¿Anacronismo? |
Hay
determinados sujetos que son genio y figura hasta la sepultura. Me refiero, en
este caso, al señor Rouco, ese arzobispo arcaico, vanidoso, soberbio,
megalómano y dictador que pulula por Madrid…
Al menos a mí me lo parece, tras analizar sus actos, dimes y diretes. Sobre
todo los referentes a su actuación en el Funeral de Estado de Adolfo Suarez. Creo
que le falta una dosis importante de humildad, a la par que capacidad de
autocrítica. En estos tiempos en que el papa Francisco comienza a predicar una
nueva Iglesia, este exaltado sujeto se aferra a su anacronismo, ya histórico, y
sigue, erre que erre, con su discurso prebélico y catastrofista, carente del
mínimo respeto a la independencia del ser humano y a su capacidad de discernir
y de utilizar el libre albedrio.
Su
orientación política pasa porque la Iglesia se inmiscuya en la vida civil,
porque la política de Estado se oriente por su credo religioso. Ese continuo
meter el dedo en la llaga, ese partidismo exacerbado, ese “mear fuera de
tiesto” que le caracteriza, le está haciendo un flaco favor a la iglesia.
Hay
discursos que se descalifican a sí mismos por la idiotez que conllevan. Este
señor es experto en lanzarlos a los cuatro vientos. Es un palo en las ruedas
del carro de la Iglesia. Debió albergar alguna esperanza de ser nombrado papa,
digo ya, pues sigue haciendo de las suyas a sabiendas de que el nuevo vicario no va por el mismo camino. Claro que
este no es el único caso, pues hay otros varios que cuando hablan sube el pan. Ello
demuestra la crisis que vive la Iglesia Católica en España. Los gerifaltes van
por un lado y las bases por otro. Me permito ofreceros este enlace para dejar
constancia de lo que comento, si no ved lo que dicen los de redes
cristianas, por ejemplo en su presentación, donde expresan que son:
“Un amplio
colectivo católico de ámbito estatal, con talante crítico y aperturista,
inspirado en el Evangelio y en el espíritu del Vaticano II, ante la compleja
situación que están atravesando la sociedad y la Iglesia -que entendemos como
consecuencia de un cambio radical de civilización, frecuentemente ignorado por
estas instituciones- hemos decidido coordinarnos para actuar con mayor eficacia
y responsabilidad, según las exigencias y posibilidades de nuestros días”. Esta
es la otra cara de la Iglesia, la de aquella que se nos arrebató tras la muerte
de Juan XXIII, la Iglesia que yo identifico con la Teología de la Liberación.
Yo les aconsejaría que dieran un golpe de timón, que mostraran abiertamente su
beligerancia con manifestaciones públicas de su posición, tal vez se lo
agradecería el nuevo papa y los no creyentes empezaríamos a ver a la iglesia
española con otros ojos más cercanos y con complicidad.
Esta
iglesia española tiene que lavar sus trapos sucios, que los tiene, y muchos,
guardados en el cubo de la basura, tapados, eso sí, pero sin poder evitar el
mal olor que desprenden. Ya que el señor Rouco ha sacado a relucir el
desencuentro entre los españoles y el riesgo de volver a la guerra civil, sería
bueno hacer un repaso a cual ha sido su posición respecto a ese conflicto a lo
largo del tiempo.
No
negaré, ni mucho menos, que durante la contienda civil se cometieron
atrocidades y asesinatos de sujetos por razones de credo, al igual que los hubo
por cuestiones de ideología política, eso sería absurdo. La guerra es la guerra
y ya pasó, dejando evidencia de todos estos hechos deleznables y de la vileza
de los seres humanos. Pero una iglesia no debe implicarse en un conflicto de
ese tipo como lo hizo la iglesia en España. Elevó a cruzada la lucha contra un
sistema democrático. Apoyó, jaleó y cooperó con un grupo disidente de corte
fascista. Se alió, incluso, se sometió al poder del dictador. Se nutrió implicó
y/o bendijo sus actos represivos y criminales en la postguerra. Se instaló en
el poder propiciando sustento ideológico y religioso al dictador y su régimen.
Colaboró con la opresión ideológica del pueblo controlando, censurando y
orientando los actos y conductas de la gente hasta someterlos a los valores de
los vencedores. Abandonó a los suyos que pensaban políticamente diferente, como
el caso de los curas vascos fusilados por el franquismo. Permitió que quedaran
en la cuneta los cadáveres de represaliados, fusilados y asesinados por las
hordas fascistas. Humilló, cuando no condenó, públicamente a los no creyentes y
a los disidentes ideológicos del régimen con el que tenía un concordato muy
beneficioso económicamente.
No
voy a reprocharle que beatifiquen a quien quieran con motivo del martirio al que
aluden. Pero sí denuncio su falta de sensibilidad humana, no digo religiosa que
debería ser más evidente, con las injusticias cometidas por los vencedores
contra los vencidos, a la par que echo en falta un acto de autocrítica, de
constricción por sus errores, cuando no por su tolerancia con los criminales.
Ahora,
cuando están beatificando a sus mártires, deberían también pedir perdón por sus
“hijos de puta”, por aquellos sacerdotes y creyentes de misa diaria que mataron
a inocentes, que violaron, que torturaron, abusaron, humillaron, traicionaron y
un sinfín de actos que se enmarcan más allá del pecado y merodean lo
canallesco, inmoral y el crimen de lesa humanidad.
No
todos los defensores de la II República eran rojos asesinos, sino más bien
defensores de un sistema democrático que vino a procurar una España más libre,
más justa, más progresista e igualitaria. Muchos eran creyentes, buenos
católicos que buscaban la justicia social. No debió de interesarle, a aquel
clero, que se adoctrinara en la libertad, en la dignidad del ser humano, pues
ellos perdían su prerrogativa de dominio sobre el inocente, ignorante e incauto
pueblo.
Y
una vez pedido perdón por sus actos, con toda humildad, con el reconocimiento a
sus pecados, sus errores y su indignidad, ¿por qué no buscar la paz definitiva,
que será en parte la paz de los muertos que siguen en la cuneta? ¿Por qué no son
adalides de esa demanda para dar cristiana sepultura a quienes lucharon por sus
ideas y fueron muertos por ello? ¿No es, acaso, el mismo tipo de martirio que identifican
para los suyos? A unos los matan por creer y a otros también. Claro que aquí
deberían ser los propios gobiernos del Estado los que tomaran la batuta y
orquestaran ese paso, ya que ahora estamos en democracia y ese era el régimen
que imperaba en la república, en el bando contrario a los ganadores de la contienda.
Lo lógico, por tanto, sería que nuestros políticos se identificaran con los
otros, los abandonados y vilipendiados durante tantos años y defendieran darle
honores y el mismo trato que le dieron los vencedores a los suyos en tiempos de
Franco.
Por
tanto, señor Rouco, en lugar de largar ese discurso cainita, cambien la
estrategia:
·
Pidan público
perdón por los actos criminales de la iglesia española en la guerra y la
postguerra (entienda iglesia como el conjunto de creyentes, tanto en el ámbito
de la jerarquía como de las bases, donde militaban la inmensa mayoría de los
rebeldes y ejecutores de las atrocidades de ese bando). Ese acto de
constricción les honraría y acercaría al pueblo llano, que sigue lamiendo sus heridas no cicatrizadas en
muchos casos.
·
Ayuden a zanjar
esa herida, abierta, mediante la restitución de la honorabilidad de los
vencidos, que eran los nuestros, los demócratas, salvo excepciones de mayor o
menor calado. A no ser que usted no se sienta demócrata.
·
Reclamen y apoyen
que se realicen todas las actividades necesarias para identificar a los muertos
que permanecen en las cunetas, para darles honrosa sepultura, para ayudar a sus
familiares y herederos a recuperar la dignidad de sus muertos.
·
Siembre el
entendimiento y el encuentro entre las Españas desde su posición, como hacemos
los demás desde la nuestra.
·
No tenga miedo de
reconocer el valor de los otros, que también tenía sus asesinos, por supuesto, pero
ya no le harán daño. Jesús llegó a decir, creo recordar, que, incluso, pusiera la otra mejilla… pero no
vaya tan lejos, nadie se lo pide.
·
Y luego
beatifiquen a quien les dé la gana, que seguro contarán con el reconocimiento
de todos.
