lunes, 18 de noviembre de 2024

La sombra de Trump planea sobre Europa

Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 18 NOV 2024 7:01

La OTAN no cubrirá la defensa de los países que no gasten un 2% de su PIB en su ejército; o sea quien no compre más armas, preferentemente a los EEUU…


El presidente electo de EEUU, Donald Trump, durante un mitin de campaña. 

/ GODOFREDO A. VÁSQUEZ / AP

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Nadie puede dudar de la trascendencia que tiene en todo el mundo el poder americano. Se ha forjado sobre su potencial económico y militar, junto a la habilidad para establecer su criterio a base su diplomacia e imposición, cuando no chantaje, haciendo ver a los otros países lo beneficioso que sería para ellos estar a su lado. Es aquello de la frase: «Te voy a hacer una oferta que no podrás rechazar…», y en esas andamos, porque si la rechazas te has de atener a las consecuencias. En nuestro caso podríamos interpretar en esa línea el ‘flirteo’ americano con Marruecos y el correspondiente cambio de criterio de nuestro Gobierno para asumir las tesis sobre el Sáhara, al igual que el de Francia.

Europa occidental, o sea la mayoría de los países de la UE, está atrapada en este juego. EEUU que, como siempre fue un jugador de ajedrez, en la Segunda Guerra Mundial esperó a que se destrozaran las potencias imperiales europeas, ya casi caducas tras la primera guerra, rentabilizando su gran industria armamentista, hasta que creyó oportuno intervenir militarmente. Lo hizo cuando ya tenía claro que aquella guerra estaba ganada bajo su paraguas. Luego dominó la industria y la economía europea con las inversiones de su Plan Marshall y su poderío militar, haciendo de ella una zona clientelar y estableciendo bases militares en diferentes países al amparo de la Guerra Fría. Incluso España, a la que compró la estabilidad del dictador facilitando su entrada en la ONU si cedía las bases militares, dado que su enemigo común, o sea el comunismo soviético, invitaba a consolidar esa alianza. La OTAN ha perpetuado su dominio y su influjo en la tecnología militar, llevando a Europa a grandes inversiones en armamento americano en una interacción asimétrica, donde solo algunos países sostienen una industria militar relativamente potente, aunque muy por debajo del nivel tecnológico americano.

La OTAN, presentada como una fraternal alianza, va por otros derroteros, pues, detrás de esa ‘idílica’ visión, está la consolidación del poder de los EEUU mediante el sometimiento y control de las potencias occidentales; o sea, consolidar su dependencia clientelar del poderío de Norteamérica por miedo al potencial ruso. En realidad, si se piensa un poco, se puede hipotetizar que esa alianza está cogida con hilos que pueden saltar por los aires en un momento dado, como se está viendo con el discurso de Trump. La OTAN no cubrirá la defensa de los países que no gasten un 2% de su PIB en su ejército; o sea quien no compre más armas, preferentemente a los EEUU o lo que es lo mismo, te vamos a hacer una oferta que no podrás rechazar. Esta breve y personal visión histórica la reflejo a modo de ubicación actual.

Malos tiempos se avecinan para Europa. Una guerra instaurada en función del potencial y los intereses americanos y rusos en colisión, una implicación bajo su paraguas, una ruptura con Rusia de previsiones desconocidas que le llevan a reconducir su economía, a poner en tela de juicio su propia solidez administrativa y política en la UE, o sea una crisis que choca con su propio proyecto político de unión y de futuro, donde puede acabar aislada y sin influencia geoestratégica alguna.

La llegada de Trump al poder y la instauración de sus políticas basadas en la idea de ‘America First’, deja bien claro que sus intereses no están en Europa sino en los EEUU y solo le sirve Europa si le sirve a la economía de su país. Su presión sobre la UE puede que sea intensa hasta doblegarla. De momento ya tiene a determinados partidos, que siempre jugaron en la misma línea, en disposición de seguirle en su discurso neoliberal, cuasianarcoliberal, al estilo Milei.

¿Dónde lleva todo esto? Posiblemente a desbloquear las líneas rojas que mantenían al margen del gobierno europeo a la extrema derecha que apoya a Trump y su política. Esa actitud ya está sembrada. En España el PP gobierna con VOX, en Italia tenemos a Meloni, en Hungría a Orban, en Países Bajos… etc. Lo sombra de Trump se abate sobre Europa y va a conectar con la de Putin en una comunión de intereses que, posiblemente, implique un nuevo reparto de influencias, donde Rusia se salve de la debacle de la guerra a costa de la cesión territorial de la propia Ucrania. Para colmo aparece la figura de Elon Musk como simbología de un futuro que, hasta ahora, era una distopía, donde el poder se ejercerá desde el dominio de las tecnologías, apoyados por los medios de comunicación y las RRSS (Redes Sociales). Los líderes serán los ‘Machos Alfa’ del mundo económico y político, tal como expresó Musk hace algún tiempo (ver mi artículo del 11 de abril en el diario La Opinión de Málaga bajo el título: Distopía o el Nuevo Orden Mundial).

Ya se observan determinados síntomas en grupos políticos afines a Trump que se ajustan a ese nuevo orden. Tal vez lo vivido en la formación en la Comisión Europea con Teresa Ribera, sea un ejemplo a considerar. Con el ya clásico sistema manipulativo de la información y del razonamiento lógico, se intenta descalificar a Teresa, incluso bloquear la nueva Comisión, tal vez con la idea de que, una vez ganadas las elecciones por Trump, se pretenda adaptarla a una composición más acorde con el ‘César’ americano, lo que llevaría a un mayor apoyo a la causa local, por parte de Trump, de cara a unas próximas elecciones, dada su proximidad a ese mundo ideológico neoliberal tan afín a Ayuso y otros. En este caso, Feijóo queda atrapado y con una estrecha salida del chiquero o toril, dada su gran confusión mental en su desordenado razonamiento y estrategia, donde hoy dice una cosa y mañana la contraria negando la evidencia.

