Opinión | Tribuna
Publicado
por el diario La Opinión de Málaga el día 13 DIC 2025 7:00
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| Trump en una imagen de archivo |
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Es curioso como el señor Trump habla de deslealtad de España por no
asumir el gasto de un 5% del PIB
en defensa. Se monta su película y desde su megalomanía delirante se
otorga el poder de decidir e imponer el gasto presupuestario de los demás
países de la OTAN, arrebatando la soberanía popular de los pueblos que, en un
sistema democrático, son los verdaderos responsables de determinar sus
presupuestos a través de sus representantes elegidos en las urnas para formar
sus gobiernos.
Claro que pedir a este señor que se
pliegue a la realidad de la multilateralidad es una ilusión, pues se ha
otorgado el poder a sí mismo sobre todo el planeta mediante las amenazas y el
chantaje, obviando el derecho internacional. Es capaz, sin despeinarse, de bombardear Irán en
beneficio de sus protegidos, cosa que, por otro lado, ya ha demostrado en
reiteradas ocasiones la política internacional belicista de los EEUU de
América, con sus intervenciones en países soberanos, amparadas en bulos y
mentiras, como fue el caso de Irak y sus armas de destrucción masiva, seguido
por iluminados y visionarios como fue nuestro Aznar, que sigue en sus trece.
Deslealtad con Ucrania
La deslealtad norteamericana se ha
manifestado con claridad en Ucrania. Alimentó el conflicto, junto a otros
países europeos, prometiendo y enviando material defensivo al gobierno ucraniano, brindando
ayuda incondicional hasta ganar la
guerra y, al final, ante un cambio de gobierno en la Casa Blanca
con la llegada de Trump, deja prácticamente colgado a Volodímir Zelenski tras
la bochornosa encerrona que le planteo en su primera visita a Washington. Eso
sí, quiere un acuerdo para disponer de sus tierras raras. Siempre pareció que
la política exterior americana estaba
por encima de los cambios en la Casa Blanca, pero ya han demostrado la escasa
confianza que generan sus posiciones y alianzas en los tiempos actuales.
En todo caso, este señor muestra un
claro interés, aparte de hacer grande a su país, con los magnates y sus
empresas tecnológicas y armamentísticas, pretendiendo jugosas inversiones en el
mercado bursátil y comercial bajo su control. Según publicaba Forbes el 10 de septiembre
pasado: «Donald Trump acaba de tener el
año más lucrativo de su vida. El presidente ahora posee una fortuna
récord de 7.300 millones de dólares, frente a los 4.300 millones de dólares de
2024, cuando aún se postulaba para el cargo. Esta ganancia de 3.000 millones de
dólares lo elevó 118 puestos en la lista Forbes 400, donde este año ocupa el
puesto 201» (fin de la cita). Esto es un buen aprovechamiento del cargo y no
los que se denuncian en España.
La Europa sumisa
Tras la contienda mundial, Europa,
arrasada por la guerra, quedó a merced americana, ya que fueron los que
ayudaron a vencer a las fuerzas alemanas en occidente, mientras Rusia fue
artífice de la derrota del nazismo, con un coste de 20 millones de vidas de sus ciudadanos. Tras la
contienda mundial únicamente el Reino Unido y Francia tuvieron posibilidad de
desarrollar, con cierta garantía, una industria armamentística en occidente. Al
someterse al paraguas protector americano, los países europeos hicieron
dejación de funciones en el desarrollo de una política de defensa común,
confiando en la lealtad de los EEUU en base a sus intereses económicos
fundamentados en el Plan Marshall, que
no solo pretendía reactivar la economía europea, sino crear un mercado para los
productos americanos… o sea el negocio de la posguerra y la reconstrucción de
lo destruido.
Europa se dejó casi colonizar a
través de la OTAN y sus bases
militares en territorio europeo, mediante un compromiso asimétrico donde
los EEUU, al igual que Rusia en el Pacto de Varsovia, era el mandamás. Y en
esas estamos. Ahora con un Trump que es un político grosero, pero avezado en el
mundo de los negocios y sus triquiñuelas, ha cambiado el sistema de relación, dejando
el respeto a un lado para establecer otro orden donde el poder descarado y
chabacano, suple a la diplomacia en un entorno donde prima la imposición.
