jueves, 21 de mayo de 2015

Reflexiones para antes de votar


Hoy, cuando se aproximan las votaciones del próximo día 24, me quiero parar a reflexionar. Sí, a practicar ese extraño deporte tan ausente en nuestro cultura española sometida y secuestrada por los grupos de poder oligárquicos y religiosos, que nos llevan, desde tiempo inmemorial, por la senda de sus intereses, por el camino del sufrir y el servir a Dios, a la Patria y al Rey. Buscan y cultivan gente sumisa, y los llevan a su misa para comerles el coco desde el púlpito o tribuna, para hacerlos seguir en el redil predicando el sufrimiento, la obediencia, la pobreza… como forma de elevar el espíritu que ganará el cielo. Qué osadía la suya, que solo se sustenta desde la ignorancia de los pueblos.

Pero, en fin, darle más vueltas a eso no tiene ya casi sentido, pues el sumiso ha sido sometido mediante la inoculación de un pensamiento enquistado, resistente a la argumentación lógica, basado en el dogma y en la fe inquebrantable en sus ideales irrefutables. Son permeables a la prédica de sus amos, pero no a la de los otros, que son grupos y sujetos totalmente rechazables, anatemizados y proscritos como herederos de los males de la España Imperial, contrarios al orden y los principios que sustenta nuestra sacrosanta cultura.

Yo quiero romper con eso y, exigiéndome un acto de libertad responsable, iniciar un proceso racional que me lleve a clarificar y separar a la buena gente, que también la hay en política, de la chusma manipuladora que me engaña. Lo malo de todo esto, y hemos de aceptar como demócratas, es que un impresentable se nos colará porque otros sujetos, más o menos impresentables, cómplices o indolentes, lo acabarán votando. Una democracia que se preste debería establecer normas claras para eliminar de la batalla democrática que se libra con programas, contratos sociales y compromisos con los ciudadanos... evitando que el incompetente acabe siendo elevado a la categoría de representante de la ciudadanía. Si la señora Aguirre, por poner un ejemplo, ha demostrado su incompetencia eligiendo a sujetos corruptos en su equipo, que han succionado las arcas públicas en beneficio propio, debería ser inhabilitada para el ejercicio de la administración pública. Si ha defendido, según ella, la transparencia exigiendo las declaraciones de hacienda a los demás, no cabe que se irrite y denuncie a quien haya filtrado la suya, donde consta que ganó 369.000 euros por "cazar talentos" (curioso, el talento era una moneda que circulaba desde tiempos anteriores a los romanos)… y así todos los demás. Decía Felipe González que hay que diferenciar entre el político que mete la pata con sus decisiones equivocadas y el que mete la mano para robar. Cierto, pero mientras que el que mete la mano ha de ir a la cárcel y devolver la pasta, el que mete la pata ha de ser inhabilitado por incompetente. Lo malo de esto es que quien vota a otro asume como es el otro, es decir, se identifica con él y se hace cómplice  y corresponsable político de sus actos. El que vota  un incompetente a sabiendas muestra su incompetencia, pero el que vota a un corrupto a sabiendas, muestra su calidad de corrupto.

Pero, centrándonos en el asunto, ahora andamos sometidos a un continuo bombardeo por parte de los políticos de turno. Los medios de comunicación, la propaganda, sus discursos, sus tertulianos afines, sus militantes, etc. se empeñan en hacernos ver blanco lo que es negro. Alerta pues, amigos, que nos quieren engañar con promesas falaces, con propósitos utópicos, con discursos demagógicos, con… poca vergüenza. Buscan alianzas insospechadas, pagadas o no, quién lo sabe, para contar con el apoyo de gente que tenga la credibilidad que no tienen ellos. No deja de sorprender que una moja que se define "mosca (monja dice ella) cojonera", como Sor Lucia, esa argentina que domina el histrionismo escénico, muchas veces cargada de razón, acabe comiendo en la mano y en la mesa de un Mas claramente contrario a su prédica (esperemos que no en la cama, en sentido figurado, pues acaba de pregonar que está enamorada de él). Qué barbaridad, que incongruencia... las moscas (monjas) cojoneras, también en sentido figurado, sirven para tocar los cataplines a los que ejercen el poder, no para alabarlos… para mí, sor Lucia ya no luce, ha pasado a formar parte del elenco de sujetos que buscan la fama a través de la tele para dar satisfacción a su egocentrismo, a su narcisismo (en este caso argentino) tan propio de los predicadores “salvapatrias”, encantadores de serpientes, que gozan de su poder de influencia sobre las masas. La borrachera de éxito predicador le ha causado una mala pasada y se le vio el plumero. El señor Mas, para mí, es un claro representante de la derecha más conservadora y defensora de los intereses capitalistas, un neoliberal que defiende y gestiona las políticas de mercado en contraposición a los intereses de la ciudadanía, sea catalán o no, se identifique con España o no. Eso es secundario en este caso. Al PP y a CIU les separa la concepción administrativa del Estado, pero no las ideas de mercado que comparten.

