Confieso que he pecado, tras
votar reiteradamente al que fuera mi partido, donde milité hace tiempo, he sido desleal al mismo, y he votado a PODEMOS. Me pareció que encarnaba el
descontento del ciudadano, que mandaba un mensaje de limpieza, de ética, de
moral y respeto a la soberanía popular que sustenta la verdadera democracia;
que denunciaba la corrupción, reprochaba los privilegios, descubría el montaje
con tufo mafioso que venimos viendo en la televisión y los medios de comunicación;
que pensaba en el ciudadano y sus necesidades antes que en los intereses de las
empresas; que señalaba las vías de agua que tiene el sistema que ya no le
permite navegar si tirar lastre por la borda, el lastre de los salarios y la vida digna de
la ciudadanía.
Ahora, tras ver los resultados,
observo que había sintonía entre mucha gente, lo que ha permitido sacar 5
diputados… cosa notable, que ha puesto de los nervios a muchos. A los del PP
les ha dejado estupefactos y sus tertulianos han pasado a la descalificación y la insidia,
cosa que ya andaban haciendo desde que le vieron las orejas al lobo: que si
eran de Maduro, que si Irán, que si qué país nos esperaba si ganaban, etc… Es
más, al PP se
niega a hacer autocrítica e inicia una campaña de criminalización contra
Podemos: Pons recuerda que Podemos es “antisistema” y Floriano afirma que son
los mismos que hace poco querían asaltar el Congreso y la “misma gente” que
rodeó su casa. Yo no participé en esos actos por razones diversas, pero si no
dejan hacer escraches, manifestarse frente al Congreso, expresar públicamente
la indignación, al menos, que no descalifiquen a las urnas, puesto que están en
el poder gracias a ellas y es la forma en que habla el pueblo definitivamente.
He aquí su bajo perfil democrático. Y lo dicen ellos,
con su estilo cínico y prepotente, los que han sido protectores y valedores de
ladrones, defensores de banqueros corruptos, los “antisistema” que han modificado
la propia constitución para adecuarla a los intereses espurios del mundo de la
banca dejando en la cuneta a los otros intereses que debían defender, los de
los ciudadanos. Ellos, los reguladores del sistema para que la crisis la pague el
currante de a pie levantando así la economía del país mediante el fortalecimiento
de los poderes económicos y financieros, hundiendo los salarios, sembrando el
caos en el mercado laboral hasta orientalizar los sueldos y la relación
laboral. Quien entiende el progreso como el tener más cosas acaba sometido al
dios dinero, olvidando que el progreso es el desarrollo del intelecto de las personas,
la evolución de los seres humanos en su conjunto y no la sumisión a los poderes
económicos. La economía está para servir al ser humano y no al revés… ¿Quién es
el “antisistema”? y, en todo caso, ¿cual sistema?
Luego está el PSOE, patidifuso ha
quedado con la fuga de votos, esa herida sangrante que no saben, o pueden,
zanjar. Mucho han tardado en percatarse de que su proyecto político estaba
anclado y sometido a los designios de la troika. Eliminaron de sus filas la ideología
marxista y la lucha de clases… pero ahora, cuando se vuelve a ver el despunte
de las clases, los adinerados, las empresas, el mundo financiero y especulador
por un lado, que van ganando la batalla, y por otro las clases asalariadas, los
currantes con nómina sean limpiadoras, fontaneros, albañiles, funcionarios,
profesores o médicos, las pequeñas empresas, los autónomos, etc. que la van
perdiendo, podemos ver la soledad y el abandono en que se encuentran los
perdedores, los condenados por la crisis, los candidatos a la exclusión social,
el paro y la pobreza. ¿Ahora dónde está el partido que pueda sustentar los
deseos, las ilusiones y la esperanza de este colectivo tan maltratado por la
crisis? Rubalcaba se va, pero ¿serán
capaces de fraguar una alternativa creíble digna de ser votada?
Ahh, ya, está IU. Pero IU está
muy contaminada, su trayectoria es criticable en muchos casos y se les ha
asociado, por parte de mucha gente, al entramado que sostiene el sistema de
injusticia. De ahí que, habiendo ganado muchos votos, le haya hecho pupa el movimiento
social PODEMOS. Luego están los sindicatos
que, de alguna forma, están vinculados a las ideologías de los dos partidos ya
mencionados. De ellos han dado, o están dando, buena cuenta los medios y los
juzgados, llevándonos a la desconfianza, al desconsuelo de ver cómo quienes
tenían que defendernos en estos momentos, están atados de pies y manos, por el
pesebrismo y por el descrédito social.
No diré nada de Rosa Diez y su UPyD,
que se ha visto adelantado por la izquierda (es normal, ellos van muy a la
derecha) por Podemos. Sus declaraciones diciendo que Podemos “Tiene
una coincidencia enorme con Le Pen” la descalifican, no solo como
política, sino como analísta política, lo que no sé que es peor. ¿Dónde ha
estudiado ciencias políticas esta señora que confunde un planteamiento “lepeniano”
con este de Podemos? Lo que le duele es haberse
quedado por debajo de ellos, cuando ella se las prometía muy felices como
tercera fuerza política, y se ha ido a la quinta. Rosa Diez, por su trayectoria
y sabiendo y viendo de donde viene y por qué se viene, no es alternativa válida
para la gente que votó podemos. Es más de lo mismo…
¡Dios, que solos se quedan los
muertos! Por eso antes de morir buscamos alguien que nos salve, aunque sea con
cánticos de sirenas. Tal vez, sabedores de que estamos ante una muerte
inminente de la democracia real y verdadera, de que nos están asesinando
ideológicamente desde la televisión y los medios al servicio de las
multinacionales y de los poderes fácticos del mundo financiero, andemos
buscando alguien que nos salve, que recoja nuestras inquietudes y nos dé algo
de esperanza, que respete nuestras ideas y procure una sociedad donde se fragüen
verdaderos valores humanos, donde se defiendan los inquietudes de las que ya
dejé constancia en mi entrada
anterior, donde la soberanía popular vuelva a tener su valía y no pretendan
llevar al ser humano a la sumisión y al consumismo exacerbado, a una mediocridad
donde el mediocre sea el rey y el idealista la excepción.
En mi entrada anterior, como he referido, terminaba manifestando que: “Aunque de momento, solo diré que podemos
votar, ¡¡¡PODEMOS!!! Luego veremos…” Me refería, tras una amplia
exposición de deseos a ejecutar, si podríamos llevar a término esos deseos, sabiendo
que era tremendamente difícil conseguir la fuerza suficiente para poder hacerlo
desde el poder que emana de la expresión democrática de los ciudadanos.
Dicho esto, solo me queda añadir
que es justo y democrático lo que ha pasado y si los partidos perdedores, sobre
todo el PP y el PSOE, no son capaces de hacer una autocrítica, como se está
viendo hasta el momento (tal vez el PSOE se salve con la salida de Rubalcaba,
aunque va muy lastrado), sino que andan descalificando al agente de la
sorpresa, lo único de demuestran es su frivolidad democrática, su falta de
respeto al sistema de libertades, su intolerancia y prepotencia y su
incapacidad para gestionar un sistema democrático. Confirma su intento de
manipular mediante declaraciones destructivas, en lugar de hacer un análisis
sosegado del porqué se ha dado esto y qué es realmente lo que quiere la
ciudadanía, aunque ello vaya en contra de sus patrones y amos, los de la banca
y el entramado económico. Piénsenlo, señores perdedores, hagan para la próxima
una mejor oferta y, antes, demuestren que la pueden llevar a cabo y que no nos
traicionarán con el programa, haciendo lo contrario de lo que dijeron.
SALIO PODEMOS, ahora veremos si
tiene alguna repercusión en la consecución de los ideales que dicen defender.
En todo caso, los partidos en general deben aprender la lección, si quieren
recuperar los votos perdidos. El pueblo está desengañado en una importante
proporción, solo quiere volver a tener políticos honrados, comprometidos con
sus programas, defensores de los intereses generales de la ciudadanía,
valedores y veladores por la democracia, respetuosos con las diferencias y
cargados de un importante contenido humanista, donde la persona esté por encima
de lo material. Estas son las razones por las que he decidido dar mi voto a
quien se lo he dado, es mío y, por esta vez se lo entregué a Podemos.
Mi confesión no es de pecado, sino de libertad…