Mal asunto sería que no se nombrara a Teresa Ribera miembro de la Comisión Europea por una estrategia de acercamiento a Trump por parte de la UE, empezando a bajarse los calzones. El punto crítico en que anda Europa es sumamente trascendente. Depende de cómo se oriente la salida así será el futuro… «hace falta valor, hace falta valor» como canta Radio Futura, para enfrentar ese futuro con independencia y recuperar el esencial protagonismo de una Europa fuerte y socialmente comprometida con sus ciudadanos, si es que alguna vez lo estuvo de verdad.

 

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Reflexión sin ofender a nadie

 


Fotograma de Un mundo feliz

He de confesar que no me gusta nada la actual tendencia y desarrollo de la convivencia en España. Sobre todo en el sentido de la interacción entre los políticos y, por ende, entre los propios ciudadanos que hemos iniciado un proceso de confrontación bastante irracional, siguiendo la ruta que el mundo de la política partidista nos marca. Cada vez observo más radicalismo y más intransigencia, más enquistamiento del pensar y menos disposición a analizar las cosas desde una perspectiva amplia, como creo que debe ser. Cada vez se ven mentas más cerradas con escasa función crítica desde el sosegado razonamiento constructivo. En lugar de disposición a comprender el mensaje del otro aflora la idea de imponer el pensamiento propio contra viento y marea, aunque, en el fondo, carezca de la solvencia argumental que lo sustente. Eso forma parte de nuestra cultura mesiánica que bebe de los planteamientos dogmáticos judeocristianos y musulmanes heredados de nuestros ancestros. La verdad es nuestro marchamo desde ese dogmatismo que nos muestra secularmente nuestro credo religioso, ciego y sordo a cualquier otra argumentación que lo cuestione… ¡Palabra de Dios, amén! No se admiten controversias, eso es cosa de herejes... metafóricamente, a la hoguera con ellos, pues son enemigos de la “verdad”. Y esa actitud se aplica a todo. La escuela de los tertulianos de la TV y radio nos lo presenta en toda su crueldad. ¡La verdad os hará libres!, pero nos sometemos a la mentira disfrazada de verdad para esclavizar nuestras ideas.

Lo malo es que, cuando pensamos que la libertad nos ampara, estamos aprendiendo a ver las cosas desde el canuto que nos ofrecen los partidos que confrontan y, en lugar de aflorar el sentido común para neutralizar esa confrontación irracional, desde la visión amplia que ofrece el entorno con su extensa perspectiva, la alimentamos como hooligans sumisos renunciando a nuestra libertad de pensamiento, a nuestro derecho a discernir personalmente para sacar nuestras propias conclusiones. Nos sometemos sumisos a las ideas que nos proporcionan las opciones políticas en función de la proximidad que sintamos cada cual. Si eres militante, incluso simpatizante, de un partido le compras su discurso sin ambages, sin cuestionarlo siquiera… y miras por el canuto que te ofrecen para ver una realidad sesgada, cuando no manipulada. Hay que contextualizar ese redondel que ves por el canuto, porque en el entorno hay elementos que condicionan y conforman esa limitada realidad que te muestra. La pluricausalidad es la madre de todo movimiento o acto existencial, si no eres capaz de verla no comprenderás lo que ves por el tubito.

Cuando paso por determinados muros de Facebook, de gente a la creía solvente e intelectualmente independiente, me sorprende, en muchos casos, el nivel de insulto y descalificación política que veo, basado en eslóganes y frases prefabricadas sin fundamente real, salvo el aspecto emocional que pretenden despertar desde las consignas emitidas con interés partidista. Eso, al menos, permite conocer mejor sus ideas y poder ubicarlas en el lugar real que se merecen. Me cuesta, aunque lo intento, comprender la motivación que puede tener una persona con capacidad de librepensar para dejarse llevar por consignas, llegando al insulto y la descalificación de los contrincantes políticos y, con ello, en ocasiones, a todos los que apoyan o votan al criticado, pues el insulto se generaliza a ellos. Eso es la antidemocracia, cuando dicen defenderla.

Como forma de entender mejor esta situación suelo hacer un ejercicio muy sencillo: Cambio al personaje protagonista. ¿Qué ocurriría si en lugar de Feijóo el que dice esto fuera Sánchez, o viceversa? ¿Qué se diría si lo que ha hecho el novio de Ayuso fuera la mujer de Illa, por ejemplo? ¿O si Koldo y Ábalos fueran del PP, o la Gurtel del PSOE, o si el PSOE hubiera tenido un tesorero como Bárcenas?, etc... Y así, voy cambiando los actores, hasta sacar mis propias conclusiones, que no son otras que una actitud destructiva y partidista a ultranza en el mundo de la política, sin importar sus consecuencias en la convivencia ciudadana; posiblemente solo pretenden acceder al dominio del poder para hacer de su capa un sayo, movilizando emocionalmente a un electorado que se somete a la consigna que se le lanza, a la par que usan todo el poder e influencia en medios de comunicación y estructuras del Estado.

Así se deteriora la política que es imprescindible para la buena gobernanza de un país, porque sin política no existe la posibilidad de una gestión razonable. Esa razonable gestión que debería someterse al criterio racional del votante en lugar de arrastrarlo a la insensata confrontación desde el disparate manipulado, sembrando un caos que facilita y promueve el miedo y la desconfianza, circunstancias ambas que promueven la aparición de “mesias” salvadores de una patria diseñada y definida en función de sus intereses absolutistas y dictatoriales.

Es lógico que cada cual arrime el ascua a su sardina, pero dentro de un orden, de un respeto a las diferencias y al papel que cada cual ha de ejercer desde su responsabilidad, exigiendo esta desde la verdad y no desde la manipulación y la mentira o la creación, incluso, de bulos que dinamitan la propia convivencia social, con tal de obtener ganancia o ventaja para el partido.