Pero,
claro, usted no sé si entenderá esto, pues me da la sensación de que tiene una
mente cerrada, encapsulada y resistente a cualquier argumentación lógica que no
esté en la línea de su credo, como supongo la suya… le resbalará lo que le
diga. Le pido perdón si me equivoco, pero pienso que usted no cultivará el
respeto a las diferencias enriquecedoras
de esta España diversa y polícroma. Es más, demonizará los argumentos antes que
aceptarlos. Pero sinceramente, señor cura, hoy, que ha hecho 75 años del fin de
la contienda, no podemos estar todavía con este asunto irresoluto, sin
reconocer siquiera que hubo crímenes de lesa humanidad que se han tapado y
siguen tapándose, sin condenar al franquismo como un acto traidor a la
República y al pueblo que la eligió democráticamente. Sin aceptar quien comenzó
la contienda y con qué propósito. Sin asumir los errores de ambas partes y
buscar el verdadero entendimiento desde la justicia social. Tal vez la
transición, a la que usted aludió en el Funeral de Estado en la Almudena, no
fue tan ejemplar, sino que sirvió para, una vez más, perder los perdedores y
condenarlos al ostracismo y el olvido.
Ojalá,
el nuevo papa consiga imponer esos planteamientos, que parece tener, sobre el
futuro de la Iglesia y vuelva a primar la liberación y la justicia sobre la
imposición y el sometimiento de los pueblos. Ojalá que tenga la valentía de
pedir perdón públicamente por la implicación, directa o indirecta, de la Iglesia en los actos deleznables de la
contienda civil. Eso le haría más digno y limpiaría, en parte, la imagen de la
iglesia española, tan empañada por aquellos hechos y la postguerra.
Por
cierto, si se le ocurre decir que los otros más, habrá que recordarle que a los
otros ya se les ha vilipendiado bastante, que durante cuarenta años fueron
señalados, marginados, incluso maltratados y perseguidos como enemigos
vencidos, mientras ustedes honraban, alababan y exaltaban a sus héroes, con
placas con sus nombres en iglesias y catedrales, con cruces de los caídos, con
coronas de flores y honores militares. Su culpa, la de estos pobres vencidos,
anda bastante purgada, si es que la tuvieran.
Finalmente,
señor Rouco, hemos de reconocer que, en la transición y en la lucha por la
instauración de la democracia y de la justicia social, estuvo una parte muy importante
de la iglesia de entonces. Otra seguía anclada al franquismo y jaleaba a los
que gritaban: “Tarancón al paredón”. Lo curioso es que la mayoría de la gente
creyente, que luchaba por la democracia y esa justicia social, había sido
avalada por la apertura del Concilio Vaticano II y por la teología de la
liberación. Cuando su Iglesia despeñó esa tendencia, cuando el papa amonestó a
Cardenal, cuando se apoyaron a los dictadores de Sudamérica, cuando el
conservadurismo volvió a dominar la ideología de su estructura religiosa, o sea
de su iglesia, acabaron o, mejor dicho, acabamos yéndonos todos aquellos que no
comulgábamos con la regresión, con el privilegio del boato y el rito en contraposición
al cultivo de la libertad y el desarrollo del ser humano en un sentido
integral, con mente abierta, no aborregado, capaz de participar, aportar, crear
y evolucionar hacia una tierra mejor, donde, tal vez, sus privilegios y los de
sus adláteres, no tendrían cabida. Nuestra iglesia, la iglesia que entendíamos
de Cristo, no era la suya, por tanto usted y los suyos no eran de los nuestros.
Luego, con el tiempo, vino la pérdida de la fe a caballo de la razón, del
librepensamiento y de la evidencia. Muchos analizamos y consideramos las
religiones como un fenómeno social que aglutina a la gente en torno a dogmas y
credos que los atrapan, quedando sometidos por esos dogmas y valores al dictado
de interés de grupos de poder... pero eso da para mucho más hablar y escribir y
es mejor dejarlo, al menos de momento.
