Opinión | Tribuna
Publicado
en el diario La opinión de Málaga el 05 ABR 2025 7:01
https://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2025/04/05/perversa-distopia-plutocracia-116058636.html
Las grandes
fortunas, forjadas por gabinetes o empresas de inversión bursátil, están
alimentadas por información privilegiada o intuición inversora
La independencia de Groenlandia bajo la sombra de Trump / Agencias
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Las bases de la convivencia, fundamentadas
en el respeto a los derechos humanos, el estatus quo, las leyes internacionales
y todo ello bajo una ideología humanista, solidaria y cooperante para imponer y
conservar la concordia, no están de moda. El chantaje y la amenaza, la
especulación y manipulación, cuando no el bulo y la mentira, junto a
actitudes poco decorosas y faltas de respeto a las reglas, conforman un
conglomerado amorfo que reina hoy en la política, tanto nacional como
internacional. La llamada política canalla, sin escrúpulos y carente de ética,
parece que anda marcando estilo, pues ya todo vale para conseguir los objetivos
políticos del partido y sus miembros, que no del Estado. El contrincante no es
considerado un respetable representante de los otros
ciudadanos soberanos que lo votaron, sino un enemigo a batir al que se ha de
eliminar, lo que ubica a la política en una situación de guerra y no en
contienda parlamentaria, donde se debaten ideas y propuestas de solución de
problemas buscando la mejor alternativa. Estamos en un sistemático “me opongo”.
El peligro de esta propuesta es que
si el enemigo es el representante de tal partido, todos sus votantes son, por
extensión, identificados como enemigos, lo que nos induce a una situación
subliminal «guerracivilista», manifestada, inicialmente, mediante el insulto
y la descalificación del contrario, sea de uno u otro partido, y la
desestabilización en la convivencia social. No nos olvidemos de la frase
imperativa: «El que pueda hacer, que haga».
El humanismo como valor básico
Retomando el tema, entiendo que
toda sociedad ha de tener unas raíces que la sustenten, unos principios básicos
compuestos por valores de tinte humanista, que le den sentido a la vida y a la
convivencia, bajo un prisma común, donde se compartan objetivos de acuerdo a
esos principios. Todo ello se ha de enmarcar en unas reglas del juego que, bajo
el espíritu democrático, sean aceptadas y respetadas por todos los habitantes
del país.
Pero últimamente, se está
dinamitando y adulterando el sistema a nivel nacional e internacional,
con la inseguridad y miedo que causa esa ruptura al ciudadano de a pie. El
futuro se presenta como una distopía perversa a caballo de la plutocracia. El
mañana avanza, desde el hoy, de la mano de los tecnócratas y los nuevos ricos,
que allanan el camino hacia un porvenir donde el ser humano deje de ser humano,
para dar paso al nuevo superhombre, cuando no a un Trimalción que se vanagloria
de su riqueza en el mítico banquete. Un sujeto carente de empatía, frío,
ególatra y calculador al que solo le ha de importar el poder y el dominio sobre
los demás.
El control de los resortes
económicos, así como de las materias y otros elementos necesarios para
establecer el dominio sobre la futura sociedad, es el campo de batalla. Ahora
vamos por las llamadas tierras raras, tan vitales para el desarrollo de las
nuevas tecnologías, caiga quien caiga, muera quien muera. Al fin y al cabo qué
más da, “si han de morir igual” antes o después, como decía la insigne y
conocida baronesa.
La ceremonia de la confusión
El bochornoso espectáculo vivido en
el Despacho Oval, recibiendo Trump a Volodímir Zelenski en una especie de
encerrona, ha roto todos los protocolos de la diplomacia faltando al respeto al
representante de un pueblo soberano. El Presidente, rodeado por sus acólitos,
exhibía un matonismo de colegio, mientras sus acompañantes apostillan al
jefe con su actitud amenazante y su personal aprobación.
Para muchos ciudadanos de EE. UU. y
de otros lares, el Despacho Oval era un sagrado lugar donde se ejercía
el poder norteamericano desde la diplomacia y el respeto, aunque ello
fuera cuestionable, al menos se guardaban las formas. Ese espíritu está siendo pisoteado
por modales impropios asumidos por un populismo supremacista. Es, cuando menos
sorprendente, ver al presidente sentado en su trono junto a Elon Musk, con su
hijo a horcajadas sobre sus hombros, dirigiéndose con total irreverencia al
nuevo “Cesar”. También fue profanado el Capitolio, como espacio emblemático,
cuando fue asaltado hace cuatro años por energúmenos seguidores de Trump,
violando el sagrado lugar como casa de representación del pueblo. Estos dos
actos, además de significar la denigración de la democracia, son
premonitorios de lo que se avecina… de lo que ya anda por aquí.