Pero en el fondo siempre ha sido así, el poder es deseado. Lo malo es que en estas circunstancias habría que exigir para qué lo quieren utilizar y cuáles son sus verdaderos objetivos ocultos… El mundo camina hacia una etapa diferente, donde podemos perder mucho y ganar poco, a la vista de cómo van posicionándose otros de cara a un futuro bajo el influjo de las tecnologías y la gestión de los datos, eso de la Big Data manejada por la Inteligencia artificial. No nos engañemos, mientras la gente anda discutiendo si son galgos o podencos, los otros, los que saben lo que quieren, andan haciendo su trabajo que, en gran medida consiste en procurar que se lo hagan los ciudadanos ganándolos para su causa, con su voto, alienándolos con sus mensajes de desesperanza colectiva, como forma de crear una estado de opinión favorable para sus intereses... El espíritu de los tiempos, el concepto de "Zeitgeist", tan interesante en la dialéctica hegeliana, es la base del cambio, el campo que permitirá pasar de un Estado de soberanía popular a otro de dominio e imposición del poder de los grandes, de las élites, de los “machos Alfa” que nos liberarán de pensar asumiendo ellos todo el poder para la gobernanza… entonces viviremos en un mundo feliz si nos dan el “soma” que nos induzca a la felicidad sin preocupación alguna.

No sé si es eso lo que queremos…

 

 


viernes, 15 de noviembre de 2024

El futuro incierto, ¿una fantasía de pesadilla?

 

Por Antonio Porras Cabrera

https://21noticias.com/2024/11/14/el-futuro-incierto-una-fantasia-de-pesadilla-por-antonio-porras-cabrera/

 


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Estamos viviendo momentos extraños, inauditos. Tal vez eso nos aboque a supuestos fantasiosos y “teorías conspiranoicas”.  De todas formas, a lo largo de la historia, el ser humano ha mostrado, y sigue mostrando, esa dualidad, esa dicotomía. Se mueve en un continuum entre dos extremos opuestos: esperanza-desesperanza, bondad-maldad, altruismo-egoísmo, amor-odio, inteligencia-brutalidad, paz-guerra, tolerancia-intolerancia, abundancia-miseria, riqueza-pobreza, etc. 

Todo ser humano se ubica, bien por principios, credo, ideología o conveniencia, en un punto determinado de la línea que une ambos extremos. Ese punto no es fijo, es dinámico y variable en función del balance personal que hace el propio sujeto, pudiendo ubicarse más cerca o lejos de un extremo según su puntual situación y razonamiento. Incluso, en determinados momentos, el propio autoconcepto, permite al sujeto tener conciencia de una ubicación diferente a la que realmente ocupa. Por ejemplo: “Yo soy bueno porque doy limosna”, pero hay casos en que esa limosna solo sirve para lavar la conciencia y permitir el razonamiento que satisfaga al sujeto.

Existe otro elemento interesante relacionado con la pertenencia al grupo. El marco cultural, ético y moral de un grupo lo define la cultura social con principios y valores que la sustentan. Está muy vinculado con el espíritu de los tiempos, que viene a ser el motor, o el marco de referencia de la sociedad. Ese marco es dinámico y las opiniones emergentes lo reconducen, mediante un proceso de homogenización social, en otra nueva dimensión de principios y valores, al que podemos llamar proceso homeostático continuado.

En estos tiempos estamos viviendo una transformación interesante en esa vía. Se está pasando a manifestar, con claridad meridiana, un egoísmo social de grupo o nación, que conduce a viejos postulados de corte totalitario y excluyente. El «America First» (América primero) de Trump es un claro ejemplo de pensar egoísta, ¿pero quién son los “first”, los primeros? La insensibilidad, de gran parte del pueblo americano, con la miseria y el sufrimiento de países extranjeros, donde la guerra hace estragos, empobrece, mata y destruye patrimonio, muestra una frialdad aplastante, una introspección nacional egoísta. Esa verdad pragmática, donde solo vale lo que vale para mí, acaba disgregando al ser humano, apartándolo del valor humanista y aflorando la absoluta indiferencia hacia los demás.

El peligro está en que empecemos a convencernos de que no podemos vivir en este mundo tantos millones de habitantes. Que debemos reducir la población de la Tierra y que, en nuestro interior, se vaya desarrollando una actitud permisiva que racionalice y acepte, como vía de supervivencia de la raza predomínate, la tolerancia a esa debacle apocalíptica que limpiará el mundo de parásitos indeseables para que sobrevivan los inteligentes y poderosos. Será una raza de gente fuerte, resistente a los virus y agresiones patológicas, pues ellos habrán sido mutados para no ser infectados. Hitler levantará la cabeza y no necesitará campos de exterminio, sino virus serviciales que le harán el trabajo sucio.

Parece fantasía, pero puede llegar el momento en que la gente acepte y potencie la idea de que sobran los indeseables, los insanos y miserables habitantes de la tierra que ocupan los espacios que la raza superior necesita para su expansión. Un nuevo nacismo racista y excluyente que, a través de la ciencia, de la microbiología y la genética, se permita cultivar y desarrollar a la especie superior, sumisa al sistema, irrelevante como individualidad, pero fuerte y resistente al servicio de la sociedad establecida, donde la creatividad, el conocimiento y la investigación científica estén dominados por el orden establecido, por el líder supremo. La creatividad, el pensamiento y la conducta del individuo deberán ajustarse a la norma y la ley que define el marco que garantiza su absoluta seguridad en el sistema, al que ha de someterse para neutralizar los sujetos tóxicos, rebeldes, que buscan la destrucción de esa seguridad que te otorga el Gran Hermano. Nos someteremos a todo tipo de controles de la mano del líder, para identificar al terrorista asesino que quiere dinamitar el sistema establecido, el que garantiza nuestra seguridad y vida alienada.

