror entre la población civil, porque una cosa es el Estado y otra el Gobierno de ese Estado. No tiene justificación esta destrucción y matanza indiscriminada que está ejerciendo sobre el pueblo palestino en Gaza y Cisjordania y ahora sobre Líbano, donde el número de muertes es terrible. Ante ello sigue sin inmutarse la ‘corte’ de Netanyahu, que muestran su cínica posición intentando explicar lo inexplicable y exhibiendo su dominio de la tecnología y la información para alcanzar sus objetivos. El pueblo israelita debe denunciar esta perversa actuación de su gobierno para evitar ser su cómplice.

Caerán muchos de los llamados terroristas, pero con ello vendrá la destrucción y la muerte de muchos inocentes. Algún que otro israelita no ve mal la desaparición de los niños al considerarlos potenciales terroristas del futuro y lo justifica como un acto preventivo sin percatarse que ellos, con su actuación, también está dando argumentos, más que suficientes, a los adoctrinadores del terrorismo islamista. En esta dinámica de guerra hemos podido observar como unos soldados israelíes arrojaban cuerpos de palestinos desde una azotea, un acto de indignidad tal que deshumaniza y deja manifiesta la crueldad de esos militares judíos. Al menos deberían ser respetuosos con los muertos…

Entiendo que la pelea con Hamás y Hezbolá es dura, y, a la vez, un fracaso humano de primera magnitud en tanto les resulta imposible establecer acuerdos de convivencia entra ambos pueblos, pero es que no parece haya disposición o intención de acabar con el conflicto de una forma razonable y razonada, sino desde la imposición del uno sobre el otro, provocando agravios de forma continuada. Son dos culturas incompatibles, de ahí que la solución sean dos Estados independientes.

En el fondo el problema es cuestión de geoestrategia mundial, por lo que los intereses de EEUU y occidente pasan por tener un control de la zona para neutralizar el influjo chino, en pura expansión, y ruso que, en connivencia con Irán y sus acólitos chiitas, juegan también a descomponer el orden vigente. Irán es una amenaza potencial para los intereses americanos y, lo que es lo mismo, judíos. El derrocamiento del último sah de Persia, Mohammad Reza Pahleví, supuso la conversión del país en una teocracia con ánimo expansionista dentro del conflicto larvado entre chiíes y suníes de Medio Oriente. La sangre ha corrido a raudales, y sigue corriendo, por diversos países según su alineación y quien le apoya.

Esta guerra interminable, que proviene de tiempo inmemorial, es la guerra de los pueblos del Libro Sagrado. Musulmanes, judíos y cristianos, beben de la Biblia, del Antiguo Testamento, que en lugar se sembrar la paz y el amor provoca la confrontación desde el dogmatismo intransigente.

Superioridad militar

Por otro lado, Israel, con un servicio secreto de solvencia más que contrastada y un ejército cuyo poderío militar es manifiestamente superior a cualquiera de su entorno, se siente como el gallo del corral y, además, con la contundente capacidad de responder ante cualquier ataque de sus enemigos, a los que no puede eliminar pero sí controlar ejerciendo su poder coercitivo. Su omnipotencia no se somete a control alguno de organismos internacionales. Los llamados ‘grupos terroristas’ para occidente son sacrificados guerreros para el mundo islamista, y el terrorismo practicado por Israel se convierte para occidente en un legítimo derecho a su defensa, como no podría ser de otra manera.

Pero el asunto es más complejo de lo que parece a simple vista. Si quieres controlar el futuro controla siempre el presente. Es decir, el problema es que Irán cabalga hacia una potencia militar de primer orden y eso significaría demasiado peligro para Israel, sobre todo si llega a poseer misiles con cabezas nucleares que podrían devastar la zona.

Posiblemente, para determinadas cabezas pensantes sin demasiados escrúpulos, se ha de hacer una guerra para destruir al potencial enemigo o, al menos, su capacidad para conseguir tan peligroso armamento. Y eso da qué pensar, porque para llegar a ello, o sea para hacer una guerra donde se pueda conseguir ese objetivo, se ha de tener una causa suficientemente poderosa que permita esa justificación. Todas las guerras se inician con actos de agresión del enemigo, incluso, en algunos casos, operaciones de falsa bandera al que se responde por legítima defensa. Hitler lo hizo con Polonia. España en Cuba pagó los platos rotos de una explosión del Maine que ella no produjo. EEUU respondió al ataque de las Torres Gemelas aquel fatídico 11 de noviembre, que desencadenó la invasión de Afganistán y la guerra de Irak con supuestas armas de destrucción masiva, que luego resultó una falsa y manipulada información de la que el propio Aznar aún no se ha desdicho.

