Opinión | TRIBUNA
Profesor jubilado de la UMA
Publicado en La Opinión de Málaga el 10 FEB 2024 7:00
Me embarga el estupor ante los hechos. Aun sabiendo lo ocurrido a lo largo de la historia, nunca pensé que en estos momentos, a estas alturas de la civilización, con tanto conocimiento y capacidad de análisis, en un mundo globalizado donde las fronteras no resisten el embate de las ondas comunicacionales, pudiera caer tan bajo el ser humano.
Cuando digo bajo me refiero al
atrapamiento en sus instintos más destructivos y letales. Está visto que somos,
y seremos, siempre igual, que la historia no enseña y que las emociones
machacan la razón con argumentos paranoides. Pensaba que la verdad nos haría
libres, pero la verdad es desconocida y manipulada hasta hacernos ver como
verdad a la mentira.
Somos incapaces de discernir y elegir el
mejor camino cuando se nos somete a un bombardeo de ideas o argumentos que, aun
siendo irracionales o, cuanto menos, rechazables ante la simple reflexión,
seguimos cuan borregos al líder fornido que lanza sus proclamas falaces con
fuerza y convicción, con el que nos identificamos y en quien nos proyectamos. O
sea, somos manipulables y, por tanto, manipulados en nuestra opinión.
Pero cuando el líder, a través de sus
ideas paranoicas o tendenciosas, va sembrando desconfianza en la gente y en los
otros pueblos o partidos, creando odios, marcando como enemigos a destruir en
un acto de autodefensa para evitar ser destruidos por ellos, estamos ante el
mal vil de los gobernantes. Pero si, además, usa la violencia y busca la guerra
como forma de resolución de los conflictos, insufla pasiones a su pueblo cuan
Hitler, y otros muchos, en las concentraciones de incondicionales, demuestra
que solo pretenden convertirnos en borregos de rebaño para seguir al pastor,
cuyos fines son inconfesables. El, o los líderes, ponen el odio y el pueblo
pone los muertos y el sufrimiento.
Lanzados por el tobogán de la discordia,
de la escalada simétrica, caminamos irremediablemente hacia la hecatombe, y lo
sabemos. Los responsables del botón rojo que hará saltar el mundo por los
aires, usan su poder como amenaza, y muestran con asertividad su irreductible
voluntad de usarlo si fuera necesario… pero, ¿necesario para qué?, es un
chantaje inhumano universal, pues no se salvará ni el sursuncorda.
Y uno, en su estupor, se sigue
preguntando: ¿Pero qué ha pasado?, ¿cómo se ha permitido que alcancen el poder
sujetos irracionales cuyo valor humano es la imposición de su voluntad para
mantener, o sostener, un imperio a la vieja usanza, pero con las nuevas
tecnologías y conocimientos? ¿No se podría exigir, como virtud esencial del
gobernante, su salud mental para mejor decidir sobre su voto los ciudadanos
gobernados?, ¿puede ser dirigente de un país un paranoico iluminado y
megalómano, desprovisto de emociones y empatía, capaz de encarcelar o mandar
matar a quien se oponga a su voluntad y, además, de destruir y arrasar con
todo?
Hace un tiempo vi a Putin en un estadio,
justificando la agresión a Ucrania, soltando su discurso a sus seguidores,
amenazando a los traidores, como si él no lo fuera con los intereses de su
pueblo… pero no solo es Putin, veo a Milei con la motosierra, a Trump
exhortando a tomar el Congreso, a Kim Jong-un atenazando a Corea del Norte, a
Netanyahu justificando el crimen de exterminio que se está dando en Gaza… veo
mentiras, desinformación por doquier, mensajes estructurados para comer el coco
y sembrar opiniones propensas a su objetivo… en el pasado se vio a Hitler, a
Mussolini o Stalin lanzando su arenga ante sus incondicionales llevándolos a la
debacle de la II Guerra Mundial. No, no aprenderemos. Ninguna idea es buena si
sirve para matar a la gente, para destruir sus casas, para hacerles sufrir,
para arrebatarles la felicidad de las pequeñas cosas que le otorgó la vida y su
esfuerzo. Quien hace eso es reo de lesa humanidad y merece ser juzgado y
condenado por ello.
Pero el borrego, el gregario sometido
incondicionalmente al grupo, dará su vida como forma de enaltecimiento
personal, será un héroe, asesino, por supuesto, pero héroe para los que piensan
como él. Pobre hombre que ha dejado de ser humano para convertirse en máquina,
en herramienta al servicio de intereses ajenos, espurios, de oligarcas y
prebostes.
Veo las bombas y misiles de última
generación, orgullo de la tecnología militar, armas ideadas por gente desalmada
cuyo objetivo es matar a gente desarmada y destruir más que ninguna otra,
arrasar ciudades… caen sobre Ucrania, sobre Gaza, sobre Siria o el polvorín que
es Oriente Medio y otros muchos lugares de menor ‘audiencia’. ¡Qué maravilla!,
qué orgullo ha de sentir el inventor y su dueño cuando ve su efectividad. Creo
que este mundo está dirigido por locos, por la irracionalidad de los intereses.
Lo lógico es que si ha de morir alguien que fueran ellos los que den su vida,
pero no, mueren los inocentes y los abducidos… como siempre ha sido y será.
Mientras tanto sigo estupefacto,
preocupado, sin saber qué hacer pero sabiendo que poco puedo hacer ante esta
gente enferma de alma y mente. La guerra es la guerra, donde ganan los de
siempre y perdemos los demás.
2 comentarios:
Estoy agradecido por la forma en que transformas datos y estadísticas en una narrativa convincente.
Gracias por tus palabras de agradecimiento.
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