sábado, 13 de diciembre de 2025

La deslealtad americana

 

Opinión | Tribuna

Por: Antonio Porras Cabrera

Publicado por el diario La Opinión de Málaga el día 13 DIC 2025 7:00

Enlace: https://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2025/12/13/deslealtad-americana-124732113.html

Trump en una imagen de archivo

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Es curioso como el señor Trump habla de deslealtad de España por no asumir el gasto de un 5% del PIB en defensa. Se monta su película y desde su megalomanía delirante se otorga el poder de decidir e imponer el gasto presupuestario de los demás países de la OTAN, arrebatando la soberanía popular de los pueblos que, en un sistema democrático, son los verdaderos responsables de determinar sus presupuestos a través de sus representantes elegidos en las urnas para formar sus gobiernos.

Claro que pedir a este señor que se pliegue a la realidad de la multilateralidad es una ilusión, pues se ha otorgado el poder a sí mismo sobre todo el planeta mediante las amenazas y el chantaje, obviando el derecho internacional. Es capaz, sin despeinarse, de bombardear Irán en beneficio de sus protegidos, cosa que, por otro lado, ya ha demostrado en reiteradas ocasiones la política internacional belicista de los EEUU de América, con sus intervenciones en países soberanos, amparadas en bulos y mentiras, como fue el caso de Irak y sus armas de destrucción masiva, seguido por iluminados y visionarios como fue nuestro Aznar, que sigue en sus trece.

Deslealtad con Ucrania

La deslealtad norteamericana se ha manifestado con claridad en Ucrania. Alimentó el conflicto, junto a otros países europeos, prometiendo y enviando material defensivo al gobierno ucraniano, brindando ayuda incondicional hasta ganar la guerra y, al final, ante un cambio de gobierno en la Casa Blanca con la llegada de Trump, deja prácticamente colgado a Volodímir Zelenski tras la bochornosa encerrona que le planteo en su primera visita a Washington. Eso sí, quiere un acuerdo para disponer de sus tierras raras. Siempre pareció que la política exterior americana estaba por encima de los cambios en la Casa Blanca, pero ya han demostrado la escasa confianza que generan sus posiciones y alianzas en los tiempos actuales.

En todo caso, este señor muestra un claro interés, aparte de hacer grande a su país, con los magnates y sus empresas tecnológicas y armamentísticas, pretendiendo jugosas inversiones en el mercado bursátil y comercial bajo su control. Según publicaba Forbes el 10 de septiembre pasado: «Donald Trump acaba de tener el año más lucrativo de su vida. El presidente ahora posee una fortuna récord de 7.300 millones de dólares, frente a los 4.300 millones de dólares de 2024, cuando aún se postulaba para el cargo. Esta ganancia de 3.000 millones de dólares lo elevó 118 puestos en la lista Forbes 400, donde este año ocupa el puesto 201» (fin de la cita). Esto es un buen aprovechamiento del cargo y no los que se denuncian en España.

La Europa sumisa

Tras la contienda mundial, Europa, arrasada por la guerra, quedó a merced americana, ya que fueron los que ayudaron a vencer a las fuerzas alemanas en occidente, mientras Rusia fue artífice de la derrota del nazismo, con un coste de 20 millones de vidas de sus ciudadanos. Tras la contienda mundial únicamente el Reino Unido y Francia tuvieron posibilidad de desarrollar, con cierta garantía, una industria armamentística en occidente. Al someterse al paraguas protector americano, los países europeos hicieron dejación de funciones en el desarrollo de una política de defensa común, confiando en la lealtad de los EEUU en base a sus intereses económicos fundamentados en el Plan Marshall, que no solo pretendía reactivar la economía europea, sino crear un mercado para los productos americanos… o sea el negocio de la posguerra y la reconstrucción de lo destruido.

Europa se dejó casi colonizar a través de la OTAN y sus bases militares en territorio europeo, mediante un compromiso asimétrico donde los EEUU, al igual que Rusia en el Pacto de Varsovia, era el mandamás. Y en esas estamos. Ahora con un Trump que es un político grosero, pero avezado en el mundo de los negocios y sus triquiñuelas, ha cambiado el sistema de relación, dejando el respeto a un lado para establecer otro orden donde el poder descarado y chabacano, suple a la diplomacia en un entorno donde prima la imposición.

Trump es un negociante

Él quiere hacer negocios con todo, incluso con Gaza para convertirla en un resort de lujo sin importar demasiado el drama humano que conlleva. Trump no es un político, es un hombre de negocios, con todas sus consecuencias. Al menos en teoría, el político es un gestor público al servicio de la ciudadanía soberana, mientras él se ve como dueño del cortijo y obra como tal. Los valores clásicos de la democracia, que establecen un marco de referencia, están en juego porque estorban para sus fines. Sus desplantes a sus adversarios políticos, a los propios gobernantes europeos, y su desnortada y volátil estrategia hacen imprevisible su conducta, por lo que la confianza necesaria para una buena relación brilla por su ausencia.

Su exigencia del 5% del PIB en defensa no deja de ser una coacción para vender sus armas y levantar su economía maltrecha y amenazada por China. Si Europa se pliega a sus exigencias seguirá sometida e incapaz de independizarse. Los colonizadores históricos del pasado ahora son colonizados por su antigua colonia. Europa morirá si no se espabila, si no es capaz de defender sus intereses por sí misma. Además él ya lo vaticina, la ataca verbalmente y se permite decir que va por mal camino, que sus líderes son débiles y decadentes. Él, cada vez, se acerca más al estilo de Putin o de Xi Jinping, ambos países de raigambre imperial.

¿EEUU es de fiar?

Trump ya ha mostrado sus intenciones. Pretende hacerse con Groenlandia e intentará someter a Sudamérica a caballo de la Doctrina Monroe del siglo XIX, a la par que descolgarse de sus compromisos internacionales. Aquí aconsejo leer el libro de Eduardo Galeano: ‘Las venas abiertas de América Latina’ que tanta polémica creó en su día y la mantiene.

Europa es un gigante económico con pies de barro y a EEUU le interesa que los gigantes, potenciales enemigos económicos, caigan o se sometan para no hacerle sombra. Si Europa y Rusia se enfrascan en una contienda, ambas quedarán mal paradas. Los EEUU, una vez destrozada Europa, surgirán como hegemónicos en la hecatombe final, ese es su estilo. De momento las armas usadas por Ucrania ya empiezan a ser sufragadas por Europa, es el gran negocio americano… mientras tanto China vigila esperando su momento, sabedora de que todo imperio tiene un fin.

Si los EEUU son desleales con Europa negando la multilateralidad, esta debería reconsiderar su autonomía en política de defensa y su política internacional y, tal vez, sería conveniente alcanzar acuerdos con Rusia, como histórica potencia europea, para afianzar la paz en la zona en beneficio mutuo, potenciando el área euroasiática. Pero sigo creyendo que la historia de confrontación secular del viejo continente subsiste en el subconsciente de sus pueblos, anclada a los viejos odios del pasado.

Si Norteamérica abandona o acorrala a Europa, tendiéndole una trampa, como puede estar pasando con el caso de Ucrania al asumir el coste de las armas que le sirve América, todo puede acabar en una situación de conflicto con Rusia, con los EEUU sin asumir los acuerdos de la OTAN y dejándonos a los pies de los caballos.

El verdadero objetivo trumpista

EEUU pretende el control de América latina, como ya he comentado, y ocupar Groenlandia, así como mantener su poder de influencia en el Medio Oriente para frenar el dominio chino. Canadá es otra batalla que quiere ganar… Todo ello buscando el negocio del futuro, las tierras raras y los recursos que puedan seguir garantizando su hegemonía y su seguridad geoestratégica. Es su política de América First, el movimiento MAGA, sin importarle lo demás. La estructura de la UE podría caer y eso lo busca a través de sus aliados europeos, sobre todo de extrema derecha, hasta convertir a Europa en su satélite donde la ideología neoliberal se acabará cargando el estado del bienestar para imponer el modelo americano… y eso es allanar el camino a la plutocracia, o sea al gobierno de los ricos sobre los pobres, que deben acabar sometidos a la leyes de un mercado laboral donde el poder lo tiene el dinero y la especulación.

Es posible que Putin y Trump ya se estén repartiendo el mundo subrepticiamente. De momento podría estar ya pactado: Ucrania para Rusia y Venezuela para Trump.


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