Después de este razonamiento cabe una pregunta: Si el Mossad es tan bueno, ¿cómo es que no se percató de lo que estaban planificando los terroristas de Hamás para el 7 de octubre?, o si se percató ¿cómo no valoró la dimensión del acto terrorista e instó a la intervención del ejército judío para evitarlo? En todo caso, los hechos acabaron siendo un acto de guerra que provoca el conflicto. Si el conflicto se gestiona sin evitar ir a más, para acabar en una crisis de dimensiones regionales e internacionales, la confrontación con Irán se orientará a la destrucción de su arsenal y su capacidad para desarrollar armas nucleares. Al fin y al cabo de eso se trata, de neutralizar al enemigo y seguir con el control de la zona. Los ayatolas, temerosos, lo saben. Mientras tanto, Irán, seguirá utilizando a los integristas palestinos para mantener la tensión y usarlos como punta de lanza de su hostigamiento, e Israel continuará con su ya clásica actitud de potencia militar para aglutinar al pueblo judío en torno a un mandatario al que le esperan en el juzgado en cuanto deje de ser primer ministro. La guerra también salva a Netanyahu, esa especie de dios menor con habitación reservada en el averno de la cárcel, lo que provoca una perversa situación… luego, ya veremos.

 

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sábado, 21 de septiembre de 2024

Camino de Santiago, tesoros de la meseta

 

Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 21 SEPT 2024 7:01

No ha de sorprender que en esta tierra de profunda convicción cristiana florecieran impresionantes iglesias, cuasi catedrales, en localidades de escasa población, aledañas al Camino de Santiago

Claustro del Monasterio de San Zoilo. / A. Porras

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Acabo de volver de Carrión de los Condes, esa zona palentina por donde discurre el Camino de Santiago, llamado francés, cuna de la vieja España con impronta castellana, donde la cruz y la espada conformaban una simbología de su espíritu y pujanza en una misma pieza. Hoja afilada y empuñadura en cruz se daban en la Tizona del Cid y en las espadas cristianas, en confrontación con la cimitarra de Al Ándalus.

Son ya muchas las veces que hemos visitado la localidad de manos de nuestros amigos Pablo y Marisa, en algunos casos, como este, acompañando a otras amistades que pretendían conocer la zona y su rico patrimonio, sobre todo religioso, sin olvidar su gastronomía.

La inmensa llanura se presenta en el estío con un sol abrasador propio del clima continental: noches relativamente frescas y días de intenso calor. Zona de trigales donde, en primavera, el cereal semeja un verde mar que se ondula con el viento cuando el aire bate el trigo.

No ha de sorprender, pues, que en esta tierra de profunda convicción cristiana florecieran impresionantes iglesias, cuasi catedrales, en localidades de escasa población, aledañas al Camino de Santiago, donde el culto es manifiesto y constante a lo largo del trayecto, constituyendo una oferta de espacios religiosos para el acompañamiento espiritual del peregrino.

Nos ubicamos en el hotel Real Monasterio de San Zoilo, instalado en el excepcional monasterio homónimo, ya desacralizado, pero que mantiene su monumentalidad en toda su dimensión, perfectamente conservado, donde son visitables los antiguos espacios religiosos. Sorprendente es el claustro con su impresionante bóveda y la iglesia con las tumbas de la nobleza castellana donde, tras la invasión francesa, solo quedan los sepulcros vacíos. Para crear ambiente, suele oírse de fondo un canto gregoriano continuo, como un susurro que te transporta en el tiempo… En sus alrededores, en las afueras de la localidad de la que le separa el río Carrión, una inmensa arboleda, verde césped y algún que otro canal de agua fresca y cristalina, le dan un toque bucólico que te llena de sosiego, tan necesario en este convulso mundo.