Tal vez este virus no, pero puede que el siguiente, natural o artificial, cuando el nuevo espíritu de los tiempos defienda, acepte y conciba la necesidad de disminuir, selectivamente, los habitantes de la Tierra, haga el trabajo sucio. Una pandemia asolará el planeta y solo se salvarán aquellos que tengan recursos para afrontar la crisis, recursos sanitarios y económicos. Solo será cuestión de saber gestionar la crisis, de preservar lo “preservable”, y dejar que se elimine lo innecesario para el nuevo orden.

Darwin, desde arriba, horrorizado, verá como el ser humano domina la evolución con la tecnología y la ciencia, el nuevo dios que suple al proceso evolutivo de la especies que, a lo largo de milenios, llevó a la preeminencia del hombre sobre todo lo creado. Entonces, el hombre, el ser humano, habrá dejado de ser humano y habrá reimplantado en su mente la nueva inteligencia, sumisa y absolutamente racional, carente de emociones que alteren los procesos evolutivos de la sociedad del futuro. Nacerá de forma diferente, comerá diferente, se relacionará diferente… todo será diferente para un ser diferente. Mientras tanto, puede que la Tierra haya sucumbido definitivamente, que se parezca más a Marte, desierta, tunelada y con espacios artificiales donde se ubiquen con absoluta seguridad las nuevas sociedades, sumisas e integradas en el sistema de los ciborgs. ¿El ser humano del futuro será un ciborg?

Cuando los sentidos se eliciten o estimulen artificialmente, cuando la realidad del entorno no sea la realidad, sino aquello que percibes como real, cuando tu mente, en una pura abstracción viva una vida imaginaria, cuando el cuerpo que soporta la inteligencia no sea un cuerpo celular, bilógico natural, donde las emociones jueguen en la toma de decisiones y en la creación de opiniones y actitudes vitales, sino que sea un montaje artificial, entre biológico y mecánico tecnológico, un instrumento soporte de esa inteligencia, carente de emociones, fría y calculadora, manipulable mediante programación, entonces, viviremos en un Matrix. Pensaremos, programadamente, que somos sublimes, pero solo seremos una creación artificial, una nada engañada inmersa en un todo, como el grano de arena conforma la playa… más o menos como ahora, pero sin espíritu crítico para sentirte libre en tu pensamiento, en tu creatividad y en tus emociones… ¿o puede que hasta eso consigan?

Que Dios nos coja confesados, si es que Dios no está de su parte…

lunes, 11 de noviembre de 2024

Consternación, indignación e indignidad

 

Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 11 NOV 2024 7:00

Estamos ante una desgracia sobrenatural que no se puede evitar, pero sí paliar sus efectos y gestionar la crisis con solvencia y eficiencia para evitar males mayores

No atendemos a esas escrituras y construimos en ramblas y cauces. 

Foto: Fernando Bustamante

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A estas alturas, visto lo visto y sentido lo sentido, no sabe uno si la palabra consternación puede reflejar el sentimiento que ha generado la tragedia de la DANA en Valencia. Posiblemente se quede muy corta. Para los españoles en general, además de consternación, habría que recurrir a otros conceptos como estupor, tristeza, desolación, abatimiento, que despiertan empatía, solidaridad e identificación con los afectados. Para estos, los afectados, habría que añadir miedo, cuando no pánico, aflicción, desamparo, desesperanza, amargura, trauma, estrés postraumático y otros calificativos hasta alcanzar la indignación.

Sabemos, y si no lo sabemos lo deberíamos saber, que la naturaleza tiene conductas o fenómenos climáticos que, a lo largo de los tiempos, han dejado sobrado testimonio de cómo actúan y conforman la orografía del planeta. En mi pueblo se suele decir que los ríos y arroyos tienen escritura de propiedad de sus cauces. Nosotros, los humanos, no atendemos a esas escrituras y construimos en ramblas y cauces donde, temporalmente, la sequía nos engañó y con ella los propios constructores o los vecinos confiados, con la aquiescencia de las autoridades responsables de ordenar el urbanismo, construyeron verdaderas trampas ante una DANA de estas proporciones. Al ver el cauce desbordado del Barranco del Poyo, que es una rambla endorreica, o sea que no desemboca en el mar sino en la Albufera, con una caudal de 2.228,9 metros cúbicos por segundo, algo así como cuatro veces el caudal normal del río Ebro, se entiende esta desgracia, ese tsunami que arrasó con todo a su peso.

Lógicamente las proporciones del desastre son apocalípticas y difícilmente controlables, por lo que solo cabe, además de la previsión ante el comportamiento histórico de la naturaleza, establecer vías de comunicación para que los vecinos de la zona tomen medidas para preservar su integridad física. Pero esto ha fallado y los avisos llegaron tarde y mal, con efectos paradójicos a los pretendidos, ya que muchos afectados, ante la alarma, fueron a preservar sus vehículos, o salieron del trabajo para dirigirse a su casa entrando en una trampa mortal en el momento más virulento de la avenida o riada.

Ante todo ello, junto a la incompetencia para gestionar la situación por parte de Carlos Mazón y su equipo, de la falta de coordinación y organización a altos niveles sobre los medios disponibles, ya sea el ejército, la UME, la policía, la Guardia Civilbomberos y demás agentes asignados para ayudar, se produce un caos donde la eficacia es escasa. La pregunta es ¿por qué? La respuesta es la incompetencia de los mandos o responsables de gestionar la crisis, que se vieron desbordados con Mazón a la cabeza. Esa incompetencia ha elevado, no solo el riesgo, sino la realidad del desastre que podría, al menos, haberse paliado.

