Hoy, una vez más, hemos de convivir con la mentira,
con la falacia, de quienes nos creen idiotas, de aquellos que por estar donde
están, por ostentar el poder aquí o allá, se siente con la capacidad de manipular,
con el cinismo de tergiversar, falsear, desnaturalizar, adulterar, corromper y
alterar la verdad. Su verdad no deja de ser una entelequia goebbeliana, es
decir una mentira repetida hasta la saciedad para convertirla en verdad percibida
por quien no quiere devanarse los sesos con su propio pensamiento y
razonamiento, en discernir libremente, leyendo entre líneas y desmontando argumentos
insostenibles.
Miente el político rastrero que sirve a otro señor
que no es quien le vota, el cínico corrupto, el gobierno con su demagogia sobre
la crisis, el periodista vendido, el tertuliano torticero cuando no mercenario
que quiere manipular la opinión pública. Mienten Israel y Hamás en el conflicto, pero
no las imágenes en general que se ven con los muertos y heridos, con la destrucción
y la debacle. Miente y manipula, en función de su interés, todo el que ostenta
el poder y quiere arrimar el ascua a su sardina.
Estamos en un mundo de mentira y manipulación y
ellos lo saben, por eso tienen el poder y el control sobre la información y sus
medios. Las mentes mediocres caerán ante sus “verdades” sujetadas por miedos y
egoísmos, por la indolencia de esas mentes alienadas que solo verán su entorno
inmediato, su bienestar relativo, proyectando frustraciones en el fútbol o en
su credo. Emplean la técnica del palo y la zanahoria… si andas hacia donde
ellos dicen te darán la zanahoria, o sea un pequeño sueldo para poder
subsistir, pero si no lo haces acabarás apaleado… apaleado por la miseria, la
pobreza, el paro, la desigualdad y la injusticia.
Ahora, estamos saliendo de la crisis, nos dicen. Qué
cinismo más aberrante. Nos han metido en ella hasta conseguir que los sueldos
sean una miseria que devengan en ventajas para la empresa y el capital. En todo
caso nos están instaurando en ella definitivamente. Nos vamos a quedar aquí
porque ya no podemos ir más abajo sin que salten las alarmas de la tolerancia
social y la gente se rebele. Nos han dejado caer al abismo sin hacer valer los
derechos constitucionales básicos. Derecho a la vivienda, a la educación, a la
salud, etc. Nos están desmontando el Estado del Bienestar ganado durante tantos
años de lucha y trabajo para entregar las empresas públicas, que son de todos,
a la privada, a las de sus amigos donde serán recogidos y admitidos en sus
consejos de administración mañana, como premio a su trabajo de caballo de Troya.
La masa se controla y tienen medios y conocimiento
para ello. Solo quedarán cuatro chalados que claman en el desierto, pero cuando
empieza a calar el discurso del desencanto y afloran grupos que pueden arrebatarles
el poder, se echan a temblar y solo saben seguir manipulando con sus mentiras
para denostar al contrincante, como está pasando con la cabeza visible de Podemos.
“Podemos” crece y eso es alarmante. Si vieran que pierden el poder,
posiblemente, llamarían a los salvadores de la patria para evitar que el “populismo”
(despectivamente “populacho”) se adueñe de la calle. Mientras tanto dirán que
el pueblo descontento es bolivariano, castrista e, incluso, iraní, en un acto
de desmesura antidemocrática que deja al descubierto su verdadera catadura
política.
Y yo me pregunto: ¿Tendremos que aguantar
estoicamente sus excesos, sus falacias y engaños, sus corrupciones y
manipulaciones? ¿Cuándo se acabarán los Pujoles, los Bárcenas, los EREs, los Fabras
y demás? ¿Cuándo tendremos unos políticos de convicción democrática real que nos representen y dirijan dignamente?
¿Cuándo contaremos con gobiernos que nos digan la verdad, que nos informen de
las cosas como a adultos, que no siembren la sospecha con sus actos, que
cumplan sus programas y gobiernen para el pueblo y no para sus amigos? Tal vez
no los tengamos hasta que no seamos capaces de crearlos, sostenerlos y
controlarlos.
Concluyo con que no se es librepensador si no tienes
la capacidad y la actitud de serlo. Los grandes librepensadores fueron los que
tuvieron una visión humanista del mundo y no ejercieron como gregarios en
grupos de poder, sino que fueron
críticos con ellos dificultando su manipulación. Pensar libremente no solo es
un derecho, sino una obligación del ser humano que viene a este mundo a desarrollar
sus potencialidades a pesar de quienes quieran poner zancadillas y reconducirlos
como un rebaño, bien desde el punto de vista político o religioso.
No estamos muertos: ¡PIENSO, LUEGO EXISTO!
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