Esta mañana he decidido dar un paseo por mi ciudad. Está bonita Málaga… vamos, me refiero al centro y a la zona del puerto… limpia adornada, incitando a pasear entre carteles sobre el cáncer y la AECC en la calle Larios. Mucho dinero se ha invertido para lograrlo. La gente solo ve lo que hay a la vista, pero no ve lo que hay detrás. No obstante, negar que esa zona de mi ciudad es espléndida, que es un maravilloso reclamo turístico, que da gusta deambular por ella y gozar de la oferta de ocio que hay localizado allá, sería insensato y estúpido por mi parte. Los comerciantes y lugares de ocio, como bares y restaurantes, están de suerte pues les han dado un marco potenciador de su oferta, a costa, claro está, del resto de ciudadanos de Málaga, ya vivan en el centro o en la periferia. Málaga y su centro han ganado bastante y yo, al igual que muchos de sus ciudadanos y visitantes, disfrutamos de esa imagen que, en comparación con la que tenía hace 30 años, ha cambiado radicalmente. Otra cosa sería ver si se podría haber hecho aún mejor... Cuando he vuelto a mi barrio, me he topado de nuevo con la cruda realidad. Papeles y colillas por el suelo, cacas de perro (a pesar de que se ha mejorado la limpieza en tiempo de elecciones, como suele pasar), aceras con un pavimento en mal estado y un muy mal gusto decorativo con el mobiliario urbano y su arquitectura... no es lo mismo un árbol frondoso que te ayuda a combatir el calor del verano malagueño con su sombra placentera, que no es poco, que un macetón con un arbolito enano que solo sirve de adorno en plan maceta de patio. 

En fin, volviendo al tema, en las elecciones, solo se nos quiere presentar los logros, pero no el coste y los fracasos. Luego, uno, tiene que aventar el trigo de la paja y ver lo que hay detrás de todo para que no te engañen. Un alcalde, como el de mi ciudad, puede salir por la tele todos los días y dar su discurso partidista, pero es nuestra responsabilidad verlo con espíritu crítico, y leer entre líneas… y para leer entre líneas, bajo mi punto de vista, se han de fraguar una serie de preguntas que nos sitúen en la realidad:
  1. ¿Quiénes son los más beneficiados con su política de gestión e inversión?
  2. ¿Qué grupos y tendencias ideológica, religiosas y de ocio acapararon el mayor monto de subvenciones y ayudas municipales?
  3. ¿Cómo está el Centro y los lugares donde viven los pudientes y cómo está la periferia donde viven los trabajadores y clase media y baja?
  4. ¿Cómo evolucionó la plantilla de trabajadores municipales y quienes fueron copando los puestos de trabajo?
  5. ¿Cuánto inepto, incompetente e innecesario sujeto acogen esas plantillas?
  6. ¿Hay nepotismo en la adjudicación de las plazas utilizando subterfugios, enchufes y apadrinamientos?
  7. ¿Cuántas plazas se han creado y se pagan de asesores y consejeros del ayuntamiento y sus miembros para ejercer la administración? La capacidad y competencia de un político es inversamente proporcional al número de consejeros y asesores que necesite. Por tanto si necesita de consejeros es mejor que se plantee su incompetencia y no se presente a las elecciones, sino que lo haga el otro competente.
  8. ¿Cuánto ha costado la gestión de todo ello?
  9. ¿Se observa sospecha de favoritismo o trato preferente a grupos afines en la contratación de obras o servicios?
  10. ¿Se sospecha que pudiera haber utilizado el dinero público para financiar a su partido, favorecer a su grupo, a sus amigos o para enriquecerse personal o familiarmente?
  11. ¿Qué deuda encontró el alcalde en el ayuntamiento y qué deuda nos deja?
  12. ¿Qué pudo hacer con ese dinero mejor que lo que hizo? Es lo que en economía se llama coste de oportunidad.
  13. ¿Existe una administración transparente que despeje la sombra de la sospecha sobre los gestores y garantice su integridad y honra?
  14. ¿Está cerca de la ciudadanía en su conjunto, y no de su partido, recogiendo las sugerencias e inquietudes de los vecinos para resolver mejor su problemática?
  15. Y finalmente… ¿Es un sujeto, o sujeta, manipulador, demagogo, sospechoso de mordidas tanto él como su equipo,  que engaña y no cumple con el programa que pactó con la ciudadanía que lo votó?