Y es que las cosas están cambiando
de la mano de los oligarcas que acceden al poder de forma políticamente
irracional, confundiendo la gestión de un Estado con una empresa privada y las
relaciones internacionales como las de un mercado gobernado desde un
neoliberalismo fundamentado en el darwinismo social, donde el poder se impone
al acuerdo sin consenso. Las técnicas de negociación han cambiado. Ahora prima
la agresividad verbal, la descalificación y la amenaza como forma de
sometimiento, incluso, del propio aliado.
La política ha de ser una vocación
de servicio
Siempre se ha dicho que la política
la han de hacer aquellos que la entienden como una vocación de servicio
a la sociedad, desde una ideología, sea de uno u otro signo, enfocada al
bien común. El proceso de deterioro político es incuestionable, la corrupción y
el nepotismo es innegable, pues siempre fueron una constante en el ejercicio de
la política; por lo que se ha de combatir como un problema estructural y
crónico. También es irrebatible que se ha producido una gran desafección, a la
que no son ajenos los políticos, que deberían ser máximos exponentes en la
defensa de la política honesta y la democracia como forma de canalizar la
soberanía popular. Ello hace que, en lugar de ejercer esa soberanía popular, o
sea el derecho al voto, de forma responsable para neutralizar el desvío de la
política como servicio, gran parte de la ciudadanía se entregue a cantos de sirena
que prometen un nuevo orden mundial, pero no dejan claro a costa de qué, ni
el costo social y político para la población soberana, o en
qué consiste ese nuevo orden, que asoma con las orejas de lobo.
Estrategias para un futuro no
lejano
Las estrategias que venimos
observando, que se han de leer entre líneas, están enfocadas a un futuro nada
lejano. Con la crisis climática, tras el deshielo, aflorarán nuevos territorios
ricos en materias primas, como las referidas tierras raras, tan necesarias para
el desarrollo de las nuevas tecnologías. China ya las tiene, pero también
podría competir con Rusia por la extensión siberiana con quien limita y hay
litigios territoriales no resueltos. Luego existen espacios poco definidos como
Groenlandia, que siendo territorio danés, es susceptible de
considerarse como zona a descolonizar, o la castigada Ucrania, pieza fácil
dada la guerra y la necesaria negociación que se requiere para alcanzar la paz…
a río revuelto ganancia de pescadores. Aquí, los EE. UU. están rompiendo la
baraja y amenazan con anexionarse Groenlandia, incluso Canadá, para la mayor
gloria y riqueza de Trump y los suyos, todo ello creando un conflicto, incluso,
con sus aliados clásicos.
La bolsa es el juego de los
pudientes
Para concluir, no podemos obviar
las estrategias de enriquecimiento especulativo que se vienen observando. Hay
que diferenciar entre economía productiva o real, que es la que produce bienes
y servicios para el mercado, y la economía especulativa que hace referencia a
operaciones comerciales que se practican con mercancías de valores,
o bienes, esperando sacar provecho en el mercadeo de la bolsa, incluyendo las
criptomonedas. La bolsa es un lugar de pura especulación y, si se consigue
controlar sus movimientos, la ganancia está garantizada jugando con sus
altibajos.
Las grandes fortunas, forjadas por
gabinetes o empresas de inversión bursátil, están alimentadas por información
privilegiada o intuición inversora basada en otros cálculos de trading
algorítmico. Así, mientras que un trabajador puede morir en el tajo y
no se hará rico jamás, un inversor desde su casa y sin despeinarse puede
alcanzar la riqueza mediante el juego de la bolsa, pero la política económica
no puede ser un juego especulativo basado en la injusticia. Decía Balzac que “detrás
de toda gran fortuna siempre hay un crimen”, habrá que ver cómo se han
generado las grandes fortunas y hacia donde nos llevan los oligarcas y su
plutocracia…
Sobre los aranceles mejor hablamos
otro día. La inestabilidad que crean puede llevar al caos económico con
cuantiosas pérdidas en diferentes frentes. De momento la incompetencia de Trump
y su irracional actuación están minando las bases del mercado global, escala la
tensión y abre puertas al conflicto. Estamos en un proceso homeostático del
sistema de imprevisibles consecuencias.
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