Estamos ante una desgracia sobrenatural que no se puede evitar, pero sí paliar sus efectos y gestionar la crisis con solvencia y eficiencia para evitar males mayores. Lo malo es que las cosas no se han hecho bien por parte de los responsables y encargados de llevar a término esa actuación de emergencia. Una vez más se echan pelotas fuera y se mandan al tejado ajeno, pero las leyes sobre las competencias están escritas. Ya ha quedado claro que la gestión de la crisis le corresponde al gobierno de la Generalitat valenciana, salvo que se eleve el nivel a emergencia nacional. Pero, de momento, esa salida no se ha tomado en consideración. Mazón no la pide y pretende seguir al volante. Su jefe, Feijóo, que no la pedía, ahora dice que sí, que la he pedido desde el principio, cuando sabemos que eso no es cierto, y anda como pollo sin cabeza diciendo una cosa y la contraria. ¿Debió proclamar la emergencia nacional Sánchez en contra de la voluntad del presidente de la Generalitat valenciana? Tal vez, dada la polarización, el propio Sánchez decidió que fueran ellos los que la solicitaran para evitar ser acusado de dictador que le arrebata a Mazón sus competencias, o sea un 155 encubierto. Ahora, Feijóo, en lugar de pedirle a Sánchez que lo haga, debería indicarle a Mazón que la solicitara, ya que es miembro de su propio partido.

Sánchez sabe que, haga lo que haga, irán a por él con la verdad o la mentira, con la razón o la irracionalidad, porque desde que el Sr. Aznar dijo aquello de quien pueda hacer algo que lo haga, prevalece esa consigna sobre cualquier otra cosa. El objetivo primordial del PP y Vox es echar a Sánchez cueste lo que cueste, aunque fuere con política abyecta fundada en bulos y mentiras… «difama que algo queda». Me viene a la memoria la frase de Montoro: «Que caiga España, que ya la levantaremos nosotros»; o sea, lo que siempre dijeron aquellos que tienen poco que decir para solucionar los problemas, «mientras peor mejor», para alcanzar el poder y hacer de su capa un sayo, o ir de salvadores patrios. Ahora Feijóo, vistos los derroteros, dejará a los pies de los caballos a Mazón para preservar su integridad, esperando no le salpique a su cómodo despacho de Génova el barro que a las calles trajo la Rambla del Poyo, aunque Mazón, en su incompetencia, lo tenga merecido.

Todo este maremágnum es lógico que despierte la indignación de los afectados. Son muchos días sometidos al sufrimiento, a estas imágenes que troquelan en la mente una desgracia de proporciones dantescas. Esta legítima indignación contra los gobernantes, tanto de la Comunidad como del Estado, debe tener su cauce de expresión reivindicativa y llegar a los oídos de los responsables para despertar su conciencia, que se supone la tienen, y hacerles reaccionar en busca de soluciones efectivas. Digna indignación contra los indignos incapaces de dar rápida y eficiente solución al terrible problema que les aflige. Cuando Sánchez dijo: «El gobierno está listo para ayudar. Si necesita más recursos que los pida. No hace falta priorizar. Se prioriza cuando faltan medios y no es el caso. Si necesita más recursos se los suministraremos inmediatamente», tal vez debió de ser más eficaz y contundente, pues esas frases, que luego se interpretan sesgadamente, deberían llevar acompañado una mayor asertividad y exigencias al propio Mazón.

Para colmo, a los indignados y a los políticos indignos, se suman los militantes indignos de determinados grupos conocidos por todos, que articulan y montan el bochornoso espectáculo visto en la visita del Rey y su séquito, cuyo objetivo no era más que seguir creando inestabilidad aprovechando esa justa indignación a la que me he referido. Ellos lo saben, pretenden crearla y sembrarla, porque en el río revuelto ganan como pescadores.

Concluyo exponiendo la preocupación no solo por los afectados, que es prioritaria, sino por la propia convivencia entre españoles, que anda por derroteros nada halagüeños. Este mundo convulso, donde afloró la política canalla y belicosa, ha perdido el norte hasta tal punto que hoy, más que nunca, se define en otro lugar parte de nuestro propio futuro. La democracia y sus valores, también andan en juego… 

 

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jueves, 7 de noviembre de 2024

Colonizar el pensamiento

 



 Antonio Porras Cabrera

Sé que hay gente empeñada en colonizar mi pensamiento… y el de todo el mundo. Son aquellos que, con su altruista vocación mesiánica, pretende hacerme comprender que lo que ellos ven es la verdad y lo que yo veo está apartada de ella, por lo que deberíamos (ya generalizo) reconocer nuestros errores e incorporarnos al redil. En su afán caritativo y bondadoso, pretenden salvar e iluminar mi pensamiento con su sabiduría superior, su gran capacidad intelectual y su certera sapiencia… son sabios e iluminados, carentes de argumentos lógicos, pero cargados de principios adquiridos a lo largo de su existencia, comprados en iglesias, partidos políticos, escuelas, grupos o sectas varias de poder o de credo.

No suelen usar argumentos que consoliden sus ideas, pues eso ya lo hace el dogmatismo que las conforman, estructurando un pensamiento enquistado resistente a la argumentación lógica, o sea un integrismo que acaba descalificándolos a ellos. Pero lo peor de todo, muchas veces, es que, cuando no les haces casos y, argumentalmente, les rechazas sus planteamientos, aflora la vehemencia en lugar de la razón. Un ejemplo: cuando se ven acorralados por la razón acaban espetando: “Tú no me vas a convencer”, y desconectan acaloradamente del discurso argumental que les planteas para no caer en el debate.

Esa falta de versatilidad en el ser humano es generadora de rechazo y odio al diferente, hasta tal punto que inocula la semilla de la confrontación cainita. En lugar de utilizar su tiempo para pensar en cómo establecer sinergias, cómo acercarnos a través de los acuerdos de común interés, se aferran a lo discordante y obvian lo concordante; es decir, prevalece la visión de lo negativo sobre lo positivo hasta romper la posibilidad de consensuar esa parte positiva para lograr algo en común que nos acerque, como primer paso a dar, en un largo camino de mejora de nuestra sociedad. Pero, tal vez, no tengan conciencia, o no quieran tenerla, de que todos formamos parte de un todo convivencial imposible de soslayar, o sea de esquivar o evadir. Somos un sistema interactivo abierto.

Tenemos como general defecto, y sálvese el que pueda, la incapacidad de escuchar al otro antes de debatir. Parece que lo importante es que, al final, el otro se quede con nuestro pensamiento en lugar del propio, colonizando el suyo con nuestras ideas.

Yo sigo siendo un mar de dudas en muchas cosas, sobre todo en aquellas que tengo un menor conocimiento, y he de decir, con absoluta convicción, que me gustaría poder resolver esas dudas con solvencia, a través de fuentes fidedignas y de mi propio razonamiento para introyectarlas como verdades “relativas”; sin embargo los voluntarios caritativos, que pretenden colonizarme con paparruchas, manda sus mensajes por todos los medios para convencerme de que su insolvente ocurrencia o tontería es la verdad y la mejor de las visiones de la realidad. Televisión con tertulianos, medios de comunicación con sus noticias, argumentos políticos infantiloides, desubicados, irracionales y tendenciosos, cuando no señuelos para evadir la realidad que se ha de ocultar para que no caiga sobre ellos la aplastante evidencia de su corrupción, su malicia y la certera expresión de su perverso pensar.

En todo caso, y volviendo al inicio del texto, esa colonización del pensamiento ha sido el garante del dominio sobre la sociedad y se consigue mediante el adoctrinamiento y la creación de actitudes de sumisión al poderoso, al considerado dueño, incluso, del conocimiento. No nos damos cuenta, pero el propio mecanismo de razonamiento se sustenta sobre premisas que conforma la base de la inferencia, o sea de la conclusión a la que llegamos mediatizada por los sesgos, que no dejan de tener, en muchos casos, un componente emocional manipulable, como es un claro ejemplo el asumir la posverdad, tan usada en estos tiempos, como forma de engatusar al ciudadano a través de sus emociones, disposiciones y sesgo confirmatorio...

El ejemplo más claro de colonización del pensamiento es el religioso. De todos es conocido que en el mundo hay infinidad de religiones que, con sus diferentes credos, dan una explicación existencial desde la concepción mágica de la vida. Digo mágica porque escapa al razonamiento, al conocimiento humano y se sustenta en bases hipotéticas que, en sus diferentes formas, pretenden explicar la espiritualidad del ser humano y sus principios existenciales a través de la fe en un ser superior que toma diversas formas según el credo. En todo caso, cada vez más, la ciencia asume el protagonismo explicativo de la realidad que vivimos, dejando en evidencia a las religiones que, casi siempre, pretenden ir adecuándose a los principios explicativos de la ciencia, dejando los dogmas cuestionados como formas de expresión adecuadas al tiempo y no como la realidad defendida otrora a capa y espada. Al pueblo que no piensa o no tiene capacidad para hacerlo, se le adoctrina mejor en la sumisión para colonizar el pensamiento, hasta tal punto que se le inocula la idea de que su misión es ser sumiso.

A veces es bueno huir de la “verdad supuesta” de estas personas o medios, tan seguros de lo que dicen que evitan la autocrítica, y seguir con la duda razonable que te lleva al conocimiento, porque ya lo decía Bertrand Russell: “Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas”.

¡Buenas días y que usted lo piense bien!, pero antes de dar crédito a alguien, le aconsejo se siente tranquilamente, se desvista de prejuicios, mire quién, cómo, dónde y para qué lo dice, o al menos intente vislumbrarlo, y luego piense las razones, argumentos y objetivos que se adivinan tras ese pensamiento que presenta...

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Artículo publicado el 7 de noviembre de 2024 en:

 https://www.malagaldia.es/2024/11/07/colonizar-el-pensamiento/

https://aqui.madrid/colonizar-el-pensamiento/

https://xornaldegalicia.es/opinion/colonizar-el-pensamiento-por-antonio-porras-cabrera

https://www.news3edad.com/2024/11/07/colonizar-el-pensamiento/

https://www.galiciadigital.com/opinion/opinion.35452.php

https://www.euromundoglobal.com/noticia/431819/opinion/colonizar-el-pensamiento.html

 

viernes, 1 de noviembre de 2024

Los muertos viven en la memoria de los vivos

 


Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 01 NOV 2024 7:00

 

Nuestro miedo a la muerte se ampara en ese juicio ante un Dios terrible, que nos arrojará al infierno, como hizo con los ángeles malos y rebelados y, por otro lado, a abandonar nuestras bienes materiales…


Camposanto en Cuevas de San Marcos. / A.P.

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En estos días, cuando honramos a nuestros muertos, es bueno y conveniente que nos enfrentemos a esa realidad ineludible. Tomar conciencia de nuestra nimiedad, de lo lábiles que somos, de cuan corto es el tránsito entre la vida y la muerte, nos permite reubicarnos en esa verdad de la que, normalmente, huimos. La muerte, al fin y al cabo, no es más que el punto culminante de la vida, la última etapa, la meta final. Sí, nacemos para morir y lo importante es vivir, porque el bien vivir nos llevarán a un buen morir. La conciencia limpia, la bondad por bandera, el trabajo bien hecho, el objetivo de la vida bien cubierto y, aparte de haber recorrido el camino, haberse nutrido y crecido con ese tránsito, llegar al final en paz con uno mismo y su entorno, sin conflictos internos y con la sensación de haber aprovechado el tiempo que nos dio esa vida para crecer mentalmente. Crecer en conocimiento, mejorando el mundo que nos fue entregado y dejando la herencia a nuestros descendientes en mejores condiciones de las que la recibimos.