Estas quince preguntas que me hago y que os propongo haceros, aunque seguro hay muchas más que cada cual debe asumir para clarificar sus ideas, son extensibles a todas las ciudades de España y a toda actividad política administrativa. Yo, de momento, tengo mi balance elaborado y os aseguro que son pocos los alcaldes que se escapan de una revisión crítica de su gestión. Tal vez haya llegado el momento del cambio, pues nuestras ciudades y nuestro país han mostrado que se le dio la espalda al ciudadano y sus intereses, beneficiando a determinados grupos en detrimento de otros.

En todo caso, podríamos reducir tanta pregunta a dos exigencias:

  1. Que sean honrados y cumplan sus programas sin robar, pues ejercen su función por delegación de la soberanía popular.
  2. Que piensen en los ciudadanos antes que en cualquier otra cosa, pues son los que les votaron.
Dado que existen tantos elementos de análisis con un componente subjetivo, por falta de datos comparativos que pudieran ayudarnos a comprender la situación y dirimir nuestro voto, me permito colgar algunos respecto a las ciudades más importantes de nuestro país, incluyendo, muy especialmente, la mía. Esta información, correspondiente a la deuda de los seis ayuntamientos más poblados de España, está sacada de internet y es referida a finales de 2012.  (para verla con más precisión Cliquear aquí)

Deuda per cápita:

Obsérvese la deuda de las principales ciudades de España a finales de 2012. Sorprendentemente, mi ciudad está la segunda detrás de Madrid. Entre mi señora y yo debemos más de 2600 euros.

Deuda global por ciudades. (Evolución de 2000 a 2012):



Mi ciudad ha pasado de 198 millones de euros en el año 2000 a 748 en 2012. Ha sufrido un incremente de un 377 %. Es decir que cada euro se ha multiplicado por 3,77.

Y para finalizar, presento cómo ha evolucionado la deuda de Málaga en los últimos 12 años, siempre desde la fuente de referencia mencionada.



En fin, dejo los datos y que cada cual saque sus propias conclusiones, no es mi intención influir tendenciosamente en nadie, sino ayudarle a pensar y razonar sobre su voto y su compromiso social con el resto de la ciudadanía y convecinos de su lugar de residencia, sea el que fuere. 



viernes, 8 de mayo de 2015

Ábrete Sésamo


Me viene a la memoria una de las historias o cuentos más leídos y comentados  de las Mil y una noches, esa fantasía escalonada que permitió a su relator vivir mientras tuviera materia y relato para mantener el interés de su verdugo. Mil y un cuentos que le sostuvieron la vida.

¿Y por qué me viene ahora, precisamente, este recuerdo a la mente? Ábrete Sésamo era la frase mágica, la clave, o lo que hoy sería llamado el PIN de acceso a la cueva de Alí Babá y sus cuarenta ladrones. ¿Será porque ha comenzado la campaña electoral para las municipales y autonómicas?  Es posible que así sea. Todos quieren que les demos el PIN de acceso a las instituciones con nuestro voto para poder decir en sus plenos y gobierno el “Ábrete Sésamo” que permita el acceso  a la cueva. Pero una vez dentro, la pregunta que nos hacemos es ¿qué hará cada cual? Pueden seguir robando el tesoro de la ciudadanía… o pueden limpiar y adecentar esa cueva para hacerla habitable, honrada y almacén garante de los intereses del pueblo. Ese es el dilema. En quién confiamos para que sea esto último y no lo primero.

Estamos acostumbrados a desayunarnos cada día con una dosis, que ya va siendo sobredosis, de corrupción, de latrocinio, de los que no solo meten la pata con sus errores, sino la mano con sus conductas que, a la vista de la reincidencia sistemática, podríamos catalogar como cleptómanas. Quien mete la pata, quien se equivoca en sus decisiones políticas se descalifica para ejercer el gobierno de los pueblos y debe marcharse y dejar a otros más competentes, pero quien mete la mano debe ir a la cárcel por ladrón y devolver lo robado y ser condenado por sus actos sin distinción, clase o casta. Aquí, en este país de picaresca, siempre se dijo: “No me des dinero, ponme donde haya” es decir, dame el poder de controlarlo que ya veré yo qué hago…

La campaña, al menos bajo mi punto de vista, tiene su mayor sentido para los que aparecieron, para los nuevos o emergentes, que aún no han establecido sus compromisos claramente, por lo que nos gustaría saber qué pretenden hacer, cuál es su programa y después, desde una interpretación subjetiva, valorar su nivel de credibilidad. Ahora, estamos en el momento de las mentiras, de las promesas a no cumplir con la excusa posterior de lo que fuere. Eso lo hemos vista en esta legislatura de principio a fin. Siempre la culpa acaba siendo de los demás, y cuando se les coge en un renuncio se revuelven, manipulan la información y tiran pelotas fuera de la mano de sus venales colocados en sus medios afines. Son esos impresentables, algunos llamados periodistas, que trabajan para ellos, que magnifican la paja en el ojo ajeno y tapan la viga en el propio. Son tertulianos que se definen periodistas, deshonrando a la profesión, pues se comportan como políticos defendiendo ideologías sectarias, que les lleva a perder la objetividad que debe mantener el periodista cuando debate.

