La negra sombra, amparada en la
guadaña, se cierne sobre la gente, sobre la clase humilde, que ve ante sus ojos
el teatro incomprensible de la injusticia y el engaño. Desnortados y
confundidos, asistimos al baile macabro de los poderosos, de la Merkel y sus
secuaces que le bailan al son, según el ritmo que ella marca. Ella, la
servidora de la banca y de los intereses del poder establecido, del sistema
capitalista en su más impúdico sentido, dirige con su batuta los actos de los
gobiernos europeos. Es el euro, su moneda, más que la nuestra, el que manda.
Hemos caído en la trampa sin conseguir nada a cambio, sin comprometerla a ella
y su sólida economía en la defensa a ultranza de los intereses generales de la
UE y de su ciudadanía. La UE es una unión económica, de mercado, de
comerciantes y sus intereses. Ante todo, sobreponen el rédito y la usura del salvaje sistema capitalista a
los intereses de las personas. La UE no es la de los pueblos, la de la gente,
es la del capital y de sus interés.
Los rescates son un chantaje que lleva a la sumisión de
los gobiernos a los designios de la banca. Si quieres dinero deberás hacer lo
que ellos te digan, aunque tu pueblo fenezca, aunque el hambre y la pobreza se
cierna sobre la masa ciudadana y lleves a la ruina al conjunto de la ciudadanía.
El dinero se ha de dar, prioritariamente, a la banca, que hizo malos negocios
en la construcción con las hipotecas subprime, para evitar la banca rota, no a
los hipotecados que lo harían llegar a ella, igualmente, por la vía de la
liquidación de la hipoteca. Y uno se pregunta: ¿Por qué no dieron el aval del
Estado a la gente para pagar a la banca sus hipotecas y seguir en sus viviendas
y se lo dieron a las instituciones
financieras que seguían ejerciendo el poder del desahucio sobre el hipotecado? Se
desprende que querían salvar a los poderosos, a aquellos que especularon con las
finanzas, con las inversiones, los que juegan a la corrupción y se aprovecharon
del dominio del dinero, del flujo de los préstamos, de los sueldos millonarios,
de las comisiones y pagos fraudulentos y amorales. Son esos mismos que ejercen
el poder, que son amigos del banquero, del capital y del acaudalado, de los
poderes fácticos que hilan en la sobra la alfombra que les facilite el tránsito
de sus proyectos sobre el cadáver, metafóricamente hablando, de la masa
indefensa. Son la misma cosa. Les han convencido que las ideologías no caben en
este sistema y que han de arrodillarse ante el rodillo del dinero que,
inapelablemente, será el dueño del mundo, el dios al que se ha de servir y ante
el que se ha de morir, incluso, si es necesario.
Aparece y se va instaurando un
nuevo sistema de colonialismo, el neocolonialismo del norte sobre el sur. El
poder alemán, teutónico y férreo, sobre la
mentalidad mediterránea, más volátil y liviana, más lábil y voluble. Tal
vez más humana y menos obstinada, más libertaria y menos disciplinada. La vieja
cultura del Mediterráneo es, para ellos, excesivamente permisiva, indolente y
despreocupada, cuando no holgazana y negligente. El complejo de superioridad
teutón sigue blandiendo su espada para conquistar al mundo inferior, a los
pueblos haraganes del sur que, siendo la cuna de nuestra civilización, se han
quedado anclados en un pasado cuya organización deja mucho que desear para ser
competitiva en este nuevo mundo de disputa desleal entre el capitalismo
comercial y la filosofía de vida más ociosa, que trabaja para vivir y no vive
para trabajar.
La quita. Y ahora, con el asunto de
Chipre, quieren instaurar la quita. Es ladrón el que roba y cómplice el que
legisla para legalizar ese robo. Quitar es sinónimo de robar, de hurtar, usurpar,
estafar, despojar, saquear, confiscar, expropiar, etc. y si eso lo hace un gobierno
democrático está robando a la ciudadanía que le voto y confirmó mediante su beneplácito
a un programa, un contrato de cesión de la soberanía popular para que ejecutara
ese programa de gobierno. En el supuesto que el gobernante elegido no pudiera
llevar a término ese proyecto debería volver a presentar otro y pedir el voto. Si
se ha de hacer una quita que la refrenden mediante unas nuevas elecciones o un referéndum,
pues, de lo contrario estarían robando el dinero al ciudadano que no ha dado permiso
para llevar a término esa actuación con quita incluida. De ello se desprende
que nuestro gobierno está deslegitimado por incumplimiento de contrato
electoral a tenor de sus decisiones.
Se dice que quien roba a un ladrón
tiene cien años de perdón. Pues que le quiten a quien quitó. A aquellos que
hicieron su capital de forma fraudulenta, engañando, y explotando al ciudadano,
a los especuladores de las finanzas, a la banca que produjo la crisis. ¿O acaso
el señor Bárcenas consiguió los millones de Suiza de forma legal, moral y
éticamente hablando? Que no nos vengan con amnistías fiscales que premian al que
oculta capitales, cuando no los distrajo o hurtó de forma más o menos alegal.
No ayudemos a blanquear el dinero, pues eso está considerado como delito.
Hay gente que entiende que la
economía la mueven las empresas y a ellas se ha de dar todo, pero olvidan que en
las empresas quien produce es el trabajador el que implementa la planificación.
Es decir, hay quien antepone los intereses empresariales al ser humano, y quien
entiende que lo importante es el ser humano, lo prioritario es el desarrollo de
la gente y la empresa ha de estar a su servicio. Dos formas contrapuestas de
ver las cosas que son difícilmente conciliables en este momento para dinamizar
la economía. Una es el dios dinero y otra el humanismo, la visión cósmica de
los seres que conforman la existencia y que son la esencia de la vida.
Por lo que seguimos viendo cómo la
negra sombra se cierne sobre nosotros y el futuro de nuestros hijos. Cómo la
apatía hunde a un pueblo al que se siguen distrayendo con el futbol y demás
deportes de masas que solo pretenden alienar y desviar impulsos y emociones
para soslayar los verdaderos problemas que nos aquejan. Juegan con nosotros.
Hay discursos políticos cargados de cinismo que nos quieren hacer comulgar con
ruedas de molino, hacernos ver blanco lo que es negro ocultando la mierda en
medias verdades, cuando no en falacias evidentes. Es patético ver a un gobierno
intentando explicar lo inexplicable, los chanchullos y tejemanejes de sobres, de
los EREs, de extrañas relaciones laborales con sus tesoreros o funcionarios, tipo
Bárcenas y el esposo de la señora Mato,
de sus corrupciones y cambalaches.
Ahora hay que posicionarse. En qué
lado estamos y cuál es la mejor forma de salir, con proyección de futuro y
beneficio para la sociedad, de esta crisis. Yo sigo votando porque el ser humano
está por encima del dinero y no podemos seguir engordando la panza de unos
cuantos a costa de los muchos. El mundo es algo más que cuatro impresentables
que copan las finanzas y el poder económico y empresarial. El mundo somos siete
mil millones de personas, de seres humanos y su entorno ecológico, o sea, el planeta
Tierra.
Luego encuentra uno en internet videos como este, que te dejan estupefacto y meditabundo: