He leído por ahí que el papa ha dicho: “El dinero tiene que servir, no gobernar”. Celebro compartir esta frase que, por cierto, ya hace tiempo que la vengo diciendo yo, aunque sea con otras palabras. Pero lo que intento razonar en esta entrada es que nuestros políticos y gobernantes piensan a la inversa, no ponen como elemento principal de la vida y la sociedad al ser humano, sino al dinero y su dominio sobre todo, en un mercado neoliberal sin cortapisas.
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Cuando las cosas van mal, cuando la crisis ataca, lo
que queda demostrado es que se ha de salir de ella mediante una solución
adecuada, pero… ¿adecuada para quién? ¿Se ha pensado en que para ser adecuada ha
de ser justa y humanitaria? Yo creo que no. Esta crisis fue provocada por
quienes pretendían sacar provecho de ella y así lo están haciendo. El asunto
está en lo dificultoso que pueda ser implantar soluciones beneficiosas para
ellos en un sistema democrático, donde se eligen los gobiernos por el pueblo.
Entonces solo cabe engañar al pueblo para que vote un programa que luego no se
cumpla y se pueda justificar ese no cumplimiento, de tal forma que te vuelvan a
votar a pesar del engaño.
Lo cierto es que, en nuestro caso, ya el gobierno
anterior trabajaba a favor del mundo de las finanzas, aunque el presidente, al
inicio de la crisis, demandara, en la misma ONU, el control y abolición de los
paraísos fiscales y otras ocurrencias atentatorias contra el sistema del que se
nutre en la sombra el inhumano entorno del dinero. Por tanto, era de más
garantía colocar un gobierno afín, al que no le chirriaran las decisiones desde
un punto de vista ideológico. Y a ello se pusieron. Ciertamente que Zapatero se
lo puso fácil con su política económica, y derribarlo culpabilizándolo de todo no
fue nada complicado (de algo se podría escapar y algo sería culpa de los conspiradores
en la sombra que movían los hilos económicos de un mundo globalizado, donde
ellos sí tenían el poder de jugar a estrangular la economía de un país si no se
sometía). Él era el mismísimo demonio, con tal fuerza y capacidad, que había
producido la crisis desde el ejercicio de su responsabilidad de gobierno…nos
olvidamos de las hipotecas surprime americanas, de los desfalcos de la banca,
de los negocios sucios y mafiosos del mundillo financiero, etc. El bambi, para
algunos, se había convertido en maléfico y poderoso destructor… una especie
singular de Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Ante esto, la cosa estaba
cantada. Un Rajoy prometedor, que nos sacaría de la miseria y crearía puestos
de trabajo, reflotaría la economía y volveríamos a ser felices una vez
eliminado el maléfico Zapatero… y se le mandó a sus zapatos, cosa lógica dadas
las circunstancias. Algunos pensaban que
aquel señor que había llegado al poder sabía lo que había y, además, lo dijo en
la campaña electoral. Habló de no pasar líneas rojas, de lo que reforzaría, de
lo que no tocaría y de Alicia en el país de las maravillas, de crear puestos de
trabajo, de sanear la economía, etc. Su malévola intención quedó de manifiesto
cuando, ya en el gobierno, empezó a culpar de todo a la herencia recibida como
estrategia que justificara el programa oculto que tenía que aplicar… ¿Pero no
habíamos quedado en que ya la sabía? ¿Cómo
culpa de todo al otro si ustedes andan gobernando en la mayoría de las
comunidades autónomas, que, además, tienen el mayor nivel de endeudamiento? ¿A
quién quieren engañar?
Durante tres años no se
ha resuelto el problema, más bien se ha agudizado. Que no me hablen de
recuperación económica, pues recuperar es conseguir lo que se ha perdido. Que
hablen de frenar o parar la caída libre en la que estamos y que se ha mantenido
durante estos años de su gobierno mediante la estrategia de apretar, casi hasta
ahogar, para soltar antes de las elecciones y ganar votos. (Ese sistema se usa en una técnica
de relajación muscular, llamada relajación muscular progresiva de Jacobson: Tensa el músculo un tiempo, luego lo destensas
y cuando desaparece la tensión se nota la relajación). A mí me suena esto a lo
mismo: Aprieta, económicamente, el cuello, pero no asfixies, después suelta y
el sujeto pensará que lo has salvado… Le has demostrado que tienes el poder de
apretar y la benevolencia al no ahogarlo… Eso sí, para ello hace falta dominar
los medios de comunicación y manipular la opinión pública, despertando
inquietudes y miedos para que al final acabemos diciendo: “Virgencita que me
quede como estoy, esto es inevitable y debemos aceptar lo que el gobierno nos
propone como mal menor”. Mientras tanto
ellos legislan, como en Luxemburgo, para
satisfacer a las multinacionales y aprietan el bolsillo del
contribuyente de a pié para conseguir la pasta que se le ha de pagar a la banco
por los intereses de la deuda pública y para salvarla del abismo en que sus
propios dirigentes, puestos a dedo en muchos casos, la han metido… el “crimen”
económico se premia con la absolución incondicional y sin penitencia. Qué
sarcasmo, aquellos que provocaron la crisis burlando el sistema, andan ahora
asfixiando a los pueblos para su propio beneficio. Resultado: Gana la banca.
Pero no me quiero
desviar. El asunto está en que hay un importante número de gente pensante, con
criterio propio, que no se deja influir por los medios de comunicación que
tienen a su servicio y critican y dan, o proponen, soluciones diferentes. Y
este cabreo general con quienes te han engañado, ayudando a la banca y a las
multinacionales y hundiendo la economía de las familias, provoca que aparezcan
grupos críticos con alternativas que no les interesa a los especuladores
financieros, a los que te prestan a un 10% el dinero que tú les dejas en
depósito sin interés alguno y el que le deja el Banco Central Europea a interés
irrisorio. Rechina también que en este país aún no se haya considerado la
dación en pago ante el impago de la hipoteca. Y entonces llega el cabreo, la
gente sale a la calle y no se soluciona nada mientras se legisla para penalizar
el derecho a manifestarte, o sea, para neutralizar el movimiento de quejas. Ese
movimiento se acaba convirtiendo en partido político y al poder establecido,
que recuerda la alternancia programada entre liberales y conservadores de
Sagasta y Cánovas, solo se le ocurre demonizarlo, acusarlo de populista (la
palabra populista se centra en pensar en beneficio del pueblo) y sembrar el
miedo.
Cuando uno ve que los
partidos políticos están sometidos a poderes y a decisiones que se escapan al
ejercicio democrático y obedecen o se venden a intereses ajenos a la propia
sociedad, engañando en sus programas, corrompidos y anclados en las prebendas
que ellos mismos se otorgan, es normal que acabes pensando que forman una
casta, al igual que es normal que ellos se defiendan para no perder esas prebendas,
sobre todo cuando las ideologías han desaparecido y el espíritu humanista se ha
tirado por la borda en beneficio del dios dinero, mediante la traición al buen ejercicio
del oficio de la política.
Entonces llega Rajoy y dice en Gracia, aludiendo a Syriza:
“Prometer lo imposible genera frustración”.
Solo el cinismo político puede
justificar una afirmación de tamaño
calado, proviniendo de un señor que propuso una cosa y ejecutó otra, lo que en
román paladino es un fraude electoral. A lo mejor es que, aludiendo a su caso y
en un análisis racional, justifica el nacimiento de estos grupos dada la
frustración social que se ha producido ante el incumplimiento de su propio
programa. Eso sí, ahora trabajan para seguir con el engaño, para mostrar que se
han creado puestos de trabajo (no hablan de la calidad y tiempo de dedicación,
ni del nivel de ingresos de las familias que, incluso, trabajando están en la
miseria, ni de la bajada de las cantidades económicas en las cotizaciones de la
Seguridad Social), hablan de luchar contra la corrupción cuando en sus filas es
una plaga que toleran y pretenden que la gente se olvide de la pérdida de
derechos y del incremento de las diferencias entre ricos y pobres. Su discurso,
y el de los otros, es patentizar lo malos y peligrosos que son los advenedizos
porque ellos nos traerán el caos.
Nos engañan como a chinos, tal vez su objetivo sea
que trabajemos como ellos, que ganemos como ellos y que nos sometamos como
ellos… ya no gritan y exigen el cumplimiento de los derechos humanos en China, lo
dejan para que veamos a dónde podemos llegar y, comparativamente, lo bien que
estamos…
La globalización se ejerce mediante vasos
comunicantes para equilibrar el mundo, pero esos vasos los controlan ellos y se
nutren y enriquecen con ello, el equilibrio se busca en la igualdad a la baja,
el flujo que debería enriquecer al explotado del país subdesarrollado se lo
quedan ellos, nuestro nivel baja, pero el de los otros no sube, solo sube el
del mundo financiero hasta adueñarse de todo, han hecho un “shunt” o derivación
para succionar ese flujo desde una entelequia del derecho internacional que
avala la globalización. Cuánta razón tenía Thomas Jefferson cuando decía: “Considero
que las entidades bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que las
fuerzas militares… Si los ciudadanos americanos permiten a los bancos privados
controlar la moneda, primero mediante la inflación, y después mediante la
deflación, la banca y las corporaciones que proliferen alrededor (de los
bancos) despojarán a los ciudadanos de toda la propiedad hasta que sus hijos se
queden sin casas en un continente que conquistaron sus padres y a quienes
pertenece todo lo que haya alrededor”.
Ante el tremendo montaje de control y dominio sobre
la economía europea y mundial que se han organizado, ahora le tienen miedo a
que se funden movimientos contestatarios y alternativos que le puedan redefinir
el sistema o que les exijan la vuelta a la situación anterior en derechos
laborales. Si el ejemplo de Syriza en Grecia prolifera por Europa el
desequilibrio que hay en beneficio de ellos quedará neutralizado y no podrán
seguir con su política de dominio y control del poder de los Estados de la UE. ¿Con
quién se identificará el ciudadano? “El dinero tiene que servir, no gobernar”