Hay credos que hablan de esta vida como un campo donde venimos a cultivar la espiritualidad, a sanar el alma, a limpiar y purgar los pecados o errores cometidos en otras vidas anteriores, hasta llegar a la perfección que nos abra las puertas de una dimensión pura para no volver más. Tal vez sea un cuento chino al amparo de nuestra resistencia a la nada, de nuestra rebelión contra el desvanecimiento, evaporación y muerte, de nuestro egoísmo y soberbia, pero no deja de ser bonita esa imaginación, esa concepción de la vida y de la muerte, que nos palía el sufrimiento que provoca la desaparición. En nuestro mundo judeocristiano, la muerte implica el juicio, con posible tormento eterno (que curioso eso de eterno… no se nos dará otra oportunidad), aunque la iglesia católica ya descartó la existencia del infierno, sigue pesando en nuestras mentes el troquelado infantil de aquella etapa del nacional-catolicismo preñada de amenazas divinas y castigos ejemplares. Tememos a la muerte, al juicio, al potencial castigo con el que se nos aterró en la vida, pero también nos resistimos a abandonar nuestras propiedades, nuestras cosas ganadas con el sudor de la frente, nuestras comodidades materiales y los bienes del entorno. No olvidemos que somos gente de conciencia poco clara, voluble según el caso, sometidos al discurso del pecado y su condena, cargados de dudas sobre nuestra moral y conducta, sujetos a juicios ajenos sobre aquello que hicimos, sin respeto al discernimiento y análisis personal y al libre albedrio… nosotros no definimos lo que está bien y mal, lo definen otros y eso confunde. Dios, y en su nombre sus ministros, marca la pauta del pecado, pero esos ministros son tan hombres como uno, tan propensos al error y a la confusión como lo somos nosotros. De ello han dejado suficiente constancia a lo largo de la historia. Por tanto nuestro miedo a la muerte se ampara en ese juicio ante un Dios terrible, que nos arrojará al infierno, como hizo con los ángeles malos y rebelados y, por otro lado, a abandonar nuestras bienes materiales.

Pero hablemos desde otra perspectiva de la inmortalidad, de la vida eterna, que según los credos es variable y concebible de distinta forma. El ser humano, en general, dentro de su egolatría, se siente como un dios menor que no soporta su desaparición. Pero, en el fondo, no desaparece, deja sus genes, sus enseñanzas, sus recuerdos y sus obras. Eso perpetúa su existencia, da sentido a su vida y trascendencia en distintos campos. Sabido es aquello de que se ha de tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Curioso… tener un hijo: dejar tu semilla, tus genes, tu sangre con su carga proyectiva, con tu trascendencia personal en un nuevo ser capaz de dar testimonio de tu existencia con su herencia genética y su conducta. Plantar un árbol, representa tu alianza con la naturaleza, con el medio ambiente que sustenta la vida que inicia la escala desde el vegetal al animal más básico hasta llegar al hombre, esa especie de reconocimiento ecológico, de contrato tácito entre la madre naturaleza, la Pachamama de la América inca, y el ser humano donde se da esa afinidad que perpetúa la vida en equilibrio. Finalmente, escribir un libro, que no es otra cosa que dejar testimonio de tu paso por la vida, de tu relato, plasmando todo el desarrollo que has realizado, qué viste y viviste, cómo lo entendiste, qué hiciste a lo largo del camino… o, en todo caso, si no hablas de ti de forma directa, lo haces de forma indirecta, aunque sea un testimonio novelado, proyectado en otra historia. El libro es un testamento, un documento que deja constancia a las generaciones venideras de tu paso por la vida.

Recuerdo lo que me decía un paciente, etiquetado de loco en tratamiento con neurolépticos, antipsicóticos, a raíz de sus delirios. “Los muertos viven en la memoria de los vivos, por eso yo no puedo olvidarme de mi madre, por eso voy al cementerio todos los días, para que ella no muera…” Esa certera locura constataba una realidad, la inmortalidad la consiguen los hombres desde su propia trascendencia a otras generaciones. Si saben que exististe, sin duda has existido, pero si no lo saben... sabe Dios si habrás existido.

Al menos una vez al año nos acordamos de nuestros difuntos, les llevamos flores, limpiamos sus tumbas y sus lápidas, le rezas si crees y, si no, te acuerdas de ellos, de sus actos, de su vida y su contacto. Es bueno no perder la memoria de dónde venimos, pues ello nos ayuda a hacer el camino desde esa constelación familiar que marca nuestro sino. El día de los difuntos los cementerios se llenan de vida, de colorido, de luces y de gente que hace revivir al ausente y hacerlo presente con su recuerdo. Tal vez ese día, sea el día en que menos le temo a la parca pues tomo conciencia del corto camino que va desde el parto a la muerte. Al fin y al cabo, entre el nacer y el morir solo hay pasos de esa senda que nos tocó transitar sin ni siquiera pedir que la queríamos andar. Ahora me toca pensar cómo se puede encajar en mi forma de vivir ese objetivo final para poder terminar bajo la influencia de la bonhomía. Me viene a la memoria un estrambote que le puse a un soneto sobre mi bodeguilla, dedicado a la bonhomía, y que termina:

“De esta forma te lleva a la vejez

en paz contigo y pleno de armonía

la dulce carroza de la bonhomía”.

Vida y muerte, y mientras tanto, tránsito digno del camino que lleva hasta el destino final.

Hoy, día 1 de noviembre, visitaré el cementerio de mi pueblo y veré quien vive en la memoria de los suyos y quien ha muerto en el olvido.

 

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jueves, 31 de octubre de 2024

Detrás de toda gran fortuna siempre hay una injusticia

 


Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 29 OCT 2024 7:00


Es un crimen el aprovecharse del llamado mercado libre para amañar precios, la improductiva ingeniería financiera, la especulación en bolsa, etc.


Es un crimen el enriquecerse a costa de otros, el explotarlos, engañarlos... /

RICHARD VOGEL

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Ahora que está tan en boga, como casi siempre, los asuntos de corrupción y el pelotazo económico, los chanchullos, manipuleos, tejemanejes, componendas, engañifas, artimañas, fraudes, estafas y abusos en general, que llenan los bolsillos de unos cuantos privilegiados desde el poder político o económico, cabe una reflexión profunda sobre la moralidad y ética humana.