Hoy, eludiendo mi habitual orientación, dedico este texto a esa zona y las localidades menos conocidas que visitamos, en mi caso por cuarta o quinta vez. He de decir que siendo un agnóstico convencido, me sigue llamando poderosamente la atención el arte religioso. En su presencia te ubicas en un tiempo histórico que justifica la magnificencia del poder eclesiástico y su influencia en una población sumisa a su fe y sus pastores, donde lo importante era la salvación eterna, siendo este mundo un valle de sufrir en el camino para ganar la eterna gloria de la mano orientadora del pastor.

Sorprende, cómo no, que en un lugar de escasos habitantes (75 en el censo de 2023), como es Támara de Campos, encuentres la monumental iglesia de San Hipólito el Real. De esta iglesia, de tres naves, además del impresionante retablo central y otros en capillas adyacentes de estilo barroco, destacamos la rejería y un singular órgano sostenido sobre una sola columna de madera, al que se accede a través de una sólida pasarela; también su púlpito, la impresionante pila bautismal y las bóvedas con nervadura gótica, en algún caso con estructura de lierne. En suma toda ella es una obra de arte que no se puede definir en su totalidad en pocas palabras.

Santoyo es otra pequeña localidad de 188 habitantes donde podemos ver la iglesia de San Juan Bautista, de la que destacamos su majestuoso retablo renacentista y la espectacular nervadura de sus bóvedas. Es muy habitual que al acercarse a una de estas villas quede uno asombrado por el impresionante volumen de su iglesia y las casas bajas del entorno que la hacen resaltar aún más.

De Frómista me permito reseñar la iglesia de San Martín, de un románico ejemplar y la iglesia de San Pedro. Muy cerca son visitables las esclusas del Canal de Castilla, navegable para el turismo en algunos tramos.

En Villalcazar de Sirga conjugamos el yantar con el arte, tras visitar la iglesia de Santa María la Blanca, que no te has de perder si pasas por allá, con sus tres sepulcros góticos, su retablo mayor y sus altas bóvedas, es todo un tesoro de arquitectura religiosa. Degustamos un excelente lechazo, en el Mesón los Templarios, como ya es habitual cada vez que visitamos la localidad.

Respecto a Carrión de los Condes, además del monasterio de San Zoilo ya referido, es resaltable la portada románica y el Pantocrátor y Tetramorfos de la iglesia-museo de Santiago, la iglesia parroquial de Santa María del Camino, la más antigua de la localidad (1130), con su pórtico sur de puro románica y un interior que te deja boquiabierto. Su oferta se completa con sus calles y plaza, casas señoriales blasonadas, y otros edificios religiosos como la iglesia de San Andrés, San Julián o la iglesia de Nuestra Señora de Belén que, ubicada sobre una atalaya al borde del río, te permite una visión espectacular del atardecer y de la comarca oeste al margen derecho del río Carrión.

No quiero dejar de aludir a la visita a Saldaña, algo más al norte. Alberga un museo con los restos arqueológicos de la Villa Romana de la Olmeda, que también visitamos. Pero lo más espectacular son la Plaza Vieja de Saldaña, porticada con pilares de madera, donde se han celebrado corridas de toros, la Plaza del Marqués de la Valdavia, con una construcción típica castellana que conjuga la tirantas o vigas de madera y el ladrillo, y las fachadas del palacio de los Valdavia.

Desde allá nos desplazamos, también, a visitar las tres capitales más próximas, como son: León con su catedral iluminada por los rayos de sol que la inunda de policromía a través de sus impresionantes vidrieras, como un sueño de luz. La basílica de San Isidoro es otra maravilla con sus pinturas románicas en el panteón de los reyes, cuyo techo es calificado como la Capilla Sixtina del románico. No queda mal una visita al barrio húmedo para degustar su morcilla y su vino de uva autóctona Prieto picudo.

Qué decir de Burgos que ya no se haya dicho, de su catedral de puro estilo gótico, tan majestuosa, donde podemos observar el retablo de Gil de Siloé de la Capilla de Santa Ana, la tumba del Cid Campeador y su curioso y famoso Papamoscas, en todo un conjunto artístico ejemplo singular del gótico francés.

Visitar Palencia vale la pena, aunque sea solo por conocer a la ‘Bella desconocida’. Así se denomina a su impresionante y sorprendente catedral dedicada a San Antolín. Es la tercera más grande de España en cuanto a superficie, aunque carece de fachada principal propiamente dicha. En la cripta te sorprenderán los restos de un templo paleocristiano, prerrománico; justo al lado podemos observar una capilla visigoda mandada construir por el rey Wamba para conservar los restos de San Antolín.

Concluyo resaltando la impresionante oferta de arte y arquitectura religiosa de la que puede presumir nuestro país. En este caso del Camino de Santiago, predominan los estilos románico y gótico con elementos decorativos renacentistas, barrocos y neoclásicos. El camino sigue en septiembre muy transitado, lo que garantiza una buena cosecha económica para los negocios que viven del mismo.

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miércoles, 18 de septiembre de 2024

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 Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 03 SEPT 2024 7:00

El Gobierno israelí se ha pasado varios pueblos. Sus ataques indiscriminados y demoledores han destrozado Gaza, su infraestructura, hospitales, colegios, edificios públicos...

  

Palestinos frente a un edificio residencial destruido por el Ejército de Israel en la ciudad de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza (archivo) / Europa Press/Contacto/Rizek Abdeljawad

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Se nos está encalleciendo el alma. Aún recuerdo el impacto a nivel mundial que produjo la imagen de Aylan, el niño sirio aparecido ahogado en una playa de Turquía, hace ya algunos años; no sé si el lector lo recuerda. Un mundo compungido gritó desesperado contra la injusticia y la desgracia, la compasión afloró por doquier y se pidió justicia y el resurgimiento de la humanidad en una sociedad que cabalgaba hacia la deshumanización.

El tiempo lo cura todo, incluso la sensibilidad humana ante la desgracia ajena, pasando a la indiferencia a base de ver en el día a día tanta desgracia. Es un mecanismo de defensa, una forma de luchar contra la disonancia cognitiva que puede atormentar nuestras mentes llevándonos a la infelicidad, por ser tan lúcidos, empáticos e informados. La verdad, en este caso, no te hará libre, sino preso de la angustia que genera tanta maldad en una sociedad de la que formamos parte. Buscas el punto de fuga de este cuadro imperfecto, pero no consigues escapar y aflora el letargo de la sensibilidad.

Ahora, cada día, la tele nos regala terroríficas imágenes de niños muertos, de madres desesperadas que los lloran, de padres que corren con sus cuerpos destrozados buscando poder salvarles la vida en un hospital que ya no existe. Nos muestra la destrucción de calles y casas, la sangre y la maldad del ser humano que la provoca. Ucrania y Gaza, y hora Cisjordania, conforman lo más visible, pero ya estamos vacunados y lo vemos como una película de ficción. Israel está en el ajo, en el ojo del huracán… pero también hay otros desalmados que dan soporte y sustentan los conflictos.

A Israel siempre se le ha considerado un Estado democrático, con lo que se instala una complicidad entre Gobierno y ciudadanos de tal forma que la responsabilidad final, aunque sea del Gobierno, afecta al pueblo. Eso sí, el pueblo no es responsable directo de los actos de su Gobierno, para lo que el sistema le otorga la posibilidad de revocar, con su voto en las próximas elecciones, su confianza en quien no ejerce la gobernanza con arreglo a las leyes y derechos que sustentan la filosofía e ideología política desde el ejercicio de una justicia humanista.

Lo que está ocurriendo en Israel bajo el auspicio de su Gobierno pone en tela de juicio el ejercicio de la democracia. El pueblo de Israel, por definición, ha de ser un pueblo civilizado, integrado en los países del entorno democrático con los que se relaciona, que imponen como condición, entre otras, la defensa y el respeto de los derechos humanos.

El hecho que nos toca analizar en estas fechas es controvertido, pues, tras el terrible y condenable ataque terrorista sufrido por Israel en octubre pasado, era lógica y legítima una reacción por su parte. La cuestión radica en esa proporcionalidad de su respuesta, siendo condicionada, en un principio, por el impacto de aquella matanza en el ánimo de todo un pueblo, lo que, cuando se considera desde la emoción, te lleva a practicar la venganza antes que la justicia, haciendo pagar a justos por pecadores. Pero, permítaseme un inciso, hay una enigmática pregunta: ¿Hasta qué punto el MOSSAD sabía lo que iba a pasar, o fue tan incompetente que no detectó nada y no se pudo evitar el acto terrorista de Hamás?