Trump es un negociante
Él quiere hacer negocios con todo,
incluso con Gaza para convertirla en un resort de lujo sin importar demasiado el drama humano que
conlleva. Trump no es un político, es un hombre de negocios, con todas sus
consecuencias. Al menos en teoría, el político es un gestor público al servicio
de la ciudadanía soberana, mientras él se ve como dueño del cortijo y obra como
tal. Los valores clásicos de la democracia, que establecen un marco de
referencia, están en juego porque estorban para sus fines. Sus desplantes a sus
adversarios políticos, a los propios gobernantes europeos, y su desnortada y volátil estrategia hacen imprevisible su
conducta, por lo que la confianza necesaria para una buena relación brilla por
su ausencia.
Su exigencia del 5% del PIB en
defensa no deja de ser una coacción para vender sus armas y levantar su economía maltrecha y amenazada por China.
Si Europa se pliega a sus exigencias seguirá sometida e incapaz de
independizarse. Los colonizadores históricos del pasado ahora son colonizados
por su antigua colonia. Europa
morirá si no se espabila, si no es capaz de defender sus intereses
por sí misma. Además él ya lo vaticina, la ataca verbalmente y se permite decir
que va por mal camino, que sus líderes son débiles y decadentes. Él, cada vez,
se acerca más al estilo de Putin o de Xi Jinping, ambos países de raigambre imperial.
¿EEUU es de fiar?
Trump ya ha mostrado sus
intenciones. Pretende hacerse con
Groenlandia e intentará someter a Sudamérica a caballo de la Doctrina Monroe del siglo XIX, a
la par que descolgarse de sus compromisos internacionales. Aquí aconsejo leer
el libro de Eduardo Galeano: ‘Las venas
abiertas de América Latina’ que tanta polémica creó en su día y la
mantiene.
Europa es
un gigante económico con pies de barro y a EEUU le interesa que los
gigantes, potenciales enemigos económicos, caigan o se sometan para no hacerle
sombra. Si Europa y Rusia se enfrascan en una contienda, ambas quedarán mal
paradas. Los EEUU, una vez destrozada Europa, surgirán como hegemónicos en la
hecatombe final, ese es su estilo. De momento las armas usadas por Ucrania ya
empiezan a ser sufragadas por Europa, es el gran negocio americano… mientras
tanto China vigila esperando su momento, sabedora de que todo imperio tiene un
fin.
Si los EEUU son desleales con
Europa negando la multilateralidad, esta debería reconsiderar su autonomía en
política de defensa y su política internacional y, tal vez, sería conveniente
alcanzar acuerdos con Rusia, como histórica potencia europea, para afianzar la
paz en la zona en beneficio mutuo, potenciando el área euroasiática. Pero sigo
creyendo que la historia de confrontación secular del viejo continente subsiste
en el subconsciente de sus pueblos, anclada a los viejos odios del pasado.
Si Norteamérica abandona o acorrala
a Europa, tendiéndole una trampa, como puede estar pasando con el caso de
Ucrania al asumir el coste de las armas que
le sirve América, todo puede acabar en una situación de conflicto con Rusia,
con los EEUU sin asumir los acuerdos de la OTAN y dejándonos a los pies de los
caballos.
El verdadero objetivo trumpista
EEUU pretende el control de América
latina, como ya he comentado, y ocupar Groenlandia, así como mantener su poder de influencia en el Medio
Oriente para frenar el dominio chino. Canadá es otra batalla que
quiere ganar… Todo ello buscando el negocio del futuro, las tierras raras y los
recursos que puedan seguir garantizando su hegemonía y su seguridad
geoestratégica. Es su política de América First, el movimiento MAGA, sin
importarle lo demás. La estructura de la UE podría caer y eso lo busca a través
de sus aliados europeos,
sobre todo de extrema derecha, hasta convertir a Europa en su satélite donde la
ideología neoliberal se acabará cargando el estado del bienestar para imponer
el modelo americano… y eso es allanar el camino a la plutocracia, o sea al
gobierno de los ricos sobre los pobres, que deben acabar sometidos a la leyes
de un mercado laboral donde el poder lo tiene el dinero y la
especulación.


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