Quiero hacer mención a Honoré de Balzac, que fue un escritor singular del siglo XIX francés y principal exponente del realismo en la literatura europea. Digo singular no solo por su interesante historia cargada de éxitos y contratiempos, sino por su propia evolución profesional. Cuando murió, su amigo Víctor Hugo pronunció las siguientes palabras: «A partir de ahora los ojos de los hombres se volverán a mirar los rostros, no de aquellos que han gobernado, sino de aquellos que han pensado». Ojalá fuera así, porque el gran valor del ser humano es su capacidad de pensar y obrar en consecuencia.

Para mí uno de sus grandes pensamientos o sentencias de Balzac fue: «Detrás de toda gran fortuna siempre hay un crimen» (si le parece dura la palabra crimen, cámbiela por injusticia). Cuando uno ve lo que está pasando no le cabe la menor duda. Desde un punto de vista moral y de justicia social, es un crimen el enriquecerse a costa de otros, el explotarlos, engañarlos y manipularlos para hacerse con sus bienes y arrebatarles sus derechos con artimañas. En mi último libro publicado sobre aforismos y apotegmas digo que: «Robar no es, solamente, hacerse con lo que ya tiene otro, sino evitar que consiga lo que se merece».

Especulación

Es un crimen el aprovecharse del llamado mercado libre para amañar precios, la improductiva ingeniería financiera, la especulación en bolsa, etc. Es un crimen producir unos zapatos en Vietnam por 10 euros y venderlos aquí por 100. Es un crimen llenarse los bolsillos desde la especulación y no desde la producción. Por eso, cuando veo una gran fortuna, siempre acabo preguntándome: ¿A quién engañó este vendiendo a 100 lo que le costó 10? ¿Cómo especuló para multiplicar, no ya los panes y los peces que son alimento a repartir, sino los millones? ¿Habrá algo más detestable que deslocalizar una industria, llevarla a un país de sueldos infames y mandar al paro a conciudadanos para sacar un mayor beneficio personal, abusando del trabajador extraño, incluso niños, al que no se le otorgan los derechos laborales que merece? ¿Habrá algo más indigno que un político que concede contratos a una empresa a cambio de beneficios propios y de su partido? Se ha globalizado el movimiento de capitales, pero no de personas y de derechos laborales. En todo caso, la ética no es un marchamo del capital y, por lo general, queda ausente de los principios que rigen sus actuaciones. Si consideramos la exigua confianza que queda en la justicia, debería aclarar esas cuestiones… pero la justicia es ciega, no solo para garantizar su neutralidad, también puede serlo para ver lo que le interesa ver, o sea ciega selectiva.

Pero, volviendo al tema, creo que nadie tiene derecho a poseer en esta vida más de lo que fue capaz de crear, con algunas correcciones razonables e importantes. Esa es la mayor garantía de que, de partida, todos somos iguales, nacemos en cueros y evolucionamos según nuestras capacidades. En contrapartida, los Estados deben garantizarnos la cobertura de nuestros derechos constitucionales y humanos: educación, sanidad, vivienda, etc. Pero, aclaremos, capaz de crear se refiere a bienes materiales e intelectuales y recursos que faciliten la vida a los seres humanos y al sostenimiento del planeta.

Porque las diferencias tan terribles entre el pobre y el rico solo pueden venir de un ejercicio rayando en lo criminal bajo un código ético y moral avieso. Este modelo amoral, cuando no inmoral, está haciendo prevalecer los valores codiciosos sobre los humanos. Eso acredita las tropelías y abusos que padecemos y la dinámica de conflicto y confrontación, de guerra, botín, saqueo y despojo que se ejerce desde el poder y la fuerza no solo de las armas sino de los instrumentos que las leyes consienten. A modo de conclusión, la reflexión de Balzac, no deja de hacernos pensar en que el excesivo enriquecimiento es injusto por definición.

Sistema más justo

Dejemos a un lado el mundo de los políticos corruptos y empecemos a mirar a aquellos que nos traen ideas y pensamientos enfocados a cambiar el sistema hacia otro mejor y más justo. Debemos reemplazar a los políticos corruptos y desleales por otros que sean capaces de gobernar desde la moralidad, la justicia social y los derechos humanos. Apoyemos a aquellos que lo hagan desde la ética y los principios de justicia social pensando en los intereses de la ciudadanía. Necesitamos a los que antepongan los intereses generales a los particulares, las personas al dinero, el desarrollo humano e intelectual a lo material. El objetivo de la política ha de ser la felicidad del ciudadano, su evolución intelectual compartida socialmente para facilitar el crecimiento del colectivo conjugando la libre creatividad de cada uno. Esos deben ser nuestros héroes, los que merezcan nuestra consideración y apoyo. Si queremos una sociedad responsable y comprometida con la salvaguarda del ser humano, debemos hacerlo a través de la educación y la concienciación en valores humanistas.

Pero, esperemos que, a estos héroes, no nos los crucifiquen, como hicieron con Cristo los prebostes del poder establecido, tanto en lo civil como en lo religioso, de la Judea romana… Lo importante siempre ha de ser el ser humano y no las estructuras que lo gobiernan, que solo son herramientas para conseguirlo, pues han de estar a su servicio y no al revés.

Para que el mensaje, o la idea, se entiendan desde otra dimensión, la que sustenta el credo religioso de tanta gente, hay una frase: «Todo rico es un ladrón o hijo de un ladrón», que no he conseguido adjudicar, pues algunos se la imputan a San Agustín, otros a San Juan Crisóstomo, o, incluso, a San Jerónimo, pero que tiene su referente en los propios evangelios, Mateo 19, 23-30: «es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos». Entre esta reflexión con sentido religioso y Balzac hay mucha similitud y muestra que el espíritu humano se siembra en distintas campos de cultivo; lo malo es que se insiste en enfrentarlos para que las ideas no cobren tanta fuerza. Un cristiano y un revolucionario están muy cerca, pero dejando de lado la iglesia representada en su jerarquía aliada con el poder y cuestionando el ejercicio de su dominio…

 

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