En este caso, la realidad, es que el Gobierno israelí se ha pasado varios pueblos. Sus ataques indiscriminados y demoledores han destrozado Gaza, su infraestructura, hospitales, colegios, edificios públicos y un sinfín de viviendas de gente inocente, como un efecto colateral, que parece buscado, muy superior a lo razonable, tal como he comentado al inicio.

Su objetivo no es solo acabar con Hamás, que le va a ser difícil con esa estrategia que siembra el odio cultivado por los propagadores del terrorismo de este y otros grupos, sino someter desde el miedo al pueblo palestino o acabar con él como tal. Ya son más de 40.000 los muertos ocasionados por las bombas y armas del ejército, de los cuales muchos serán terroristas, por supuesto, pero la inmensa mayoría son niños, mujeres y gente de a pie, ciudadanos normales a los que aterrorizan y les hacen ir de un lugar a otro a su antojo arrastrando su miseria y pobreza. Indudablemente el pueblo gazatí y ahora, por extensión, en la Cisjordania ocupada, viven bajo la amenaza y el terror.

Ya es opinión muy extendida, a nivel mundial, que Netanyahu ha superado determinadas líneas que lo sitúan como presunto actor o inductor de crímenes de guerra. No podemos decir que Israel es un Estado terrorista, pero sí podemos reseñar que su Gobierno, con sus decisiones, siembra el terror entre la población civil palestina, lo que le acerca mucho a ese concepto. El Estado de Israel, los ciudadanos que lo conforman y que, con su voto han elevado al poder a este señor, no pueden ser cómplices de esta barbaridad, no pueden apoyar a una Administración que ejerce el terror como arma de guerra, con todo lo que conlleva de destrucción, sufrimiento, humillación y muerte de gente inocente.

La necedad, o determinados intereses personales o de grupo, nos pueden llevar a una espiral difícilmente controlable a través de una escalada simétrica que dará al traste con toda la humanidad al entrar en un conflicto de orden superior. Las tensiones larvadas, que desde hace tiempo se enmascaran, por el dominio de un nuevo orden mundial ante el surgimiento de nuevas potencias y la geoestrategia que ello comporta, tienen finas costuras que saltarán por los aires ante la mínima oportunidad de tensión y discordia global... y en ello ya estamos.

Parece que el Gobierno israelí, de momento no hablo del pueblo, está interesado en ir cada vez más lejos, juega fuerte, tal vez porque se siente vigorosamente protegido por el imperio dado el poder económico que ejercen sobre el mismo. Ya ha demostrado que no está por la labor de asumir los postulados de la ONU y los dos Estados, lo quiere todo bajo la filosofía del más puro sionismo revisionista del partido Likud y el del religioso del Mafdal… el Gran Israel Bíblico; pero hay otras alternativas de otros grupos sionistas que predican la convivencia entre los dos pueblos. Se ha de comprender que este no es el camino para la paz, sino para perpetuar la guerra y el sufrimiento, pero, sobre todo, el ciudadano de Israel, que vive en ‘democracia’, debe desmarcarse de los actos reprobables de su Gobierno para evitar convertir a su país en un Estado que ejerza acciones terroristas, creo que es una cuestión de conciencia individual y colectiva.

No podemos olvidar que «la paz impuesta no es paz, sino sumisión del vencido. La paz verdadera es la que consensua la convivencia en libertad». Lo más importante, como ya escribí en una ocasión sobre el tema, es que cambien los actores porque estos ya conocemos que no saben o quieren hacerlo al estar tan contaminados por el odio. Mientras tanto, ¿seguiremos tapándonos los ojos y oídos ante tanta desgracia para esquivar esa disonancia cognitiva? ¡Se nos está encalleciendo el alma! Nuestra sensibilidad humanista se aletarga…

 

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martes, 17 de septiembre de 2024

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Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

Publicado en La Opinión de Málaga el 11 SEPT 2024 7:00

 

Donald Trump participa en su charla con Elon Musk en X. / Margo Martin / Reuters

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La vuelta al cole en el mundo de la política es la vuelta a lo mismo, no cambian de curso, por lo que no observamos proceso evolutivo significativo en cuanto a actitudes y conductas, o a estrategias y asunción de responsabilidades. Parece que el verano no ha sido reflexivo, al menos en sentido positivo, para llevar a la ciudadanía el sosiego que requiere para hacer del país una nación feliz y de pacífica convivencia.