Por
último quiero recordarle que el conflicto civil, una vez terminado
militarmente, reunía las condiciones para retornar a la democracia, salvo que
los ganadores por las armas quisieran seguir manteniendo las dos Españas. Ya
sabrá el dicho aquel de que si le vas a dar a mi vecino el doble que a mí, arráncame
un ojo, así el quedará ciego y yo seré el tuerto, que es el rey en el país de
los ciegos. Dos Españas, para hacer a una grande, la vuestra y otra miserable,
la nuestra, la de los currantes, la del pueblo llano que busca su libertad. El
fascismo había sido derrotado en Europa, el comunismo aislado en Rusia y la
democracia occidental estaba al alcance de la mano, solo había que abrir esa mano
para tocarla y traerla. Pero no, siguieron hiriendo con saña, matando,
despreciando las ideas de los demás, volviendo paranoide al pueblo, reivindicando
la España grande del viejo imperio y la reserva espiritual de occidente, adoctrinando
en el odio, en la venganza, en el martirio y la santidad de los propios y en la vileza de los otros, paseando bajo palio…
procesiones, golpes de pecho, prohibiciones, control de la moral, de los actos
y del propio pensamiento. ¡Qué barbaridad!
¿Quién
tiene, pues, más culpa de que las cosas sigan así, de que España no haya encontrado su sitio, su paz y la
concordia? Yo creo que los que durante 40 años desequilibraron la razón de este
pueblo, entre ellos están ustedes, la jerarquía eclesiástica que se resistió a
perder sus influencias, sus prebendas y su poder de adoctrinamiento sin valorar
la trascendencia y evolución de la sociedad hacia un nuevo marco de relación
basado en el conocimiento, en la cultura y la educación de los pueblos. España,
como siempre, reserva espiritual de occidente, como ya he dicho, no podía
doblegarse a las democracias, a los herejes de allende los pirineos… Otra vez nos
fuimos al ostracismo, a la marginación internacional, al “Santiago y cierra España”
de la España cristiana contra sarracenos y demás. Así nos va. Mientras usted anda en su bunker,
o al menos, eso dicen en el Foro de Curas de Madrid: "La Iglesia española
es un búnker conservador" gobernada
"con el cuño preconciliar" de su eminencia.
Usted
y los suyos, señor Rouco, son los que deben hacer un acto de constricción y
pedir perdón por el daño causado a este país… No sabe usted cuánto echo de
menos aquellos curas obreros, aquellos jesuitas de mi barrio con los que luchábamos
cogidos de la mano, aquellas monjas implicadas en los cambios sociales
profundos, aquellos defensores del pobre, de la justicia social, del justo
reparto de la riqueza que generaba el trabajo… y, la verdad, es que haberlos los hay, lo que pasa es que no quieren darle pábulo y prefieren dejarlos en el olvido.
¿Es el mañana de la Iglesia? |
En
fin, esa sería mi iglesia si no me hubieran matado la fe. Pero, al fin y al
cabo, mi fe sigue intacta en el ser humano, en la razón, en la inteligencia, en
la bondad y en la capacidad del encuentro entre los hombres y mujeres de este
mundo sin que ustedes los coarten. Tal vez Francisco (el nuevo papa) consiga
reparar lo que ustedes destrozaron, yo así lo deseo porque todavía sigo
pensando que el mensaje de Cristo, al igual que el de otros muchos seres
habidos a lo largo de la historia según la época, es valioso para la paz y el
entendimiento entre los habitantes de buena voluntad de este planeta.
8 comentarios:
Muy bién dicho, Antonio. Has puesto sobre la mesa como fueron las cosas, con sus rémoras presentes y pendientes. Es por eso que creo que el mayor enemigo de la fe es la propia Iglesia. Al menos, hasta ahora. ¡Qué obtusos han sido!. Un abrazo.
Querer olvidar el pasado y dejarlo como está es injusto y mendaz. Quien protege, tapa o consiente crímenes de lesa humanidad es partícipe de esos crímenes. Nuestra derecha política está llena de hijos ideológicos del franquismo, por eso tapan sus responsabilidades.