Ahora es peligroso ver la tele. Saben más que nadie de comunicación, de manipulación informativa y de creación de opinión pública. Maximizan lo que les interesa y minimizan lo que no. Saben que una mentira repetida mil veces se acaba convirtiendo en verdad para quien tiene una baja capacidad de criterio analítico. Tal vez, para reflexionar, debamos apagar la tele, sentarnos plácidamente y empezar a valorar todo lo pasado: cómo estábamos y estamos, quién se ha beneficiado de la crisis, qué calidad de trabajo se tiene, quién saca mejor producto del esfuerzo que se ha hecho, qué clase social ha cargado con el peso de esa carga… pero sobre todo, para qué sirve un Estado, cuáles han de ser las líneas de actuación respecto a la defensa de los intereses y de los derechos constitucionales de la población, quién defiende una democracia real, quién nos genera confianza, etc. Sabemos de dónde venimos, pero no a donde nos llevan, aunque se intuya y se vea en cuanto nos paramos a pensar. Sabemos quien domina los hilos del poder, quien está detrás de todo y cuáles son sus intereses y servidores., quienes son los sufridores y los beneficiados. La cuestión es cómo somos capaces de votar al verdugo, al que nos engaña, a quien nos guía hacia otra dimensión de injusto reparto social de la riqueza, a quien gestiona sin luz y taquígrafos, sin criterio de oportunidad social, los dineros del contribuyente.

A veces nos encandilan con las cosas bonitas que se han hecho en nuestras ciudades, que las hay, claro está. Pero no nos dicen cuánto han costado, cual es la deuda que han generado en nuestras arcas con esas actuaciones, o qué otra cosa mejor se podría haber hecho con ese dinero, que puede haber sido malgastado en obras faraónicas de difícil justificación. La gente vemos lo vemos, pero no lo que hay detrás. Vemos la imagen pero no lo que costó, ni las mordidas que dieron muchos de ellos para sí mismos o sus partidos.  Eso solo sale a relucir cuando aflora un conflicto que trasciende a lo judicial y casi siempre viene dado por el llamado fuego amigo, o sea, por los suyos propios que andan desencantados con el reparto del pastel.

Difícil nos lo están poniendo. No sé si en el lodo del fondo de río estará la pepita de oro. Habrá que cribar, cernir y limpiar. Habrá que buscar por si existiera en este cauce, pero si no fuera así deberemos cambiar de río, ir a otro río que nos muestre, al menos, la posibilidad de encontrar en su cauce esa pepita de oro que nos salve de la miseria. Para ello tendremos que encontrar quien limpie la cueva y la convierta en caja fuerte donde guardar nuestros derechos, nuestros dineros, nuestra solvencia y desarrollo social, económico e intelectual.

Este pequeño poema, cargado de sarcasmo e ironía, es un resumen de este pensar:

Yo conozco a un antotao
que no nos sirve pa na
se presentó a diputao
y salió de concejal,
mira si anda despistao.

Siempre le gustó la juerga
y vivir sin trabajar
también el juego y monserga
gozando de un buen yantar
y del uso de su verga.

Anduvo con esperanza
y agarrao a la botella
le fue creciendo la panza
hasta creerse una estrella
basado en esta alianza.

No es un caso singular
pues entre gente que manda
siempre podrás encontrar
sujetos de esta calaña
que te quieran engañar
con su arte y con su maña.

Mas los pocos que hay honraos
como no se los liquiden
yo creo que van apañaos,
salvo que los eliminen
todos serán condenaos.

Ahora vienen elecciones
y nos querrán engañar
con promesas y canciones
de un  programa pa soñar
y ganar las votaciones.

Eres tonto si tu al tonto
lo pretendes apoyar
pues al final quedará
el tonto como buen listo
y el votante tonto está.

La cueva de Alí Babá
formará el alojamiento
de chorizos y ladrones
si queda el ayuntamiento
como en otras ocasiones.

Yo me lo voy a pensar
veré detenidamente
quien es bueno pa mandar
sin hacer como Vicente
que para evitar pensar
iba donde va la gente.






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