Posiblemente sea así porque no es ese su objetivo… me refiero a lograr la felicidad del ciudadano, sino el acceso al uso del poder para otros fines ocultos mucho más elevados. Decía Noam Chomsky que: «La población general no sabe lo que está ocurriendo, y ni siquiera sabe que no lo sabe». Esas es la sensación que yo tengo cuando escucho a los políticos en esos debates absurdos, a veces insulsos, infantiloides y perfectamente orquestados para llamar la atención sobre algo de importancia relativa y detraer del debate lo verdaderamente trascendente, o aquellas otras cuestiones de las que prefieren no hablar porque el cieno que las esconde les saltaría en la cara.

Esto, que casi siempre fue una constante en el mundo de la política torticera y manipuladora, no deja de ser una estrategia, una burda manipulación donde caemos los incautos, que nos dejamos llevar por los toques de rebato de los pastores o guías que nos marcan el camino, al que respondemos como hooligans incondicionales; seremos sus seguidores digan lo que digan o hagan lo que hagan… Trump se permitió decir que podría disparar en plena calle a una persona y no perdería un voto.

Pero el tema es más grave de lo que parece. Nos jugamos más de lo que se aprecia y, en determinadas esferas, juegan a otra cosa, a otra guerra, para lograr objetivos elevados que cambien el sistema. Se trata de diseñar y construir un futuro que ahora parecería una distopía, pero que en realidad, si consiguen que la gente lo digiera y lo tolere, acabará asimilándolo, plenamente sumisa, insertándose en ese proyectos al que ya han definido con un toque de locura ciertos políticos como Milei (con su anarcoliberalismo). Incluso, empiece usted a temblar, el propio Elon Musk propone, con esa carita de niño travieso, pero a la vez impasible, sonrisa insolente y mirada aviesa (transcribo de msn.com/es-es/noticias): «Elon Musk plantea la idea de sustituir la democracia por un gobierno liderado por ‘machos alfa’». A la par que sostiene que nuestra civilización está en juego… un juego en que él y todos los combativos colegas del mundo financiero globalizado andan sentados a la mesa del envite a ver quién gana más en la partida. De momento el disruptivo Trump le propone para ordenar su administración si gana las elecciones. La cosa, como puede verse está fea, el juego se ha iniciado y nos quieren desprender del poder soberano que la democracia nos otorga.

Ejerciendo el razonamiento abductivo, entiendo que han iniciado, ya hace algún tiempo, un proceso de DECONSTRUCCIÓN. Deconstruir, según el diccionario de la RAE, aplicado a la literatura, es: «Deshacer analíticamente algo para darle una nueva estructura», también, en sentido figurado, aplicado a otros ámbitos. Apliquémoslo pues a la política.

El futuro viene marcado por un proceso evolutivo galopante, de la mano de la ciencia, el conocimiento, la tecnología y la gestión de datos con la llamada Big data, donde la Inteligencia artificial será determinante, incluso, en parte, sustituyendo a la humana. Estamos, pues, metidos de lleno en la Cuarta Revolución Industrial, término acuñado por Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, en el contexto de la edición del Foro Económico Mundial 2016. En este orden, el concepto humanismo pierde su sentido para entender el ser humano como servible al sistema que será el eje principal de la existencia, donde esos machos alfa dominarán el mundo, con su inteligencia superior apoyado en la artificial, mediante recursos tecnológicos inimaginables bajo nuestro limitado conocimiento actual.