Un abrazo
He borrado el comentario porque me había saltado un montón de palabras, jaja, lo intento de nuevo y perdón por el borrón:
Con Francisco parece haber llegado la esperanza, pero yo no las tengo todas conmigo, Antonio... No porque no crea en su buena intención sino precisamente porque creo demasiado en la mala intención de los que le rodean. Ahí dentro hay una auténtica mafia y con un poder omnímodo. Hace poco me llegó un email que está corriendo entre los curas jóvenes (los más progresistas) que parecen "avisar" a los que se atrevan a atentar contra la vida del papa dentro de la Iglesia de lo que ocurriría si lo hacen. En el texto transmitían una especie de mensaje cifrado para sus altas jerarquías, algo así como: "si matáis a Francisco, lo convertís en mártir y un mártir, en la Iglesia, aunque muerto, tiene más poder que un papa vivo". Y no creo q se refirieran a los "milagros" q puedan realizar o no los santos en el cielo :-), no, era algo menos "espiritual", hablaban de que el poder del carisma de Francisco podría causar una marea de indignación contra aquellos que hubieran podido causar su muerte, que pondría la Iglesia patas arriba o que acabaría con su total destrucción. Los que firmaban el manifiesto decían que si el papa muere de mala manera (de forma no natural), todo el mundo apuntará su dedo a la Iglesia, a la parte oscura de la Iglesia, nadie en todo el mundo esperará que el dardo envenenado llegara de otro punto.
Fíjate cómo están las cosas, pues. La misma sección liberal de la Iglesia teme que la otra sección se cargue a su pontífice. Como último dato, te diré que este email me lo envió precisamente un amigo sacerdote, un misionero de la orden pasionista, de la rama más liberal (incluso está a favor del matrimonio de los curas) que a su vez lo había recibido de otro colega. Creo que temen por Francisco, y temen con razón.
Un abrazo, Antonio, excelente tu artículo, como siempre.
Gracias, Ana. Tienes razón. Yo también ando preocupado por que puedan atentar contra la vida de este papa. Son muchos los intereses que se entremezclan en el asunto de la Iglesia Católica, que se adhirió al poder con Constantino, allá por el siglo IV. Hay dos iglesia, la de los fieles verdaderos, los que creen en el mensaje de Jesucristo y los que viven y se mantienen en el poder y la opulencia con él. Llegaron, incluso, para evitar discusiones y críticas a proclamar la infabilidad del papa.
Un beso
Amigo Antonio... , siento esta vez discrepar contigo, no estoy al cien por cien de acuerdo con el excelente exordio que has hecho; es más roza la EXCELENCIA ,estoy sólamente al 120% . Y para no alargar mucho este comentario, te hablaré tres cuestiones.
A saber , en principio , debería estudiarse en la paleontología , el homo-roucus, daría mucho que hablar y tendriamos rios de tinta y debates por doquier. Evidentemente en una cuarentena o más de años, donde a lo mejor impera el sentido comun de una iglesia donde se aprende y aplica la ética, la moral , el buen hacer y el mejor actuar , y por supuesto , motivar con el ejemplo de pobreza y humanismo, a volver a recuperar el agnosticismo que impusieron y por desgracia pulula indebidamente por las mejores cabezas pensantes de esta humanidad , sobre todo por la occidental que se llama Católica , Apóstólica y para colmo Romana.
A más saber , me gustó la forma en que llamaste al sr. Rouco , cuando le apelas como sr. cura ..., ... sin comentarios.
y por último , a más saber , sabiendo que a éste Sr. Francisco, creo que no terminará su Magisterio en privado como el primer Papa Juan , el primer Juan por desgracia desaparecio en privado, ya que no le dejaron levantar y sacudir la alfombra de plomo que había en la Curia, y lo dijo " soto voce " y en silencio. Y este Hombre Bueno lo la dicho y está haciendolo en público... , esperemos que a pesar de faltarle un pulmón , sople fuerte y se lleve toda la MALDAD que esxiste en la Curia. En fin,... lo mejor para tí y los tuyos. Creo que esta vez , los dioses nos van a proteguer. Un abrazo... amigo.
Modesto, solo se me ocurre contestar a tu comentario con un AMEN muy grande, pero en el sentido de identificarme contigo.
Un abrazo
Esperemos que el Papa Francisco logre cambios sustanciales dentro de la Iglesia, pero entre estos como este cardenal que describes, todos los pederastas y los mafiosos del Banco Ambrosiano, se está granjeando grandes enemigos, solo no podrá con todo. Necesita aliados o de lo contrario, le cortarán el cuello o lo envenenarán cualquier día (ojalá que no, por su puesto, peor no lo veo nada facil).
Un abrazo
Myriam, parece que este papa tiene valor, pero no debe ser temerario, el poder en la sombra en el Vaticano es terrible. Los cristianos que defienden al papa deberían empezar a tomar medidas y posiciones para defenderlo si lo agreden.
Un beso
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