El problema es el sistema democrático y la estructura social, los Estados y fronteras, el sistema de elección de la gobernanza, el reconocimiento y ejercicio de la soberanía popular, la ética, la moral y los principios de esta nuestra cultura como la libertad, la igualdad, la fraternidad y solidaridad, junto a la justicia social (a la que Milei califica de aberración). Valores anacrónicos para ellos, que solo son un freno al progreso entendido a su manera, etc. que son los que ponen el ronzal o condicionan al mercado libre. Mercado que, para su bien entender, no debería tener cortapisas, salvo las que se desprendan del combate entre los propios mercaderes y la necesidad de regularizar el mismo; o sea, un mercado darwinista donde el poderoso se impone y el que no pueda que arree. El nuevo mercado de los yuppies financieros de los años 80 elevado a la enésima potencia.

Por tanto el proceso de deconstrucción consistiría en descomponer, analíticamente, el sistema para, una vez aislados los principios que los sustentan, proceder a redefinirlos para reconstruir otro donde los valores renovados permitieran el nuevo orden, donde el macho alfa pudiera dominar en una sociedad de sumisión e integración en una estructura funcional perfectamente orquestada. Una sociedad donde el que no sirve se elimina, o margina, por una u otra vía, y el que sirve se aprovecha e inserta para mayor gloria del propio sistema y de los intereses de quienes lo gobiernan.

Para ello, ¿habrá que destruir lo ya construido para reconstruirlo con las nuevas tecnologías? ¿Será necesaria una tercera guerra mundial para que desaparezca lo viejo y sobre las cenizas reconstruir el gran proyecto de su propio Sion? Con tanto miles de millones de habitantes ¿es sostenible el planeta?, ¿habrá que eliminar a parte de ellos mediante esa guerra? Terrible tesitura que nos ha de poner alerta…

Puede que ya estén construyendo las bases para llevar a término la distopía que describe el escritor británico Aldous Huxley, en su novela ‘Un mundo feliz’, publicada ya hace casi un siglo (1932). Elon Musk debe habérsela leído y nos habla de los Alfa para dirigirnos. Tal vez no tarde mucho en llegar la socialización del niño desde el uso de la hipnopedia o por otro sistema más acorde con las nuevas tecnologías.

¡Cuidadín!, nos distraen con cosas de orden menor y cotilleos mientras siguen con sus hojas de ruta. «La población general no sabe lo que está ocurriendo, y ni siquiera sabe que no lo sabe»… pero las siguientes generaciones ya se enterarán si no somos capaces de reconducir la situación. De momento hay muchos interesados en destruir para reconstruir, es un buen negocio si lo hacen ellos… y eso da miedo.

 

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viernes, 6 de septiembre de 2024

¿Quién salvara a ese chiquillo?

 

Opinión: Publicado en Euromundoglobal el viernes 6 de septiembre de 2024

https://www.euromundoglobal.com/noticia/431422/opinion/quien-salvara-a-ese-chiquillo.html

 

¿Quién salvara a ese chiquillo?

 

Desconfía de quien dice: “O estás conmigo o contra mí”, pues solo pretende arrebatarte la libertad.

Por Antonio Porras Cabrera

Aunque este título suene a verso de Miguel Hernández y su Niño yuntero, encaja perfectamente en la preocupación que hoy deberíamos tener los adultos. Pero el ser humano está pasando de ser un sujeto inteligente y consciente a torpe e inconsciente.

O tal vez fue siempre como es y son las malas influencias, los adoctrinamientos, la creación de actitudes y conductas propiciadas por un determinado contexto, un ambiente y entorno enmarcado en la cultura social del momento, en lo que solemos llamar el espíritu de los tiempo (el Zeitgeist del pensamiento hegeliano), que, al fin y al cabo, determina el marco de la ideología prevalente. En el fondo no es más que una forma de entender y vivir la vida, en un momento dado, bajo una ética y moral maleables sujetas a la influencia de las formas e ideas imperantes para crear una sociedad acorde a determinados intereses de grupo.

En este tiempo enrarecido estamos asistiendo a un esperpento social, a la irracionalidad perversa que nos manipula con bulos, posverdades, desorientaciones y despistajes. Digo despistaje porque mientras centran el conflicto y el debate en una cuestión de orden inferior, están trabajando en conseguir algo superior para sus intereses. Y caemos ingenuamente en esa distorsión. Estamos enfrascados en el debate callejero sobre la legalidad de la amnistía, que ya se encargará el Tribunal Constitucional de dilucidarlo, mientras los problemas domésticos se agravan día a día. Las listas de espera en sanidad se disparan, nos cuelan estrategias planificadas de desensibilización para que entre sin dolor la privatización, o nos desvían del tema principal centrándonos en el secundario mientras ellos esconden detrás todas sus miserias…

Hasta ahora, que yo sepa, no se ha infringido la ley que sustenta el sistema democrático. Todo se ha hecho con respeto a la Constitución, por mucha especulación que haya. El proceso electoral fue limpio, el resultado claro y los pasos seguidos para formar gobierno se ajustan a lo establecido; o sea, el Gobierno lo alcanza quien recaba mayor número de apoyos parlamentarios, entendiéndose que igual vale un parlamentario de la extrema derecha que de la extrema izquierda pasando por el centro. Todos los parlamentarios están reconocidos y avalados por la propia Constitución.

Eso no quiere decir que no se puedan, incluso deban, manifestar las divergencias, más bien al contrario, pero siempre reconociendo que el ejercicio del poder le corresponde a quien gobierna, ya sea gobierno central o periférico. Ese es el juego democrático, incluida la lealtad constitucional de la propia oposición.

El político, al que se le supone el honor de ser un servidor del pueblo, debería ser ejemplo para la ciudadanía; ejemplo de cordura, de sentido común, de respeto a las leyes y referente conductual para el debate ciudadano. Sin embargo estamos asistiendo a todo lo contrario. Son habituales las descalificaciones, los insultos, las incongruencias argumentales y, sobre todo, la capacidad para detectar la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. Estamos en una etapa de política excesivamente tóxica, enrarecida y peligrosa, donde todo podría irse al traste si no andamos con cuidado. Eso quiere decir que nuestros políticos no están a la altura y pierden el sentido de Estado para enfocarse en su propio ombligo, lo que es tremendamente peligroso para el sistema.

A uno le sorprende, siendo defensor a ultranza del respeto al derecho de manifestación, faltaría más, que el mundo de la política, en general, no haya dejado claro el rechazo a la forma y fondo en que se actuó en el cerco a la sede del PSOE en la Calle Ferraz. La función de la manifestación es la expresión de un sentimiento o idea y no el intento de revertir resultados electorales recién salidos de las urnas. Otra cosa es que esas denuncias lleven a los gobiernos a perder votos en las próximas elecciones por cambio en la voluntad ciudadana.

Aquí no vale aquello de “Hundamos al país para que echen a estos y vengamos nosotros a salvarlo con arreglo a nuestros intereses”. Ya dijo algo parecido el Sr. Montoro hace algunos años.

El deterioro y la desafección política se ven progresar día a día. Tenemos referentes extranjeros muy preocupantes, como son Trump y Bolsonaro con salidas esperpénticas y peligrosas, incluyendo el asalto al Capitolio instigado, según se va viendo, por el propio Trump y sus seguidores, por no aludir al mayor esperpento de la democracia que es ese señor de la motosierra con cara de loco irracional y tremendamente peligroso para la libertad en una sociedad humanista y solidaria. La injuria, la ofensa, el desprecio, el escarnio y la agresividad como de expresión política, el insulto en boca de presidentes o presidentas de comunidades y el cinismo en su explicación dejan mucho que desear.

El problema, bajo mi modesta opinión es grave. Esta gravedad obliga a la ciudadanía a pensar, a ejercer el sentido común, dejando de lado, dentro de lo posible, el sesgo confirmatorio; o sea, dar crédito a lo que dicen los suyos y descrédito a lo que dicen los otros. Por tanto debemos tener criterio para centrar los problemas en su justo término y no dejarnos arrastrar por intereses espurios de políticos venales.

Creo, sinceramente, que tras casi 50 años de democracia no hemos sido capaces de formar a ciudadanos políticamente responsables con mentalidad democrática. Empezando por la escuela. Necesitamos incluir en el perfil formativo del niño los valores democráticos de respeto, tolerancia con lo divergente y la capacidad de gestionar el debate constructivo neutralizando a los elementos tóxicos que potencian la confrontación y la descalificación. La patria es de todos y no de unos cuantos que pretenden apropiársela.

Por tanto, como decía al principio, ¿quién salvara a ese chiquillo del peligro que le acecha?


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